No se puede dejar de comentar sobre la continuada violencia que se sigue presentando en las calles de los mismos sectores de algunas ciudades del país. Los que la alientan siguen esperando un «sacudón», que no se produce, para tristeza de una minoría que no atina propuesta alguna al país, ni tiene la capacidad de conducir, ni satisfacer las expectativas de sus seguidores en la oposición.
Lamentablemente, mientras se sigue incitando y promoviendo la violencia, con toda una logística que evidencia la presencia de intereses y factores nada espontáneos y con gran apoyo de recursos, los muertos los siguen poniendo los jóvenes venezolanos, en una macabra cuenta sangrienta que no cesa y se sigue exhibiendo al mundo como uno de los principales argumentos para pedir una intervención extranjera.
Se sigue tensando la confrontación política y siguen apareciendo preocupantes episodios de actuación fascista. Todos los crímenes son repudiables, condenables, pero lo que sucedió en Altamira donde un joven, por su apariencia física o su preferencia política fue objeto de un linchamiento, para luego rociar su cuerpo con gasolina y prenderle fuego de manera deliberada, no había sucedido jamás en el país. El silencio o las tímidas referencias a este tema, la ausencia de una clara condena, por parte de las organizaciones políticas de la oposición o de la iglesia católica, dejan mucho que desear, y siguen siendo factores que configuran una ética y un comportamiento que nos conduce inexorablemente a más violencia o a escenarios insospechados de persecución en una especie de «cacería» u «ojo por ojo», donde terminaremos con un país de tuertos y un profundo daño como sociedad.
La actuación de los cabecillas de la oposición tratando de dirigir grupos fuera de control es patética, la utilización de niños y la forma como se les alienta y coloca en la primera línea de la confrontación, es irresponsable y constituye un crimen a nivel internacional. Insisto, las instituciones competentes para sancionar estas actuaciones criminales, tienen que pronunciarse y proceder de manera muy firme para prevenir su escalamiento, en base a la impunidad.
No se debe tolerar la narrativa de la violencia, la instigación de actos criminales, el uso de armas de fuego, la actuación al margen de la ley, la presencia de organizaciones delictivas ganando control territorial e imponiendo el caos y desasosiego a sus habitantes, la utilización de sofisticado equipamiento, el financiamiento directo a los perpetradores de la violencia, el uso de las redes sociales para instigar a un delito o persecuciones, el linchamiento de personas, todos estos actos deben ser sancionados ejemplarmente. Debe imponerse el imperio de la ley.
No se puede, no se debe, socavar el tejido institucional del Estado Venezolano, debe prevalecer el respeto y comunicación entre los poderes del Estado, del cual el Ejecutivo, el Presidente, es el Jefe. En esto la dirigencia política debe ser muy cuidadosa. Por otra parte, nuestra Constitución establece claramente como dirimir diferencias entre poderes.
Los que juegan al caos, trabajan para desconocer las instituciones del Estado, como una manera de paralizar su funcionamiento y debilitarnos antes de una agresión. Ejemplos recientes los tenemos en el Medio Oriente: Irak, Libia, Siria. Por eso insisto en nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas como garantes de nuestra soberanía e integridad territorial. En las peores circunstancias, nuestros soldados y pueblo organizado, sabrán defender nuestras instituciones, nuestras conquistas políticas y sociales y nuestra Revolución e independencia.
En el ámbito internacional, las agresiones provienen sobre todo de la OEA y de países con gobiernos de derecha, que siguen actuando coordinados como una corriente reaccionaria y regresiva en la región, con estrechas conexiones con la extrema derecha de Florida. Sigo denunciando que, además de sus posiciones políticas retrógradas, hay una gran cantidad de intereses económicos, transnacionales petroleras, negocios y traficantes de todo tipo, que están presionando, financiando y haciendo lobby para entrar a saco roto en nuestro país y saquear nuestros recursos, el petróleo, desmembrar y privatizar PDVSA, robar nuestras posibilidades de futuro.
Acá en la ONU, Estados Unidos intentó la peligrosa maniobra, de colocar a nuestro país como tema de agenda del Consejo de Seguridad y fueron derrotados, quedaron solos en su pretensión. Probablemente lo sigan intentando, los seguiremos derrotando. Todo el país debería estar alerta que existen factores de la oposición con importante apoyo extranjero que han pactado con los sectores más extremistas y reaccionarios para agredir a nuestro país, quieren desalojar del poder al campo Bolivariano a cualquier costo.
«Mientras la Guarimba va y viene», parafraseando a nuestro querido poeta Aquiles Nazoa en su siempre recordado «Cuando el palo va y viene», mientras estamos en la dinámica de la defensa, movilización, violencia, el Chavismo siempre juega cuadro cerrado y esta es una característica muy importante de nuestro movimiento, unidad en el combate y defensa de la revolución. Es una cualidad que no tiene la oposición. A nosotros nos mantiene unido un programa, una propuesta de país, el legado, pensamiento y acción del Comandante Chávez, la posibilidad del socialismo. Así seguirá siendo, mientras esta sea el combustible de la pasión patria que moviliza a nuestro pueblo, extraviarnos en el camino, resulta entonces muy peligroso.
Un elemento vital del pensamiento Chavista o de nuestro movimiento revolucionario bajo la conducción del Comandante Chávez, ha sido la permanente revisión, crítica, reimpulso, de nuestra acción política. El mismo Comandante Chávez es un ejemplo de ello, desde el capitalismo con rostro humano, hasta el socialismo, hay un gran trecho de aprendizaje, honestidad y revisión permanente de su pensamiento político. Quienes lo vimos de cerca, quienes trabajamos con él, quienes viajábamos a su lado, todos lo escuchamos y observamos en su proceso de permanente cuestionamiento, revisión y exigencia al equipo, con respeto y rigurosidad. Escuchando, estudiando, criticando, corrigiendo, decidiendo; en un permanente ejercicio de lealtad hacia el pueblo, hacia sus compañeros de trabajo y lucha, hacia sus propias ideas.
Tenía el Comandante una fuerza y una urgencia vital de avanzar y resolver los grandes problemas estructurales del país, de la única forma en que es posible, sostenible y ético: colocando los intereses del pueblo más pobre, de las mayorías, de todo el país, por encima de cualquier consideración de orden grupal y mucho menos personal. Fue el Comandante Chávez un fiel seguidor y admirador del Libertador Simón Bolívar, del político, soldado, del ser humano, en su entrega, su honestidad y ética.
Puedo dar fe, como seguro otro grupo de Compañeros lo haría, que jamás observamos en el Comandante Chávez ningún interés mezquino, subalterno, celo o maniobra política para construir su liderazgo, su autoridad era reconocida por todos en base a su accionar, ejemplo, entrega y valor excepcional para llevar el desarrollo de nuestro proyecto político, su visión del país hasta las últimas consecuencias. El pagó con la vida su entrega a nuestro pueblo, hasta las últimas horas de su luminosa existencia.
Por todo ello nuestra responsabilidad es mucha. De los que estuvimos siempre con él, a su lado, testigos y compañeros excepcionales de una época histórica de combate cerrado, cuerpo a cuerpo, contra los intereses más poderosos del planeta que habían secuestrado y amordazado a nuestra Patria, durante más de cien años y condenado a nuestro pueblo, pueblo de libertadores, hijos de Bolívar, a un papel subalterno y subordinado a los intereses de potencias extranjeras.
Por eso nos corresponde a nosotros, alertar y propiciar una profunda discusión, en el campo de la Revolución, sobre los problemas, causas, factores o errores que nos han llevado a esta compleja situación. Y hacerlo sin temor al chantaje o al señalamiento descalificador. La discusión y fraternidad entre los cuadros de la revolución, no solo es una enseñanza y exigencia permanente del Comandante Chávez, sino que esta misma posibilidad, ausente en la dirigencia de la oposición, porque ellos se mueven por otras motivaciones o intereses, es la única fuerza motriz que nos permitirá ajustar, corregir o reorientar la acción para salir victoriosos de esta coyuntura.
Es curioso que cuando cualquiera de nosotros emite un alerta, entonces se activa la derecha y sus más variopintos voceros a dar el «tubazo»: «fulano se le volteó a zutano», «zutano es del grupo de mengano», «cuando fulano hable, cae perengano», etc. Es la actuación permanente de la derecha para dividir o socavar la dirección o los cuadros de la revolución. Cada vez que efectivamente lo logran, es una victoria para ellos y una derrota a la dirección política, por no permitir, saber manejar o respetar cualquier crítica o señalamiento. Por supuesto, todo tiene su forma, manera, instancia, momento, su actuación, su conducta y claro, la intención. Siempre debe ser constructiva, para avanzar.
Lo preocupante no es que la derecha trate de manipular o dividir al Chavismo, es parte de la batalla. Lo verdaderamente cuestionable, es cuando los ataques y descalificaciones vienen desde lo interno. El chantaje del silencio, perder nuestra irreverencia, experiencia o capacidad de análisis, resulta muy negativo hacia la posibilidad de avanzar en una situación, que comenzó como un problema económico y ahora ha trastocado en un problema político y social que afecta al pueblo y compromete nuestra posibilidad con seguir un rumbo pacifico en nuestra revolución Bolivariana. Como suelo decirle a mis compañeros luego de largas discusiones: ¡dentro del Chavismo todo, fuera del Chavismo nada!
Ejemplos de lo que estoy alertando hay varios. Del que puedo hablar con más propiedad es del sector petrolero donde, se han desmantelado equipos de trabajo, en el Ministerio y en PDVSA, dedicados en estos años de Revolución, al manejo del sector fundamental para la economía del país: el Petróleo.
Por razones que responden más a intereses de grupos que a consideraciones técnicas, políticas u operacionales, han sido desplazados liderazgos naturales y equipos humanos que han tenido una extraordinaria experiencia y aprendizaje en un área sensible para la estabilidad del país, y que han sido exitosos, en uno de los sectores donde el Comandante Chávez puso más empeño y atención.
La experiencia política adquirida en la derrota del Sabotaje Petrolero y luego en el desarrollo de la Plena Soberanía Petrolera, es única en el mundo, es muy valiosa para cualquier país que haya decidido manejar sus propios asuntos, con soberanía plena, en beneficio de su pueblo, no se puede desechar, ni perder.
La consecuencia de toda esta situación, se traduce en una despolitización y desmovilización de PDVSA, baluarte de la Revolución y de la Patria. Insisto, no tiene que ver con la asistencia a marchas, en los trabajadores hay mucha conciencia política acumulada, pero sí en mantener una movilización diaria, permanente, en apoyo al pueblo en todos los frentes de batalla. Esta situación tiene consecuencias políticas y económicas para el país, al afectar la moral de los trabajadores, lo cual se refleja en sus resultados operacionales. Son temas que debemos discutir.
No es el momento de dividir, es el de jugar cuadro cerrado en defensa de la revolución, también es el de una profunda reflexión y discusión, en las instancias correspondientes, en la forma y momento adecuados. No nos podemos dar el lujo de que nuestra Patria y nuestro Pueblo sean pasto del odio, racismo y violencia fascista de una clase corrupta y antinacional que, envalentonada por el apoyo externo, están listos para desmantelar nuestro modelo de garantías políticas, económicas y sociales, nuestra Revolución. Una clase que no ofrece más nada que un salto al vacío. Evitar que esto ocurra, es nuestra responsabilidad histórica, con Chávez y con el Pueblo. ¡Venceremos!