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Actualidad¿Dónde está el socialismo?… Es la cuestión: la angustia de Chávez

¿Dónde está el socialismo?… Es la cuestión: la angustia de Chávez

La conciencia revolucionaria es trágica, lleva al sujeto a morir por la revolución, lo que justificaría plenamente una vida. Una vida plena. En estos tiempos revoltosos, si vivir con dignidad resulta difícil, morir con dignidad es igual de difícil. Hoy se vive con tanta displicencia que cuando sabemos que se nos acerca la muerte todavía no sabemos por qué vamos a morir y nos viene la imagen de un salvador de almas (quizás por eso hay gente que cuando le llaga la hora quiere confesar sus pecados, para salvar su alma de los rigores del infierno de lo desconocido). Lo más sano es tener conciencia de nuestras acciones, saber por qué hacemos lo que hacemos, tener propósitos claros y generosos y avanzar de cara a la muerte. Así creo que fue la corta vida de Chávez.

Cuando se tiene claro el propósito de nuestra vida, así contraste con la realidad, todo lo demás es relativamente fácil, vivir o morir con dignidad es el trabajo. Mejor aprender de la vida con propósitos claros que llevar una vida dando tumbos como un zapato dentro de una lavadora. Cuando se vive con claridad, difícil es que pidamos un confesor para nuestros pecados, creyendo como Hamlet en los tormentos del más allá, porque no hay culpas, pecados, mucho menos infierno.

En el “más acá” están todos nuestros tormentos, quizás el sentido de la vida sea saber controlarlos, confrontarlos, y así hasta el fin de la humanidad, no estoy seguro. Lo tonto es dar tumbos, de una lado al otro a capricho de nuestras apetencias básicas, sin una luz que nos guie, sin un proyecto de vida que nos ennoblezca, algo sagrado que nos impulse a trabajar, crear, amar sin mezquindad, a no dañar a nadie ni a nada, ser seres libres verdaderamente en la acción, vistas a lograr nuestro cometido existencial. El nuestro, el más inmediato en este momento, es el socialismo para salvar la humanidad.

Ser comunista es una forma de vivir. Como dice el propio Marx, es la realización particular y solidaria del principio socialista. El socialismo es una meta política que realizamos de forma particular en nuestras prácticas de vida. No se puede ser socialista si no actuamos como socialistas, como comunistas, o por lo menos lo intentamos. El socialismo debe ser para los socialistas el norte moral y político de nuestras acciones y nuestros pensamientos políticos, más allá de los proyectos personales que tengamos. No obstante, entre éstos puede haber oposiciones, pero no contradicciones.

Un principio socialista básico es no mentir jamás, como dice Fidel. Engañar, y peor aún, engañarse a sí mismo, es lo más contrario al socialismo; es básico para un socialista no mentir ni mentirse. Si queremos cambiar la sociedad y cambiar nosotros mismos, debemos saber con certeza qué es lo que se tiene que cambiar, pero si disimulamos nuestros vicios y defectos, nuestros errores, jamás podremos ser hombres y mujeres nuevos, ni cambiar nada. Fuera de esta conciencia, de este ejercicio de cada día, todo lo demás es pura paja, un discurso huero, politiquería barata; hacer “como si”, sin hacer nada.

Hacia esta idea de la verdad evolucionó Chávez, acumulando una gran angustia por lo que veía dentro de su entorno más cercano y más allá, a su alrededor.

¿Dónde está el socialismo? En cada proyecto nuevo que se entregue a consideración –decía Chávez –hay que preguntarse “¿Y dónde está el socialismo en ésto?”. A partir de la respuesta que le damos a esta pregunta nos acercamos a la verdad, comenzamos a pensar con sentido socialista. Desde la muerte de Chávez casi nadie pensó más en el socialismo, casi todos dejaron de preguntarse dónde está el socialismo, el socialismo quedó sobreentendido, aplicado como una marca comercial, sobre cualquier cosa que decidiera o hiciera el gobierno, así fuera vender el país a particulares, liberalizar la economía, dejar de gobernar para los más necesitados, mentir.

No era una pregunta retórica, era la angustia de Chávez por encausar los esfuerzos acumulados, direccionarlos hacia la estrategia principal, ir en contra de la lógica del capital, el gran propósito del socialismo; fue el método que usó para persuadir a los más distraídos, y llamarle la atención a los pícaros colados dentro de su revolución.

¿Dónde está el socialismo? Esa es la cuestión.

CHÁVEZ ES SOCIALISMO

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