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ActualidadEl chavismo no tiene control en las decisiones del gobierno

El chavismo no tiene control en las decisiones del gobierno

Con el pretexto de las intervenciones militares, sanciones económicas, de una constante urgencia por la “guerra económica”,  con la excusa de que la crisis del país no depende de nosotros, el gobierno no quiere ni ha querido incorporar a los trabajadores y a la base del chavismo a las soluciones de nuestros problemas, quizás por el temor de que el país se les vuelva socialista. Prefiere continuar con el asistencialismo, el populismo y la demagogia, mantenernos alejado de las negociaciones con empresas, empresarios, con la derecha, antes de que esa base se entere de sus tretas: ¡nada de control popular!, porque las decisiones a la crisis podrían ser más radicales, podrían ser distintas.

Hoy escuché en el metro a un joven que le decía a un señor, el cuál defendía al gobernó con las mismas disculpas conocidas de siempre, la guerra económica, las sanciones, amenazas, el magnicidio, etc.  –“¿Cómo puedes defender de esa manera algo de lo cual tú no tienes control, defender decisiones que ustedes no controlan?”. Un razonamiento inteligente y limpio de un ciudadano común en el metro. Es eso lo que pasa dentro del chavismo, engañado y confundido, la población más afectada en esta crisis no tiene arte ni parte en las decisiones que se toman… Y aun así tiene que defender al gobierno, pero el poder popular no tiene poder, y eso todos lo sabemos, pero muchos no lo quieren ver.

Para evitar que la oposición tome otra vez el control del país – lo que sería desastroso sobre todo para los trabajadores y para las capas más bajas de la sociedad –, la base chavista deja pasar el hecho de que no tiene control sobre las decisiones que toma el gobierno, y que tampoco tiene por qué defenderlas, en su mayoría contradictorias, las inconsecuencias políticas de Maduro y su equipo, de lo que tampoco parece entender mucho. La base del chavismo no es responsable de nada porque no participa en nada, más allá de marchar y votar en unas elecciones por los que sí son responsables, como sus autores, de todo.  No se los puede defender de forma incondicional si tomaron dispusieron del país a espaldas de las mayorías, en secreto, a puerta cerrada, sin ninguna voz o conciencia que se les opusiera.

Todos los días se descubren acuerdos secretos, trampas entre políticos, de lado y lado, y de lado con lado, como ese arreglo en la comisión de contraloría de la Asamblea Nacional  de las “cartas de buena conducta”, el caso alimentos Claps. Hay que hacer un poco de “sinapsis” para explicarnos, por ejemplo, por qué Maduro ha dolarizado la economía sin ni siquiera se diera cuenta de cómo pasó; no lo creemos tan “preparado” para eso. Si alguien planificó esta dolarización disimulada no fue él, pero los responsables están a su lado, “asesorándolo” hasta llevar el país a este desastre. El porqué de la quiebra de PDVSA y cómo se ha ido privatizando – en la última entrega de Rafael Ramírez está expuesto con claridad –. Esas han sido “decisiones conscientes” que no las alcanza a explicar la urgencia de las sanciones económicas – que son recientes –, o la “guerra económica” que tiene “enemigos invisibles”, o las amenazas de intervenciones, recurrentes, que han sido como los gritos de Pedrito y ¡ahí viene el lobo!

La ley de Inversiones Extranjeras aprobada en la Asamblea Nacional Constituyentes se hizo de espaldas al pueblo. 540 diputados, en un caso de tanta importancia para el país, no representan la voluntad de las mayoría, había que llevarlo a referéndum, no podían revertir de un plumazo las conquistas alcanzadas por Chávez en 13 años, ese caso no era como para que lo decidieran 540 diputados, en su mayoría clientes del gobierno. Pero así se hizo. Lo mismo pasa ahora con PDVSA, la entrega de los campos de la Faja, del proyecto gasífero, y las concesiones en el Arco Minero, donde se regresó al pasado todo lo decretado y decidido en el gobierno de Chávez. ¡Hay que conectar!, ¡hacer sinapsis!, hay que pensar bien lo que está pasando, antes de salir a defender tantas “contradicciones” políticas, porque no tenemos control en las decisiones que toma el gobierno.

Los ricos no tienen inconvenientes en esta crisis que es, más bien, nuestra, sus mayores molestias se resumen en aumentar sus cuentas de banco y sostenerse en el control de todo. Los ricos representan al capitalismo. Pero los ricos lo son no en razón a su trabajo y sacrificios sino a la especulación y explotación del trabajo del obrero y del trabajador del campo, donde yace la mayoría del chavismo. Mientras haya privilegios, mientras ellos reciban los beneficios, las ventajas, y nosotros hagamos los sacrificios, habrá esclavitud, los privilegios no se sostienen de otra forma, y las decisiones tomadas por el gobierno de Maduro de manera ejecutiva y a espaldas del chavismo-pueblo, han reforzado esos privilegios, les han dado las ventajas de mantener sus dividendos a base de chantajes y conspiraciones ( a los mercachifles, importadores, a Polar, a los amigos de Castro Soteldo)…, y Maduro ¡como si nada!,  se reúne, acuerda con ellos, decide con ellos qué hacer con lo que nos pertenece a todos: ahorros en divisas, petróleo, gas, reservas en oro y oro, coltán y diamantes, aguas, bosques y selvas. Esas prerrogativas a los ricos nada tienen que ver con sanciones, con amenazas, con esa “guerra económica” fantasmagórica que no tiene enemigos, que  ningún periodista, analista, “economista criollo” y similares ha podido explicar o develar, mostrar cuál es el rostro de ese enemigo (los más atrevidos lo llaman “neoliberalismo”, para no contrariar al gobierno con lo del capitalismo, pero hasta ahora sigue sin rostro: una “guerra económica”  dentro de otra guerra en contra del capitalismo, es absurdo y ridículo).

Lo que pedimos al pueblo chavista es que piense un poco más en cómo llegamos a esta situación, sin caer en pedanterías, en poses de quien todo lo entiende. Pisemos tierra alguna vez y preguntémonos qué hemos decidido nosotros de todo esto, qué controlamos nosotros de todo esto, más allá de marchar y votar espoleados como mulos, y repetir las verdades del gobierno como un deber de esclavo para con su amo.

Nuestro obligación debería ser con la revolución (la nuestra-mía lo es), con Chávez y su herencia, el Plan de la Patria. Difamando al socialismo y Chávez, defendiendo este caos, sin pensar un poco, perderemos todos.

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