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ActualidadHay que volver a Chávez o desaparecemos como nación.

Hay que volver a Chávez o desaparecemos como nación.

Hay que regresar a Chávez antes de que sea un hecho consumado la disolución del país y la dictadura del nuevo colonialismo. Si con Chávez la consigna principal de la revolución fue “independencia y patria socialista”, con Maduro la consigna de su reformismo se resume en “privatización y colonialismo”, en nombre de la paz y a nombre del socialismo. Lo mismo está dicho por la derecha de Guaidó y López en sus planes plan país; “privatización y colonialismo” también es su lema, pero en nombre de la libertad.

La diferencia entre lo que encarna Maduro y lo que representan Guaidó y López  está en que los últimos actúan a nombre del capitalismo sin sentir vergüenza en ello; podríamos decir que esa derecha que obra en nombre de la oligarquía nacional, existe solo obligada al vasallaje firme a los intereses hegemónicos de EEUU y Europa sobre Venezuela y el resto del mundo, creen firmemente en que debemos ser un pueblo colonia de EEUU y Europa.

Mientras tanto, el madurismo no es selectivo ante el capital, es decir, le importa poco de dónde provengan “las inversiones”, ante quién mostrar sumisión, siempre y cuando este capital esté dispuesto a tolerarlos y darles dinero; puede llegar de EEUU –fíjense que gana Biden, y Maduro sin ningún pudor, lo primero que hace es mostrar su “disposición” al diálogo con su gobierno, un diálogo que, el imperio, ante un gobierno suplicante, no desea tener, por lo menos sin imponer sus «demandas imperiales»–, el dinero puede llegar de Europa, o de China, Rusia, India, Irán Turquía, Brasil, etc.. Pero tampoco les importa en cuáles negocios que estos países y corporaciones quieran obtener sus ganancias sobre nuestro territorio,  con tal que paguen por ello,  que traigan divisas (pueden arrasar con nuestros recursos naturales, contaminar nuestros ríos y reventar de trabajo a nuestra población, eso será estímulo para la inversión), a  ellos les vale lo mismo…, si los dejan ser  supervisores o árbitros de sus negocios, como gobierno; cobrar el bono de entrada a ese proceso de explotación capitalista.

Además el madurismo tiene que actuar con un poco más de cautela frente a sus próximos electores, o al pueblo que los sostiene todavía vivos en el poder, haciéndoles promesas con el socialismo, porque en su mayoría los creen socialistas, hijos de Chávez, y demás encantamientos (cada vez más débiles).

Los dos grupos trabajan por el poder y por intereses personales, disfrazados de políticos preocupados por el país. Pero, sin disolver las fuerzas sociales, sin fraccionar la nacionalidad hasta hacerla desaparecer, no hay garantías de mantenerse en la jugada del poder; no hay garantías para el capitalismo extractor y ladrón, colonial que necesita desaparecer toda clase de resistencia. Los dos grupos estarán dispuestos a borrar la sociedad, la conciencia social, el sentido de comunidad, de pueblo, de nación, de patria, memoria, historia, etc.; arruinar la resistencia social a la desaparición nacional de manos de un capitalismo colonial.

Las elecciones forman parte de sus métodos. Aunque el madurismo está resuelto a ir más allá de las elecciones para sostenerse en el poder sin mirar hacia abajo, sin considerar cambios revolucionarios o simples cambios, está llamando a unas elecciones, en un país que vive una crisis política caracterizada por la confusión o ausencia de ideas originales, y por la anarquía económica. Esto es una señal clara de que el madurismo no piensa en cambiar nada, no tiene intenciones de rectificar, solo dejarse llevar por la ley de la oferta y la demanda para vender el país al mejor postor.

Para la otra derecha ir a elecciones ahora puede ser un problema mientras no sean ellos quienes las manipulan. Los oportunistas, los tránsfugas incorregibles, ya se embarcaron en las elecciones. Pero los otros, los más ambiciosos, los “presidenciables” apoyados por el imperio (o los imperios) no ven ganancia en unas elecciones donde ellos no puedan vencer, es decir, tomar el control de todo y de forma segura, prefieren seguir esperando las señas de sus jefes desde el “dugout”, desde la Casa Blanca.

El madurismo, para sostenerse en el poder y privatizar el país necesita convencer a mucha gente de que resista, de que se sacrifique, que se anule por completo frente a sus planes ocultos y por el gobierno mismo, el cual les promete un socialismo etéreo caído del cielo. Pero si no logra convencer con sus mentiras, tampoco pierde nada con disolver la sociedad y someterla a una dictadura clara, directa, sin muchos escrúpulos; solo los necesarios para lavarse un poco el rostro ante el mundo; ¡primeros muertos, que rectificar hacia la revolución socialista! ¡Poder o nada!, esa es la otra consigna.

Los otros oportunistas, de llegar al poder, con o  sin elecciones, harán lo mismo, ¡facilitaran lo mismo!, para poder aplicar sus proyectos privatizadores y hacer el papel de gobernadores coloniales; tendrán que disolver el país para someterlo a capricho. A los dos grupos les sirve aplicar la “dictadura de la falsa democracia burguesa”, sin embargo es bastante probable que no sea así como hagan las cosas y aprovechen la ocasión y nos sometan con una cruenta “dictadura necesaria”.

Habrá una dictadura, por un gobierno que se “resiste”, o una dictadura por un gobierno que emerge de de la Casa Blanca; habrá una dictadura franca o una dictadura disfrazada de democracia… De cualquier manera, si no retomamos los espacios que todavía nos ofrece nuestra constitución para restituir la visión socialista de la sociedad, si nos abandonamos a la ilusión democrática de las elecciones y sus efectos narcotizantes, seremos esclavos o presos del capitalismo, y ¡del capitalismo colonial!, el más cruento, el capitalismo extractor y explotador, empobrecedor, creador de miseria, chupa sangre; no volveremos ni siquiera a la cuarta república. Por eso hay que rectificar, defender la constitución y usarla para el socialismo y no como excusa para instaurar el capitalismo, hay que volver al Plan de la Patria original de Chávez, y entre una y otro reclamar los espacios del socialismo ¡YA!. Maduro está dispuesto a negociar lo que queda de sociedad y de socialismo con EEUU, si Biden le da la oportunidad de hacerlo. ¡No debemos permitirlo!

Parece irónico que  de una revolución socialista haya brotado tanto idiota petulantes, que nos han devuelto a tiempos de Juan Vicente Gómez. En estos 7 u 8 años el retroceso intelectual, material y espiritual, ha sido brutal.

¡Es tiempo de actuar, con nuestra constitución, con el Plan de la Patria, y alzando la bandera del socialismo! ¡Patria Socialista… o desaparecemos como nación!

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