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Los altos intereses de la patria convertidos en desigualdad, injusticia y devastación (I)

Diosdado Cabello en una rueda de prensa dijo que quienes condenamos la Ley de Zonas Económicas Especiales, lo hacemos sin fundamentos, dando entender que no sabemos de lo que hablamos porque ni siquiera habíamos leído la ley. A continuación, un intento de acercarnos al corazón del corazón de la ley, de mostrar lo que hay detrás de lo meramente técnico, que ya es bastante elocuente de lo que significa esta ley entreguista, y a quién o a quiénes favorece. Es un intento de develar el espíritu manipulador y el estilo fementido de sus redactores y autores, perfecto para engañar a incautos.

Lo primero que vamos a decir es que las Zonas Económicas Especiales están concebidas como un plan económico capitalista, economicista, que deja de lado el desarrollo humano presentado (solo presentado) como una simple declaración de principios.

Para justificar la Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales, en la exposición de motivos se dice que “No hay un solo problema económico o social de nuestro país que no esté determinado, fundamentalmente, por los impactos del bloqueo.” (…) “Nuestras líneas estratégicas de desarrollo contenidas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela –su constitución es la “constitución” de las excepciones –, el Plan de la Patria 2019-2025 y la Ley Antibloqueo, apuntan al despliegue productivo diversificado sustentado en una economía mixta bajo la rectoría del Estado y estimulando la inversión productiva privada para superar los impactos del bloqueo económico impuesto en Washington.

Esto, por supuesto, es una gran mentira. Las ZEE fueron concebidas desde el 2014, mostradas de esta forma por primera vez en el “Decreto de regionalización integral para el desarrollo socioproductivo de la patria”. Es un proyecto viejo inspirado en el viaje de Jorge Arreaza a la China capitalista y concebido de forma subdesarrollada como una vulgar “maquila”, por sus traductores. Partiendo de esta “mentira original”, todas las otras leyes que justifican el “estímulo y protección” de las inversiones extranjeras y nacionales, han sido redactadas con el mismo espíritu, con la misma astuta picardía y mala fe con las cuales se adulteró en el 2013 el Plan de la Patria de Chávez.

Para ir a los detalles de este lenguaje manipulador, en el Artículo 4 de la ley de ZEE, se definen las zonas económicas especiales como “Delimitación geográfica que cuenta con un régimen socioeconómico especial y extraordinario, destinado al desarrollo de actividades económicas de inversión pública, privada, mixta y comunal, en cuyas poligonales se ejecutan proyectos de desarrollo de actividades sectoriales específicas que responden a los más altos intereses de la Patria…”.

¿Por qué se incluyen las inversiones públicas en estas zonas especiales? ¿Por qué las inversiones controladas por el Estado tienen que tener un régimen extraordinario si son públicas?, no necesitan ningún “estímulo” ni “régimen especial” para ser ejecutadas. Esto nos indica que estas zonas están concebidas (son exclusivas) para las inversiones privadas, las cuales hay que “estimularlas” ofreciendo ventajas, sin embargo a la vista de los “diosdados y similares” hay que disimular el carácter exclusivo y privado de estos espacios, agregando sin sentido alguno las “inversiones públicas y comunales”.

Para luego subrayar que son actividades… que responden “…a los más altos intereses de la Patria”, como para que no pensemos lo contrario, para que nadie crea que atentan contra nuestra soberanía. Por eso uno se pregunta: ¿a cuál patria se refieren, a la de Bolívar y Chávez o a la de Hayek y Friedman, …para quién estará dirigido este mensaje?

Hay dos aspectos en esta redacción: uno práctico, técnico, operativo, que organiza los negocios, una falsa producción que no es otra cosa que actividad manufacturera, de importación, exportación y ¡reexportación!, el turismo…, y por otro lado una serie de declaraciones vacías sobre justicia social, democracia, respeto a la soberanía, al ambiente, que disimulan las verdaderas intenciones de “perder el camino por coger la vereda”, de entregar la responsabilidad de desarrollar las fuerzas productivas de la sociedad para el bienestar de la sociedad, al capital privado para el provecho del interés privado, hacer la revolución “con las armas melladas del capitalismo”, diría El Che. En ningún lado se explica cómo estos principios se convierten en realidad, ni cómo responden a los “altos intereses de la patria”, porque no se explica ni se sabe cuáles son esos intereses, si tienen que ver con el socialismo, con el bienestar de la gente, con el de los capitalistas, con la defensa de nuestros recursos o con la entrega de nuestros recursos. Se trata de una manipulación barata para mentes débiles.

En su redacción se deja ver lo concerniente con el “crecimiento económico” que implica mejorar el índice de ganancias, en nuestro caso, al lucro en un sector privado oportunista que debe ser estimulado más allá de la propia especulación capitalista. Y el otro aspecto que se muestra es un “desarrollo humano” puramente declarativo, sólo señalado, como un conjunto de “principios” de papel, un desarrollo humano fantasma desvinculado del resto del plan de inversiones capitalistas. Es decir la ley “orgánica” organiza la producción y explotación de los recursos, pero no “organiza” el cómo se vinculan con la justicia social, la democracia, etc…, cómo se lleva a la práctica y toca la vida de la gente, dicho a la inversa, como estos principios se conectan con los mecanismos de la explotación capitalista o del “crecimiento económico” capitalista. Es simple, no lo hacen porque no se puede hacer, son dos aspectos contradictorios.

Continúa la exposición de motivos: “De tal manera que el desarrollo de las fuerzas productivas es la principal tarea del país para garantizar estabilidad en todos los aspectos de la vida nacional.” (…) “Este nuevo modelo está llamado a convertirse en el fundamento de una nación moderna capaz de brindar creciente bienestar a la población, justicia social y participación democrática.” (…) “Esta ley se rige por los principios de soberanía económica, seguridad jurídica, justicia social, desarrollo regional, internacionalización, desarrollo humano integral, factibilidad económica, equilibrio económico, sostenibilidad fiscal y externa, sustentabilidad ambiental, planificación pública, eficiencia administrativa, productividad, complementariedad, corresponsabilidad, honestidad, transparencia y solidaridad.

Dentro de este despliegue de principios que contradicen el interés privado y egoísta de los inversores, al final nadie sabe lo que (consideran sus redactores que) son “los altos intereses de la Patria”. Si es “la honestidad y la transparencia” (necesarias para la revolución socialista), cuando estas nobles cualidades son negadas de plano por la confidencialidad o el secreto que establece la Ley Antibloqueo. Si es la “seguridad jurídica”, cuando no se aclara a quién se le garantiza, para quién es esta seguridad jurídica, si es para los empresarios o es para los trabajadores; ¡no se puede garantizar seguridad jurídica a dos clases a la vez, que son antagónicas por su naturaleza! ¡No se puede garantizar seguridad jurídica para contratar y despedir trabajadores libremente y derechos laborales, estabilidad y buenos sueldos para los trabajadores, al mismo tiempo!… No se sabe si estos “altos intereses” tienen que ver con la “soberanía económica” mentada, o son las desregulaciones fiscales y la desaplicación de leyes practicadas. ¿Cuáles serán los altos intereses de la patria? Este lenguaje rimbombante disimula la trampa para que no se enteren los patrioteros distraídos.

Al final podemos decir que en esta ley el “desarrollo humano” se da por supuesto. Para ellos (sus autores) llegaría de forma espontánea, basados en la misma lógica liberal (lógica que contradice la realidad) de la “mano invisible del mercado”, la cual, a decir de la imaginación de sus descubridores, todo lo equilibra en una especie de tierra prometida, a pesar de que nunca se ha visto el caso en la historia del capitalismo, a pesar de la atroz explotación capitalista y la violencia que ha significado para el mundo, poner en práctica el liberalismo económico, las libertades que pregona. …La ley ZEE está hecha para delimitar un espacio sin los controles que establece la ley y la constitución, ¡SI NO, NO SERÍAN “ZONAS ESPECIALES”!, sería una ley de zonas de desarrollo o algo parecido.

En general, esta ley se presenta a los ojos de la gente con la misma fórmula mediante la cual se adulteró el Plan de la Patria de Chávez; por vergüenza o por cinismo, se destacan principios humanos y de justicia social… pero solo para justificar una actividad de explotación humana y de injusticia, que socava la naturaleza, en beneficio del capital.

Un ejemplo de esta picardía es el caso del desarrollo hotelero en la isla de La Tortuga. Dice Alexis Ramírez, un articulista de Aporrea, al referirse al tema: “…me permito solicitar como ciudadano lo siguiente: que se muestre al país el estudio de impacto ambiental que el Ministerio de Ecosocialismo realizó ahí, donde se demuestre la compatibilidad en cuanto a la construcción de dicho proyecto con las áreas ecológicas de esa región insular,…digo esto con todo respeto, para que no se vaya a cometer un ecocidio en nombre de la prosperidad y el progreso.” En nombre de la “sustentabilidad ambiental”, y gracias a este “nuevo modelo de desarrollo”, ¡capitalista!, están dispuestos a privatizar y acabar con una isla casi prístina que forma parte de nuestra nación, patrimonio natural de todos.

….

Luego de establecer sus reglas y disposiciones técnicas, la ley prevé dos organismo reguladores, o “filtros administrativos”, ideales para enriquecer a unos cuantos vagos por su carácter discrecional, la tajada del lomito que corresponde a los burócratas del gobierno: estas “entidades” son las que certifican y supervisan los proyectos económicos adecuados para cada zona, las que tienen la última palabra en el asunto: el Centro Internacional de Inversión Productiva CIIP que certifica, y la Oficina Nacional de Zonas Económicas Especiales ONZEE, que supervisa.

Dentro del concepto de democracia de los autores de esta Ley (del gobierno), además del presidente de la república y la vicepresidencia, mas estos dos organismos que citamos, “el soberano” y la Asamblea Nacional no cuentan, no tienen el poder de aprobar o desaprobar nada, esta es SU democracia – aunque hayan declarado más arriba que esta ley involucra los altos intereses de la Patria”;ahora sabemos que se referían ellos y a sus cómplices cuando hablan de Patria–.

Ya está claro que para los redactores de la Ley, el socialismo no cuenta dentro de los “altos intereses de la patria”. Pero tampoco el ser humano y la naturaleza, de forma más específica, ambos sobrepasados por el espíritu de esta ley, que en cambio instala el despotismo de los “altos intereses del capitalismo”, el interés material, mezquino y egoísta de los capitalistas, por encima del colectivo, y de todo.

El mundo al revés, una “Venezuela potencia económica”, sobre una base de explotación humana y de la naturaleza, que abandona el desarrollo humano al mundo del deseo y las palabras vacías, una potencia para el disfrute de una pequeña parte de la sociedad, la misma de siempre.

¡VOLVAMOS AL PLAN DE LA PATRIA ORIGINAL! ¡NO A LAS ZONAS ECONÓMICAS ESPECIALES! ¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA!

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