LA RADIOGRAFÍA DE UN PAQUETAZO

Nosotros hemos denunciado de manera reiterada que el gobierno de nicolás maduro, no sólo abandonó el camino del presidente Chávez, entregando nuestra economía al sector más especulativo y depredador del Capital, sino que, a partir de agosto de 2018, ha impuesto al país un paquete de medidas económicas de choque de corte neoliberal, un Paquetazo, basado en la entrega del petróleo y demás recursos minerales, es decir, afincándose en el extractivismo depredador, antinacional, a la vez que ha destruido PDVSA y el resto de las empresas públicas, para luego transferirlas al capital privado, de forma ilegal y secreta.

Este paquetazo económico, este retroceso y entrega de nuestra soberanía económica, la traición al Plan de la Patria, ha impactado drásticamente al pueblo venezolano, despojándolo de sus conquistas económicas y sociales, sumiendo al país en el abismo del horror económico del capitalismo, el más atrasado y dependiente que nunca antes habíamos tenido.

La correspondencia política y ética a este viraje a la derecha, ha sido el establecimiento de una nueva élite política –incluidos alacranes de todo tipo–, que se reparten el país y sus activos, a la vez que enfilan sus ataques permanentemente en contra de Chávez, sus ministros, su gobierno y el socialismo. 

Es allí, en contra del Chavismo, de nosotros y del pueblo, que se concentra la maquinaria de violencia del Estado, no sólo la violencia física y la utilización de la justicia para perseguirnos, sino la violencia expresada en la permanente campaña de descrédito y mentiras para la cual cuentan con inmensos recursos para pagar periodistas tarifados, medios digitales, fundaciones y hasta medios internacionales, mientras imponen una feroz censura basada en el culillo de periodistas y “precaución” de los medios de comunicación.

La violación de los DD.HH., como política de Estado del gobierno de nicolás maduro, tal como lo ha denunciado la ONU, a través tanto de la Oficina de la Alta Comisionada para los DD.HH encabezada por Michelle Bachelet; como por la Misión Internacional Independiente del Consejo de los DD.HH (“Fact Finding Mission”), donde en sus dos reportes denuncia la Comisión de Crímenes de Lesa Humanidad por parte del gobierno de maduro y la complicidad del Poder Judicial y la Fiscalía en la perpetración de los mismos, ha sido la manera de contener al pueblo para imponer un conjunto de políticas económicas absolutamente impopulares y anti nacionales, a la vez que ha sumido al país en el miedo y la desesperanza. 

Muchas cosas han sucedido desde que el madurismo asumió el poder, es un país irreconocible, en ruinas, traumado, desilusionado. El gobierno se ha mantenido en el poder con base en la violencia, la trampa y la violación permanente de la Constitución y las leyes, barriendo con nuestras conquistas políticas, con los preceptos de la soberanía económica y política, la democracia participativa y protagónica, el Plan de la Patria, la Plena Soberanía Petrolera, el “vivir bien” del pueblo, el Poder Popular, Las Misiones y Grandes Misiones y todos los espacios conquistados por nuestra sociedad con la Revolución Bolivariana.

Hoy, el gobierno  –desgobierno– de maduro, lleva adelante un programa económico, que es el sueño de la derecha de todo el continente, por fin consiguieron un gobierno capaz de entregar TODO el país, incluyendo el petróleo, y contener al pueblo, sin necesidad de contar con un Pinochet o las dictaduras de corte tradicional que han azotado a nuestros pueblos. Lo trágico es que este desastre lo ha hecho en nombre de Chávez y el socialismo, haciendo un favor inconmensurable a la derecha del mundo. Hoy maduro y su gobierno corrupto, son el principal instrumento para matar –todos los días– a Chávez y al socialismo.

Pobreza y Desigualdad en Venezuela

El último reporte sobre las Condiciones de Vida de los Venezolanos, ENCOVID 2021, emitido en septiembre pasado por la UCAB, devela la realidad de la dramática transformación que ha sufrido nuestro país durante el período de gobierno de nicolás maduro.

Más allá de las valoraciones o posiciones políticas del propio Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, un aspecto importante a resaltar es que el mismo es el resultado de un trabajo de campo, donde se entrevistaron a más de 17.400 hogares venezolanos y se recopiló información directa –valiosa–, que nos permiten tener un registro claro de lo que sucede en el país, reflejado en índices e indicadores en lo económico y social de las condiciones de vida del venezolano. Es un trabajo que invito a revisar.

Es lamentable a su vez que, por instrucciones directas del gobierno, el Instituto Nacional de Estadísticas, organismo adscrito al Ministerio de Planificación, haya prácticamente desaparecido y oculte o guarde silencio sobre los indicadores económicos y sociales del país. El INE no ha vuelto a presentar ningún trabajo, ni investigación –como solía hacerse durante el gobierno del presidente Chávez– sobre la situación y condiciones de vida de los venezolanos. Una muestra más del quiebre de la institucionalidad en el país.

El estudio ENCOVI 2021 revela un dato alarmante, que nosotros hemos denunciado de manera sistemática y que se ve reflejado en la precaria situación de los venezolanos, y es el hecho de que los niveles de pobreza por ingresos en el país ha alcanzado niveles de 94,5 % de pobreza y 76.6% de pobreza extrema. Este fenómeno, se dispara a partir del año 2015 y es un claro indicador del deterioro de la calidad de vida del pueblo, que nos coloca a nivel de los países más pobres de África, como son los países de la región del sub-Sahara.

Este índice refleja la situación de pobreza por insuficiencia de ingresos para satisfacer las necesidades básicas y de vida de los venezolanos. Con un salario mínimo de 1,39 dólares al mes, (0,04 dólares diarios); donde el salario promedio de los empleados públicos de 12,3 dólares al mes, de los trabajadores del sector de 38,7 dolares al mes y de los trabajadores por “cuenta propia” de 32,8 dólares al mes, la realidad es que el 94,5% de los venezolanos está por debajo del índice mundial de pobreza de 1,9 dólares diarios, es decir, 57 dólares al mes, establecido por la ONU y aceptada por todos los organismos internacionales. 

Existen otros elementos para medir el nivel de pobreza de la población, para no basarse sólo en el ingreso, tales como, acceso al trabajo, servicios, vivienda, salud, educación. Sin embargo, todos estos índices están igualmente deteriorados. 

El empleo informal, llamado eufemísticamente trabajo por “cuenta propia” ha alcanzado el 51,7 % de la población económicamente activa, mientras que, los trabajadores en el sector privado se ubican en el 20% y en el sector público en 20,3% (una caída de 15,6%) en comparación con el 2014. Es decir, la mitad de la población económicamente activa vive en un permanente rebusque, en la precariedad, trabajando en la ley de la selva, sin ningún tipo de derechos y regulaciones. Capitalismo puro, salvaje.

Pero no hay trabajo, sencillamente, porque se ha destruido el aparato productivo del país. La economía tiene una caída del PIB acumulada del 74%, entre 2014-2021, según datos del propio BCV.  Ésto quiere decir, que nuestra economía y su capacidad de generar trabajo se ha reducido a un tercio de su tamaño con respecto al año 2013. Pero por otra parte, –y ésta es una parte sustancial–, es que, la industria petrolera ha colapsado durante este gobierno, nuestra producción petrolera ha caído en este periodo (2014-2021) a solo 523 mil barriles día, una caída de 2,5 millines de barriles día, equivalente al 83% menos con respecto a nuestra producción de 3 millones de barriles día del 2013 y hoy dia no se produce ni la gasolina, ni diesel, ni el gas que requiere nuestro mercado interno. 

Los servicios públicos: agua, electricidad, transporte, comunicaciones, están colapsados producto de una gigantesca incapacidad y corrupción del gobierno. Los servicios públicos no tienen ni la continuidad, ni la calidad requerida, provocando un fuerte impacto en la calidad de vida y nivel de pobreza de la población. Ni siquiera Caracas, la capital, se salva de los permanentes apagones, fallas de suministro del agua, falta de combustible, falta de internet, telefonía o falta de transporte. Mientras que en el interior, la población se siente abandonada a su suerte, modificando sus expectativas y posibilidades de una vida medianamente gratificante y buscando cómo trasladarse a la Capital o salir del país.

En cuanto a la salud, educación y vivienda. Los datos y la vivencia del venezolano son igualmente reveladores del caos de los mismos, a pesar de que ningún organismo oficial da información, ni publica estadísticas. Sin embargo, se ha podido registrar que la mortalidad infantil se ubica en 25,7 por mil (un retroceso a los niveles de hace 30 años) y la esperanza de vida ha caído en tres años. El sistema de salud ha sido desmantelado en este período, por lo que, el acceso a la atención médica, servicios de salud médica y medicinas, se ha privatizado y convertido en un servicio al que se accede sólo si se tienen dólares –y bastantes–, y la población sin ingresos económicos en divisas está condenada a morir o sufrir un deterioro tal de su condición de salud, que lo postra e inutiliza. El gobierno opta por el silencio para evadir su responsabilidad. El manejo de los casos de COVID es un triste ejemplo de ello, la población que se contagia sigue automedicándose, pagando elevadísimos costos en las clínicas, sino deben acudir a los hospitales colapsados e inoperantes   o mantenerse en su casas, donde mueren en silencio. Mientras el gobierno no informa, no da números y miente al respecto, sólo utiliza el COVID como excusa para mantener al país desmovilizado. 

En la educación, se registra una creciente deserción del sistema educativo, con una caída de 8 puntos porcentuales de cobertura educativa entre 2014-2021. Las carencias de todo tipo en los hogares pobres: ingresos, falta de agua, electricidad, internet y computadoras, profundizan la brecha entre estratos sociales y dificultan el acceso de los pobres a la educación y la continuidad en el sistema educativo. El cerco y tremendo deterioro de las universidades públicas, han provocado una masiva migración al sistema universitario privado, cuyas tarifas se pagan en dólares y se hacen insostenibles para la mayoría de la población.

La vivienda sigue siendo un drama no resuelto, a pesar de los números y la propaganda del gobierno, la Gran Misión Vivienda Venezuela, ha sido desmantelada. Yo que estuve como coordinador del Órgano Superior de Vivienda y de la GMVV cuando se inició este programa del presidente Chávez, junto a los ministros y profesionales que impulsamos esta Gran Misión, sabemos con exactitud que el gobierno miente. La Gran Misión Vivienda Venezuela, en mucho mejores momentos de la economía del país y desplegada con toda la fuerza del Estado, colmó, entre 2010-2013, las capacidades de materiales e insumos de construcción del país, y llegamos a construir –con mucho esfuerzo– 600 mil viviendas en 3 años, verificadas por el sistema de inspecciones y verificación que establecimos, junto al presidente Chávez, alcanzando gradualmente una capacidad máxima de 300 mil viviendas al año, el 46% de ellas construidas con el Poder Popular y las Misiones; Este esfuerzo se reflejaba en la actividad económica, el PIB, el empleo y en la geografía nacional, cuando las viviendas emergían por todo el territorio, como un sembradío de esperanzas. Hoy el gobierno manipula y miente. Un gobierno de twitter.

Todos estos elementos, sumados a la dolarización de la economía y la hiperinflación no sólo han incidido en la pobreza generalizada de la población, sino en LA DESIGUALDAD, con un Índice de Gini de 0,567, es decir, muy por encima del índice que tenía el país en el año 2011 de 0,390 (El coeficiente de Gini, un índice para medir la desigualdad, toma valores entre 0 y 1; un valor que tiende a 1 refleja mayor desigualdad en la distribución del ingreso). Este Índice resulta en un claro indicador del hecho, evidente a simple vista, de que una minoría, que han medrado del poder y que ha crecido a la sombra del madurismo, concentra las riquezas del país, se han beneficiado del despojo y viven en una burbuja de groseros privilegios que se expresan en los casinos, hoteles cinco estrellas exclusivos para las nuevas élites, rumbas, restaurantes, bodegones, casas en los parques nacionales, sea en el Ávila, los Roques, Morrocoy,  la Tortuga y se pasean con sus excentricidades y excesos,  en una Venezuela en ruinas y con un pueblo todavía perplejo.

El éxodo de  venezolanos ha sido una consecuencia devastadora de esta situación, que ha separado a millones de familias y que tiene graves implicaciones para la reconstrucción de nuestro país, sus posibilidades futuras. Este drama nunca le ha interesado al gobierno, al contrario lo ha estimulado por razones políticas y económicas,  al inicio maduro y sus voceros ofendian a los muchachos que salían del país tildandolos de “traidores”, ahora Delcy Rodriguez, nuevamente por razones politicas pretende evadir su responsabilidad en este lamentable fenómeno. 

De acuerdo con la información de los distintos organismos de la ONU, recogidos en el trabajo de la UCAB, desde el 2017, se ha producido un verdadero éxodo de venezolanos, 5,5 millones de compatriotas que han abandonado el país. De éstos, el 90% se encuentran entre 15-49 años de edad. Es decir, se fueron los muchachos, las familias jóvenes, el capital humano que se formó en el país con tanto esfuerzo, y el comportamiento histórico de otras experiencias y la vida misma indica que no volverán. El 86% de los que han salido del país, lo han hecho por razones económicas, buscando trabajo y seguridad para sus familias, un futuro para sus hijos, con la esperanza de unificar sus familias en el exterior, a la vez que envían dinero a los que quedaron atrás, en Venezuela. 

Por último, el trabajo de la ENCOVI 2021, refleja cómo las Misiones Sociales de la época de Chávez, han desaparecido por completo y con ellas, el Poder Popular y la democracia participativa y protagónica del pueblo en la resolución de sus propios problemas. Ahora, el gobierno de maduro, se ha centrado en programas asistencialistas, mecanismos de control social, fuentes de corrupción como las Cajas Clap de Álex Saab y la emisión de dinero inorgánico, con Bonos de todo tipo, recursos que no tienen ningún sustento en la economía real y que se devalúan en cuestion de dias.

En el paraíso de la dolarización, la mayoría de la población pobre, es decir los trabajadores y empleados, reciben sus ingresos en bolívares que no valen nada, en una economía que al ser dolarizada por el mismo gobierno ha destruido nuestro signo monetario, el Bolívar. La estrategia monetarista del paquetazo de maduro era “reducir” los gastos del Estado, por ello le arrebataron a los trabajadores y empleados públicos sus conquistas económicas y laborales, a los jubilados de PDVSA sus Fondos, eliminaron el sistema de seguridad social y de salud e impusieron un tabulador salarial llevando a los trabajadores a la pobreza extrema y la desesperación.

La muestra más patética de este proceso de devaluación y destrucción de nuestra moneda, es que el mismo gobierno se ha visto forzado a quitarle ceros al bolívar. En 2018, le quitó 5 ceros y ahora, a partir del primero de octubre, le ha quitado 6 ceros. Lo que sucede es que el ritmo de devaluación es tal que no lo pueden manejar, no solo porque cuando entra en circulación un “nuevo Cono Monetario” ya los billetes están devaluados, no sirven, emitiendo papel moneda (cuando salen los nuevos billetes ya están devaluados), sino porque las computadoras del sistema bancario tampoco pueden manejar la cantidad de ceros del bolívar. Ahora el Bolívar, como moneda, es una ficción digital, tal como el Petro.

Todo ésto hay que denunciarlo, una y otra vez, que no se canse nadie. Hay que adquirir conciencia sobre lo que ha pasado en el país, las consecuencia de las políticas y decisiones del gobierno de maduro, dejar las excusas a un lado, el odio y el miedo, abrir una discusión sincera, urgente, sobre la situación venezolana y a dónde nos conduce el gobierno, el nuevo pacto que tratan de cuajar en México, de espaldas a la realidad del país,  y que no tiene esta problemática ni en su agenda ni es parte de sus prioridades. El gobierno usa México para ganar el tiempo y hacer shows ridículos como los cartelitos de Alex Saab. 

Pero estamos ante una situación tan grave y definitiva para nuestras posibilidades hacia el futuro, que valdría la pena dejar a un lado el miedo y el individualismo, dejar atrás la desesperanza y el conformismo, hacer el esfuerzo de pensar y retomar el sueño, la esperanza, salir del barranco de maduro y volver al camino de Chávez