Mephisto

«Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada».

F. G. Niemöller

Quería referirme a la película «Mephisto» (1981), adaptación de la Novela de Klaus Mann’s del mismo nombre, dirigida por István Szabó, con la magistral actuación de Klaus María Brandauer como Hendrik Höfgen, la cual invito a revisar porque deja muchas enseñanzas con respecto al dilema ético del comportamiento ante el poder.

La adaptación fílmica y la novela, están basadas en el «Fausto», que, en la leyenda y literatura alemana versa sobre la vida del médico, alquimista, astrólogo y «estudioso de otras artes mágicas» Johann Georg Faust (1480-1540) quien, según la leyenda, vendió su alma al diablo para lograr sus propósitos.

El «Fausto» de Göethe, su obra literaria mas importante y una de las joyas de la literatura universal, inmortalizó la leyenda y la relación entre «Fausto» y «Mephisto», el diablo, quien, finalmente lo arrastra a su propio infierno.

Lo importante de la película «Mephisto», mas allá de su extraordinaria calidad artística, es que adapta un tema universal a una situación política concreta, ubicando la trama y los personajes en la Alemania de principios de los años 30 del siglo pasado, durante el surgimiento del Nazismo.

En ella, «Fausto», el actor principal de la trama Hendrik Höfgen, es un actor de teatro de provincia que desarrollaba una vida artística constreñida a las limitaciones propias del interior del país, y, junto a sus colegas, intentaba interpretaciones de contenido, literario o político, incluso obras de compromiso revolucionario en una sala teatral «bolchevique».

En medio de una profunda crisis económica del capitalismo, donde cundía el hambre, la desesperación y desesperanza en el pueblo alemán, y ante la clara intención de la burguesía alemana de apoyar una salida a la crisis, de facto, violenta, apoyando al partido Nazi Alemán, así como, de financiar a su líder Adolf Hitler; las aspiraciones y compromisos de Hendrik eran sólo de índole individual: surgir económica y socialmente en la «élite» de la aristocracia alemana, ser aceptado por ésta, además de poder interpretar obras y personajes de transcendencia en los grandes teatros de la Capital Alemana.

Es allí donde aparece «Mephisto», el Nazismo alemán, representado en diversos rostros y personajes del poder en ascenso, situaciones diarias de persecución, desapariciones, censura, control político, «adhesiones y lealtades», que creaban un ambiente de miedo, desconfianza, traiciones y fortalecimiento del control social del Nazismo, barriendo cualquier disidencia, y persiguiendo las posiciones progresistas que le hacían frente.

De allí, la persecución contra los comunistas, socialistas, sindicalistas, judíos, intelectuales y de cualquier minoría en el país. El Nazismo se expandía y controlaba a toda la sociedad. Mientras los amigos de Hendrik, eran perseguidos, deportados, encarcelados o desaparecidos, éste, como tantos otros, prefirió abdicar de sus ideales, renegar de su pasado, olvidar sus principios, y plegarse a la nueva situación.

Tal como «Fausto», Hendrik decidió callar ante lo evidente, y vender su alma al diablo: el Nazismo, con tal de satisfacer sus aspiraciones mezquinas de poder y privilegios. Claro, como siempre sucede, su dilema y traición, los amortiguaba en su conciencia, con la justificación que «desde adentro» podría ayudar a sus antiguos camaradas (cosa que, por supuesto, nunca llegó a suceder), o, que lo que sucedía en el país «no era tan grave».

El Nazi-fascismo o el autoritarismo, cabalga sobre las debilidades de los miles de «Faustos», que le son necesarios para lograr su control político y social, su poder. Al final «Mephisto», necesita de muchas almas, para prevalecer, imponerse por la violencia y la coacción.

Como siempre sucede en este tipo de «tratos», Hendrik no puede realizar sus sueños de poder porque, tarde entendió, que el Nazismo, jamás lo consideró de los suyos, «Mephisto» no estaba dispuesto a cumplir su parte, él sólo necesitaba de su alma, esto es, que Hendrik abdicara de sus principios, para, luego de «engullirlo», arrastrarlo, por su debilidad y ambición, a su propio infierno.

Volvamos a nuestra realidad en la Patria. Por supuesto, que poniendo las cosas en su apropiada dimensión y atendiendo a nuestro momento histórico, la trama de esta película «Mephisto», y toda su carga política, filosófica, el dilema ético y la experiencia histórica planteada, me resulta de suma importancia, para la reflexión de cada hombre o mujer sobre los que pesan responsabilidades en el devenir o suerte inmediata de nuestro país.

Probablemente, nuestro pueblo y la historia, tendrán muchas cosas que preguntar, cuestionar o reclamar a todos los dirigentes revolucionarios, al estamento político, y a los distintos sectores sociales, en relación a lo que sucede en nuestra atribulada tierra. Nadie escapará a esa interpelación del Pueblo, que es al único a quien le debemos explicaciones, no sólo porque es el alma de nuestra Nación y la razón de ser de toda esta lucha, sino porque es el gran tribunal que juzgará, para bien o para mal, el período histórico del Chavismo, del intento revolucionario.

De allí que, nuestra responsabilidad colectiva es enorme, de lo que hagamos o dejemos de hacer en este momento, dependerá mucho ese veredicto y la existencia misma de la Patria como la conocemos, y la hemos soñado, desde nuestra juventud.

Cada uno tendrá que rendirle cuenta, allá donde esté, al Comandante Chávez: en el Cuartel de la Montaña, en los ojos inocentes de un niño, en el grito desesperado de una madre, en la impotencia y rabia de un padre, en la frustración y decepción de un joven, o en las ruinas de lo que pudo ser.

Cada uno tendrá que explicar cómo es que se ha llegado a esta situación, increíblemente cruel y dura contra nuestro pueblo, cómo es que esta revolución ha sido traicionada por sus «autoproclamados hijos, y por qué ni sus compañeros
de lucha, ni su partido, ni su ejército, ni sus dirigentes revolucionarios, fueron capaces de defender los mas sagrados intereses de la Patria, de la madre, del niño, del anciano, del humilde, de los desposeídos.

Cada quien tendrá que ir pensando muy bien lo que debe hacer para cuando llegue ese momento, mas allá de los privilegios y del poder, cuando deba volver a las calles, a pié, a responder al pueblo.

Pero de todas, creo que la pregunta mas difícil para muchos será: ¿por qué el silencio cómplice?; ¿cómo permitieron todo ésto?; ¿por qué no hiciste nada, no dijiste nada, no alzaste la voz?; ¿qué aplaudías?; ¿cómo te prestaste a esta traición?; ¿cómo guardaste silencio mientras se llevaban, encarcelaban o perseguían a tus antiguos compañeros, camaradas, amigos? ¿Por qué vendiste tu alma a «Mephisto»?

Preguntarán: ¿Por qué callaste cuando el madurismo comenzó a perseguir y entregar a los revolucionarios, a los de Chávez, a su obra, sus instituciones, sus logros, a su pueblo?; ¿por qué permitiste que destruyeran y entregaran a PDVSA, la Faja Petrolífera del Orinoco? ¿Por qué entregaron el petróleo, el Arco Minero? ¿No te dolía ver sufrir al pueblo, cómo lo asesinaban en las calles, cómo padeció de hambre, enfermedades, solo, indefenso, chantajeado, desconcertado, cómo volvió a sus guetos de miseria y desesperanza, cómo abandonaban el sueño de Chávez, entre las ruinas de su proyecto, cómo dejaban su país por cientos de miles para ir hacia la nada? Si tu sabías todo ésto, si fuíste de Chávez, ¿Por qué no hiciste nada?

Será sólo una parte del infierno de «Fausto», haberle fallado a su Pueblo, al Comandante Chávez, ver sufrir al pueblo en un país en ruinas.

Sé de muchos casos de antiguos compañeros, dirigentes, personalidades, civiles y militares, que han vendido su alma al diablo. Cual «Faustos», la han entregado al madurismo, han abdicado de su pasado, de sus convicciones, de su trayectoria, para guardar un silencio cómodo, oportuno, ver hacia otro lado, desde su pedacito de poder, su «posición y zona de confort».

Callan por distintas razones: por miedo, para no quedar «fuera» del poder, para no ser perseguidos o encarcelados, porque consideran que la «vendetta» no es contra ellos, aprueban, sonríen, aplauden, para que no los «jodan», no los hagan de lado, no sospechen, no los execren, no los ignoren, o, peor aun, muchos, sencillamente, no quieren perder su «puesto». Tienen la precaución del cobarde, han dejado solo a Chávez y a su obra.

Incluso, los otrora mas comprometidos con el Comandante Chávez, han agachado la cabeza, se han hecho a un lado, han cedido sus espacios, su responsabilidad histórica y política, para dar paso al madurismo, al «pranato» de la política.

Así vemos, el triste espectáculo de antiguos Comandantes ocupando posiciones subalternas, otros, en la calle, olvidados; políticos de trayectoria, utilizados para oxigenar al madurismo, y luego perderse en el olvido; voces de gran trayectoria y prestigio guardando silencio ante las causas evidentes de la grave situación que se vive en el país; antiguos defensores de los derechos humanos, actuando de verdugos de revolucionarios, guardando silencio cuando se despacha al oponente, rodeado y sin posibilidad de escapar, con un cohete, guardando silencio ante cientos de crímenes por razones políticas; hombres y mujeres que ganaron su prestigio denunciando la violación de los derechos humanos de los detenidos por razones políticas, guardando silencio ante los secuestros políticos, encarcelados con audiencias postergadas por años, con sus viviendas y las de sus familiares, incluso lejanos allanadas, y tomadas para convertirlas en sus casas particulares, como un botín; la violación del derecho a la defensa, las venganzas personales del madurismo, «La Tumba» y otros depósitos de seres humanos; grandes personalidades ignoradas, convocadas para aplaudir y usados como simples «jarrones chinos» que se colocan para la foto; dirigentes populares desplazados por la camada extraña y oportunista de «autoproclamados dirigentes» del madurismo, aquellos a los que el Comandante hizo a un lado o los mantuvo lejos del poder.

Vemos grandes nombres de la política, con historia y trayectoria propia, ganada al lado del gigante, aplaudiendo y subordinados a dirigentes de tuiter, de utilería, del madurismo, del partido «ni fu ni fa», oportunistas que nadie sabe de donde salieron, pero que ascendieron políticamente con la partida del Comandante. Intelectuales y comunicadores sociales de dilatada trayectoria en su lucha por el ejercicio pleno de la libertad de opinión, libertades políticas, hoy autocensurados, dirigiendo periódicos y medios propiedad de los grupos económicos del madurismo, guardando silencio, censurando la crítica política, ocultando la verdad al país de lo que sucede día tras día; otros, convertidos en animadores de programas de chismes, desinformando, desarmando ideológicamente al pueblo, con un culto a las personalidades del madurismo que son una vergüenza para cualquier revolucionario, haciendo malos chistes y dándole espacio a cualquiera de los aduladores del madurismo.

Tanto dirigente revolucionario, antes muy críticos y contestarios, incluso en franca disidencia con el Comandante Chávez, hoy aplauden, calculan sus palabras, desmovilizan al pueblo, les hacen abdicar de sus razones legítimas para la lucha, en el ejercicio de un pragmatismo que raya en la traición a sus propios postulados y antiguos discursos.

Dirigentes, economistas, pensadores, diputados, que se proclaman revolucionarios, socialistas, incluso comunistas, hoy guardan silencio, sólo opinan para justificar el desastre del madurismo, sólo hablan para sumarse a la «vendetta» de turno, para destrozar cualquier opinión disidente, ganando la simpatía o beneplácito, aunque sea transitoria, del madurismo.

Sé de tantos antiguos compañeros que se prestaron a todo tipo de trampas, mentiras, pidieron perdón por su pasado Chavista, sus acciones en Revolución, entregaron lo que les pidieron, acusaron y persiguieron a antiguos compañeros, rindieron pleitesía a «Mephisto», creyendo que serían aceptados en su cerrado círculo, mintieron, callaron, entregaron, traicionaron al propio Chávez y luego fueron botados, de la peor manera, echados a un lado, expuestos esposados como delincuentes, presos, secuestrados, olvidados.

Sé de tantos hombres de Chávez, que persiguieron antiguos compañeros, se prestaron a todo lo que el madurismo les pidió que hicieran, ocuparon las posiciones que les dejaron, han callado, declaran y confunden al pueblo que los escucha con esperanza de que su voz los oriente, sin embargo, los desmoviliza, han pasado por todos los puestos, de un lado para el otro, siendo utilizados, no se dieron o no se dan cuenta, que «Mephisto» sólo necesita o necesitaba su nombre, su prestigio, su alma, para luego enviarlo a su infierno, al olvido, a vivir con el cargo en su conciencia de haberse prestado a todo ésto.

Un partido, el PSUV, que nació como el partido de la Revolución, el partido del Comandante Chávez, sucumbe y se diluye ante la acción del madurismo, se desvía de su principal responsabilidad: ¡hacer una revolución! ¿Qué clase de Partido o Dirección revolucionaria es ésta, que no dice nada si no está autorizada por el madurismo, que no es capaz de levantar su voz exigiendo un cambio, que no es capaz de defender al pueblo venezolano de los efectos terribles del paquetazo del capitalismo salvaje y atrasado que se ha impuesto con Maduro?

¿Qué partido es éste, cuáles son los partidos de la revolución, y qué clase de dirigentes que no le pueden decir al pueblo la verdad? ¿Por qué no denuncian la inflación mas alta del mundo, la hiperinflación, la mega devaluación, la especulación y el desabastecimiento de comida, medicinas?; ¿por qué no se bajan de las camionetas y dejan los escoltas y se van con el pueblo, a vivir su drama, a luchar por sus derechos? ¿Dónde está el partido de Chávez, sus mas cercanos, dónde quedó la lealtad que le juraron?

¿Cómo se guarda silencio ante la destrucción y entrega de PDVSA?, ¿del petróleo?, ¿del Arco Minero? ¿Por qué se siguen repitiendo las consignas del madurismo, donde según ellos, el problema era Chávez y su gobierno a 100 dólares el barril, según ellos un gobierno corrupto?

¿Por qué se guarda silencio ante la calamidad que sufre el pueblo, el desmontaje de las Misiones, del Poder Popular, del Sistema de Salud, de Alimentación? ¿Por qué se guarda silencio ante los desmanes, abusos, privilegios y corruptelas del madurismo, del «pranato» político, del envilecimiento y descomposición de las instituciones del país, ante la entrega de nuestra soberanía económica, petrolera? ¿Por qué no se dice nada sobre la disfuncionalidad del Gobierno, del Estado, sobre la incapacidad para proteger a nuestro pueblo, nuestro territorio, nuestra soberanía, las fronteras, los recursos naturales, Guyana? Son preguntas que deberán responder en algún momento.

Mas allá del Chavismo y del campo de la revolución, ha existido una subordinación de los estamentos políticos tradicionales al madurismo, cuya única explicación es el pacto, un nuevo pacto, con otros actores, en una mezcla extraña e impensable hace tan sólo cinco años, donde el objetivo común ha sido el de desmontar y paralizar el proceso revolucionario, en una acción común de perseguir y desacreditar al período revolucionario del Comandante Chávez. Unos operan desde el ataque frontal y lleno de odio desde la oposición intolerante, y otros operan por la destrucción en los hechos de la obra revolucionaria, y esa apropiación del alma del Chavismo para, cual «Mephisto» utilizarla, «engullirlas», neutralizarla y luego hacerla de lado y avanzar con su propio proyecto, el del madurismo, un proyecto que liquidará nuestras conquistas políticas y sociales, y que ha traído a nuestra tierra el infierno de «Fausto».

«Mephisto», necesita el alma de «Fausto», para extender y mantener su reino de corrupción, alimentando su infierno, atrayéndolo a su propia condición, derrotando el reino de la virtud del hombre. El madurismo, débil y sin prestigio en el seno del pueblo, necesita «engullir» como lo está haciendo, el alma del Chavismo, de sus dirigentes, para utilizarlos, aprovechar su prestigio y luego desecharlo, pero neutralizando al dirigente y despojándolo de sus virtudes Chavistas. Al final, el madurismo terminará por diluir y «engullir» al propio Comandante Chávez, destruyendo su obra, su legado, y no les importa que su nombre, su imagen y su prestigio sea asociado al infierno que ellos mismos han creado, por ello, abusan de su nombre e imagen, le achacan al Comandante el origen de esta situación catastrófica.

La única diferencia con «Fausto», es que el Comandante Chávez ya no puede obrar, no está entre el pueblo para poner en su sitio las cosas, decir la verdad, por ello, su defensa depende de lo que podamos hacer los que quedamos, los testigos de excepción, los que lo conocimos, los que trabajamos a su lado, los que nos mantenemos leales a sus ideas y su obra.

Yo no tengo toda la verdad, jamás he pretendido tenerla, soy un revolucionario, militante político, con una ética y cultura revolucionaria, un profesional que lo que he hecho toda mi vida es trabajar. El madurismo ha abusado de mi lealtad y mis principios. Han ofendido mi nombre y pretenden horadar mi moral. El Pueblo Venezolano me conoce, el campo revolucionario me conoce, la oposición me conoce muy poco. Tengo una gestión y trayectoria de la que estoy muy orgulloso, era el momento de hacer las cosas de la única manera que era posible para romper el cerco sobre nuestro pueblo, y así lo hicimos: siempre en ofensiva, al «rompe», sin mirar a los lados, sin cálculos egoístas, apegados a nuestra Constitución y leyes, pero, por sobre todas las cosas, a los mas altos intereses de la patria. He actuado siempre, con honestidad y apegado irreductiblemente a mis principios revolucionarios, como lo hizo el Comandante Chávez, como siempre actuó y me enseñó mi padre.

Me negué a venderle mi alma al diablo, a «Mephisto», ni al capitalismo, ni al imperialismo, ni a las élites que han explotado durante cien años a nuestro pueblo, ni a los oscuros intereses que siempre han medrado en el seno del Chavismo, ni a estos señores del madurismo, sus grupos de interés, sus torpes astucias, su falta de lealtad al Pueblo. No lo hice nunca, no lo haré jamás. Yo estoy listo para ayudar a nuestro pueblo, a salir de esta trampa. Es la única manera de abordar y resolver los graves problemas de nuestro país, mas allá de todas las propuestas, planes y medidas que se puedan tomar y que son muchas, y viables, el problema está en Miraflores.

Siempre he actuado de manera responsable y con un absoluto respeto a nuestro pueblo, nuestras leyes, a mis antiguos compañeros y camaradas, a mi partido el PSUV, al Comandante Chávez y a su memoria. Siempre he actuado con profundo amor patrio y respeto a todas las posiciones políticas, nunca he abdicado, ni lo haré, de mis principios y convicciones, esa es mi alma. Hoy les digo a todos, a cualquiera que me quiera oír y leer, que la situación es muy pero muy compleja.

Así como en la película de «Mephisto», el silencio y el dilema ético que «Fausto» decidido a favor de la entrega de su alma al diablo, multiplicada en las élites y fuerzas morales de su país, tuvo terribles consecuencias para el pueblo alemán y el mundo con el advenimiento del Nazi-fascismo y su régimen intolerante y violento; de la manera que se resuelva el dilema ético de «Fausto», de muchos dirigentes, factores políticos, militares, las fuerzas morales del país, de la revolución y de toda la sociedad, en esta encrucijada y momento de inflexión histórica, de cómo actuar ante el fenómeno extraño, autoritario y violento del madurismo, definirá la suerte de nuestra revolución y del país.

El daño es profundo: la fractura en la sociedad, los valores fundamentales, espirituales, el interés colectivo, la conciencia del deber social, el valor del trabajo, la ética y la moral que sustentan a la Patria. La prevalencia de la violencia, del individualismo, el miedo, el pranato en todas las instancias. La economía destrozada con unos indicadores negativos nunca vistos en nuestra historia, la hiperinflación y caída consecutiva a niveles de catástrofe de nuestro Producto Interno Bruto, del valor de nuestra moneda, de los salarios reales, con nuestras fuerzas productivas y empresas en ruinas, PDVSA víctima de un estúpido ensañamiento político y de la improvisación e irresponsabilidad en su manejo, comprometidos nuestros recursos naturales petróleo, gas, oro, con una situación social insostenible, con un país donde el futuro huye. En condiciones de deterioro tal, que nada funciona, ni el gobierno, ni el Estado, ni los servicios públicos, un país absurdo donde el pueblo, todo el pueblo, vive con tristeza, rabia, resignación.

Al mismo tiempo, ante la debilidad e incapacidad del madurismo, su aislamiento internacional, producto de una errática política internacional que pasó al menos tres años insultando y chocando con toda la región, aislados políticamente, nadie quiere una foto con Maduro: desprestigia, crece la amenaza externa. Se prepara una agresión, vista la confusión y el caos en la Patria, las fuerzas hostiles de todo tipo, ven la oportunidad del zarpazo, desde los países vecinos, la extrema derecha, el imperialismo, fuerzas paramilitares y todo tipo de aventureros y sicarios económicos, especialistas en apropiarse de países enteros.

Frente a este deterioro generalizado y la agresión externa, el madurismo insiste en mantenerse en el poder, ellos prefieren que caiga la Patria, antes de hacerse a un lado y entregar el poder a las fuerzas Chavistas y patriotas, como señaláramos en el anterior artículo: «Ya no hay tiempo». No hay tiempo, se le acabó el tiempo al madurismo, ahora le toca al Chavismo la responsabilidad de asumir la conducción del país, y de convocar a las fuerzas patriotas y progresistas a la reconstrucción de la Patria y prepararnos para defenderla de la agresión y del colapso.

Con mis artículos, mis opiniones y conductas políticas, asumo mi responsabilidad histórica ante el pueblo, además, y a pesar de la manera tan cruel como me cobran mi postura, creo que los que estuvimos con el Comandante Chávez en tan altas responsabilidades en la conducción de los asuntos del país, debemos unirnos para asumir esta tarea, estamos en la obligación moral y ética de hacerlo, a cualquier costo. Les hago un llamado a no vender su alma, a no claudicar, ni a renunciar a lo que hemos sido, a renegar de nuestra obra colectiva: la Revolución Bolivariana.

Además, pretendo mostrar y explicar la verdad, de como han sido las cosas, de lo que sucede entre las procelosas aguas del egoísmo y el miedo, denunciar y desenmascarar al madurismo y su caos, pero también aportar soluciones, que entendamos que no debemos sucumbir al fatalismo del caos, que existen las vías, políticas, económicas y Constitucionales para superar esta crisis profunda y estructural que vivimos. Esta tarea impostergable, tenemos que asumirla los que conformamos las fuerzas mas conscientes, progresistas, patriotas, antes que el fascismo nos alcance, la intervención extranjera o un golpe cruento de derecha que condene a nuestro pueblo a la violencia y a la destrucción.

El IV Congreso del PSUV, que habrá de realizarse el próximo 28 de Julio, es una oportunidad histórica para recomponer la unidad del Chavismo, y dar una profunda discusión y un debate democrático y revolucionario sobre éstos y otros temas, que resultan fundamentales para definir el futuro y continuidad de nuestra Revolución.

Igualmente, el Congreso debe implicar una renovación de todas sus autoridades, electas por las bases, devolverle su poder a las UBCH y bases del partido. Impedir que el Congreso sea secuestrado por los oportunistas de siempre, o por sus enemigos internos. Yo reitero mi solicitud de un derecho de palabra en el Congreso, de poder exponer mis argumentos a las bases del Partido de manera libre y sin sufrir ningún tipo de persecución. El Partido debe exigir al gobierno que cese la persecución contra los Chavistas que hemos expresado diferencias con el madurismo, que podamos volver al país, sin ser detenidos. Que cesen los ataques y las infamias sobre nosotros, que sean resarcidos nuestro nombre y reputación, que los prisioneros políticos del Chavismo, sean liberados de la misma forma que han sido liberados los prisioneros políticos de la oposición.

No permitamos que «Mephisto» nos siga imponiendo su caos y su infierno acá en la tierra, todavía «Fausto» está a tiempo de darse cuenta de la trampa y reaccionar. Creo firmemente que las sociedades no se suicidan, ni los espacios políticos permanecen vacíos por mucho tiempo, vendrá una conmoción política y social, la cuestión es quién la conducirá y qué orientación tendrá.

Que cada quien asuma su responsabilidad histórica, no entregar el alma de este pueblo, no claudicar en nuestros principios ni en la posibilidad de un futuro mejor y justo para todos. Con Chávez siempre, ¡Venceremos!