UNAS LÍNEAS POR ARISTÓBULO

Tras el fallecimiento de Aristóbulo Istúriz, amigo y compañero de tantas batallas durante la Revolución Bolivariana se han dicho muchas cosas. Se han dado discursos desde el poder, por parte de un gobierno que hace tiempo le dio la espalda al pueblo; se han dicho cosas horribles, desde el odio y la impunidad que facilitan las redes sociales, sobre todo, twitter; y, otros pocos han expresado y escrito sus propias opiniones acerca  del profesor, así como, sus sentimientos hacia su persona.

A la distancia, desde el exilio que me mantiene separado de mi patria, quisiera recordar mi propia experiencia de trabajo y lucha junto al amigo y hacer justicia a su trayectoria. 

Lo primero que deseo, es expresar mis condolencias y solidaridad a su esposa Dianora y a su hija, hacia las cuales siento afecto y respeto.

El Aristóbulo Istúriz que me viene a la mente al enterarme de su partida, es aquel diputado que salió, de manera audaz, en defensa del Comandante Chávez y de los militares rebeldes del 4 de febrero, ante los destemplados gritos de “muerte a los golpistas” de los entonces diputados de la bancada oficialista de la IV República.

Su elección en 1993 como alcalde del Municipio Libertador, fue la primera señal del pueblo a favor un cambio político, a raíz del “por ahora” del 4 de febrero. Se derrotaba por primera vez al bipartidismo en la capital y de esta manera, se iniciaba un periodo de flujo y movilización popular y todos los que veníamos de distintos caminos, Aristóbulo de la “Causa R”; y, luego, del “PPT”; mientras que nosotros del PRV; y, luego, de la “Esperanza Patriótica”, asi como muchos otros, nos fuimos encontrando en torno a la propuesta y la figura del Comandante Chávez. 

Recuerdo la postura valiente de Aristóbulo, ya siendo Ministro de Educación del presidente Chávez, ante el golpe fascista del 11 de abril, y las siguientes horas de persecución y represión que todos vivimos ese infausto 12 de abril, –en ese momento, yo era presidente del Ente Nacional de Gas (ENAGAS) y Director Externo de la Junta Directiva de la PDVSA presidida por el Dr. Gastón Parra Luzardo–. El rumor difundido por RCTV era que Aristóbulo había sido asesinado, dejando entrever las intenciones de los grupos armados que andaban a la caza de Chavistas. Aristóbulo fue de los pocos dirigentes que nunca se escondió en esas horas aciagas, siempre se mantuvo en la calle y ejerció un rol activo en la recuperación del Palacio de Miraflores el 13 de abril, arengando al pueblo a las afueras, para luego ingresar al mismo, e informar desde adentro, que el presidente Chávez volvería pronto. Esta actitud de Aristóbulo frente al golpe de Estado, tiene para mí una importancia capital, porque con ella demostró su valor y la lealtad hacia el pueblo y hacia el presidente Chávez.  

Luego del golpe, coincidimos como ministros del gobierno del presidente Chavez en 2002, en momentos duros, de desestabilización y violencia en la calle. Él como Ministro de Educación; y, en mi caso, como un joven Ministro de Petróleo. Estuvimos juntos en la batalla por la derrota del Sabotaje Petrolero, él siempre apoyándonos, junto a José Vicente, Alí Rodríguez y los más cercanos, quienes entendieron que estábamos en una lucha decisiva por la soberanía y las posibilidades de avanzar en la Revolución Bolivariana. 

A partir del año 2003, trabajamos estrechamente en el desarrollo de las Misiones Sociales. Él, junto al Capitán Eliécer Otaiza, al frente de la “Misión Robinson”, encargada de la alfabetización con el plan “Yo sí puedo”, y yo al frente de la de educación media, la “Misión Ribas”.

Aristóbulo, como Ministro de Educación, tomó el testigo de la “Misión Robinson” de manos de Eliécer Otaiza, quien había hecho un importante trabajo inicial. Aristóbulo sumó a dicha Misión, toda su experiencia política y logró sobreponerse a la burocracia del Ministerio, lo que describe muy bien Marcos Luna en su artículo “Aristóbulo y el Gran Leviatán”. El acto donde Aristóbulo, en octubre de 2005, le entrega al presidente Chávez la bandera de Venezuela como símbolo de “territorio libre de analfabetismo”, como lo había declarado la ONU, fue uno de los éxitos concretos de toda la ofensiva de las Misiones Sociales que iniciamos luego de la derrota del Sabotaje Petrolero y del inicio de la distribución popular de la renta petrolera.

En nuestro desempeño al frente de la “Misión Ribas”, siempre contamos con el apoyo decidido de Aristóbulo, quien puso a disposición de la misma a sus equipos técnico-políticos, para garantizar que la programación y el contenido que impartíamos se ajustaran a los emitidos y avalados por el Ministerio de Educación venezolano. Los “Vencedores” de la “Misión Ribas”, que estudiaban en más de 24 mil espacios habilitados y equipados por PDVSA, se graduarían de “bachilleres integrales” y podrían continuar sus estudios en nuestros institutos técnicos o nuestras universidades; y, también, en la Misión de educación universitaria, la “Misión Sucre”. 

Para el año 2014, cuando culminaron mis responsabilidades al frente del Ministerio de Petróleo y de PDVSA; y, por ende, al frente de la “Misión Ribas”, habíamos logrado graduar a un millón de vencedores, bachilleres integrales, revelando otro éxito palpable de la política de inclusión de las Misiones Sociales del presidente Chávez.

En el ámbito político, cuando en 2007 el presidente Chávez llama a la creación de un partido único de la Revolución y se crea el PSUV, ante la negativa del PPT de acompañar a Chávez en este propósito, recuerdo que Aristóbulo se separó de su partido y se vino con nosotros en ese intento de constituir un partido revolucionario, que fuese el garante de las conquistas políticas, económicas y sociales de la Revolución Bolivariana, el partido de Chávez.

En el 2012 recuerdo que yo volvía de una reunión de la OPEP en Viena, y el Presidente Chávez me llamó, cuando aún estaba volando, para decirme que me esperaba en una actividad con PDVSA organizada en Anzoátegui; por lo tanto, aterricé directamente en Barcelona para acompañar al Presidente en un acto de revisión del proyecto de “Conversión Profunda” en la Refinería de Puerto La Cruz, un proyecto emblemático para la industria, porque era la primera vez que usaríamos tecnología propia, HDHPLUS, desarrollada en INTEVEP, para procesar los crudos pesados y extra pesados que estábamos produciendo de manera incremental en la Faja Petrolífera del Orinoco, cuya producción, al cierre de 2013, llegó a alcanzar 1,27 millones de barriles día. 

Luego del acto, el Presidente me pidió que lo acompañara en el carro hasta el aeropuerto para comentar cosas y para que le informara el resultado de la reunión de la OPEP. Fue allí, donde me dijo que él había decidido apoyar la postulación de  Aristóbulo como candidato del PSUV a la gobernación del Estado Anzoátegui. Yo venía de ser el vicepresidente del PSUV en oriente y los trabajadores de PDVSA eran una fuerza político-social determinante en el Estado. Le manifesté al presidente que, por supuesto, yo apoyaría sus decisiones y que Aristóbulo me parecía un buen  candidato, con un importante perfil político probado en batalla. Le brindamos todo el apoyo político posible, era el candidato de Chávez y la revolución.

Esta decisión del presidente Chavez nunca fue aceptada por el gobernador saliente Tareck Willian Saab, quien consideraba que se trataba de una conspiración nuestra y de PDVSA en su contra, así como de alcaldes y líderes del partido en el Estado. Realmente Chavez había tomado su decisión de acuerdo a sus propias consideraciones y de las recomendaciones que le hacían los que gobiernan hoy día, quienes sí incidían de manera activa en las postulaciones de candidatos del PSUV a lo que fuese.

Para nosotros lo importante contar en el estado Anzoátegui y Monagas, asiento de las mayores áreas de producción de petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco, con gobernadores capaces de acompañarnos en el plan de desarrollo que teníamos para la Faja Petrolífera del Orinoco, tanto el petrolero como el no petrolero: desarrollo de infraestructura, viviendas, servicios, la organización y fortalecimiento del poder popular, de los trabajadores y el establecimiento de nuevas relaciones de producción en todo ese vasto territorio. El desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco, abriría caminos para la construcción del socialismo y Aristóbulo nos ayudaría de manera decidida en este propósito.

El compromiso entusiasta y consciente de Aristóbulo -ya como gobernador electo- con el desarrollo de oriente y de la Faja, demostraba su agudeza política, pues entendía que nuestra avasallante presencia y fuerza en la región era una ventaja extraordinaria con la que contaba para el desarrollo del estado, que no se trataba de espacios de poder ni de protagonismos, sino de hacer una verdadera revolución. Él  compartía los objetivos estratégicos y el propósito de nuestro trabajo, como empresa petrolera subordinada al Estado y al servicio del pueblo. Era la PDVSA “Roja Rojita” a la cual Aristóbulo siempre apoyó.

Caro nos costaría a nosotros y a los dirigentes y trabajadores del PSUV y PDVSA en Anzoátegui, la lealtad y el apoyo a las decisiones del presidente Chávez. Una vez que se iniciara la persecución del madurismo en contra de los trabajadores de PDVSA, el recién designado  Fiscal General actuaria con especial saña en ejecución de su propia y muy personal vendetta.

Ya en el 2013, una vez que asumió la presidencia maduro, fue Aristóbulo el primero que me expresó su preocupación en una larga conversación que tuvimos en Puerto La Cruz, con respecto a la correlación de fuerzas en torno al nuevo gobierno; y, sobre las amenazas que se cernían en mi contra y en contra de PDVSA. Él reflexionaba con su extraordinaria agudeza que, de concretarse esa “razzia” en contra nuestra, toda PDVSA se vendría abajo y con ella, nuestra economía y conquistas sociales.

La última vez que conversé con Aristóbulo fue en su oficina de Vicepresidente de la República; allí me manifestó, con precaución al hablar, que muchas cosas habían cambiado, que se habían desatado los “alacranes” de los que hablaba el General Müller Rojas. Me dijo que él, como Vicepresidente, no podía expresar sus opiniones o preocupaciones, ni podía resaltar en sus gestiones políticas, pues ello generaba celos o simplemente, no le estaba permitido. 

Me despedí del amigo con la sensación cierta, –confirmada en cada uno de los pocos viajes que pude hacer a Caracas siendo Embajador Permanente ante la ONU–, que la correlación de fuerzas y la situación política del país había cambiado totalmente, tal vez de manera imperceptible para quienes estaban subordinada a la dinámica interna, pero de manera muy clara para los que ocupamos altos cargos de responsabilidad al lado del presidente Chávez. En ese momento, ya los Chavistas en el gobierno éramos una minoría extraña, y cada vez más incómoda y era cuestión de tiempo que la élite que se había apropiado del poder, nos persiguieran e hicieran a un lado. 

En los meses siguientes al asesinato del presidente Chavez, no nos percatamos, imbuidos en el dolor por su ausencia y sujetos a una manipulación en torno a la “disciplina y unidad” ante la violencia de la derecha, que el Chavismo sería desplazado, perseguido o silenciado, como efectivamente sucedió, para dar paso a las fuerzas del madurismo que acabarian con la posibilidad socialista. 

Vaya todo mi afecto y respeto por la memoria de nuestro querido Aristóbulo, el del 13 de Abril, el leal a Chávez, el Ministro de la alfabetización, el Gobernador del pueblo, el amigo de PDVSA y de sus trabajadores.