Bueno, aparentemente en el torneo de las triquiñuelas políticas y de las manipulaciones de todo tipo a la que estamos ahora sometidos en el país, en esta fiesta de la política con «p» minúscula, pareciera que las próximas elecciones presidenciales se decidirán porque sólo habrá un contendor en el terreno: Maduro.
No fue posible transitar un proceso de debate, discusión y contienda entre distintas posiciones en el Chavismo, en el seno del PSUV o del Polo Patriótico; solicitamos unas primarias y la respuesta fue agresiva, avasalladora, violenta: «no hay primarias y además, estas expulsado». A nadie le quedaron ganas de decir nada en el Congreso Extraordinario del PSUV para «aclamar al candidato Maduro».
En mi caso, no bastó con eso, además he sido el centro de la saña obsesiva de todo tipo de personajes, que uno no sabe de dónde salieron, cuál es su mérito, su contribución al país, su trayectoria. Ahora se practica el «pranato» de la política, donde cualquier desequilibrado, corrupto, incapaz, resentido o lleno de odio, se siente estimulado para arremeter contra los dirigentes de la Revolución Bolivariana; cualquiera ofende y ataca, desde gente vulgar y violenta que tanto daño le ha hecho a nuestro movimiento, hasta tristes poetas que han devenido en inquisidores de revolucionarios.
No fue posible dar una discusión en el seno de las fuerzas chavistas; craso error en una situación política, donde se impone un profundo debate para evaluar qué es lo que ha pasado; cómo hemos llegado aquí; por qué se ha provocado tanto daño a nuestro pueblo, a nuestra economía y a nuestro país.
Habría que dar una discusión colectiva crítica y autocrítica para entender cómo llegamos a esta situación; cómo es posible que, después de su partida , se haya instalado en el poder, un gobierno que ha sometido o expuesto a nuestro pueblo a los embates económicos y sociales propios del desarrollo de políticas violentamente neoliberales, qué; por omisión o ignorancia, ha permitido que nuestro país, esté bajo la acción de las fuerzas más depredadoras, especulativas y corruptas del capitalismo más salvaje y atrasado posible.
La estrategia del silencio, del «dejar hacer o dejar pasar», el cálculo político, el miedo, es una conducta inesperada de un partido revolucionario y de tantos cuadros civiles y militares que se la jugaron con Chávez para liberar a nuestro país, para conquistar su soberanía. Todo está en riesgo de perderse, o «acomodarse» en un nuevo pacto, en el que el Comandante Chávez no tiene nada que ver, y del que seguro no estaría nada orgulloso. Sólo hay que escuchar lo que él predicó por todo el país, educando al pueblo, elevando su conciencia y dejando clara su visión de patria. Aquí no hay «interpretaciones» que valgan. Lo que vale es su palabra y ejemplo.
Si alguien requiere evidencias de lo que sostengo, entonces salgan a la calle, trate de completar un mercado para la familia y los muchachos; de conseguir las medicinas para los viejos, los niños; si lo consigue y vive de su sueldo, entonces se dará cuenta que, NO alcanza. No se puede sostener un país donde existe un proceso mega inflacionario, una devaluación brutal y una crónica escasez de productos básicos, medicinas y servicios de todo tipo. En el que los especuladores, actúan a sus anchas, ante la ausencia de una política correcta, o acertada o exitosa del gobierno, cuyas prioridades o capacidades parecieran sólo existir, en el campo de la maniobra política, para mantenerse en el poder.
Excusas hay muchas, pero son únicamente eso, excusas: la guerra económica (la cual perdimos hace tiempo y amerita en consecuencia, una revisión y rectificación profunda de todo); las sanciones ilegales (que las padecen otros países bajo ataque externo y que, sin embargo, sus gobiernos son capaces de garantizar las condiciones de vida a sus pueblos); que si la culpa es de PDVSA (ahora todo es culpa de la administración Chavista de PDVSA, barrieron con la PDVSA Roja Rojita, la Chavista. Desde mediados de 2014, han hecho de todo, se la repartieron, la desmovilizaron y persiguieron, tomaron pésimas decisiones, pero, sin embargo, TODO sigue siendo culpa de la administración de Chávez-Ramírez); que si la corrupción (resulta que, según ellos, éste repudiable fenómeno sólo ocurre en PDVSA, no se habla de CADIVI, CENCOEX, la Banca, los Ministerios ejecutores de obras de infraestructura, del sector privado, etc.); que si un sabotaje, otro sabotaje, ahora una conspiración, que si un plan terrorista, etc.
Pero NUNCA se ha dicho, o ha dicho el Presidente, que es el responsable de la Hacienda Pública y de PDVSA: «me equivoqué», «no entiendo ésto o lo otro», «voy a convocar a todos los que tengan experiencia o sepan cómo gobernaba Chávez», «necesito ayuda», o cualquier otro gesto, SINCERO, de rectificación.
Pero no, lo que prevalece es la soberbia, es el chisme, es el interés mezquino, la voracidad de los grupos económicos, es una actuación errática e improvisada que ha destrozado al país, y que está echando por la borda, todo el bienestar y avance económico y social que alcanzamos con el Comandante Chávez.
Incluso se ha llegado a afirmar, así sin ningún rubor, ni vergüenza, que «éste ha sido el gobierno más atacado y que ha enfrentado más dificultades en la historia», es decir, un «gobierno heroico». Se insinúa que Chávez tiene la culpa de este desastre, al «tomar decisiones equivocadas», al insistir en «vivir con un precio de petróleo a 100 dólares el barril», que «era muy fácil gobernar así». Insensatos, Judas de la revolución. Asuman sus responsabilidades, dejen de buscar excusas y culpables distintos a ustedes mismos y, sobre todo, dejen quieto al Comandante Chávez; él no tiene la culpa de lo que está pasando, y, seguro, no hubiese permitido que se llegase hasta acá.
Incluso, el Presidente Maduro se abroga un carácter de «protector del pueblo», ¿protector de qué?, ¿de sí mismo?, ¿de las acciones de su propio gobierno? El pueblo está en su derecho de decir: «Yo no quiero tu protección, no la necesito, no me sirve para nada, yo quiero el poder». Se ha sometido a nuestro pueblo, al escarnio de estar pendiente de una caja con algunos alimentos de sobrevivencia, de un «bono» tras otro, un carnet; todo un chantaje que destruye la conciencia, el valor del trabajo, el esfuerzo colectivo y las posibilidades de pasar a la ofensiva popular, para enfrentar esta situación sin precedentes.
Se debe rescatar el ejercicio pleno de la Democracia Protagónica y Participativa del pueblo en el ejercicio del Poder, rescatar el espíritu social de alegría y construcción de la Patria. El proclamarse en «protector» es una terrible subestimación de las capacidades del pueblo, y una soberbia que asombra.
Por el lado de la oposición, los partidos de la MUD, entrampados en sus compromisos, sin independencia de acción, sin liderazgo, sin saber qué hacer, provocan violencia, negocian, piden intervención extranjera, hasta una invasión, para luego quedar sujetos a la estrategia de otros; los factores que los apoyan desde el exterior, terminan imponiendo su visión, sus intereses, sus puntos de vista. Entonces la MUD no va a elecciones, o por lo menos, eso es lo que han declarado.
Así es que Maduro aparentemente competirá solo, tal vez, acompañado por alguno que otro candidato «de conveniencia», en unas elecciones en las que se ha propuesto que incluyan al Parlamento, pero, al parecer se impone el madurismo, no hay que manejar el lenguaje de señas para entender que eso está pasando.
Siendo ésto así, una realidad política que veremos en qué termina, y toda vez que, en mi caso, se me niega mi derecho al ejercicio de mis derechos políticos y se me persigue y calumnia, entonces, yo propongo otro candidato: el Comandante Chávez.
Porque si a ver vamos, no hay propuestas, no hay diferencias programáticas para elegir en las próximas elecciones. Aquí estamos en una confrontación de grupos de poder político y económico, grupos que se disputan la renta petrolera y ganan posiciones en un proceso de negociación que se inició con la partida de nuestro Comandante Chávez.
NO hay ninguna diferencia, no me refiero a los discursos y a las poses, me refiero a los hechos, objetivamente éste no es un gobierno Chavista ni socialista, a pesar del trabajo y compromiso revolucionario de muchos compañeros. Ésto, es aún más trágico si evidenciamos que se chantajea, con un avasallante poder comunicacional y control del estamento político del país, a amplios sectores de nuestro pueblo, a hombres y mujeres honestos y revolucionarios, que, SÍ son Chavistas y seguro están entrampados en un mar de contradicciones, porque ellos sí le ven la cara, todos los días, al sufrimiento y a las carencias del pueblo.
A estos sectores honestos los conozco, es la mayoría, en el PSUV, Polo Patriótico, Poder Popular, Fuerza Armada, PDVSA, Gobernadores, Alcaldes, Misiones, intelectuales, en todo el país. Los conozco y respeto, sé que trabajaremos de nuevo juntos en la reconstrucción del Legado de nuestro Comandante, del país.
El madurismo ha impuesto una manipulación, con base en el abuso de la figura y el gran amor que todos tenemos por el Comandante, sus principios, valores; también en virtud del control que se tiene de las redes sociales y medios de comunicación, y; por la torpeza del discurso y acción violenta de una oposición que sólo ofrece persecución y caos.
Entonces, es comprensible el éxito de la manipulación del madurismo, que, acompañada del miedo, la represión y la utilización de prebendas para paliar la caótica situación económica del pueblo, generan un control social y político, que permite que esta extraña y única trágica situación, se mantenga en el tiempo.
Un revolucionario, o un patriota, hombre o mujer progresista, alguien a quien le duela el país y tenga criterio propio, debería tratar de definir sus preferencias políticas en base a un programa mínimo, para resolver y salir de la terrible crisis de todo orden en la que nos encontramos. Vamos a construir juntos, los invito, a construir, discutir, en pensar y desarrollar un programa mínimo, el del candidato Chávez, el de la Revolución, el de todo el país, para superar este caos.
Se trata de volver a Chávez, partiendo de su legado, de su gobierno, resultados y situación económica y social de 2012. Considerar este año como año base, y restablecer todos los indicadores. Revisar, a la luz del daño causado desde 2013 hasta ahora, y de una profunda discusión de las rectificaciones necesarias y correcciones en el orden económico y social, de lo hecho durante el período del gobierno revolucionario del Comandante Chávez; tomar decisiones que nos devuelvan las condiciones de estabilidad, bienestar, crecimiento y fortaleza que caracterizó a nuestro país durante ocho años, luego de la victoria de la Batalla de Santa Inés, en el referéndum aprobatorio de agosto de 2004, para, a partir de allí, Así comenzar a avanzar en un proceso de recuperación del país.
Así como el año 2012 es un buen año base, como indicador de índices de gestión de gobierno, en lo económico, social, planes y proyectos; la Constitución de 1999, es el Marco Legal que tiene una extraordinaria riqueza y potencialidad de desarrollo, incluyendo sus reformas.
La Constitución tiene plena vigencia, así que, siempre cuidando no traspasar la «línea Roja de Chávez», agregando las garantías y derechos que deben establecerse para todas las formas del Poder Popular y nuevas formas económicas, la ANC debe culminar su trabajo y dejar de gobernar.
El Plan de la Patria está completamente vigente, sus Objetivos Históricos y su propuesta de construir el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, como una alternativa al sistema Capitalista, depredador, explotador e insostenible.
Cada objetivo fue desarrollado por Ministerios, empresas y organismos del Estado. Por supuesto que, a raíz del tiempo transcurrido y lo que ha ocurrido, habrá que revisar las metas, políticas y programas de cómo y cuándo alcanzar los Objetivos Históricos definidos en el Plan de la Patria.
Hay que restablecer la Democracia Participativa y Protagónica, así como, las plenas libertades políticas, de opinión, expresión, movimiento, reinstaurarse el Estado de Derecho para estimular la participación política del pueblo, de toda la sociedad.
Deben rescatarse las Misiones sociales emblemáticas del Comandante Chávez: La Misión Barrio Adentro, Robinson, Ribas, Sucre, Alimentación, Gran Misión Vivienda Venezuela. Acá deben colocarse como meta los Objetivos de Desarrollo Social acordados por las Naciones Unidas y recogidos en los Objetivos de Desarrollo de la Agenda 2030.
Es importante recordar que, durante la gestión del Gobierno Revolucionario del Comandante, nuestro país fue uno de los primeros de alcanzar los «Objetivos del Milenio» de la ONU, lo cual era nuestro orgullo nacional y provocaba un reconocimiento de la comunidad internacional a los logros de nuestra Revolución. Hoy día hemos retrocedido en todos los índices de desarrollo, y esta realidad constituye un indicador claro de la dramática situación que vive nuestro Pueblo.
A estas Misiones, deben devolvérsele su naturaleza y eficacia inicial. Actualmente, languidecen bajo el peso del burocratismo y el sectarismo del control político de cada Ministro en su respectivo Ministerio. Se les ha arrebatado la frescura y la fuerza de la emoción y participación popular. El estado actual de control y persecución ha ahogado la naturaleza y vida propia de las Misiones que eran espacios conquistados por el Pueblo para resolver sus problemas de manera efectiva ensayando nuevas formas de gestión colectiva, promoviendo la solidaridad, la participación de todos, teníamos brigadas de construcción de viviendas de la Misión Ribas, Casas de Alimentación, Empresas Comunales. Todas se han venido abajo, se han desmovilizado.
Hay que garantizar el funcionamiento óptimo de toda la infraestructura de salud, educación, escuelas, liceos, universidades. Garantizar los programas de protección de la Revolución, los alimentos a los niños, los medicamentos, los enfermos crónicos, los de alto riesgo, incorporar a los jóvenes de los liceos y las universidades a un programa masivo de ir al seno del pueblo a combatir la pobreza, la especulación; incorporarlos a la producción, que no se vayan del país.
Hay que trabajar como prioridad y con carácter de emergencia el tema económico, reunir a lo mejor del pensamiento económico, escuchar y discutir, nó con grupos de interés, detrás de sus intereses mezquinos y sectoriales, sino una revisión de las acciones de corto y mediano plazo que habrá que tomar, siempre en el marco de la protección de nuestras garantías sociales, las posibilidades de satisfacer nuestras necesidades cumpliendo los Objetivos Históricos del Plan de la Patria.
Hay que construir un Plan Económico que sea asumido por un Presidente que se comprometa y entienda de su importancia, que coloque al país y nuestro pueblo por encima de cualquier cálculo político y que, por supuesto, tenga la capacidad de entender dónde está parado y tenga el valor de ir hacia adelante con un Plan Económico, con metas creíbles, progresivas, con información clara, con ayuda internacional, abriendo todas las posibilidades, siempre en el marco de nuestra Constitución, Leyes, programa y objetivos políticos.
Este Plan debe ser asumido, entendido, compartido y desarrollado por todo el Pueblo, todas las Empresas del Estado, todo el sector productivo nacional. Un Plan que exige compromiso, sacrificios y objetivos sociales claros. Un Plan que preserve la Soberanía sobre nuestros recursos naturales y estratégicos, sobre el Petróleo, el Oro y otros Minerales; que combata efectivamente al sector especulativo financiero, manipulador de la economía.
Revisar el Arco Minero, que ha sido una entrega de nuestros recursos naturales a capitales transnacionales, depredadores del ambiente e improductivos. Revisar los contratos entregados en la Faja Petrolífera del Orinoco sin procesos de selección o acuerdos internacionales que los sustenten, sin haber cumplido con los extremos de nuestra Ley, que obliga a una revisión exhaustiva y discusión pública de los Contratos por ser de interés público.
Debe levantarse el control de cambio, que no controla nada y que genera un diferencial absurdo que convierte al dólar en la mercancía más barata del país, aún con el nuevo valor del «Dicom», sigue siendo objetivo de los especuladores, obtener dólares a esos precios, para seguir especulando y amasando las enormes fortunas que han hecho, producto de este masivo acto de desfalco al país.
Debe establecerse una política monetaria con un cambio único y un mecanismo que le permita intervenir al Banco Central, pero que responda a fundamentos económicos más reales. Hay que restablecer las capacidades técnicas del BCV, de su Directorio, permitiendole ejercer sus competencias en estrecha coordinación con el equipo económico. Es indispensable que se emitan cifras, que propongan cursos de acción, que tengan el debido conocimiento sobre países sumergidos en procesos de mega inflación.
Deben restablecerse las capacidades técnicas y políticas en el Ministerio de Economía y Finanzas; equipos capaces de adelantar e implantar el Plan Económico que se acuerde. Equipos con suficiente peso político para poder transmitir los mensajes correctos al país y al mundo. Estamos en un escenario económico que requiere la máxima capacidad técnica y el máximo compromiso político. Que se pongan las cuentas nacionales en orden, que se relacione con el sector internacional, con los aliados estratégicos, capaces de ser interlocutores válidos y proteger al país de la rapiña de los grandes intereses que nos acechan.
Un Ministerio de Finanzas que a su vez encabece el equipo económico, y tenga la fuerza de poner «un parao», a las iniciativas que comprometen nuestro futuro, privatizan nuestras reservas de petróleo y oro. Un Vicepresidente Económico al que se le permita conducir la economía, sin dobles comandos.
Debe mantenerse nuestra política de Plena Soberanía Petrolera, nuestro Régimen Fiscal Petrolero, rescatado junto al Comandante Chávez; los contratos petroleros; la soberanía e inmunidad jurisdiccionales; el control político sobre el desarrollo de los Planes de Negocio de PDVSA y sus socios internacionales; garantizar el abastecimiento interno; reservar nuestro recursos gasíferos para abastecer el sector eléctrico y desarrollar la petroquímica como única vía para la industrialización de los hidrocarburos. Cero descuentos en los precios de venta del petróleo; cero rebajas de impuestos o regalías petroleras; cesar el otorgamiento de nuevas áreas, hasta no hacer una exhaustiva revisión de los planes del desarrollo de nuestras reservas de petróleo y gas y que se correspondan a nuestras prioridades e intereses nacionales. Mantener una presencia permanente y activa en el seno de la OPEP, nuestro país tiene mucho que decir en el seno de nuestra organización, allí, a pesar de todos los problemas, sigue retumbando la voz y el prestigio del Comandante Chávez.
Debe recuperarse a PDVSA. Restablecer sus capacidades técnico-políticas, tanto a nivel de su Junta Directiva, como de sus filiales, áreas de negocios, refinerías y áreas de producción. En la Junta Directiva de PDVSA deben nombrarse cuadros técnico- políticos con capacidades de estructurar y dirigir un Plan de Emergencia hacia la empresa, restableciendo sus capacidades productivas, financieras, su prestigio, credibilidad y fortalezas. La empresa no la pueden dirigir personas sin conocimiento del sector, sin que los reconozcan como interlocutores, por muy buenas intenciones que se tengan, hay que saber de la operación, del negocio y no se puede improvisar.
Hay que sentarse y revisar qué ha pasado en este período. Hay que dejarse de excusas y fantasías e irresponsabilidad del madurismo, que si «hemos detectado una conspiración desde el exterior para que caiga la producción de petróleo», que si «hay otra conspiración en el CRP», que todos los contratos de PDVSA serán revisados en Miraflores (¿por quién?, eso no es serio), que si «toda PDVSA es corrupta», dejar el «quítate tú, para ponerme yo». Hay que sacar a los empresarios de las decisiones de PDVSA.
El año base acá, será el cierre de la empresa en el 2013, son metas plausibles de alcanzar en el corto plazo: una producción de 3 millones de barriles días; una capacidad de refinación nacional de 1.2 millones de barriles día; una exportación de 2.4 millones de barriles día; una producción de gas de 7000 millones de piés cúbicos día, tanto para la reinyección, sector eléctrico y petroquímico.
El precio del petróleo se ha incrementado un 50% con respecto al precio del año pasado, suficiente para restablecer un ingreso Fiscal y de divisas adecuado para el funcionamiento del país (ésto por supuesto sólo es posible con una política cambiaria distinta). Debe hacerse una revisión de los compromisos de caja y de los volúmenes de producción de PDVSA, comprometidos con operaciones financieras, y lograrse un manejo distinto, que permita liberar los barriles de exportación para que ingresen los recursos al país. Es un período especial.
Debe restablecerse la moral, entusiasmo y autoestima del trabajador petrolero, dejar de perseguirlo, no pueden seguir llegando agentes enmascarados y llevarse personas detenidas del medio de reuniones, de sus propias oficinas. No puede maltratarse tanto a los trabajadores en su moral, sus condiciones de trabajo, sus equipos, sus salarios, su protección social. No puede haber una paralización técnica de las operaciones, sencillamente porque los que deben tomar las decisiones, o no saben de qué se trata o les da miedo tocar ninguna decisión, no vayan a terminar señalados de corruptos o presos.
Hay que restablecer los servicios petroleros, técnicos, indispensables para las operaciones. Hay que restablecer las filiales de PDVSA y su carácter popular, su emoción, la movilización de sus trabajadores, el prestigio de la Empresa, volver a la PDVSA Roja Rojita.
Este espacio no me permite seguir extendiéndome, adelanto estos y profundizaremos en otros, sobre todo el tema productivo, financiero, internacional, el éxodo de venezolanos, volver sobre PDVSA, sobre el tema financiero, institucional, político, el rescate de lo afirmativo Venezolano, de lo positivo de nuestro pueblo y gentilicio; dejar atrás esta pesadilla de violencia, intolerancia, improvisación, autoritarismo, limitaciones de todo tipo y dramático retroceso en el bienestar de nuestro pueblo.
La campaña por Chávez comienza ahora, con una discusión franca y abierta de los problemas del país, sin atajos, ni descalificaciones, sin miedo, una reanimación de nuestro pueblo y sus fuerzas morales. Necesitamos un candidato Chavista que nos permita recuperar al país, un futuro mejor es posible. Con Chávez siempre ¡Venceremos!