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ActualidadEl miedo a la muerte paraliza la vida

El miedo a la muerte paraliza la vida

El miedo es una reacción de protección de la vida, la controla, la modula, sin miedo la vida no podría existir. Tememos al fuego, a las aguas profundas, a las alturas, tememos a los animales ponzoñosos, al tigre tenebroso, sabemos por instinto y por aprendizaje evitar el peligro. El miedo es sano en condiciones normales. Cuando se transforma en fobia, en pánico pasa a ser un problema psiquiátrico. El miedo puede ser individual y puede ser social, puede ser el miedo normal, natural, y puede ser el miedo inducido, y allí comienza a ser arma excelente de dominación, de manipulación. Veamos.

En la antigüedad se dominaba a la sociedad por el miedo a lo sobrenatural, a los demonios, al silbón, a la sayona, a satanás. Siempre el miedo ha estado presente en la conducción de la sociedad, en la política. Recordemos el miedo al comunismo, al peligro amarillo, el fascismo invento el miedo a los judíos, y ese miedo excusó aquellas barbaridades. Los monarcas eran delegados de los dioses, atentar contra ellos era meterse con las divinidades, daba miedo. En política el miedo pesa más que la esperanza, las masas se mueven más por el miedo que por el sosiego, la esperanza.

Con la perfección de los medios de comunicación el miedo como arma política se eleva a niveles inimaginables, desde que Orson Welles causó aquel pánico de masas en New York simulando en la radio una invasión extraterrestre es mucho lo que los medios de comunicación han avanzado en la transmisión del miedo. Ahora con este asunto de la epidemia de gripe que llaman los científicos coronavirus, los medios se han salido de cauce pasan a gobernar a presionar a los gobierno, crearon un miedo planetario y cambiaron la calidad de las relaciones humanas, la voracidad por vender las noticias se tragó a la verdad, el miedo creado paralizó a la vida.

Aquí en Venezuela el miedo unido a la incompetencia del gobierno ha creado contradicciones: si el gobierno alimenta al miedo para manipular a la población entonces aparece su ineptitud: “no ha podido controlar la epidemia”. Pero sí en contrario muestra éxitos en la lucha contra el virus el miedo desciende y el control sobre la masa desaparece. Si aumentan los casos la oposición hace festín, muestran la incompetencia del gobierno, si disminuyen los casos aumenta, la oposición debilita al gobierno el miedo apoyando en el rumor de que el gobierno oculta la verdad.

El miedo planetario ha develado la verdadera esencia de la civilización del capitalismo, de la humanidad del egoísmo. El individualismo fue llevado al extremo, las cuarentenas nos obligaron al aislamiento y ubicó las relaciones humanas en el mínimo, las confinó a los medios electrónicos, convirtió a los humanos en espectadores de una vida que no existe, a un espejismo de los medios de comunicación. Ahora sentados en un calabozo asistimos a través de una ventana electrónica una historia que no nos pertenece, una ficción en la que ya no participamos.

La situación lamentable creada por el miedo a la muerte no sólo paraliza a la vida sino que nos demuestra que lo que vivíamos era el camino hacia la muerte, al aislamiento total, ya en eso habíamos avanzados, cada vez somos más solitarios, cada vez nos vemos menos, las organizaciones sociales desaparecen, hacen patológicas, las metas sociales ceden lugar a las metas egoístas.

Este miedo planetario nos ha develado que somos la civilización de las ciudades sin ciudadanos, de la política sin políticos, unos humanos sin humanidad. El miedo que nos encarceló a todos ha develado la esencia antihumana de nuestra manera de vivir… Y ha señalado claramente al culpable, al capitalismo.

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