fbpx
ActualidadEl bloqueo es una excusa…

El bloqueo es una excusa…

¿Qué pasó el 2013 y el 2014? Las elecciones parlamentarias el 2015

El 5 de marzo del 2013 muere Chávez envenenado y el 19 de abril de ese mismo año Nicolás Maduro se juramentó como presidente de la República Bolivariana de Venezuela tras haber sido proclamado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) vencedor de las elecciones celebradas el 14 de abril. Fue un año de protestas y guarimbas de la derecha debido al resultado de las elecciones y de conspiraciones empresariales, las cuales calificó Maduro de “guerra económica”. A pesar de eso, Nicolás Maduro, lejos de enfrentar las acometidas de los capitalistas de la “guerra económica”, con más socialismo, como le correspondía al líder heredero de la revolución, su primera reacción como presidente fue pactar con el enemigo, acercarse a los empresarios, concederles espacios y dinero, quizás creyendo que así se calmaría los ánimos, la “reacción” de la derecha. Pero la barracuda capitalista no perdona a los temerosos y lo mordió: los empresarios honestos se robaron el dinero, paralizaron la producción, financiaron con ese mismo dinero las guarimbas y se pusieron altaneros, lanzando manotazos en su propia cara. Lo hecho y deshecho por el madurismo en ese primer año sería el signo de la restauración del capitalismo, y de la renovación del juego democrático burgués, emplazando al chavismo a conquistar la “paz de los bobos”.

Luego de la muerte de Chávez en el 2013 – un duro golpe para el pueblo chavista – lo correcto para los herederos hubiera sido investigar las causas políticas y físicas de una muerte atroz, como fue la de Chávez; denunciar la conspiración imperial como la causa de ese horrible asesinato. Sin embargo no se hizo ni la investigación ni la denuncia. En cambio, lo que sí se hizo en ese momento fue falsificar el Plan de la Patria de Chávez, el mismo que presentó y explicó su autor en el CNE en noviembre del 2012.

En los primeros meses de ese año 2013 apareció encartada en el diario Ciudad Caracas (dirigido por Jorge Rodríguez) una versión chimba del Plan de la Patria de Chávez, editada en un panfletico rojo, mutilada de su “presentación” original (redactada por Chávez) y adulterada, con claras sustituciones al texto original en temas muy específicos y convenientes: introducción, ambiente, economía, volteando su sentido a favor de la explotación privada, de la empresa privada, con fórmulas liberales redactadas en forma de ley, es decir, con el estilo demandante de una ley –Estas distorsiones y cambios sería lo que luego llamaría “actualizaciones” Ricardo Sanguino (presidente del BCV), en un momento que fue pillado en falta admitiendo los cambios, sin embargo cuando se publicó el Plan falsificado (al principio del 2013) no había transcurrido un año de la publicación del Plan original, o sea, no había qué actualizar nada porque se supone que nada había cambiado. Más adelante, el 4 de septiembre de ese mismo año se convierte esta versión falsa (de lo que fue redactado en principio como un programa de gobierno, un “plan de acción política” a cumplirse en 6 años) en “Ley del Plan de la Patria”. No obstante, ni siquiera así, la “Ley del Plan de la Patria” podía llegar a ser una “actualización” del plan original, por el tiempo transcurrido entre uno y otro (¿actualización de qué, de un plan que nunca se llevó a cabo?, ¡felonías y mentiras maduristas!).

Está claro que el falso Plan de la Patria fue concebido antes de la muerte de Chávez, que la “actualización” de Sanguino no era otra cosa que la conspiración madurista, y que esta avanzaba en paralelo a la conspiración gringa y de la derecha escuálida: “Muerto Chávez, y el vivo al bollo”.

Gobernar para la clase media.

Para entender la derrota madurista del 2015 en las elecciones parlamentarias hay que saber cuál fue la causa psicológica y espiritual que la provocó. El 2014 fue el ensayo madurista de intentar hacer un gobierno de “todos” y para “todos”, es decir, para pobres y ricos, y comenzó convocando a los empresarios a Miraflores y hacerlos parte de su gobierno, para convertirlos en su principal aliado, y a la vez mareando a los trabajadores y al chavismo con el cuento de que “en Venezuela cabemos todos”, ricos y pobres, explotados y explotadores.

Antes de referirnos a este desastre de cálculo político, hay que recordar que, justo cuando muere Chávez éste estaba decidido a radicalizar la revolución, dar un “golpe de timón” en el gobierno socialista. Su programa de gobierno, el Plan de la Patria, fue concebido con ese propósito, el de alcanzar el “punto de no retorno” al capitalismo. Luego de la campaña del 2012, que terminaría de matar al candidato, el chavismo quedó conmocionado con ese sacrificio personal, estaba dispuesto a todo por él por la revolución, hacía tiempo que lo unía una voluntad de cambio, quería ser sorprendido cada semana por alguna decisión de gobierno valiente, radical, para “aleccionar” a los conspiradores: enterarse de una nueva confiscación, un cambio radical en el manejo de las empresas del Estado, en el gabinete de ministros medrosos o tramposos; todos queríamos ver a Chávez explicando y develando trampas en las reuniones de gabinete televisadas (el caso de Nóbrega, de Loyo, de Jesse Chacón, son algunos ejemplos). Chávez empezó a requerir de sus ministros que se preguntaran siempre “dónde está socialismo” en cada una de sus propuestas, solicitudes y decisiones (¡“dónde está el socialismo en eso Jaua”!…). Antes de morir Chávez el chavismo experimentaba un estado de ebullición emocional y política y eso lo sabía el imperio y lo supieron los conspiradores internos; por un lado, había que deshacerse de Chávez, y por el otro, bajarle la intensidad a la revolución, a sus “excesos”, como dicen ahora. Pero muere el comandante y no se investiga su muerte… más bien se falsificó su “plan de acción política”, que el comandante había legado al futuro gobierno.

Fue así como Maduro quiso frenar ese entusiasmo después de la muerte del comandante, bajar la intensidad en el chavismo despertando el espíritu “clase media” latente en cada pobre, en un pueblo pobre emocionalmente debilitado, perplejo por el dolor, y comenzó a estimular en todos, desde los más “pelabolas” hasta los menos, el consumo y el consumismo, a subrayar la importancia de “ascender” en la pirámide social, de “tener sus cositas”, su televisorcito, su casita, sus carritos chinos e iraníes, “línea blanca”, el ¡Dakkazo!; a raspar las tarjetas de créditos con los dólares preferenciales y baratos, hacerle ver a la población trabajadora y pobre que podía “aspirar” de forma individual y egoísta a una vida “mejor”, por encima de la conciencia social, de la solidaridad, del entusiasmo del deber social que había forjado a duras penas Chávez esos últimos y dramáticos años de su vida.

Miraflores empezó a olvidar la revolución pero al mismo tiempo pensar en cómo prolongar el gobierno de los conspiradores maduristas, descubiertos en los resultados de las elecciones parlamentarias del 2015… Pero ese es otro cuento: el del 2016, el del felón Herman Escarrá, del “parapeto” de la constituyente madurista con sus “leyes constituyentes o constitucionales”.

El año 2014 combina una actitud política demagógica, ofreciendo al pueblo chavista ascenso social, la salvación individual y egoísta, con una serie de decisiones económicas liberales; liberación de precios (o “sinceración de precios”, para disimular), estímulos a las grandes inversiones privadas y a los llamados emprendimientos, a través de los novedosos “11 motores para el desarrollo productivo”, donde se repartieron muchos dólares a empresarios de maletín, testaferros, a Lorenzo Mendoza, y a muchos burócratas por debajo de la taquilla. Este modelo de los motores (ya son 18) ha servido hasta hoy, de excusas para redirigir la renta petrolera del pago de la deuda social y el proyecto socialista hacia los mismos empresarios ladrones de siempre, hacia el bolsillo de los más ricos y los aventajados aventureros del gobierno, olvidando la inversión social, dejando a un lado el plan chavista socialista.

El “nuevo modelo” madurista, lejos de contener el avance de las conspiraciones aceleró el acecho capitalista. Con un pueblo chavista roto, buscando cada quién su propio provecho, y un gobierno sin fuerza y sin espíritu, incapaz de ofrecer ningún tipo de contrapeso político y económico, los empresarios, libres de presiones, comenzaron ellos a imponer las reglas, a “desaparecer” los productos, los mismos empresarios convocados por Maduro comenzaron a abandonar sus galpones y plantas de producción e irse a invertir afuera el dinero que se robaron adentro, que les dio Maduro en Miraflores (el mismo “capital” que luego Farías los emplazó a que lo “repatriaran” ¡como capitales legítimos!)… y con el cual comenzaron a financiar las ulteriores conspiraciones.

Ya para el 2015, maduro, a través de una ley habilitante, intenta formalizar o hacer cada vez más “legal” su política neoliberal con el “decreto ley de regionalización integral para el desarrollo socio productivo de la patria”, donde se prefigura (se comienza a redactar) la posterior Ley Orgánica de Zonal Económicas Especiales del 2022, o sea, se bosqueja la ley de las “maquilas” maduristas, las cuales (estas zonas especiales), ya desde entonces eran ilegales y (todavía lo siguen siendo) inconstitucionales, por la violación de leyes (chavistas) fundamentales, como la ley del trabajo, de hidrocarburos, del ambiente, y todas las leyes y normas impositivas, de aduanas, el ISR o impuesto sobre la ganancia …¡cargando en los trabajadores el peso impositivo, que deberían pagar los explotadores, mediante el cobro del IVA o impuesto al consumo!

También el 2015 fue el año de las “ollas vacías”, la escasez promovida por la misma empresa privada que recibía dólares. fue otro año de guarimbas y conspiraciones financiadas con los mismo dólares otorgados por el gobierno de Maduro, fruto del desastre político de haber reculado frente a la llamada “guerra económica”, en vez de avanzar con más fuerza y voluntad socialista – de ir “en contra de la lógica del capital”, de combatir estimulando a la masa chavista a pelear, dando ejemplos de valentía revolucionaria, de coraje, de trabajo; mediante el fortalecimiento de la propiedad social, de las empresas socialistas, apoyando la producción socialista; dándole poder y orientación a los trabajadores y al pueblo chavista para mejorar la producción, la educación, entusiasmando al pueblo trabajador a luchar por lo que es de todos y para todos por igual…; había que decirle al chavismo que toda revolución socialista supone una “guerra económica”, y que el capitalismo es en sí mismo una “guerra económica” que libran los propietarios en contra de los trabajadores expropiados, que de eso se trata la revolución, de pelear en una guerra. Pero no se hizo –…. Al contrario, se le dio más ventajas y más dólares al enemigo a través de los “motores productivos” y en toda clase de eventos públicos, publicitados como “progreso económico”, ferias-exposiciones seudoindustriales, círculos de negocios donde se subastan los recursos del país, eventos que han servido de excusas para repartir de nuevo la renta petrolera entre los mismos empresarios parásitos, la burguesía revolucionaria y burócratas nuevoricos engendrados por el madurismo.

En esta situación, en este bajón moral y espiritual, el chavismo desengañado, el 7 de diciembre del 2015 no fue a votar, y los que votaron lo hicieron por los contrarios o mal; no quiso saber más de Maduro y su política de promesas vacías, de mentiras; la inflación se tragó en poco tiempo sus ilusiones y esperanzas. Una parte de esa masa no votó a conciencia, en protesta al abandono de la revolución y del pueblo, lo que puso en alerta al gobierno y cuidar su cambur. El madurismo, llamado chavismo, “se enfrentó a un escenario inédito: perdió y lo hizo incluso en el 23 de Enero, en Caracas, donde reposan los restos de Hugo” – dice una noticia de entonces –. La conmoción dentro del gobierno fue tal que hubo dentro de él quien acusaría (¿Pedro Carreño, Jesús Farías?, no lo recordamos) al mismo chavismo de “pueblo traidor”.

Esto sucedió mucho antes de las famosas sanciones y del bloqueo. Las primeras sanciones no sirven de excusas al mal gobierno de maduro porque éste comenzó desde el mismo 2013 hasta hoy, y las otras aparecen en el 2015, y fueron sanciones puntuales impuestas contra siete funcionarios, acusados de violar los derechos humanos y cometer actos de corrupción, “Estamos comprometidos por hacer avanzar el respeto por los derechos humanos, al proteger las instituciones democráticas y el sistema financiero de EEUU de los flujos financieros ilícitos de la corrupción pública en Venezuela» – dice una nota de prensa del gobierno de EU –. Estas fueron las primeras sanciones hechas por Obama, en el 2015, sin embargo, ya en esa fecha Maduro había abandonado a Chávez y a la Revolución, apostando por la economía privada y el capitalismo, por el Shock neoliberal que los llevó a la derrota electoral de ese año y que hoy nos lleva ¡a todos! al matadero… ¿Y el bloqueo?, otra excusa para arrearnos dóciles al matadero capitalista.

¡NO HAY EXCUSAS PARA LOS TRAIDORES!, ¡CHÁVEZ ES HISTORIA, Y LA HISTORIA LO ABSOLVERÁ!

PODCASTS - Lo más reciente

VIDEOS - Lo más reciente