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El Delfín, un giro de 60° hacia el pasado, sin trazas de socialismo

Por lo que hemos visto hasta ahora, por cómo su nombre aparece señalado en los chismes de empresas en el Arco Minero que procesan arenas residuales, su juventud y ánimo de empresario y sus declaraciones sinceras sobre el uso que se hará de la ley antibloqueo, Nicolás Maduro Guerra será el heredero. Quizás, para cuando le toque encargarse de los asunto de su padre, esté militando en su propia organización política de “derecha democrática”.

“En entrevista realizada este domingo, en el programa Análisis Situacional, transmitido por el canal de noticias Globovisión, Maduro Guerra afirmó que con la Ley Antibloqueo, desde la Zona Económica Especial del estado la Guaira, se impulsará el turismo y la industria.” https://www.aporrea.org/imprime/n360539.html

Cuando afirma que trabajará por la industrialización del estado La Guaira desde la Zona Económica Especial que tiene el mismo nombre, su posición de gobierno le otorga coherencia a todo lo que hemos denunciado hasta ahora, sobre las razones secretas que justifican esa ley, pensada desde la traición a la revolución. No hay una ley antibloqueo sin su respectiva Zona Económica Especial, y viceversa, no funcionan las Zonas Económicas Especiales sin una ley que desactive a la constitución y las leyes que se atraviesen en medio de sus planes privatizadores.

Una nueva economía apoyada por el sector privado no es nueva, es la misma economía de siempre pero sin la participación del Estado. Sistemáticamente el madurismo ha desmontado la economía socialista, o el intento real de consolidarla hecho por Chávez. Se abandonaron las empresas socialistas, para luego culpar de ineficiente a la gestión pública y al “modelo socialista”, sin reparar en que ellos (los Castro Soteldo, los Jaua, los Jesse Chacón) fueron los responsables directos de que todos esos proyectos funcionaran bien. Así hizo Castro Soteldo, ¡volteo todo!, creyéndose por encima de la responsabilidad política que le legó Chávez, como socialista, no como ministro de industrias, donde es mucho más malo. ¡Allá ellos y su conciencia! Ahora aparece el otro Nicolás refrescando el capitalismo rancio de la cuarta república (más el toque madurista y su grosero liberalismo).

La empresa privada, desde que Maduro está en el poder, nunca ha dejado de participar en los proyectos del Estado, no se ven sus efectos “productivos” porque hace lo que le corresponde a todo capitalista parásito rentista, maximizar sus ganancias, especular, robar, y llorar. Este proyecto madurista para La Guaira parece más bien un proyecto personal, una oportunidad de participación en los negocios de “nuevos emprendedores”, “capital fresco”, en la privatización del viejo Sheraton y de todos los desarrollos y proyectos del Estado, es decir, parques, el estadio de beisbol, otros hoteles, playas y balnearios, etc… ¡Nada nuevo!, solo hay que regresar 20 años en el tiempo y ahí están todas sus innovaciones. El nuevo Maduro, nuestro Delfín, representa al viejo país, ¡Increíble!, ¡otra vez para atrás, como el cangrejo!

Ese nuevo capital, esos nuevos inversionistas estarán amparados por el secreto y la confidencialidad de la ley antibloqueo. Es lícito pensar que habrá muchos testaferros, mucho “lavado de dinero” chimbo, mucho “capital de riesgo”, el puerto de La Guaira es un “lomito” reservado a los “nuevos inversionistas”; mientras sea un secreto nosotros podemos imaginar lo que se nos antoje, que no calumniamos a nadie, ¡secreto es secreto!

El padre, orgulloso de su hijo, ve cómo avanza en la vida, como progresa, mientras el país se contrae, la sociedad se disuelve,… ¡que está a punto de desaparecer!

Con Maduro Guerra vendrá otra era, la del madurismo puro, sin trazas de socialismo, garantizado para los alérgicos a la revolución. No queremos adelantar pronósticos, pero si triunfa algún día será más implacable que el padre, cuenta con la juventud y la desvergüenza del poder.

Pues sí, el madurismo nada tiene que ver con Chávez, y el Delfín menos aún. Chávez quiso hacer una revolución socialista bolivariana marxista-leninista y maduro la torció, se apartó y le puso otro jefe: al capitalismo colonial y colonialista. Ahora a esta filosofía madurista le dicen robinsoniana (calumniando al inocente Simón Rodríguez), “o inventamos o erramos”, sin embargo hasta ahora los maduristas solo han sabido errar, el otro lado de la disyuntiva ha estado disfrazado de progreso, o más bien atrofiado, su mejor “invento”, el más novedoso fue acabar con la revolución y con Chávez.

La historia se está repitiendo como farsa, y se avecina la gran derrota para el comediante de la “sociedad del 10 de diciembre”, del “lumpen sindicalismo” madurista.

¡Salvemos al planeta de la ignorancia y del capitalismo! ¡Patria socialista o muerte!

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