A los jóvenes de la patria, los que se van y los que se quedan

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La juventud ha sido la principal víctima del desastre que azota al país. Todos sufren, los que se han ido, teniendo que abandonar sus afectos, la familia, su casa, su mundo, y los que se mantienen a duras penas en la Patria vapuleada, sobreviviendo una situación, dura, inesperada, injusta.

La juventud es el futuro de una sociedad, su corazón. No importa su condición social, su posición política, su visión; para un país que aspire a desarrollarse y ofrecer una posibilidad de vida digna, gratificante, propia, independiente para sus hijos y los hijos de sus hijos, la juventud es lo mas preciado. Son ustedes el futuro, o, mejor dicho, «el futuro les pertenece».

A nosotros, la generación que creció en los 70, los 80, nos robaron nuestro futuro. Pasamos nuestros mejores años en un país que naufragaba en una permanente crisis política, económica y social. Fuimos una generación a la que le arrebataron su futuro.

Por ello, nuestro principal empeño en el Gobierno del presidente Chávez, fue reconquistar el futuro posible y, de las ruinas de ese país de finales del Siglo XX, iniciar su reconstrucción y crear las condiciones, prefigurar el futuro, de lo que seríamos en este nuevo siglo, en este mundo globalizado, competitivo, de los «millenium» y «centenium», del espacio, de la tecnología, las telecomunicaciones.

No fue nada fácil. Había muchos obstáculos, fuerzas elitistas y poderosas, profundamente anti nacionales, que se oponían a nuestro propio modelo de desarrollo.

La primera gran batalla, la condición para reconstruir el país y pensar en el futuro, era conquistar nuestra soberanía económica. ¿Cómo íbamos a pensar en un nuevo país, si ni siquiera controlábamos nuestro principal recurso natural: el petróleo? ¿Cómo podríamos construir las bases del futuro si nuestra riqueza se la seguían llevando, como hicieron durante casi todo el Siglo XX, las transnacionales petroleras, mineras, las corporaciones financieras, justamente para engrandecer y hacer más poderosos a sus propios países?

Desde principios del Siglo XX, se instaló en nuestro país el modelo rentista petrolero, que no era propio, sino lo que necesitaban las transnacionales. Sólo producíamos petróleo barato y comprábamos caro lo que necesitábamos para vivir. Saquearon nuestras riquezas, truncaron nuestras posibilidades de desarrollo. Acabaron con la agricultura, condenaron nuestra industrialización, al ensamblaje materias primas. Contaminaron nuestros suelos, bosques, ríos y envenenaron nuestros lagos. Millones de campesinos empobrecidos se fueron a las grandes ciudades y campos petroleros buscando trabajo. Cómo íbamos a producir trenes, si teníamos que ser el mercado permanente y continuo de las fábricas de camiones, cauchos y repuestos?

Los inmensos barrios y cordones de miseria en Caracas, Maracaibo, la Costa Oriental del Lago, Valencia, Puerto La Cruz y San Félix, son un claro ejemplo de lo que fue el empobrecimiento de las mayorías nacionales durante 100 años de extracción petrolera y minera en el país.

Venezuela era un país muy injusto, desigual, con grandes riquezas concentradas en pocas manos y pobreza en las grandes mayorías.

La segunda gran batalla, segunda condición para reconstruir el país, era acabar con la exclusión y la pobreza de la mayoría del pueblo. ¿Cómo íbamos a desarrollar al país, industrializarlo y producir lo que consumimos, acceder a la tecnología, construir nuevas ciudades, reconstruir las existentes, con un país de analfabetas, jóvenes sin preparación, sin bachillerato, sin educación universitaria?, ¿Cómo podríamos hacerlo si los niños morían recién nacidos, o se sufrían enfermedades endémicas producto de la pobreza?¿Cómo podíamos desarrollarnos con una país de élites, muy ricas por un lado, mientras por el otro, grandes mayorías sin formación? ¿Cómo transformar un país de buhoneros, sin estudio, oportunidades; un país de pobres, confinados en los barrios, viviendo en la violencia; perdidos en los campos abandonados, sin poder salir de ellos?

Esos fueron los dos ejes fundamentales de actuación en nuestro período de gobierno, nacionalista y revolucionario: conquistar la soberanía económica y combatir la exclusión.

Pero las élites ricas del país y sus partidos políticos tradicionales, no lo aceptaban, no lo permitían, tampoco las transnacionales que manejaban el petróleo, ni sus gobiernos que los apoyaban abiertamente. Ellos querían que las cosas se mantuvieran como estuvieron durante cien años, nosotros no. En 1999, el pueblo votó mayoritariamente por un cambio y una nueva Constitución, la que aún sigue vigente.

Por eso sufrimos Golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, pronunciamientos militares como los de la Plaza Altamira, , guarimbas y la permanente guerra mediática. Ustedes eran unos niños, tal vez no recuerdan con claridad, pero de allí venimos.

Me correspondió, como Ministro de Petróleo y Presidente de PDVSA durante doce años junto al Presidente Chávez, conquistar nuestra soberanía petrolera y con ella, la soberanía económica del país.

Nacionalizamos la Faja Petrolífera del Orinoco, derogamos la paradójicamente llamada «Apertura Petrolera», recuperamos el manejo de nuestro petróleo, el dinero que correspondía al pueblo venezolano, refundamos a nuestra empresa, la Nueva PDVSA, para ponerla al servicio del Estado, del Pueblo y desarrollar, producir nuestro petróleo.

Fue gracias al petróleo, a la renta petrolera, que comenzamos a reconstruir la Patria. Lo primero era sacar a nuestro pueblo de la pobreza, la miseria, la exclusión, pagar la deuda social.

Por eso, se crearon las Misiones Sociales: la Robinson, Ribas, Sucre. Había que dar una solución efectiva y desburocratizada a una situación de emergencia. Nosotros no solo aportamos los recursos del petróleo, sino que tuvimos que hacer cosas extraordinarias y hermosas: entregamos edificios de PDVSA en Caracas y grandes ciudades para las nuevas Universidades, donde probablemente muchos de ustedes estudiaron: Las sedes de la UBV, de la UNEFA, del Instituto Tecnológico en Caracas, Maracaibo, Falcón eran antiguos sedes de PDVSA. Además nuevas sedes universitarias en Maturín, Paraguaná así como aldeas universitarias, liceos bolivarianos y escuelas por todo lo ancho y largo del país..

Nos hicimos cargo de la Misión Ribas, en más de 24.000 ambientes en todo el país, equipados, mantenidos y dirigidos por nuestros trabajadores., Graduamos 800 mil «Vencedores» y «Vencedoras». Luego nos correspondió luchar por la salud pública, gratuita: sostuvimos con petróleo la Misión Barrio Adentro,, los módulos de salud, los CDI, los nuevos y tradicionales hospitales y hasta los medicamentos.

Cuando hubo problemas de desabastecimiento de comida, se inició la Misión Alimentación: creamos las casas de alimentación, Mercal, PDVAL, donde entregamos cientos de miles de toneladas de alimentos de alta calidad para el pueblo, quien podía ir a nuestros establecimientos a escoger y comprar lo que quisiera.

Cuando asumimos la Gran Misión Vivienda Venezuela, en el país se construían un máximo de 27.000 viviendas al año, por lo que había un severo déficit de viviendas. Era una Misión difícil, pero nos organizamos. Pusimos a toda PDVSA, a todo el Estado y a todo el pueblo a hacer viviendas dignas, de calidad, en verdaderos urbanismos. En tan solo dos años y medio, entregamos más de 660.000 viviendas al pueblo más pobre. La idea era seguir construyendo, dando empleo, se hicieron los «ConstruPatrias», donde se podían adquirir materiales de construcción a buenos precios, teníamos un abastecimiento de materiales y recursos, no para maquillar barrios, sino para hacer nuevas viviendas.

Luego, iniciamos los proyectos más grandes del país: el Mariscal Sucre en el Oriente con el Gas de la Patria, y la Faja Petrolífera del Orinoco,a todo lo largo de la ribera norte del río Orinoco, donde están las reservas de petróleo mas grandes del mundo. Logramos certificar reservas de petróleo para los próximos 300 años, nuestro país fue reconocido en el mundo, como una potencia petrolera y gasífera.

PDVSA controlaba toda la producción y lo hacía bien. Eramos la quinta empresa petrolera más importante a nivel mundial, con una producción de 3 millones de barriles día de petróleo. Abastecíamos todo el mercado interno de combustibles y exportábamos crudo; la economía estaba estable, lo cual era una señal clara de que PDVSA funcionaba bien.

Lo que quiero transmitirles muchachos es que, por primera vez en casi medio siglo, teníamos un proyecto nacional, plasmado en el Plan de la Patria, con grandes objetivos históricos, todos vigentes. Estábamos en el camino correcto, el Vivir Bien era normal, lo extraordinario era cotidiano, comer, estudiar, tener salud, trabajar, distraerse, tener cultura, tranquilidad, servicios, sueldos dignos. Había solidaridad, fraternidad, democracia participativa y protagónica. Había un futuro, un proyecto, el de la Revolución Bolivariana, donde todos, independientemente de su posición política, podían vivir y lo hacían bien, viajaban, opinaban, estudiaban, tenían tranquilidad para pensar en el futuro.

Entonces, ¿Cómo es posible que en tan poco tiempo, desde que murió el Presidente Chávez, desde que asumió Maduro la presidencia, en tan solo 5 años, todo se haya derrumbado y el país haya degenerado a esta situación de caos? ¿Cómo es posible que se esté entregando el país a las trasnacionales de nuevo, que no se pueda vivir, que hayan salido de la Patria más de 2,3 millones de venezolanos, la mayoría jóvenes? Por primera vez en nuestra historia, los muchachos y muchachas se van, a trabajar de lo que sea, dejándolo todo para poder ayudar a sus familias, sus hijos, las parejas que quedan atrás.

¿Cómo es posible que los que quedan en la patria no tengan más opción que una «chamba» temporal, trabajo no calificado, una caja Clap con productos importados de mala calidad, montados en «perreras», sin luz por horas y horas, sin agua, pendientes de que el hampa desbordada no los atraquen o les peguen un tiro? Venezuela es ahora un país donde sus jóvenes se la pasa de cola en cola, buscando alimentos, con sus muchachos a cuesta, sin casa, sin medicamentos, sin atención médica, sin comida, sin posibilidad de estudiar, trabajar, soñar, amar.Nos convirtieron en un país de jóvenes sin esperanza, tristes, con miedo al futuro.

La razón de este caos y desesperanza es que Maduro ha fracasado en la conducción del país. La Patria le quedó grande a él y su gobierno. Maduro se desvió, traicionó el legado del presidente Chávez, entendiéndose éste como el proyecto nacional de país contenido en el Plan de la Patria.

Todo lo que ha tocado el madurismo, lo ha destruido. En su afán de controlarlo todo, pero sin capacidad y con soberbia, ha tratado de opacar la obra de Chávez. Su entorno lo convenció de que él era mejor que Chávez, lo cual no solo se lo creyó, sino que actuó en consecuencia.

Para poder llevar adelante su visión desastrosa y autoritaria del país, nos hizo de lado a todos los que estuvimos junto al presidente Chávez: vean alrededor, son contados con la mano los ministros de Chávez que están en el gobierno de Maduro. O los ha hecho de lado, o los ha encarcelado, o como a mi, nos persigue y mantiene exiliados.

Por otra parte, ha impuesto el miedo: nadie se atreve a protestar o a reclamar. hHan habido cientos de muertos en estos 5 años de gobierno madurista, demasiados, todas son historias tristes, hechos innecesarios producto de la intolerancia política. Al final de toda la violencia y los muertos, ahora Maduro se entiende con partidos tradicionales de la oposición en un nuevo pacto de élites, de conveniencia, donde se impone el silencio.

Maduro necesita muchas excusas para justificar su fracaso, entonces viene la historia de la guerra económica, la corrupción, la conspiración y demás. Usa estos argumentos para justificar la destrucción de la economía, de PDVSA, de las empresas e instituciones del Estado.

Hoy PDVSA no es ni la sombra de lo que era hace tan solo cuatro años atrás. Maduro arrasó y sacó de la empresa a los gerentes, técnicos, trabajadores, profesionales que condujimos la empresa durante doce años con un éxito innegable para el país. Hoy PDVSA solo produce 1,1 millones de barriles día de petróleo, las refinerías no operan a capacidad, no hay combustibles, hay cerca de doscientos trabajadores, técnicos y gerentes presos. Todos los que ustedes conocieron como jefes en las áreas petroleras, están presos o fuera del país, al igual que más de 30.000 jóvenes profesionales de PDVSA que han tenido que emigrar y hoy hacen lo que pueden para con mucho trabajo para mantener a los suyos.

Todos los programas de la Revolución se vinieron abajo. Ya no hay Misiones Sociales, ni comida, ni medicamentos, ni viviendas. Ahora todo es mentira, caos, improvisación, y puras amenazas de guerra, bloqueo, sanciones. El salario no vale nada, la inflación es la más alta en la historia del mundo. Mientras tanto Maduro cambia la Constitución en secreto, de espaldas al país, entrega el Arco Minero, destroza el ambiente, privatiza PDVSA por pedazos, entrega el petróleo y el gas de la Patria. Y lo que es mas grave, entrega nuestra soberanía territorial en El Esequibo, dejando que terceros exploten los recursos que son nuestros.

Lo más importante es darnos cuenta que el problema del país está en Miraflores. Que Maduro no ha sido capaz, ni será capaz, de enmendar, ni conducir el país. Que el gobierno de Maduro ni es Chavista, ni revolucionario, ni bolivariano. Es un pésimo gobierno, el peor de nuestra historia, que hará lo que sea para mantenerse en el poder.

Al gobierno de Maduro no le importa que se vayan los jóvenes, ustedes. para ellos mejor, porque así no votan, ni protestan. A los que se quedan tratan de manipularlos con la Caja Clap, la «Chamba Juvenil», el Carnet de la Patria. La juventud tiene que ponerse de pie y no conformarse con las miserias del madurismo sino reclamar la justicia que conquistaron con el chavismo.

Ahora de lo que se trata es, estén donde estén, levantar la voz, organizarnos, coordinar acciones para exigir un cambio de gobierno ya. Defender nuestro futuro, no permitir que lo sigan entregando, ni hipotecando con sus mentiras y planes que no tienen ni pies ni cabeza.

El país necesita una dirección política distinta, más allá del madurismo fracasado y de la extrema derecha que solo promete violencia y pide intervención extranjera. Desde una posición Bolivariana, Chavista, Nacionalista, vamos a asumir la voz del pueblo. Que hablen todos, que se expresen, que podamos despejar el camino e iniciar la reconstrucción del país.

Por este espacio seguiremos comunicándonos y articulándonos. Yo por mi parte, a pesar de las mentiras, calumnias y ofensas en mi contra, a pesar de la persecución política y la amenaza que me ha hecho Maduro de que me enterrará en la «Tumba», les reitero que mi compromiso con ustedes está intacto y con mayor determinación que nunca a seguir trabajando por el pueblo, por la patria.

¿Saben?, de esta crisis vamos a salir, tenemos como hacerlo. Nosotros sabemos cómo resolver el caos de PDVSA, junto a los trabajadores, junto al pueblo. No hay que permitir que la sigan entregando, que sigan hipotecando nuestro futuro.

A partir de la recuperación de PDVSA, tal como hicimos hace ya más de 15 años, recuperaremos el país. Podremos hacerlo gracias a ustedes, los jóvenes que se han formado durante todos estos años. Los que están afuera volverán, con más experiencia, mayor determinación a hacer las cosas bien. Los que se mantienen en la Patria, a organizarse, sin miedo, sin hacer caso a las mentiras y manipulaciones. Nosotros, juntos, somos la esperanza del país. El Plan esta allí lo construyó Chávez, tenemos que retomarlo, ajustarlo, pero avanzar sobre lo que ya habíamos alcanzado. Será la única manera de recuperar el futuro. La de ustedes muchachos no puede ser otra generación a la que le arrebaten sus sueños. No, ahora somos mejores, más conscientes, nuestro pueblo está mejor preparado y mas organizado. Cuentan conmigo, siempre, pase lo que pase, estaré con ustedes. ¡Venceremos!