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ActualidadLos discursos que confunden.

Los discursos que confunden.

Don Manuel Briceño Guerrero, uno de los más grandes filósofos venezolanos y del mundo que en Venezuela se le conoce en el ámbito académico pero muy poco de su bastedad y grandeza, sus grandes obras literarias son de obligatoria lectura en muchas universidades del mundo en carreras de Filosofía, Literatura, Antropología, Sociología y Ciencias Políticas, entre otras. Briceño Guerrero un venezolano ejemplar nacido en el Apure que llegó a aportar conocimientos para la humanidad.

Una anécdota que recuerdo siendo estudiante de la Universidad de los Andes en una buena tertulia con Briceño Guerrero en la facultad de humanidades, al culminar la intervención sobre su libro el “Laberinto de los Tres Minotauros” donde hablaba sobre los tres discursos, el discurso mantuano, el occidental europeo segundo y el salvaje, Guerrero hacía referencia al discurso mantuano a la forma que se debía replicar la sociedad señorial del siglo XVIII fundamentado en la limpieza de la sangre y la defensa de la fe cristiana; en el occidental europeo segundo se refería a quien gobierna, lo oficial y doctrinario y el discurso salvaje que se refiere a la erradicación de lo autóctono, al blanqueamiento de todas las expresiones humanas hecha por medio de la paidea (proceso de formación y transculturización unificante y universalizante propio del sistema colonial) al culminar su extraordinario análisis, se escuchó al fondo del auditorio una canción de Alfredo Sadel y preguntó a sus estudiantes si conocían esa estupenda voz, por lo que alguien respondió velozmente ¡es Pavarotti! y más allá otro decía ¡es el español Placido Domingo! A lo que Briceño Guerrero respondió ¡es un venezolano!, es nuestro Alfredo Sadel, para mí, ¡el mejor tenor del mundo! Todos quedamos en silencio, porque la lección que nos dio en un sencillo ejemplo, es que estamos acostumbrados a pensar en los de afuera y no valorar lo nuestro.

Estas enseñanzas de Briceño Guerrero nos permiten ver con claridad los procesos llevado a cabo en nuestra América mestiza dominada a sus anchas por el sistema colonial imperante absolutista y alienante. Hemos vivido esa historia una y otra vez a lo largo de los siglos, solo destellos se han caracterizado por iluminar el camino más allá de los tiempos de una vida humana, haciendo conocimiento histórico y dejando legados para futuras generaciones como lo dijo Bolívar somos una nueva raza, o Miranda en la colombeia y su tesis del incanato, así como otros pensadores, luchadores y creadores de una nueva sociedad fundamentada en lo nuestro en nuestra historia en lo que somos y seremos.

Uno de los bienes más preciados que hoy tenemos, dejado por nuestros libertadores en sus luchas es la independencia, que debemos atesorar y defender con el mayor amor y la mayor devoción, es la cumbre que define el rumbo de lo que queremos ser como pueblo y como sociedad, el atentar o vacilar contra ella es y será el acto más despreciable y repugnante.

La oposición venezolana puede estar o no de acuerdo con el Gobierno, lo que no puede es vulnerar el principio de independencia, por ello, firmar un contrato mercenario para la entrega de nuestra independencia, soberanía y autodeterminación es perder hasta el alma y esto quedará como la traición mas abominable en la memoria de los pueblos. Lo mínimo que debería hacer la oposición es desmarcarse de ese discurso y esas acciones y encausarse en sus luchas por las ideas políticas sin tutelajes extranjeros porque seguir dependiendo de ellos, es continuar sumando derrotas y desgracias. Afortunadamente hoy tenemos patria y quien la defienda.

Por otro lado, alerto sobre un discurso oculto que va confundiendo y socavando poco a poco la moral en la creación y participación protagónica del pueblo, ese discurso se genera desde los estamentos “oficiales”, corrientes oligarcas y burguesas que se hace con el propósito de descalificar toda aspiración, organización y emprendimiento del pueblo, de lo que el comándate Chávez llamó, la creación de lo nuevo, en lo económico, social, político, cultural. Y ¿Qué es lo nuevo? Es Permitir crearnos y construir con nuestra propia esencia sin repetir o copiar modelos. Parafraseando a Simón Rodríguez, es preferible inventarnos que errar con lo ya convencionalmente establecido.

Para comprender lo que estamos visualizando y cómo las corrientes se van engranando hasta montar un discurso contra revolucionario, tratando de imponer el pensamiento dominante capitalista y reforzar su hegemonía, podemos citar varios ejemplos, uno de ellos, se está dando en la política agraria del país, al punto que se da un proceso de restauración bajo la argumentación que lo hecho por Chávez está mal, nunca se debió hacer o eso nunca fue conveniente, que el pueblo, el campesino que fue objeto de la revolución agraria no sirve, no siembra, vende sus parcelas o asentamientos, se roba la producción, los acusan de tener vínculos con paramilitares (rastrojos), como si la tarea del <Estado> es sólo darle la tierra y dejar su ley en letra muerta y no brindarles el acompañamiento. Ante esta situación de señalamientos al campesino y al productor, emerge una propuesta desde algunos voceros de las instituciones del gobierno, afirmando que los terratenientes saben hacerlo bien, son productivos, tienen dinero para invertir, pueden llegar a conformar una burguesía revolucionaria, independientemente de que exploten y mantengan la propiedad de extensas tierras, persigan y asesinen al pueblo campesino.

Veamos este tipo de razonamiento: la sociedad feudalista y capitalista es muy antigua, han tenido tiempo de crear su propia lógica y sistemas de creencias, de mutar y transformarse de acuerdo a las circunstancias, por lo tanto, sino hay claridad, toda política revolucionaria emprendida se disolverá, por eso que vemos como se reprimen y se sacan bajo cualquier argumento comunas o asentamientos campesinos de sus tierras, privándolos del derecho a la tierra que ha significado un conflicto universal a lo largo de la historia y en todas las sociedades del mundo.

No se puede pretender que la creación de las nuevas formas de organización con el poder popular se haga de un día para otro, ser cortoplacistas, apresurarse sin método revolucionario y no percibir la dimensión de la tarea histórica que nos dejó Chávez es claudicar en los objetivos revolucionarios. Por ello, ante la situación económica que vive el país, mucho “dirigente” ha optado por lo simple y pragmático, señalando siempre al más débil como la causa del problema, lo digo nuevamente, la política no es solo la entrega de tierras, es mucho más que eso, es el debido acompañamiento crediticio, técnico, jurídico, atención social, buenos servicios, óptimos controles, seguimiento y una eficiente dirección política, Chávez lo decía, “esta política lleva su tiempo no desmayemos hasta hacerla sostenible, debemos si es posible arrancharnos con ellos, para producir todos los alimentos que necesitamos garantizando la seguridad alimentaria establecida en la constitución, vencer significa dar paso a las nuevas formas de organización y producción, eso significa el comienzo de lo nuevo que nadie se llame a engaños”
Esto también se está percibiendo en el sector petrolero, hoy bajo la crisis económica que vivimos se comienza acuñar por parte de “expertos y sabios” un discurso privatizador y desnacionalizador. Vencer la guerra económica no implica entregar el patrimonio de todos los venezolanos por muy duras que sean las circunstancias, porque no son los grandes consorcios ni trasnacionales las que van a solventar y salvar la economía del país, eso es totalmente falso; es con el concurso de nuestros trabajadores, su ingenio, fortaleza, herramientas en la creación de estrategias financieras, una inversión bien direccionada, la forma de poder lograrlo. Entregar PDVSA a consocios y trasnacionales implicaría destruir uno de los principales objetivos de la industria petrolera, que no es solo el de crear riquezas sino que las mismas sean orientadas a satisfacer las necesidades sociales del pueblo, tal como lo hizo Chávez con su proyecto de plena soberanía petrolera.

En cuanto a ese discurso quiero preguntar lo siguiente ¿consideran ustedes que el beneficio social que ha obtenido el pueblo más pobre con la dignificación de una vivienda se hubiera hecho con una industria del cemento y del acero privatizada, y con PDVSA en manos de la Shell o la Exón móvil? Chávez comprendió que eso era imposible, por eso, las nacionalizo y las puso al servicio del pueblo más allá de los errores que se hubieran cometido, nuestro deber será siempre el de enmendarlo y continuar reinventándonos con mucha unidad verdadera.

A propósito de lo antes descrito sobre los discursos que pretenden hegemonizar para crear una realidad que no existe, llevándonos a copiar modelos y presentándolos como la salvación a nuestros problemas, hoy el pensamiento de Briceño Guerrero en la concepción y el manejo de la política de nuestro país sigue vigente, mientras algunos dirigentes se empeñan en seguir imponiendo lo de afuera con Briceño Guerrero aprendimos a ser auténticos.

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