La danza de los demonios o el espantador de la comarca

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Ya hace una semana que se realizaron las elecciones presidenciales con el resultado que todos sabíamos, fue reelecto el madurismo, no podía ser de otra manera, no sólo porque ganó por «forfeit», porque no tuvo contendor; sino porque, además, todo estaba arreglado para que este sector se mantuviese en el poder a costa de lo que fuera, a pesar del extendido rechazo hacia al propio candidato reelecto.

No hubo celebración popular, actos espontáneos de festejos en la calle, en los barrios, nó. El Pueblo que votó, ese noble y a la vez tan maltratado, salió a cumplir la tarea indicada, lo hizo sin algarabía, sin pasión, una vez mas hizo lo que se le pidió. No fue una victoria de Maduro, fue un acto de disciplina del Chavismo, movilizado gracias al capital político acumulado por el Comandante Chávez durante doce años de Revolución.

Atrás, muy atrás, quedaron aquellos eventos electorales, como la «Batalla de Santa Inés», o las elecciones Presidenciales de 2006, 2012, sólo para mencionar algunas en los que fui el Jefe de Movilización del Chavismo, donde el país era sacudido por un intenso debate político, donde el Comandante llamó a votar por el Socialismo, por el Plan de la Patria, sin mentiras, manipulación o amenazas.

La elección solía ser un acto de conciencia y de movilización que trascendía al voto, se movilizaba el pueblo por las propuestas de Chávez, por ello, luego del triunfo, se volcaba a las calles a celebrar, era su triunfo, en todo el oeste de Caracas, en los barrios, en todo el país, había un ambiente de esperanza, de movilización, de combate y se daba inicio a una nueva etapa de la Revolución con cambios sustanciales, tangibles, en beneficio del pueblo y cumplimiento de la palabra empeñada.

En aquellos años, en medio de todo tipo de amenazas, desestabilización y de una fuerte confrontación política en el país, el que votaba por la Revolución sabía por qué lo hacía, hacia dónde íbamos. Nunca hubo la amenaza de por medio, ni la mentira, ni la trampa. Al Comandante Chávez lo caracterizaba la honestidad y tenía una ética tal, que jamás le hubiese pasado por la mente chantajear o amenazar al Pueblo.

Sin embargo, a sólo cinco años de su partida, todo ha cambiado. Acaba de culminar un proceso electoral tan parecido a los de la IV República, en su esencia y contenido. Se hizo gala de todas las trampas y «triquiñuelas» del bipartidismo de AD-Copei durante sus últimos años en el poder, como un reconocimiento tácito de que ya no es posible conquistar la voluntad del pueblo con base en las ideas, las propuestas, el trabajo, la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de la sociedad.

Realmente ganó la trampa, la maniobra. El chantaje grosero y «balurdo» de manipular y engañar a los mas pobres con el miserable bono de los 10 millones de bolívares, con la amenaza directa de recibir o no los exiguos beneficios del carnet, de la caja Clap, en definitiva, de los instrumentos de control social del madurismo. Ni siquiera los adecos, ya en lo peor de su descomposición moral, hicieron algo así.

Un candidato «todopoderoso» amenazando al mas pobre, al débil, al que está al borde de la desesperación, con un «dando y dando» de la vergüenza. Es decir, si no votas por el candidato, no tienes acceso a los escasos programas de protección social, protección que, aunque no resuelven nada, por poco y puntual, para una madre con sus muchachos, para los ancianos, para el desesperado, resulta todo.

¿A dónde ha llevado el madurismo al otrora combativo y altivo, orgulloso y noble, pueblo de Chávez y de Bolívar? El mismo pueblo que se movilizó con Chávez para salir del desprecio y exclusión del que fue objeto durante tantos años, el mismo que lo rescató el 13 de abril de 2002, el que lo siguió en la derrota del Sabotaje Petrolero, en la «Batalla de Santa Inés», cuando levantó las banderas del antimperialismo, del socialismo, ahora detrás de una caja Clap, un bono de miseria, un carnet, así como, antes era el carnet de AD, necesario para sobrevivir. Tremendo daño se le ha hecho a la conciencia del pueblo, al alma del humilde.

Se desarrolló una campaña «ni fú ni fá», de baile y papelillos de colores, el partido de utilería, a pesar de todo el dinero invertido en él y de la clara ventaja que tenía, ni siquiera sacó mas votos que los que sacamos para cualquier candidato a gobernador, los partidos de la «izquierda», que le pidieron a su militancia un «voto castigo al madurismo», votando por el mismo candidato del madurismo (¿?), quedaron reducidos a su mínima expresión; el PSUV, salvó, una vez mas, a Maduro, a pesar de que los asesores del candidato le recomendaron hacer a un lado las ideas y el discurso de Chávez, sus colores, su pasión, sus propuestas; Chávez sólo quedó en unestampado multicolor, lejano, en las camisas estilo hindú del candidato.

Ya hay bastantes números y análisis de los resultados, suficientes para demostrar la abrupta caída en la cantidad de votos obtenidos por el madurismo, tanto que, esta vez, se ganó sólo porque la oposición cometió la torpeza de llamar a la abstención; de otra manera, la diferencia de votos hubiese hecho imposible la manipulación de los resultados, Maduro no le gana a nadie que se le plante en serio. Pero a mí no me ocupan los cálculos de la oposición, es problema de ellos, obviamente fueron motivados por la posibilidad de una salida cruenta de derecha con inusitado apoyo internacional. A mí lo que sí me preocupa son los cálculos o errores del Chavismo, la manipulación del madurismo.

Si alguien piensa o le tranquiliza pensar que «ganamos», están dejando de lado el hecho cierto de que el madurismo ha llevado al Chavismo a una derrota estratégica. Aunque por la inusitada torpeza de la derecha, se hayan «ganado» estas elecciones, lo que los resultados muestran claramente, es el escaso apoyo popular con el que cuenta el madurismo, el rechazo que ha generado en el pueblo a las ideas del socialismo y de la Revolución Bolivariana es profundo, ha arrastrado al Chavismo a un punto bajo, no en términos de número de votos, que ha caído mucho, sino en términos de su papel como un partido revolucionario: lo que ha tenido que hacer para «ganar», en lo que ha tenido que claudicar para seguir apoyándolo, presas de un inmenso fraude, un chantaje político-emocional con la memoria del Comandante Chávez, cayendo en el ejercicio de la política con «p» minúscula, engañando y permitiendo que se maltrate a su propio pueblo.

No faltará el pragmático o «táctico» que diga: «bueno, no importa, pero retuvimos el poder». Les digo camaradas, se trata es de hacer una revolución, porque el «poder» hace tiempo lo perdió el pueblo, está secuestrado por un grupo que hace un abuso constante del mismo para satisfacer sus intereses e imponer su visión improvisada-irresponsable-reaccionaria-malandra de cómo gobernar al país.

Este gobierno del caos ha impuesto un «paquetazo» neoliberal, de los mas salvajes y atrasados del mundo, en nombre del Chavismo, del socialismo: hiperinflación de mas del 17.000 %, caída acumulada del producto interno bruto por cinco años consecutivos, una devaluación implícita y oficial de la moneda por cientos de miles de veces su valor, sin control de la economía, liberando los precios de manera soterrada, destruyendo el trabajo, dividiendo a las fuerzas revolucionarias, a los trabajadores, sometiendo a toda la sociedad al desasosiego de no conseguir lo mínimo para vivir mal, imponiendo el miedo, la violencia, el abuso y la corrupción a todos los niveles, haciendo que cunda el desencanto, la desesperanza y, lo peor, imponiendo una ética del «pranato», del «sálvese quien pueda», del egoísmo, con una élite obesa que practica el cinismo todos los días, incapaz de asumir responsabilidades y con una desconexión absoluta con el sentimiento y necesidades del pueblo.

Lo peor de todo este resultado es que el Chavismo ha perdido su natural capacidad de revisarse, de ser críticos, rebeldes, un factor transformador. Se ha impuesto el silencio cómplice, decepcionante. Cuando he levantado mi voz para advertir justo lo que ahora está pasando en PDVSA, un desastre anunciado, y lo que ha pasado con la economía y la política; cuando lo hice de manera constructiva y desde una perspectiva Chavista y revolucionaria, salieron «los pranes» y los voceros tarifados del madurismo, a descalificarme y a ejecutar una operación de linchamiento moral y persecución de una ferocidad tal, que ni siquiera la han merecido los golpistas con los que después se dialoga. Pero el Chavismo, sus dirigentes históricos, guardaron silencio, sin entender que las campanas no doblaban por mi, doblaban por el chavismo.

El madurismo ha hecho de todo para mantenerse el poder y controlar con sus «panas», familiares y socios, todos los estamentos del Estado y sus instituciones. Personas sin un atisbo de capacidad, conocimiento y honestidad. Han acabado con las instituciones fundamentales del Estado, las han corrompido, las han hecho colapsar.

Pero también han silenciado a las fuerzas morales del país; tanto escritor e intelectual de «izquierda» que ha vivido siempre criticando y opinando, hoy guardan un silencio inexplicable; directores de medios que se ufanaban de su postura crítica, hoy se autocensuran; conductores de programas de televisión que tuvieron que tragarse sus palabras; políticos de sobrada experiencia; partidos que se dicen revolucionarios; todos han callado. Son pocos los honestos, valientes, que han mantenido una postura coherente, crítica, me quito el sombrero por ellos, los pocos revolucionarios que han dicho lo que les corresponde decir y hacer, en momentos de tanta confusión, extravió.

He advertido que, después de estas elecciones, se desatarían los demonios, los del madurismo.

En una primera instancia, el madurismo, aprovechará este «aire» que le da el Chavismo, para seguir desmantelando a las distintas corrientes ¡dentro del mismo Chavismo! Los que crean que no es con ellos, se llevarán la sorpresa que la cosa era contra todos los factores revolucionarios, o los que, sencillamente, no sean de su «confianza», es cuestión de tiempo. Tienes que subordinarte a ellos, negar a Chávez, abdicar de tus principios para que el madurismo te deje en tu «espacio de confort», como les gusta decir, pero basta que alguien quiera tu puesto o que expreses alguna disconformidad, para que se «vire» la situación en contra tuya. Sólo hagan una revisión: ¿Dónde están los ex ministros de Chávez? ¿Dónde los Jefes Militares de Chávez? ¿Y los que quedan, qué hacen, qué fuerza tienen?

Como se sabe que la situación económica es insostenible, ante la ausencia de un Plan y la falta de valor para asumir responsabilidades, para rectificar; como saben que cuentan con poco tiempo antes de que algo insospechado suceda, entonces, avanzarán los demonios, lo mas rápido que puedan, para asegurarse, por el miedo y la persecución, el control de todo el país.

Por eso, se incrementará la persecución de revolucionarios: Chavistas, oficiales militares, todo aquel que resulte peligroso o sospechoso para el madurismo. Seguirá la censura, el aislamiento internacional, la violación de los derechos humanos de los encarcelados, los perseguidos, los allanamientos, el abuso de poder, las mentiras y acusaciones-condenas del Ministerio Público, la manipulación del Poder Judicial, será el silencio de todo el país, una especie de obscurantismo, un país desconectado, violento, atemorizado. Están desesperados, y eso los hace mas peligrosos.

Ojalá no fuese así, ojalá me equivocara, ojalá los presos de PDVSA, de CITGO, los presos políticos de todas las posiciones, los rehenes, los acusados-condenados sin juicio y derecho a la defensa, los perseguidos, tuviésemos la suerte de los señores de la directiva de Banesco, encarcelados en una de las habituales «razzias» pre electorales «dakasos» del Ministerio Público, acusados-condenados. Pero vino Escotet y de repente, nadie sabe qué paso, o cómo hizo, pero los sacó, allí están las fotos, ya en libertad.

Bien por ellos, pero allí siguen presos cualquier cantidad de trabajadores, ex ministros, simples funcionarios, gerentes, empleados, políticos y muchos mas; secuestrados, sin derecho a la defensa, violentados todos sus derechos. Lo vuelvo a decir, si es que alguien cometió un delito, el Ministerio Público es el llamado y obligado, jurídica y legalmente, a demostrar que lo hicieron, se debe presumir la inocencia, «nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario» y demostrarlo, implica el desarrollo de un complejo proceso, su sustanciación, la comprobación y valoración de todas y cada una de las pruebas correspondientes, mas aún, en el caso del Derecho Penal, en el que todo hecho calificado como delito y toda sanción, son de Reserva Legal, es decir, solo lo son si la ley formal (no el decreto ley) expresamente lo define como tal; deben garantizarse sus derechos fundamentales, el derecho a la defensa, como se está haciendo con los señores de Banesco, a menos que, exista en el madurismo un «doble racero», dos caras de la justicia, un trato especial por ser banquero. Todo es inconsistente.

Hay sectores enteros que están en plena disputa, donde están desatados los demonios, tal como la Fuerza Armada. No se puede ocultar que algo sucede en el seno de todos los componentes de la Fuerza Armada Bolivariana, yo no me como el cuento de la «conspiración de derecha», puesto que esta institución está profundamente comprometida con la Constitución y el pensamiento Chavista, lo han demostrado fehacientemente. Sin embargo, siguen las detenciones de oficiales, los rumores, la vigilancia, la sospecha.

En PDVSA, aunque ha sido desmantelada, desbandada, perseguida y, sobre todo, vilipendiada en su honor, su nombre, su autoestima, los demonios están sueltos hace tiempo. Aunque la empresa está en niveles de colapso, desmoralizada, con la producción mas baja de toda su historia, con las refinerías inoperantes y sus operaciones medulares comprometidas por una pésima gestión en estos últimos cuatro años; aunque la empresa está en su peor momento, como si se tratara de otro sabotaje petrolero, su estructura, hombres y mujeres, su historia y conciencia es tan fuerte y profunda en ella que aún resiste; resiste a hundirse, a tirar la toalla, es una gran empresa.

Por ello, los distintos grupos de poder dentro del madurismo, los demonios, se la siguen disputando, despedazando, para, como he denunciado, entregarla al interés transnacional. El Ministro-Presidente tiene poderes extraordinarios, como nunca antes, para hacer lo que quiera en la industria; la situación luce desesperada, trancada, con una Junta Directiva inoperante, los puestos y responsabilidades son reflejo de las luchas internas y apetitos de poder, pero al final, no se dan cuenta que el problema de PDVSA está en Miraflores, todo pasa por allí. No saben qué hacer, seguirá colapsando la empresa, a pesar del esfuerzo heroico de sus trabajadores.

La economía está absolutamente fuera de control. No hay gobierno de la economía. No hay Plan, ni articulación de cuadros preparados. Se vuelve al argumento del diálogo con los sectores privados, el sector productivo. Nadie les cree. No hay confianza en la capacidad del gobierno para conducir la economía, los asesores del madurismo están desenmascarados, nadie va a poner su futuro en manos de estos improvisados. Todo el sector económico sabe que ciertos grupos de interés privado están detrás del madurismo, haciendo negocios, cuadrando operaciones, «agarrando lo que queda», haciendo fortunas extraordinarias, controlando la política y las decisiones en el país. Los demonios, los azotes del pueblo, siguen su danza destructiva: especulación, hiperinflación, escasez, mercado paralelo, «bachaqueros», corrupción, robo. Un desastre.

Mientras los demonios del madurismo se desatan, las amenazas externas y la intromisión extranjera siguen estrechando el cerco, apretando el cuello de la patria: sancionan, bloquean, amenazan, confiscan, llaman a sus embajadores. Está claro que este gobierno no está preparado para defender al país de la agresión extranjera, no tiene la capacidad, ni los medios para hacerlo, lo peor, no tienen la disposición para hacerlo.

Si el gobierno ni siquiera es capaz de defender a sus ciudadanos, que por cientos de miles o millones salen del país y son objeto de todo tipo de maltratos y abusos en el extranjero; si PDVSA no es capaz de defenderse de la acción legal de una compañía «Conoco», que no sólo perdió el arbitraje (los derrotamos, pero eso no lo explica el gobierno, no sabe, no quiere), sino que lo que hace es «patotear» a nuestra principal empresa, sin que su directiva se hubiese anticipado a tal acción, convirtiendo un éxito rotundo en un fracaso; si nuestra política exterior de los últimos tres años ha estado signada por los insultos de «tuiter», la política de «carrito chocón», la paranoia y el irrespeto; si no son capaces ni siquiera de defender nuestras aguas territoriales ante las operaciones de la «Exxon» para explotar nuestro petróleo en licencias que otorgó Guyana de manera ilegal, si; por el contrario, se toca la puerta trasera de la transnacional para pedir que explotemos de conjunto; si hay tal nivel de caos y disfuncionalidad en las Finanzas, la producción, el gobierno, entonces ¿Cómo le van a hacer frente a todas las amenazas e injerencia extranjera que hoy asoman?

El hecho de que el madurismo se haya «rociado de gasolina», porque no tienen alternativa, no quiere decir que rocíen de gasolina a todo el país, a nuestro futuro. Si se gobierna un país, se debe tener la responsabilidad y el valor de defender la soberanía, la integridad de la patria: con firmeza, con claridad, con responsabilidad. Porque si las fuerzas hostiles ven a un país en crisis, un liderazgo inconsistente, débil, un Estado debilitado, un gobierno que persigue y reprime, una Fuerza Armada bajo sospecha, su economía destrozada, un creciente aislamiento internacional, su principal empresa destrozada, entonces, se estimula la agresión, se presume una victoria fácil. Es un poco la situación del General Noriega, provocando, despotricando, blandía un machete, mientras, al mismo tiempo siempre negoció con sus verdugos, bastó una operación militar quirúrgica para que cayera todo el país.

No es la primera vez que somos amenazados, ni PDVSA sancionada, ya lo vivimos con el Comandante Chávez, lo vivimos en 2010 cuando impusieron sanciones a PDVSA, pero sabíamos qué hacer y lo hicimos, el liderazgo del Presidente Chávez y del gobierno nacional era tan fuerte y firme en sus convicciones; con todo el pueblo y el país cohesionado que, ni siquiera la administración de Bush pudo hacer nada contra nosotros; mucho menos permitimos que se nos aislara, porque el mismo Jefe de Estado, era, a su vez, un líder político del hemisférico, a nivel mundial.

Esto es lo que vendrá, la danza de los demonios, todo empeorará, porque el problema sigue en Miraflores. El Presidente, que además maneja y controla todo el poder; sin embargo, en su afán de no asumir responsabilidades, habla al país en su discurso de juramentación y reclama a su propio gobierno, denuncia su propia acción de desgobierno, como si estuviese hablando de otro gobierno; entre chanza, risotadas, gritos, todo augura que seguirá lo mismo.

Insiste en que él no es el culpable, que son todos menos él. Ya ha perseguido a medio país, ha debilitado al Chavismo, ha destrozado a PDVSA, persigue a los militares, encarcela, arremete, amenaza y dice que no es su culpa. Ya se acabaron las excusas, las conspiraciones, tendrá que intentar, aunque sea hacer el esfuerzo, de gobernar y resolver los problemas urgentes de todo el pueblo, del país, no hay tiempo y esta victoria pírrica no le da mucho piso político, por ello desata a los demonios.

Pero, pensándolo bien, y dado que, dentro de todo, los demonios son algo serio, temibles, por lo menos son una figura bíblica, me parece mas bien que la danza del madurismo, en vez de los demonios, es la del «espantador de la comarca», como le gustaba decir al Comandante Chávez, es decir, los que se dedicaban a espantar a su barrio, al pueblo, asustar ancianos, niños, cobardes, amenazar al débil.

Si de lo que se trataba era de «ganar» la elección y «mantener el poder», entonces ahora el Chavismo debe exigir que un gobierno de emergencia, Chavista, de la Patria, asuma la conducción, restablezca plenamente la Constitución, lleve adelante un Plan de Emergencia, capaz de detener la caída y comenzar a levantar cabeza, convocar a los patriotas, a los mejores, a todo el Pueblo a dar una batalla definitiva para reconstruir al país.

Nuestros problemas los arreglaremos los venezolanos, sin injerencia extranjera; el madurismo, fue una etapa, demostró que no puede gobernar al país, la victoria pertenece al Chavismo. Nosotros, todos juntos, sabemos cómo hacerlo, tenemos cómo hacerlo; hay recursos, ideas, fuerza, mucha moral y todo un pueblo que volverá a recuperar el poder que alguna vez tuvo; con Chávez siempre ¡Venceremos!