Despojo de CITGO es negligencia de Maduro y complicidad dolosa de Guaidó

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Rafael Ramírez señala que CITGO siempre fue un rehén de la “apertura petrolera” y un pésimo negocio para el país

Ramírez recuerda que la situación actual con la filial de PDVSA en Estados Unidos fue advertida por él en 2014, pero maduro no tomó la decisión oportuna para salvar esos recursos, y el «chavismo sin Chávez» dentro de la industria se opuso a la venta del holding refinador pese a las pérdidas que le ha ocasional al país y a estar ubicada en territorio extranjero, con un gobierno hostil.

Caracas, 5 de agosto de 2019.- Para el exministro de Petróleo y ex presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, CITGO siempre fue un rehén de la apertura petrolera, además de un mal negocio para Venezuela, del cual el país debió salir en 2014, cuando se tuvieron ofertas de hasta 15.000 millones de dólares. No se hizo nada y ahora, por la negligencia del gobierno de maduro y las redes de intereses antinacionales que rodean a guaidó, estos activos, en territorio extranjero, se pueden perder definitivamente en un despojo ilegal del cual son responsables ambos sectores políticos.

“Lo que pasa hoy día es, lamentablemente, la confirmación de los escenarios que le advertimos a maduro en 2014: un gobierno extranjero, actuando por motivaciones políticas, nos confisca activos del Estado venezolano. Activos y recursos que, maduro, como jefe de Estado no supo defender por negligencia y falta de coraje en defensa de los intereses del país”.

Sobre la actuación de guaidó respecto a CITGO sostiene que se trata de una acción ilegal y opaca. Afirma que “independientemente de lo que se diga, o de la posición que se tenga respecto a maduro, no se puede participar de la confiscación que hace un gobierno foráneo de los activos del Estado venezolano. Mucho menos se puede designar una junta directiva que administre bienes del Estado, de todos los venezolanos, sin ningún tipo de sustento legal, ni rendición de cuentas, ni control de los organismos establecidos por las leyes venezolanas”

En opinión de Ramírez lo que ocurre con CITGO es una pérdida para el país, que pudo evitarse. Justamente, en sus antiguas funciones como vicepresidente del área económica, en 2014,  planteó a maduro la venta de la totalidad de los activos de la refinería como una forma de captar recursos que permitieran fondear en parte a la República para enfrentar la crisis que ya se avecinaba.

Hoy, la Plena Soberanía Petrolera del país está amenazada por los intereses transnacionales que vuelven al control del sector de manos del gobierno de maduro y que cuentan con la promesa de la oposición de entregarles nuestros sectores estratégicos. CITGO es un activo más que la voracidad de esos intereses quiere controlar.

Ramírez insiste en que es indispensable la movilización del pueblo, de los sectores civiles y militares progresistas para asegurar una transición política que preserve la integridad económica y territorial, así como la independencia política del país.

“Solo con una Junta Patriótica Cívico-Militar de Gobierno, conformada por sectores nacionalistas, progresistas, en función de los más altos intereses del país, podremos detener este desastre, del cual el despojo de CITGO es solo un episodio desgraciado más”, señala Ramírez.

EL TIEMPO NOS DIO LA RAZÓN

Ramírez, en su más reciente artículo titulado “CITGO, un desastre anunciado”, recuerda la historia oscura del circuito refinador, un conjunto de activos en Estados Unidos que no eran necesarios para que Venezuela colocará su petróleo. Pero la adquisición de CITGO perseguía sacar fuera del control del Estado los activos de PDVSA. Era “el eslabón más acabado de la concepción antinacional de lo que fue la ´apertura petrolera´”, señala.

El dirigente político chavista insiste en que la adquisición de CITGO requirió inversiones de miles de millones de dólares en el exterior, además de descuentos en el precio de venta de nuestro petróleo para hacer viables el negocio. Todo esto sucedió cuando ya el país sufría las consecuencias de la crisis económica del “viernes negro”.

CITGO nunca le dio dividendos a Venezuela que justificaran esa inversión, prácticamente no refinaba crudo venezolano y, por el contrario, significaba costos onerosos por la compra de petróleo y productos extranjeros para abastecer sus refinerías.

Ramírez indica que los perjuicios de CITGO eran uno de los secretos de la “caja negra” de la vieja PDVSA. Pero después de la derrota del Sabotaje Petrolero, esto comenzó a cambiar.

“Ya con la Nueva PDVSA,  con acceso y control de las operaciones, pudimos determinar con exactitud varios de los verdaderos propósitos de la adquisición de CITGO: primero ocultar y transferir costos corporativos a Venezuela para NO pagar impuestos en el país, donde eran más altos; segundo, tener activos de PDVSA fuera del control y jurisdicción del Estado y leyes venezolanas; tercero, CITGO era un rehén de la “apertura petrolera”, porque, al adquirir activos en los EEUU, PDVSA garantizaba a los inversionistas que de surgir cualquier disputa con el Estado venezolano, siempre podrían “cobrar”, o “recuperar” su inversión con los activos de CITGO”, apunta.

Pese a que el Comandante Chávez tenía clara y apoyaba la estrategia de desmontaje de la nefasta “apertura petrolera”, siempre hubo resistencias para vender CITGO, tanto desde la Cancillería como desde los sectores de la vicepresidencia de refinación, comercio y suministro de PDVSA, así como de la propia CITGO, que esgrimían una supuesta “conveniencia estratégica” de mantener a esa empresa como presencia en Estados Unidos, además del propio interés de acceder al control de una empresa fuera del territorio nacional.

A pesar de la fuerte oposición interna de estos sectores logramos vender el circuito refinador de Ruhr Oel en Alemania y tres refinerías de CITGO, además de desprendernos de terminales y refinerías. Esto nos permitió retornar esos recursos al Estado Venezolano y reducir los costos de compra de petróleo y productos en el exterior. Aun así, quedaron tres refinerías (Lake Charles, Lemont y Corpus Christi) que son el grueso de los activos afectados por la confiscación de CITGO en los EEUU, 100% propiedad de Pdvsa.

Teníamos prioridades, alega Ramírez:

A partir de 2004, Ramírez, ya como ministro y presidente de PDVSA, conformó un equipo de amplia experiencia y calificación política y profesional para desmontar la estrategia antinacional: la “apertura petrolera” y conquistar la “Plena Soberanía Petrolera”

En nuestra ofensiva, dice, teníamos un orden de prioridades: “garantizar los aportes fiscales y petroleros al Estado; defender el precio con la OPEP; restablecer la producción hasta 3,3 millones de barriles día de petróleo, controlar las operaciones, exportaciones y mercado interno: gasolina, diésel y gas; migrar los Convenios Operativos a Empresas Mixtas. Además, restablecimos los valores de Regalías y otros impuestos petroleros; controlamos los precios de venta y fiscalización de petróleo, eliminamos los descuentos; nos incorporamos a la batalla contra la pobreza y la exclusión, el impulso a las Misiones Sociales; nacionalizamos la Faja Petrolífera del Orinoco y certificamos reservas de 316.000 millones de barriles de petróleo, las más altas del mundo. Asumimos el control del gas costa afuera; hicimos frente a los arbitrajes internacionales y comenzamos a revertir la política de internacionalización”, recuerda el funcionario en un resumen sucinto de tan compleja tarea.