Chávez y el petróleo

Reflexionar sobre el legado de nuestro querido Comandante Chávez resulta una fuente permanente de enseñanzas para nosotros, para el pueblo venezolano, ese pueblo humilde, joven, trabajador, obrero, militar, soldado, el pueblo que quedó, como todos, atónito y desgarrado con su partida física, hace ya cuatro años.

Hay que decirlo, y así será reconocido siempre, nuestro Presidente Chávez “rasgó las tinieblas en un segundo” y en un período de intenso trabajo, en una actividad incesante y premonitoria, hizo más que nadie en nuestra historia reciente para cambiar desde la raíz el sistema político, económico y social imperante. 

Era una necesidad ante el desgaste asfixiante y violento de la Cuarta República y el estruendoso fracaso de un capitalismo rentista y profundamente dependiente de la economía norteamericana, que nos reducía al triste papel de ser un satélite de la potencia más poderosa del hemisferio, como lo afirmaba el maestro DF Maza Zabala.

Nos tocó librar junto a Chávez, bajo su comando, con su irrestricto apoyo, la batalla por el rescate de nuestra Plena Soberanía Petrolera. Uno de los capítulos más importantes de la historia contemporánea, que permitió, por una parte, abrir los causes para cimentar un modelo inclusivo y participativo, y por la otra, tener la posibilidad cierta de construir una visión diferente de desarrollo y de sociedad: el socialismo.

La historia de nuestro país ha estado signada por el petróleo. 

Desde principios del siglo XX, todos los acontecimientos políticos, económicos y sociales han tenido que ver con la actividad petrolera. La imposición de feroces dictaduras, la entrada y expansión del imperialismo norteamericano en nuestra patria, con sus transnacionales y agentes económicos, la instauración de un modelo profundamente injusto y expoliador de nuestras riquezas, caracterizado por la actividad minero-extractiva. 

El abandono del campo, un sistema social excluyente y la formación de terribles concentraciones de miseria en las grandes ciudades, mano de obra desocupada tras la expectativa de obtener algo de la renta petrolera, fueron algunas de las consecuencias de este modelo impuesto. 

Por otra parte, a la sombra de la renta petrolera, surgió una burguesía sin conciencia de su rol nacional, un sistema capitalista atrasado y deformado que se encontraba entre la actividad semifeudal de los terratenientes, y una economía terciaria, importadora, especulativa con escasa actividad industrial. 

Estos grupos económicos desarrollaron mecanismos en todos los ámbitos para apropiarse de la renta petrolera, viviendo y corrompiendo al Estado para obtener jugosas prebendas y constituirse en una élite parasitaria, fundamentalmente asociada a las compañías extranjeras.

El Sabotaje Petrolero constituyó la acción desencadenante de la cruenta batalla por la Plena Soberanía Petrolera. El Sabotaje Petrolero fue  un hecho criminal contra nuestra Pdvsa, con la única motivación de derrocar al gobierno Constitucional, fue una agresión sin precedentes contra su propio país por parte de una élite autoproclamada “meritocrática”, que reflejaba de manera clara y violenta la fundamentación espiritual de la estructura de dominación que imperaba en estos grupos privilegiados: un profundo desprecio hacia los humildes, hacia el Estado y una visión completamente anti nacional de nuestro futuro.

El Sabotaje Petrolero ocasionó pérdidas directas a Pdvsa por más de 17.000 millones de dólares, paralizó la economía del país y produjo daños irreversibles a los yacimientos maduros de petróleo en el Lago de Maracaibo, además de paralizar abruptamente a nuestro gigante de Paraguaná, el Complejo Refinador más grande del mundo, el CRP.

El Presidente Chávez dio una lección de sabiduría y aplomo en el manejo de esta grave situación, sin violencia, junto a nosotros, los del “Grupo Colina” (del cual conversaremos en otro artículo), a los miles de obreros petroleros leales y a los oficiales patriotas, supo mantener la serenidad y recuperar nuestras instalaciones una a una, comenzando por el rescate del “Pilín León”, secuestrado en el Lago de Maracaibo; seguido del CRP, de la producción en los campos del oriente y del occidente, manejando una situación económica compleja donde solo producíamos 23.000 BD de petróleo, no había gas y por primera vez en casi 100 años tuvimos que suspender nuestra exportaciones petroleras. 

Esta acción criminal, a solo meses del golpe de Estado, venía acompañada por la desestabilización, violencia en la calle e injerencia internacional, de los mismos partidos políticos de la extrema derecha, que hoy han desatado una feroz campaña contra nuestra gestión al frente de la Nueva Pdvsa y contra nuestros trabajadores petroleros. 

Estos apoyaron de manera irresponsable y oportunista el Sabotaje Petrolero. Abusaron de la grandeza del Presidente Chávez, quien luego los amnistió a todos. El Presidente Chávez administró nuestra victoria con magnanimidad, no hubo, no hay, nadie preso por el criminal Sabotaje Petrolero. 

Los trabajadores petroleros supimos dar una lección de patriotismo, conocimiento y  liderazgo a los “meritocráticos” que atentaron contra la industria. Bajo la dirección de nuestros cuadros técnicos y gerenciales patriotas y con la ayuda de voluntarios, jubilados y soldados, fuimos recuperando la operatividad de Pdvsa, desactivando las trampas que nos habían dejado en las instalaciones para que ocurriera un accidente: en buques, refinerías, sistemas de bombeo, compresión, extracción, entre otros. 

Nuestros trabajadores además, demostraron una tremenda capacidad al llevar nuestra producción y operatividad a sus niveles máximos, desde los 23.000 barriles día del sabotaje a 3.000.000 de barriles día de producción de petróleo para inicio del mes de marzo. 

Quedó así pulverizado el mito de los “meritocráticos”, quienes creían ser los únicos capaces de manejar nuestra industria petrolera. Demostramos nuestra capacidad para sobreponernos a una acción sin precedente en la industria petrolera a nivel mundial.

La derrota del Sabotaje Petrolero le permitió al Presidente Chávez, por primera vez, adentrarse en la industria, hasta entonces un coto cerrado a nuestro pueblo y a la autoridad del Estado. Le permitió conocer de primera mano al trabajador petrolero, en un sinfín de actos heroicos durante el rescate de Pdvsa, conversaciones y visitas a las áreas petroleras. 

Cuando Chávez habló con los trabajadores del lago, de las lanchas, de los remolcadores, conoció la vida, esencia e injusticias que imperaban en las duras operaciones acuáticas; cuando hablaba con los muchachos de Amuay o Cardón, entendió claramente la complejidad y riesgos asociados a nuestra especialísima actividad de refinación; cuando visitaba los campos de producción en Oriente o la Faja,  entre la combatividad y fraternidad de nuestros obreros, visualizó las extraordinarias posibilidades de nuestro país.

A partir de allí, el Comandante Chávez recorrió cada espacio de Pdvsa reconociendo el valor y patriotismo, el compromiso de sus trabajadores; se empeñó y trabajó de manera decidida, que nadie lo dude, en la creación de la Nueva Pdvsa, Roja Rojita.

La derrota del Sabotaje es el inicio de la batalla por la conquista de la Plena Soberanía Petrolera. A partir del rescate de Pdvsa, tuvimos a nuestra empresa petrolera del lado de los intereses nacionales, del pueblo y no de las compañías extranjeras; finalmente subordinada al Estado Venezolano y con una activa participación política y social en la transformación del país. 

Se convirtió en brazo ejecutor y actor fundamental de la batalla por la derrota de la pobreza y la exclusión. La Nueva Pdvsa Roja Rojita, es la expresión más concreta del legado del Comandante Chávez, es un instrumento de liberación. 

Vaya mi saludo fraterno y revolucionario a todos sus trabajadores. Los llevo siempre conmigo, mis compañeros de viaje, desde acá en mis tareas al frente de nuestra Misión en la Naciones Unidas, siempre defenderé nuestra gestión y nuestro origen con una profunda lealtad al legado de nuestro Comandante Hugo Chávez.

¡Venceremos!