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Actualidad¿Dónde concuerdan madurismo y oposición?: el “modelo” madurista

¿Dónde concuerdan madurismo y oposición?: el “modelo” madurista

Todos los partidos herederos de la cuarta critican ahora el populismo, una forma de la demagogia madurista; de gobernar ellos ahora, muchos programas sociales sería tragados por del mercado capitalista, el liberalismo es una forma capitalista sin disimulos, sin “populismo” adeco copeyano. El “plan vivienda”, al igual que los clap, ambos serán convertidos en negocios serios. El plan vivienda es un negocio apetecible para la empresa privada, siempre y cuando estas viviendas no sean de “interés social”. Algunos también harían negocios con los clap, si es que ya no lo hacen. Pero, de resto, la oposición que obedece a EEUU, violenta o no, está de acuerdo con los planes liberalizadores de la economía adelantados por Maduro; así se hagan los pendejos, buscan hacer grandes negocios con ellos, pero no con un “populismo” que les salga caro,  como construir viviendas, no con todo tipo de programas sociales.

La oposición que representa los intereses de EEUU y Europa busca liberalizar la economía al máximo: privatizaciones, desregulaciones y deudas con FMI, para así financiar sus empresas, y que luego se ocupe el Estado, a través del gobierno de turno, de cancelar sus deudas; vivir de la renta petrolera, como siempre lo han hecho.

En eso coinciden con el gobierno, pero éste llama al liberalismo “desarrollo de las fuerzas productivas”,  es decir, buscar dinero como sea, prestado o vendiendo el país, para otorgar créditos (dar dinero) a empresarios, Pymes y grandes empresas, y a los llamados “emprendedores”. Cuando esto sucede, cuando hay dinero que repartir entre mercaderes oportunistas, los gobiernos siempre obtienen su recompensa, participan de la rebatiña, y el de maduro no ha sido distinto a los de la cuarta en este aspecto.

Coinciden en  las leyes liberales: la ley de ZEE, zonas sin controles ni regulaciones, la ley de inversiones productivas (inversiones extranjeras…), y la ley Antibloqueo, porque viola o se “salta” la constitución,  y a la otra derecha, la derecha pro gringa, no le conviene esta constitución. Coinciden en derogar o modificar la ley de hidrocarburos, por ejemplo, y en “flexibilizar” la ley del trabajo, acabar con los fueros laborales. La ley del ambiente prohíbe privatizar las fuentes de agua potable, sin embargo, así como revirtieron la confiscación de Las Cristinas a Gold Reserve, pueden revertir la ley y hacer del  agua potable un súper negocio.  ¡Que todo sea por “desarrollar las fuerzas productivas”! El desarrollo de las fuerzas productivas adelantado por Maduro es un proceso privatizador a gran escala, y en eso coinciden todas las derechas, las de siempre y la de maduro que se disimula como  un socialismo declarativo.

Sin embargo, en donde el acuerdo entre ambos resulta raro, pero coinciden  sin protestar, es en considerar a Maduro y al madurismo herederos de Chávez.

Maduro y el madurismo se consideran tanto herederos de Chávez, como la derecha los asocian con Chávez y con el socialismo. Por razones distintas, pero están de acuerdo en eso. Maduro, porque vive de la ganancia política de Chávez, de su imagen, de sus videos, porque todavía necesita de los votos chavistas, por eso se hacen llamar hijos herederos de Chávez, a pesar de que en la práctica el madurismo haya traicionado su proyecto socialista verdadero. Y la derecha nacional e internacional los  relaciona para calumniar al socialismo, para asustar al mundo con un  socialismo “chimbo”, usando como ejemplo el desastre de país desgobernado por Maduro y sus amigos, que no son socialistas.  Pero tampoco les gusta la petulancia de “arribistas advenedizos”.

Todavía hay mucha gente que se pregunta qué es el  socialismo, quizás por ingenuidad o  por ignorancia. Quizás para permitirse pensar en la idea de un socialismo con capitalismo, una “tercera vía”, la de un capitalismo “bueno”, o el “modelo” madurista de que “en Venezuela cabemos todos”, explotadores y explotados, esclavistas y esclavos, ricos y pobres. Un “socialismo” extraño, donde, a pesar de lo que algunos desean,  crece cada vez más la desigualdad.

El socialismo es una sociedad de justicia e igualdad, sin privilegios, que se construye paso a paso, con inteligencia y sin miedo, y existe un método científico, marxista – leninista, para explicar  su realización en el planeta como sustituto de la voracidad y el  sin sentido (o el sentido) de la sociedad capitalista. Socialismo es solidaridad humana, es deberse a la sociedad, y ahora a toda la humanidad, en riesgo de desaparecer. Es una realización moral en cada individuo que lo asume, no se trata de una postura demagógica y politiquera o un concepto vacío como lo toman partidos o sociedades que realmente son otra cosa o representan otra cosa en sus prácticas de vida, sociales y políticas.

Con la emergencia de Maduro afloraron toda clase de ideas sobre el socialismo, desde socialismo en lo social y capitalismo en lo económico (Maduro),  una sociedad sembrada de “emprendimientos” donde cada familia puede ser empresaria (nadie sabe quiénes harían los trabajos manuales en estos emprendimientos); donde uno se imagina que quizás habrá familias trabajadoras, “tocadas” por el “socialismo en lo social” y familias empresarias objeto de créditos del  Estado…, hasta el “Estado de bienestar” de Keynes, hoy en boca de los maduristas más ignorantes.

Realmente Maduro no sabe qué es o cómo se llama su supuesto “modelo” económico, que él dice asumir “sin complejos”. Junto a él, sus defensores, economistas y no economistas,  tampoco es que tengan claro de qué se trata este “modelo”, el cual se perece a todos y no parece nada, que desbarata y privatiza las industrias básicas, revierte las confiscaciones de tierras y empresas de conspiradores a manos privadas, entrega concesiones privadas en  el Arco Minero, crea Zonas económicas sin control del Estado, desaplica leyes, etc., pero que tampoco hace funcionar al capitalismo. Estos economistas y profesionales maduristas casi nunca hablan de ello, quiero decir, de cuál es este “modelo”. Para nosotros no existe ese modelo, solo vemos improvisación y pragmatismo capitalista.

Para acabar con el populismo madurista hay que hacer una revolución socialista verdadera, cambiar el sistema de forma integral, y vencer al  liberalismo, a la lógica del capitalismo en todos los terrenos. ¡Mi voto es por el socialismo, por eso no voto! ¡Chávez es socialismo! ¡Volvamos al Plan de la Patria! 

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