EL RESCATE DEL “PILÍN LEÓN”
Y LOS BARRILES DE AGUA

Hace 19 años, se produjo uno de los episodios más importantes en la derrota del Sabotaje Petrolero del 2002-2003 y, con este hecho, el nacimiento de la Nueva PDVSA: el rescate del buque perteneciente a la flota de la empresa estatal PDVSA, que ostentaba el nombre de “Pilín León”, en referencia a una de las “Miss Universo” del país. No es extraño que este evento, que es parte crucial de la épica revolucionaria de los trabajadores de PDVSA, de la Revolución Bolivariana y del pueblo, pase desapercibido para el madurismo sumergido en su mundo de fantasías y luces, pactos secretos y entregas. 

El buque formaba parte de la flota de PDV Marina, la cual era conocida como “Las Misses”, y se había sumado al Sabotaje Petrolero iniciado el 2 de diciembre de 2002, con el objetivo principal de derrocar al gobierno del Presidente Hugo Chávez. 

El Capitán del buque, Daniel Alfaro, junto a la oficialidad del mismo, lo fondearon en la barra del Lago de Maracaibo, el 4 de diciembre de 2002. El buque contenía una carga de 300 mil barriles de gasolina y ésta debía ser descargada en el Terminal de Bajo Grande para abastecer a la ciudad de Maracaibo. Con esta acción, irresponsable y criminal, estos personajes de la autoproclamada “meritocracia petrolera” de la vieja PDVSA, no sólo negaban el combustible a la población zuliana, sino que bloqueaban el canal de navegación en el Lago de Maracaibo.

La acción criminal del “Pilín León”, así como, la del resto de los buques de la flota de PDV Marina, formaba parte del bloqueo –un bloqueo, este si, de verdad– a nuestros puertos y terminales, lo cual formaba parte del sabotaje que la “Gente del Petróleo” había activado contra nuestra industria petrolera; y, por ende, contra todo el pueblo venezolano con el único propósito, manifestado por ellos mismos desde Plaza Altamira, de paralizar PDVSA “hasta que Chávez se vaya”.

Así, el “Pilín León” se convirtió en una figura emblemática del Sabotaje Petrolero y fue utilizado como elemento principal de la propaganda desestabilizadora. Hasta la propia “miss”, llegó a Venezuela desde el norte, con un único pedido: que “tumbaran a Chávez”. De haber existido el twitter –como hoy día–, se hubiese ganado su tendencia de consolación, tal como ahora gusta hacer a los políticos del gobierno.

Eran tiempos de violencia y desestabilización política, el país había sufrido el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y, aunque el pueblo y los soldados patriotas lograron rescatar a Chávez y restablecer el hilo constitucional el 13 de abril; el gobierno, aún desconcertado por el golpe y por las traiciones internas, lucía débil. Al mismo tiempo que la derecha, golpista y arrogante, insistía en sus planes desestabilizadores en contra del Presidente Chavez, de la Constitución y de la Leyes Revolucionarias, apuntando principalmente contra una de ellas, la más importante: la Ley Orgánica de Hidrocarburos.

La “Gente del Petróleo”, en sus proclamas golpistas, arremetía abiertamente contra la recién aprobada Ley Orgánica de Hidrocarburos y contra la posibilidad de que nuestra empresa nacional de petróleo, PDVSA, se subordinase al Estado. La autoproclamada meritocracia petrolera reivindicaba a la Apertura Petrolera, es decir, a la entrega de PDVSA y nuestro petróleo, al capital privado transnacional y apuntaba a la disminución de las tasas de impuestos y a las ya bajas regalías, para “hacer atractiva”, según ellos, la actividad petrolera, uno de los negocios mejores y más productivos del mundo.  

Como parte de esta política, se entregaban los campos petroleros bajo la figura de “Convenios Operativos”, las llamadas “Asociaciones EStratégicas” y la venta de crudo y productos a las transnacionales, mientras PDVSA era entregada y vendida en pedazos al capital privado: los terminales, taladros, buques, centros de procesamiento, criogénicos, las actividades de inyección de agua y gas. Se entregaba todo, convirtiendo a PDVSA en un cascarón vacío para que sólo tuviese el papel de “administradora” de contratos. Al mismo tiempo, el Ministerio de Petróleo –que debía ser por Ley el asiento de la Política Petrolera, era una entelequia, no existía, no dirigía, no regulaba, ni siquiera tenía la capacidad de saber cuánto petróleo se producía  en el país, o cuánto se vendía.

Las transnacionales habían concentrado sus actividades en la fabulosa Faja Petrolífera del Orinoco, y convencieron al gobierno y a todos los venezolanos –incluyendo “expertos” de todos los colores–, de que esta inmensa reserva de petróleo –la más grande del planeta, como logramos certificar en 2007–, era más bien una “Faja Bituminosa” y, por tanto según ellos,  no era de interés para el país y convenía cederla a las transnacionales petroleras. Éstas –que sí sabían qué había en la Faja– se llevaban nuestro petróleo, lo vendían a sus casas matrices, muchas veces a precio del carbón y solo pagaban 1% de regalías y nada de impuesto sobre la renta. ¡Así se consumaba el saqueo de nuestra riqueza!

Por ello, la “meritocracia petrolera”, es decir, la gerencia antinacional atrincherada en PDVSA, artífice y comprometida con la Apertura Petrolera, asumió una postura política abierta en contra del gobierno del Presidente Chávez, en contra de la Constitución y en contra de la Ley Orgánica de Hidrocarburos, y lo hizo a través de la “Gente del Petróleo”, organización política creada por ellos y que, con bastante apoyo externo y utilizando los recursos de la propia empresa, se convirtió en uno de los factores fundamentales del Golpe de Estado de 2002 y del Sabotaje Petrolero de 2002-2003.

En esas circunstancias, el Presidente Chávez nos había dado la orden de creación del “Grupo Colina” donde, además de mi persona como Ministro de Petróleo, estaban nuestro querido Alí Rodríguez, presidente de PDVSA, el ingeniero Félix Rodríguez, y un grupo de gerentes y obreros patriotas. Desde ese equipo, haríamos frente a la ofensiva desplegada por la “meritocracia” en contra del pueblo, en contra de PDVSA. 

La nuestra, sería una batalla del pueblo, de los trabajadores petroleros y de los oficiales patriotas con el fin de derrotar el sabotaje petrolero, el cual era un artero ataque al corazón de la patria: a nuestro petróleo, a nuestra PDVSA

El jefe de esta batalla petrolera era el Presidente Chávez, que  junto a nosotros, los del “Grupo Colina”, desde el mismo Palacio de Miraflores, desde el Ministerio de Petróleo y PDVSA, nos desplegamos en todas las áreas operacionales, para coordinar el rescate de nuestra empresa petrolera. Todo esto, en medio del “paro nacional indefinido” decretado por FEDECÁMARAS, la CTV, los partidos de la oposición, apoyados por sectores internacionales, bajo la consigna “hasta que Chávez se vaya”. 

La derrota del Sabotaje Petrolero fue una batalla librada área por área, en cada instalación petrolera, en las refinerías, en los campos de producción, en La Campiña, en los centros de procesamiento de petróleo y gas, en los centros de compresión, en los criogénicos, en los terminales. En todo el Oriente: desde el Norte de Monagas, El Tigre, Anaco, hasta la Faja Petrolífera, en Jose, en La Refinería de Puerto La Cruz. En el Centro Sur: en la Refinería del Palito, en Yagua, en Barinas, en Apure; en todo el Occidente: en Maracaibo, en el edificio Miranda, en las Torres Petroleras, en el Lago de Maracaibo, en la Costa Oriental del Lago, en Cabimas, Lagunillas, Bajo Grande, en la Costa Occidental, Mene Grande, Sur del Lago, Tomoporo.  En Falcón: en el CRP, en Amuay y Cardón. 

En todas las áreas petroleras se libraba una batalla frontal, popular, y junto a nuestros trabajadores, gerentes patriotas y miles de voluntarios, logramos retomar, una a una, nuestras instalaciones abandonadas y saboteadas por la Gente del Petróleo, para reactivarlas rescatar a PDVSA de sus cenizas y refundarla, entonces sí, como una empresa nacional al servicio del pueblo: la Nueva PDVSA del Pueblo, la PDVSA Roja Rojita.

El día del rescate del Pilín León, me encontraba trabajando con el Presidente Chávez en su despacho, en Miraflores, cuando recibió la llamada de parte del Capitán Gustavo Pérez Issa –quien estaba coordinando la operación de rescate del buque–, para informarle que, habíamos logrado instalar una tripulación patriota en el buque, al frente de la cual se encontraba el Capitán Carlos López Peña, un experimentado Capitán de Buques Petroleros, patriota a carta cabal, quien, al frente de oficiales de la marina mercante, que se habían ofrecido como voluntarios en el centro de la Armada en Paraguaná, se había logrado tomar el control de las operaciones del buque.

Mientras esto sucedía, el canal Globovisión transmitía, una y otra vez, la misma noticia donde se afirmaba que el buque chocaría contra uno de los pilares del Puente sobre el Lago de Maracaibo. En la realidad, el Capitán López Peña, hacía maniobras en círculos, constatando de esta forma que los golpistas no hubieran saboteado los sistemas de dirección del buque, como habían hecho con otros sistemas del mismo y de otros buques, como también hicieron  todas las instalaciones que la “Gente del Petróleo” iba abandonando y así propiciar que se produjese un accidente catastrófico.

Salimos con el Presidente en el avión hacia el Zulia, sólo estábamos  él y yo, siempre acompañados por el General Almidien Moreno, un extraordinario General patriota y excelente ser humano. Discutíamos los próximos pasos en la batalla, pues sabíamos que con el rescate del “Pilín León” se iniciaría el desmoronamiento del sabotaje, pues ya habíamos conseguido la manera de rescatar el resto de los buques. Al mismo tiempo, nuestros gerentes patriotas se habían colocado al frente de las operaciones y áreas petroleras. Era el inicio de la derrota del Sabotaje Petrolero.

Cuando sobrevolamos en helicóptero Bajo Grande, veíamos las interminables e inmensas colas de vehículos de todo tipo, esperando por la gasolina. De alguna manera, el pueblo se percató de que Chávez venía y se fue congregando en el terminal, junto a los trabajadores y militares. Luego de aterrizar, abordamos la lancha hasta el sitio donde ya se había posicionado el buque. 

Allí Chávez escuchó, de forma directa, de parte del capitán de la lancha, cómo los empresarios del Lago en su inmensa mayoría –sumados al sabotaje–, habían saboteado las lanchas y remolcadores, paralizando todas las operaciones. Chávez comenzaba a entender la necesidad imperiosa de rescatar la soberanía sobre el manejo de la industria petrolera: esta actividad estratégica no podía cederse al interés privado.

Desembarqué de la lancha, me encontré con el Capitán Pérez Issa y esperé a Chávez para abordar el buque a través de su larga escalinata. 

Cuando llegamos al buque, estaba el Capitán Carlos López Peña junto a la tripulación patriota. Fue una explosión de júbilo y fervor patriótico. Chávez, agradeció a todos, habló por el celular con las familias de todos los presentes y le dio un fuerte abrazo al Capitán, reconociendo su coraje y destreza en la operación. 

En la foto que acompaña este artículo, se aprecia ese instante, donde estamos todos allí, junto a Chávez. Esos momentos marcaron el inicio de una hermosa épica: a partir de allí, el petróleo iba a estar al servicio de todos. En ese punto comenzaba el nacimiento de la Nueva PDVSA al servicio del pueblo, la “PDVSA Roja Rojita”, nacional, popular y revolucionaria, esa que tanto odio genera en el seno de la derecha y, más aún, en el madurismo.

Hoy, a 19 años de aquella gesta, luego del asesinato del Comandante Chávez y de 8 años largos y terribles años de gobierno madurista, esa PDVSA popular, revolucionaria, al servicio del pueblo, no existe más, sólo quedan ruinas. 

La mayoría de los gerentes y trabajadores patriotas están siendo perseguidos, muchos están presos también estamos exiliados. Otros, como el caso de Nelson Martínez, murieron en las prisiones de maduro. Eudis Girot, quien fue condecorado por Chávez, Pedro León y cientos de trabajadores y gerentes de PDVSA, son prisioneros-secuestrados: contra ellos, se ha cebado el odio del madurismo contra nuestra empresa.

Nuestros trabajadores, que desde 2017 han salido más de 30 mil de la empresa, producto de la persecución y el desastre del general Quevedo, hoy día son unos parias, la mayoría fuera del país, cargan con el estigma de haber servido a la patria, por eso no los quieren ni la derecha, ni tampoco, el madurismo. Este último los persigue, los acusa y los insulta, utilizando para ello al fiscal sicario. A nuestros jubilados le pretenden escamotear y robar sus Fondos de Pensiones –un dinero que les pertenece y que está allí, en PDVSA–, les han arrebatado las conquistas de casi cien años de luchas sindicales, las reivindicaciones alcanzadas durante la Revolución Bolivariana con la PDVSA del Pueblo.

A 19 años del rescate del Pilín León, el gobierno de maduro no sólo arremete contra los trabajadores y gerentes petroleros, sino que ha violado y derogado de hecho la Ley Orgánica de Hidrocarburos, ha entregado el manejo y control del petróleo y el gas a sus socios privados –su burguesía revolucionaria– y a las empresas transnacionales, mientras remata y entrega PDVSA en secreto. 

Nuestra empresa, PDVSA, apenas produce 625 mil barriles día de petróleo, nuestras refinerías y complejos criogénicos no son capaces ni siquiera de abastecer de gasolina, diésel y gas a nuestra población.

Ahora, el gobierno celebra barriles de agua y naufraga entre sus mentiras, donde ha dicho de todo: desde conspiraciones internas hasta ataques terroristas con drones, misiles… cualquier cosa. 

La realidad es que, a 19 años del Rescate del “Pilín León”, este gobierno durante largos 8 años de caos, incompetencia y violencia,  no sólo ha destrozado PDVSA y sus capacidades productivas, no sólo ha perseguido y arremetido contra sus gerentes y trabajadores, sino que, también ha hecho suya –de manera increíble– la misma política de la “Gente del Petróleo”: el regreso a la entrega del petróleo y el gas al capital privado transnacional, la venta y el desmembramiento y remate  de PDVSA. La PDVSA del pueblo no existe más, y eso se siente todos los días en la tragedia cotidiana del pueblo. El gobierno reivindica el “fin del rentismo petrolero” y, a la vez, está desesperado, hacen lo que sea, para que las transnacionales vengan a llevarse el petróleo y el gas, para que compren los pedazos que restan de PDVSA.

Hoy, como hace 19 años, se requiere de manera urgente e inaplazable, retomar el espíritu del rescate del “Pilín León”, la conciencia movilizadora y revolucionaria de la derrota del Sabotaje Petrolero. 

Al igual que en esos momentos, con sentido altruista, patriota, desinteresado, revolucionario, tendremos que convocar a todo el país, a todos los trabajadores, ya no para rescatar un buque y derrotar el Sabotaje Petrolero, sino para rescatar a la toda la Patria, para recuperar la dignidad de nuestro pueblo, para Revocar a Maduro y comenzar la reconstrucción de nuestra querida PDVSA, y con ella de nuestra economía, reconquistar la soberanía sobre el manejo de nuestros recursos y nuestros asuntos, para recuperar el Vivir Bien del pueblo, liberar a los trabajadores presos, a todos los presos políticos, volver a la Constitución y las leyes. Esta vez se trata de recuperar junto a todo el pueblo, a nuestra atribulada Patria. ¡Vaya mi reconocimiento permanente y eterno a los trabajadores petroleros y a nuestro bravo pueblo!