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Vivir en “VTV”, vivir entre Chile y Canadá o hacer la revolución socialista

“El capitalismo no es la solución, es el problema” H. CH.

La muerte de Chávez fue, además de político, un duro golpe emocional para las mayorías menesterosas, demolió la estructura moral de los chavistas y dejó el paso libre a las corrientes restauradoras de la vieja democracia, el pacto social, y todo el sopor de la vieja socialdemocracia que se suponía superada o en proceso de ser superada.

El madurismo, NO ACOSTUMBRADO AL PODER, se enloqueció con él, y violentó, inclusive, el equilibro del antiguo “pacto social” practicado por adecos y copeyanos – hoy Venezuela pasó de ser un país en proceso de cambios, a otro mucho más atrasado de lo que fue en tiempos de la cuarta república. De la quinta república pasamos a no tener ninguna república.

Con tanta astucia ejercida para sostener al gobierno madurista, la Constitución Bolivariana perdió todo sentido práctico. La revolución socialista se convirtió en un ejercicio de resistencia pero del madurismo, asido al poder del gobierno, con la embriaguez de quién descubre un tesoro, censurando y castigando la posibilidad de ser cuestionado por sus opositores y críticos (de ser acusados de oportunistas, restauradores del pasado, de asociarse con empresarios igualmente oportunistas, o de ser cuestionados por corrupción)… Las instituciones del Estado y las leyes, igual, perdieron todo sentido práctico. En estos 8 o 9 años se han producido tantas leyes y decretos contradictorios que la fuerza de la ley no existe, no obliga a nada. Cada reyecito puede hacer lo que le da la gana, siempre que no contravengan con sus marramucias las “líneas principales del alto gobierno y de los jefes del partido.

Esta Venezuela desdibujada no deja muchas opciones. El desplome de la moral chavista dejó en sus herederos más deserciones que bríos revolucionarios. Como se sabe, el gobierno de Maduro optó por el pragmatismo de hacer la revolución con los capitalistas, mientras los líderes chavista no fueron capaces de defender la gran estrategia, la Idea, el socialismo, el Plan político de Chávez; se dejaron estafar por el madurismo.

Fuera del gobierno, los líderes chavistas decepcionados o botados se dispersaron o volvieron a su posición inerte inicial, en las universidades, oficinas, en sus antiguos empleos y profesiones. Muchos emigraron o fueron obligados a. Otros prefirieron vivir engañados en el país de “Venezolana de Televisión”, donde todo es inmaculado, perfecto, donde el progreso y la prosperidad fluyen sin resistencia (“Este bello amanecer, cargado de vientos de dignidad, patriotismo y libertad, nos convoca a todas y todos los que amamos a Bolívar y a nuestra Patria, para seguir luchando por la consolidación de la nueva era de prosperidad. Tenemos el camino claro, trabajemos por lograrlo”, dice @NicolasMaduro embriagado de poder)

Lo otro que nos queda es retomar la lucha por el socialismo verdadero, casi que comenzando desde cero. Los que sabemos que el país que maduro y Venezolana de Televisión venden al mundo no existe y no entusiasma, y que no nos iremos a otra parte, tenemos que concentrar nuestra inteligencia en mostrar la realidad, las contradicciones frente a los discursos, y cambiar “todo lo que deba ser cambiado”. Desde ya pensar en cómo corregir todos los entuertos, como lo hubiera hecho Chávez de forma tenaz. Para retomar el camino de la revolución socialista, Maduro y el madurismo son solo otro problema más a superar, pero hay que hacerlo…, de cara al reto de servir de modelo de lucha, de influir en el mundo… Porque ahora más que nunca una revolución se hace necesaria para la salvación de la humanidad y la vida en el planeta. La situación política mundial desmiente a Maduro y desmiente el éxito de su paseo por Asia, solo reconocido por él y su entorno, ¡sabrá Alá buscando qué!… (secretos y más secretos).

La situación del planeta no ha variado mucho desde que Chávez estaba vivo. Hoy son preocupantes los mismos temas, las guerras inter capitalistas, las migraciones, el hambre y las enfermedades, la devastación de la vida en el planeta, el cambio climático, y ahora la posibilidad real de un conflicto bélico planetario usando poder nuclear. Es la hora de los pueblos. A nosotros, como herederos de Chávez, nos toca tomar el testigo. No hay mucho tiempo como para perderlo en descubrir el sexo de los ángeles. Hay que actuar, presionar y obligarnos a ver más allá de nuestras narices, porque si no todo será inútil: ¡EL CAPITALISMO NO ES LA SOLUCIÓN, ES EL PROBLEMA!

VOLVAMOS A CHÁVEZ Y AL SOCIALISMO.

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