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ActualidadLos culpables de las colas de la Gasolina

Los culpables de las colas de la Gasolina

La llamada Teoría de las Colas de Kraup, definida matemáticamente hace 110 años, establece que las colas son el resultado de una deficiente operación al momento de ofrecer un servicio a un número determinado de individuos. Es posible que, en los próximos años, investigadores venezolanos desarrollen una revolucionaria teoría de las colas, en función de la amplía experiencia en largas filas a la que nos ha sometido el peor gobierno de nuestra historia republicana: el gobierno de Nicolás Maduro.

Sin embargo, aunque todas las colas generan indignación y molestia, recientes declaraciones de dos constituyentes «expertos petroleros» nos facilitan abordar, basados como es nuestra costumbre, en las cifras oficiales de PDVSA, el Ministerio de Petróleo y la OPEP, el fenómeno de las colas para surtir gasolina en el país con las mayores reservas de petróleo en el mundo. ¿Por qué en todo el país (excepto Caracas) hay que hacer colas por horas e incluso días enteros para poder surtir gasolina? ¿A qué se debe esta deficiencia? ¿Cómo se puede solucionar? ¿Hasta cuándo se tiene que soportar? Son preguntas de relativa complejidad, cuyas respuestas deberían generar un debate nacional sobre la situación en el sector de los hidrocarburos en el país.

En primer lugar, es necesario aclarar que el suministro de gasolina en el país está planificado para realizarse por áreas geográficas. El Complejo Refinador de Paraguaná (Amuay y Punta Cardón) garantiza el combustible de las regiones andina y occidental, la Refinería El Palito (ELP) puede garantizar el combustible de las regiones central y capital, y la Refinería de Puerto La Cruz (PLC) puede garantizar el combustible de las regiones oriental, insular y Guayana. Es importante mencionar que las capacidades de diseño de estas refinerías superan con creces la demanda nacional, generando un superávit de combustible para ser exportado. Con esto en mente, analicemos algunas cifras.

En noviembre de 2017, PDVSA entregaba al mercado interno de combustibles, 6 millones de barriles mensuales de gasolina, de los cuales 5.7 millones (85% de la gasolina entregada) eran producidos en el país, en las refinerías antes mencionadas. La importación de gasolina, fundamentalmente desde Curazao (generada en una refinería operada por PDVSA), era producto de varios aspectos: el recorte de producción petrolera acordado por la OPEP, que dejó a Venezuela una cuota cercana a los 2 millones de barriles de petróleo diarios, la postergación de los mantenimientos y el retraso en la adecuación de las refinerías del país para que pudieran procesar crudo pesado, que representaba más del 60% de la producción nacional (lo cual es consecuencia del secuestro del flujo de caja de PDVSA por parte de Maduro y sus adláteres, colocados al frente de las finanzas de la empresa); y por último, la imposibilidad gubernamental de controlar el contrabando de combustible a países fronterizos.

Adicionalmente, una parte de la gasolina que se importaba, se destinaba a cumplir compromisos internacionales, por lo que, en realidad, a pesar de las dificultades naturales, la industria petrolera era capaz de surtir el mercado interno de combustibles de Venezuela, no había colas para el suministro de gasolina en el país, con la excepción de las zonas fronterizas, las cuales tienen, sin duda, otras consideraciones estructurales derivadas del diferencial de precios de la gasolina, entre Venezuela y sus vecinos.

Según Maduro y sus «expertos petroleros», la industria petrolera que garantizaba al país la gasolina necesaria para su funcionamiento, a pesar de estar siendo asfixiada financieramente por el mismo Maduro desde el inicio de su mandato, estaba «llena de traidores» (?) y decidió entregársela a un oficial de la Guardia Nacional de escasa relevancia y nula preparación técnica en el área petrolera. Actualmente, la situación es desastrosa. La producción petrolera está por debajo del millón de barriles diarios, las refinerías están casi paralizadas y la empresa petrolera estatal reduce drásticamente su nómina. Algunas voces advirtieron sobre la catástrofe nacional que se avecinaba, pero la imagen apocalíptica era tal, que sólo puede creerse hoy, viendo las interminables colas para surtir gasolina. Si un ciudadano en una de estas colas preguntase inocentemente ¿A qué se debe esta situación que le era ajena hace apenas un año y medio atrás?, la respuesta inmediata que recibirá de los dirigentes de la industria petrolera es: «sanciones», «imperialismo», «corruptos». Sin embargo, si analizamos detenidamente los datos disponibles desde que Manuel Quevedo está cumpliendo órdenes de Maduro al frente de PDVSA, queda claro que la respuesta seria a la pregunta del ciudadano común es reveladora.

En 2018, por ejemplo, PDVSA entregó al mercado interno un promedio de 4.7 millones de barriles mensuales de gasolina. Esto es un 30% menos de lo que se entregaba al mercado nacional hasta noviembre de 2017, cuando Quevedo llegó a PDVSA. Pero lo que resulta aún más relevante es que se importaron en promedio 2 millones de barriles de gasolina cada mes. Es decir, durante 2018, PDVSA importó el 44% de la gasolina que entregó al mercado interno. El último mes de 2018, PDVSA entregó al mercado interno apenas 4.2 millones de barriles de gasolina (casi 40% menos de lo que entregaba en noviembre de 2017) e importó casi el 85% de ese volumen. En un año, la industria petrolera perdió su capacidad de garantizar el combustible interno, violando la Ley del Plan de la Patria, lo cual algún abogado podría aclarar si se trata o no de un delito, aun cuando hay quien asegura lo contrario, sin presentar una estadística o una prueba.

Es importante aclarar que durante todo el año 2018, PDVSA no estuvo sometida a ninguna sanción que afectara su capacidad para comercializar crudo y productos ya que el inicio de las sanciones, unilateralmente impuestas desde los Estados Unidos a finales de 2017, estaban orientadas a limitar la capacidad de endeudamiento de PDVSA bien fuese a través de los instrumentos financieros ya existentes, o la generación de algún nuevo tipo de financiamiento, pero esta no impedía el accionar de la corporación.

La drástica disminución del volumen de gasolina importada mensualmente, sumado a la catastrófica caída de la producción petrolera en el país, resulta en la entrega al mercado interno de combustible de aproximadamente el 30% de lo que se entregaba en noviembre de 2017. Los datos también revelan que la reducción en la gasolina importada ocurre justo cuando EE.UU. decide prohibir a PDVSA utilizar su sistema financiero, y en el momento en el que el 70% del combustible importado se compraba en EE.UU. Cabe la pregunta ¿Qué se hizo por evitar tal impacto negativo? ¿Cómo pudo transcurrir todo el año 2018 sin esbozarse un plan de contingencia para generar los combustibles en el país o en el peor de los casos importarlo de otros países, sino que por el contrario se incrementaron las importaciones desde EE.UU.? ¿Realmente son las sanciones introducidas en enero de 2019 las responsables de la disminución de la gasolina entregada al mercado interno que se evidencia desde el primer momento en que Quevedo asumió el control de PDVSA?

De hecho, es tan cierto que las sanciones no fueron determinantes en 2018, que entre el 80-90% de las importaciones de gasolina realizadas durante dicho año, provinieron precisamente de los Estados Unidos. Entonces, ¿Por qué se disminuyó en 40% el volumen de gasolina que se entregó al mercado interno? ¿Es tan grande la migración de venezolanos? ¿Es acaso la incapacidad de Quevedo y su combo para dirigir la industria petrolera la que tiene a todos los venezolanos sufriendo un ineficiente servicio de combustible? ¿Cómo fue posible que pasáramos de importar solo el 15% del combustible nacional, a importar el 85% del mismo? ¿Por qué se importaba la gasolina desde EE.UU., precisamente?

Comenzamos así el 2019 con la triste realidad de importar más de las ¾ partes del combustible consumido en el país. Es necesario considerar a los muelles en los que se descarga la gasolina importada, estos son: El Palito (ELP), el cual puede surtir los estados centro-occidentales y andinos; Carenero (CAR), el cual sirve a la región capital, Miranda y Vargas; y Guaraguao (GUA), el cual puede surtir a los estados orientales y del sur. Los volúmenes de combustible descargado mensualmente desde marzo en cada muelle, se presentan a continuación:

Los datos mostrados reflejan que, ante la reducción del combustible disponible para el mercado interno, se ha dado prioridad en la distribución de combustible a la región capital sacrificando alternativamente a los estados occidentales (abril y mayo) y orientales (junio) mientras que los estados fronterizos siguen en su larga agonía no solo por el contrabando sino por una decisión manifiesta del gobierno en la administración de los exiguos volúmenes de gasolina disponible.

De esta manera, es posible ofrecer algunas respuestas a las preguntas generadas al inicio del presente artículo. ¿A qué se debe la deficiencia en el suministro de gasolina en el país? Esto se debe a un menor volumen de gasolina disponible para el mercado interno, lo cual, a su vez, es producto de la disminución de la producción petrolera en el país y el estado de ruina en el que se encuentra la industria petrolera en general. ¿Sanciones? No. Durante todo 2018 PDVSA no sufrió sanciones a su capacidad de comercializar, y a pesar de ello, cada mes disminuyó su producción petrolera y su entrega de combustible al mercado interno.

Parece más un ejemplo claro de mala gerencia e incapacidad, en momentos en los que se requería un altísimo nivel de conocimiento para manejar una industria tan compleja en un escenario financiero y político hostil. ¿Imperialismo? De ser así, resulta difícil entender que, hasta las sanciones comerciales de enero de 2019, el 80% de la importación de gasolina se hiciera precisamente desde Estados Unidos y que no hubiese un plan alternativo para que la importación se hiciera a través de otros socios. ¿Herencia de una empresa petrolera corrupta? La verdad es que esa misma empresa petrolera cumplía a cabalidad con el suministro de gasolina hasta noviembre de 2017 y los niveles de producción que presentaba eran cercanos a lo acordado por la OPEP. ¿Hasta qué punto es posible sostener la situación de relativa tranquilidad en la región capital, a costas del sacrificio de las demás regiones del país? Esto depende en gran medida de los escrúpulos de quienes dirigen al País, los cuales parecen decididos a llegar al extremo de suministrar eficientemente sólo el combustible mínimo para la región capital y de esta manera mantener el eufemismo «Caracas Bella» a lo que habría que agregar: «mientras el resto del país esta en ruinas». ¿Cómo superar esta situación? Levantando la mayor sanción que tiene el País: el gobierno de Maduro. Remover a Quevedo y ejecutar un Plan de Emergencia para la industria petrolera, con visión Nacional, Popular y Revolucionaria.

El Estado venezolano carece de un buen gobierno. Sobre esta idea, parece haber consenso. Se ha alcanzado un punto en el cual el mal gobierno causa daños muy severos al Estado venezolano. La situación de la industria petrolera, en general y del suministro de gasolina, en particular, es un ejemplo de ello. Cuando la importación de combustible era de apenas un 10-15% de lo que se consumía en el país, el subsidio de la gasolina le costaba a PDVSA 3.700 millones de dólares al año. ¿Cuánto cuesta hoy en día el desastre que Maduro y Quevedo tienen con la gasolina que es casi en su totalidad importada?

¿Quién se beneficia de esta situación?

antoniosucre287@gmail.com

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