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Cuando baje la marea

Todo el país ha sufrido los efectos devastadores de una especie de Tsunami político que se ha desatado desde principios de este año. Es muy característico el hecho de que esta ola de desestabilización se desplazara con toda su furia precisamente a partir de la intervención y acción política de Almagro desde la OEA. Por supuesto, Almagro fue la cara, el agente. La agresión viene articulada desde la OEA por los Estados Unidos y los gobiernos de derecha de la región.

La violencia, los muertos, la guarimba, el caos de la vida cotidiana, la desestabilización y el desacuerdo político, la crisis y confrontación entre poderes, la disfuncionalidad y la actuación criminal del fascismo, con sus crueles e inhumanos métodos de quemar seres humanos, linchamientos, asesinatos e intolerancia han sacudido y consternado la conciencia del país.

La movilización del Pueblo el pasado domingo, que acudió al proceso electoral en condiciones económicas adversas, sufriendo los trancazos o secuestros colectivos, las guarimbas, amenazas, violencia y presencia de grupos armados que impedían su participación muestra que hay una esperanza viva en su seno, una esperanza en Chávez.

Las circunstancias políticas y la composición de la Asamblea Nacional Constituyente requieren de ella un desempeño que permita allanar el camino hacia la estabilidad política y concentrar los esfuerzos en la recuperación de la paz, la justicia y la defensa de nuestra soberanía, para avanzar en la resolución de la crisis que nos afecta. No es momento para actuaciones destempladas, ni amenazas, ni el discurso de la intolerancia. Se trata de administrar con humildad, sabiduría y mucha inteligencia política el nuevo espacio o posibilidad que se abre al país.

La agresión internacional continuará, se intensificará la injerencia, las sanciones norteamericanas, la Unión Europea, la OEA, Mercosur, el desconocimiento por parte de otros gobiernos y cualquier otra acción temeraria contra el país. Hay que estar preparados para todos los escenarios. Tomar las decisiones necesarias, llamar a los mejores cuadros, dejar atrás el sectarismo y abrir el espacio donde se están tomando las decisiones políticas y económicas. Hay que rescatar la discusión de los problemas, la crítica constructiva, la humildad, la actuación del PSUV en todos los niveles de la batalla, dejar de perseguir opiniones o posiciones, dejar los linchamientos políticos por las redes sociales, convocar a todos, rescatar a Chávez.

Si algo demuestra o pone de manifiesto la masiva movilización popular para la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, es que Chávez sigue entre el Pueblo.

Los esfuerzos de movilización en Táriba, Mérida, Caracas, entre otros, sorteando todas las dificultades y la violencia para ir a votar, nos recuerda de una manera dramática y hermosa, que allí está, más allá de los problemas políticos, ajenos a las disputas de grupos o visiones tácticas de la situación, ajenas al tuiter y sus «tendencias», ajenos a la diatriba política dentro del Chavismo, ajenos a cualquier negociación, allí está el inmenso pueblo Chavista, el amor al comandante Chávez, sin mucha teoría, con mucha pasión, una pasión Patria, con un sentimiento casi religioso, de apoyo a lo que ellos entienden como su revolución, es decir lo que Chávez les enseñó, les dijo, les contó, les prometió, les dio, el futuro que Chávez nos mostró como una posibilidad de país, con su grandeza, su gloria, sus valores, su fuerza. A ese Pueblo nos debemos, por ese pueblo hay que darlo todo, hacer lo que se tenga que hacer, pero hacerlo bien, no defraudar esa esperanza.

La oposición se debate entre sus propias contradicciones y miasmas, su falta de liderazgo, de programa, de valor para desmarcarse de la violencia y la intolerancia, su inmediatismo, ansias de poder, su odio compulsivo y patológico contra el Chavismo, su desconocimiento de la realidad de país y falta de vinculación con nuestro pueblo pobre.

Esta oposición irresponsable que organiza, alienta, promueve las guarimbas, paga para la violencia, usan armamento, usan niños, buscan víctimas fatales, que alimentan la violencia con el discurso de la intolerancia, el racismo, el odio, que instiga a que vayan a morir en las guarimbas, mientras ellos están a buen resguardo, cuando se producen las víctimas entonces las glorifican y manipulan, utilizando como propaganda el dolor de sus familiares.

Esta oposición que instiga al enfrentamiento final, pero a la vez negocia en secreto para obtener sus propias ventajas personales y grupales, ha desatado unos niveles de violencia nunca vistos en el país, con episodios de saña y crueldad que le han hecho mucho daño a nuestra sociedad, conducidos por nadie, por fuerzas extremistas e intolerantes que no dan la cara, que se expresan por tuiter, que dirigen desde Miami.

Una oposición vinculada a los intereses anti nacionales, anti venezolano, vinculados al paramilitarismo, al Uribismo, a la extrema derecha de los países de la región, al odio de Miami, ofreciendo nuestros recursos, nuestro territorio, ofreciendo el despojo a cambio de la intervención en nuestro país que les devuelva el poder que ya detentaron por más de cuarenta años.

El peligro con una oposición de estas características es que está dispuesta a hacer lo que sea para obtener el poder. De esto se trata todo esto, del poder. Se ha reconocido que se subestimó de alguna manera la violencia, odio y determinación de la oposición a hacerle tanto daño como sea posible al país, con tal de acabar con el Chavismo y tomar el poder.

A veces, el campo Bolivariano, tanto por su condición humana, postulados, ingenuidad o bajo la creencia de que al final todo se podrá hablar y resolver (la teoría de cocinar a «fuego lento»), no ve posible el escenario de que esta oposición extremista, junto a poderosos intereses internacionales, nos puedan llevar a una situación como la de Siria o Libia, tal vez se comete el mismo error que cometió Gadaffi.

Sea como sea, el Estado tiene la responsabilidad de garantizar la paz del país, la vida de sus ciudadanos, su sistema de gobierno, su soberanía e integridad territorial. La Patria que el Comandante Chávez nos dejara.

Tal vez es el momento de reconocer que también se subestimó el tema económico, que se cometieron errores, que algunas de las cosas que dijimos en su momento que había que hacer, eran las adecuadas y necesarias para enfrentar la situación. Ahora serán de otro tipo, tal vez más dramáticas, con menos holgura, menos recursos y más daño acumulado. Pero hay que tomarlas si queremos preservar la paz y estabilidad del país y si queremos preservar nuestra revolución Bolivariana y sus grandes logros a favor del Pueblo.

Los efectos de haber subestimado el problema económico o no haber tomado las medidas adecuadas y a tiempo han sido profundamente negativos para el país y para el pueblo. En el momento que estuvimos al frente de la Vicepresidencia Económica, se trabajó con el pensamiento económico propio y de los que trabajaron con el Comandante Chávez.

Se preparó una agenda y un curso de actuación en base a las condiciones de aquel momento y lo que ya se podía estimar era una proyección compleja de nuestra economía, tal como le dijimos al Comandante Chávez y de lo cual el mismo estaba consciente. Algunas cosas dijo en público como la «sostenibilidad de nuestro modelo» y el «golpe de timón». El Comandante sabía que, con su enfermedad, además de los problemas característicos de una economía como la nuestra dependiente del Petróleo, se iban a activar factores externos e internos para desestabilizar la economía y al país, en lo que él llamó «la guerra económica».

No se ha podido gobernar la economía, estamos en la situación inexplicable y contradictoria, donde un país proclama el socialismo, pero la economía está bajo el control y la acción erosiva de un sistema capitalista, que lleva la ofensiva. En consecuencia el país ha sufrido las consecuencias de la acción de los factores predominantes del capitalismo en nuestra economía.

Para enfrentar este problema, primero tenemos que reconocerlo y hacer una profunda discusión, con TODOS, de la situación, de los errores, de las acciones diferidas, de lo que se puede hacer, del entorno político, de la situación internacional, del mercado petrolero. Lo que de allí resulte y la estrategia que se establezca para el corto, mediano y largo plazo, debe explicarse a todo el país. Descubrir todos los actores y factores que están incidiendo en el tema económico y trazar las líneas maestras de un plan de defensa de la economía con objetivos claros que puedan ser medidos y anunciados, para tener el pulso de las medidas y sus resultados.

Debe existir una vocería calificada para el tema económico, que tenga credibilidad y que lo que anuncie se cumpla. Mostrar un equipo y un plan.

Debe hacerse una revisión exhaustiva del sector petrolero, no ignorar o subestimar la economía petrolera, dependeremos del petróleo por muchos años más. La situación del mercado petrolero debe analizarse en profundidad y apoyar los esfuerzos de los acuerdos OPEP y NO OPEP para estabilizar el mercado, pero no olvidar nunca que existe el imperativo geopolítico que impacta los precios. Se deben hacer estimaciones y proyecciones de los distintos escenarios y prepararse para ellos.

Debe revisarse el desempeño operacional de PDVSA, cuánto es la producción, cuántos barriles hacen caja, costo de producción, relación con las empresas extranjeras, perspectiva de ingresos, gestión del comercio internacional, desempeño de las filiales en el exterior. Hacer escenarios, de acuerdo al precio del petróleo, de acuerdo a la producción, de acuerdo a las posibles sanciones, pagos de deuda, etc. Tienen que establecerse metas claras con proyecciones para manejar escenarios y tomar decisiones.

Hay que abordar el tema cambiario. Es una tremenda debilidad que tenemos y una vulnerabilidad tal que ni siquiera podemos hacer frente a una página especulativa que, sin nadie que se le oponga eficazmente, sigue dando valores absurdos del tipo de cambio en una clara acción de desestabilización económica. Este cambio paralelo se convierte entonces en el marcador de las operaciones comerciales, distorsionando cualquier esquema razonable de precios en el país.

La inflación está muy alta, cualquiera de las cifras que se manejen es muy alta. Ello erosiona el salario de los trabajadores, hace un daño profundo a la economía del hogar, tiene que ver con muchos factores, pero el paralelo, el dinero circulante y los problemas de producción deben abordarse como factores claves. No se puede subestimar, es un mecanismo del capitalismo para apropiarse del valor del trabajo. Es devastador.

El tema de la producción de alimentos, de insumos, materiales, construcción, todo debe colocarse bajo una sola estrategia que pueda medir resultados, detener la caída en el PIB. Una estrategia de recuperación.

El desempeño y la forma de trabajo de nuestras empresas estatales hay que revisarlo a profundidad, un ente que exija cuentas y soluciones, las empresas del estado tienen que operar eficientemente para cumplir su tarea de romper los monopolios, generar divisas alternas al petróleo y satisfacer las necesidades más apremiantes de nuestro consumo interno

Hay muchos temas más, abastecimiento, distribución, medicamentos, presupuestos de divisas, subsidios cruzados, manejo de deuda, activos, aliados internacionales, amenazas de desestabilización, la acción coordinada de las transnacionales contra el país, las decisiones políticamente motivadas de las empresas para sabotear y entorpecer cualquier intento de recuperación, el aislamiento progresivo del país, dentro de un plan externo de agredir al país, etc.

Todo debe revisarse de conjunto y presentar propuestas de respuesta y acción incluso preventiva. El enemigo nos lleva dos pasos adelante generando y profundizando la crisis económica, molestias, desasosiego y desestabilización.

Lo vuelvo a decir, lo reitero, esta crisis, esta coyuntura económica solo tiene solución en el campo de la Revolución. No será la oligarquía, ni las transnacionales, ni esta oposición apátrida las que resuelvan nuestros problemas, los del pueblo. Nos corresponde a nosotros, sabemos hacerlo, podemos hacerlo, todavía hay tiempo. Debemos preservar nuestro sistema de garantías sociales, nuestra Revolución Bolivariana.

Cuando las aguas de este Tsunami bajen, cuando baje la marea, debemos seguir en pie, todo lo que está sólidamente cimentado sobrevivirá. Cuando baje la euforia debemos ver con cuidado que tenemos como país, cuánto daño nos ha hecho toda esta desestabilización y cuál es la vía para recuperarnos, en revolución, con el Socialismo, con Chávez siempre en el corazón, Venceremos!

Lo que se dice y lo que se hace

En política, claro hablamos de la política con P mayúscula, la palabra tiene un valor excepcional. Cuando esta tiene su propio y definitivo peso, entonces se es consecuente con un principio muy arraigado en el pueblo venezolano, donde la palabra de una persona es lo más importante.

Por supuesto, lo que le da fuerza al valor de la palabra, es decir, del discurso, es la práctica que la acompaña. La acción y conducta deben ser coherentes con la misma, más aun cuando se trata de un dirigente o alguien imbuido de esa responsabilidad, o cualquier otra autoridad sobre grupos humanos. La coherencia en política es fundamental y el pueblo o la sociedad toda, perciben casi de manera instintiva, cuando ella está presente o no en un proceso político o en el accionar de sus dirigentes.

La palabra para ser cierta o coherente, no tiene que ser altisonante o agresiva, no hay una relación entre su tono o intención, con la posibilidad de que sea coherente con la práctica que la acompaña. Muchas veces el discurso es amenazante o alterado, justamente, porque no tiene una actuación que la respalde y, en consecuencia, no tiene credibilidad. El «por ahora» del Comandante Chávez fue firme, calmado y preciso, percibido por el Pueblo, como valiente y sincero, luego, sus acciones y conducta, le dieron coherencia y credibilidad. Allí Chávez se instaló en el imaginario popular.

Nuestro país sigue sacudido por un creciente proceso de desestabilización agravado por la abierta y descarada injerencia norteamericana en nuestros asuntos internos. El último comunicado del gobierno estadounidense, no solo es muy grave porque se inmiscuye abiertamente en nuestras decisiones, ya sin ni siquiera cuidar las formas, sino porque pasan a la amenaza directa contra nuestro país. Todo esto antecedido de las declaraciones, videos y mensajes, de los voceros de la derecha norteamericana, quienes por cierto, son los más descalificados por sus posiciones extremistas. Algo sin precedentes. En este tema, el campo Bolivariano debe desechar la ilusión de que esa amenaza fue un exceso de alguien dentro del gobierno norteamericano, dejando entrever que existen diferencias en su seno respecto a nuestro país. No, la posición de ellos es claramente de injerencia y ofensiva contra nuestra integridad y soberanía, y lo único que detendrá esta amenaza real es la unidad del pueblo y las Fuerzas Armadas Bolivarianas con la movilización permanente y el apresto al combate, que desestimule claramente cualquier agresión extranjera. Tenemos los medios para la defensa del país.

Para enfrentar con éxito este peligro, hay que ser coherente con el discurso y la acción, porque si no, el pueblo o el soldado que esté dispuesto a morir por la Patria, podría pensar que no vamos en serio, generándose un proceso de desmovilización. Incluso, el agresor estaría actuando bajo la convicción de que no se llegaría al escenario de defensa que se proclama. Debe quedar clara nuestra determinación de defender la Patria hasta sus últimas consecuencias. El agresor debe respetar nuestra palabra, como el imperio español aprendió a respetar la de Bolívar.

La derecha venezolana, ya no podemos diferenciar entre una derecha violenta y una no violenta, la oposición, por decir algo, pasará a los anales de la historia política de nuestro país, o más concretamente, al basurero de la historia, como el sector político-social responsable de que nuestra Patria y nuestro pueblo sean agredidos por una potencia extranjera. Es inaceptable el llamado a gritos que hace la oposición para que los Estados Unidos, o cualquiera que quiera o crea que puede hacerlo: paramilitares, delincuentes, golpistas, gobiernos de derecha de América o de Europa, el que sea que esté dispuesto a la aventura, agreda o intervenga en nuestro país.

Por otra parte, la violencia, las guarimbas y los llamados «trancazos», que no son más que secuestros masivos, definitivamente están arruinando la vida de todos los ciudadanos, sin importar la posición política que apoyen. Estos permanentes focos de intolerancia retan la autoridad del Estado Venezolano y la capacidad del gobierno de garantizar la seguridad e integridad física de todos. Estos pequeños infiernos, que han sido estimulados y glorificados por cabecillas de la oposición venezolana y por medios de comunicación y redes sociales, no tienen nada de gloriosos. Son delincuentes, cobran peaje, asaltan a los vecinos, actúan con violencia, ejecutan personas, queman seres humanos, utilizan niños, armamento sofisticado, además de dispositivos explosivos, incluyendo lo que se denomina en las Naciones Unidas, hablando del terrorismo, como «dispositivos explosivos improvisados». Ellos hacen lo que les da la gana. Ahora, ni siquiera hacen caso a sus patrocinadores, los cabecillas de la oposición y sus partidos de extrema derecha, quienes los han provisto de propaganda, logística, dinero, equipos y apoyo político en sus respectivos municipios con todas las posibilidades y recursos que poseen como autoridades locales.

¿Qué le pasa a la oposición, sus partidos, sus voceros y los sectores que los apoyan como la Conferencia Episcopal y gobiernos extranjeros, que no dicen nada, que ocultan y minimizan los hechos de violencia inusitados que ensaya y estimula la oposición desde las guarimbas? ¿Por qué no dicen nada condenando la práctica extendida de quemar seres humanos vivos o linchar personas por ser sospechosos de Chavistas, o parecer de extracción humilde, distintos a las élites sociales de la oligarquía venezolana? Van 23 seres humanos quemados vivos o linchados por las hordas fascistas y ninguno de los voceros de la oposición, nacional o internacional, han condenado estas acciones.

Luego de meses de violencia, donde se han producido episodios de brutalidad fascista, intolerancia y crímenes de todo tipo que deberían estremecer la conciencia nacional, luego de más de 90 muertos en distintas circunstancias, todas condenables, luego de 100 días de bloqueos de vías, «trancazos» y llamados abiertos a la intervención extranjera, la oposición ahora llama a la conformación de un gobierno de «unidad nacional», por cierto, sin los chavistas. ¿Quién carajo puede creerles? Son los mismos actores, responsables de la violencia y la desestabilización, no solo en estos últimos años, sino desde los mismos eventos violentos de 2002, Golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, Plaza Altamira, etc. Han destrozado el país, promovido la muerte, llamado a una intervención extranjera y son los creadores y difusores del discurso de la intolerancia y el odio. ¿Quién les puede creer? ¿Es que acaso han sido coherentes con su palabra? ¿Es que acaso tienen algo de seriedad, ética o límites para actuar en función de sus intereses personales? Pues no, no los tienen y por eso nadie les cree. Antes de llegar a esa propuesta oportunista y falsa, que resulta vacía a la luz de lo que ha sido su propio comportamiento, deben pasar por el camino de reconocer sus crímenes, errores, repudio a la intervención extranjera, expresar su pesar por la cantidad de seres humanos asesinados y su renuncia a todo tipo de ejercicio de la violencia basada en el odio, la revancha, la persecución. Deben rendir cuentas a la justicia los responsables y autores de los crímenes de odio cometidos contra tantos venezolanos. No puede haber paz con impunidad.

El llamado «Plebiscito» convocado por la oposición evidentemente no arrojó los resultados políticos por ellos esperados. No solo están claras las irregularidades y trampas en su desarrollo, sino, y tal vez lo más grave para ellos, es que los números no les dan, se contradicen todo tipo de voceros y «expertos», que saben que la cantidad de personas que dicen haber movilizado, son por un lado fraudulentas, por el otro irreales y, en todo caso, mucho menos que lo que han obtenido en el pasado. Sin embargo, su realización, se usa como una «razón» para derrocar al gobierno o nombrar nuevas autoridades del Estado, basados en una supuesta legitimidad que han obtenido tras la farsa.

El Estado venezolano tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, nadie más lo hará por nosotros, lo hemos mencionado anteriormente, su disfuncionalidad solo conviene a la oposición desestabilizadora, quien incluso, la promueve, tanto en la calle, con la violencia fascista, como a nivel del Estado con la crisis evidente que existe entre algunos de sus Poderes.

Nuestro proceso ha tenido como estrategia la conducción de una revolución por la vía pacífica, pero hasta esta tiene sus límites. El Estado, el gobierno y sus instituciones, están obligados a tomar todas las acciones necesarias para garantizar el funcionamiento del país, evitar la impunidad y la comisión de crímenes de odio. El Estado, a través de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, tiene de acuerdo a nuestra Constitución la responsabilidad de proteger al país y de acuerdo a nuestras leyes se le autoriza el uso de la fuerza para garantizar la paz y la seguridad ante agresiones internas y externas.

Cuando este principio se soslaya por el cálculo político, por una negociación en curso, o por la «táctica» de dejar hacer para no molestar o irritar a grupos de presión, sobre todo internacionales, se está siendo incoherente con el discurso y se permite una situación de ausencia de ley y del Estado que es intolerable.

Se ha otorgado el beneficio de casa por cárcel a Leopoldo López, procesado por tribunales venezolanos por la comisión de numerosos crímenes, se han anunciado otras medidas de gracia para individuos estrechamente vinculados a los episodios de violencia en el país, sería importante evaluar cuál ha sido la actitud y cuál es el compromiso con la paz de los sectores de la violencia, en respuesta a estas medidas. Cada paso que se dé en el terreno movedizo de la negociación o acuerdos políticos debe traducirse en un avance en la funcionalidad de la política, sin sacrificar de ninguna manera los principios de justicia y cese de la impunidad. Reitero mi solidaridad y reconocimiento a las víctimas de las guarimbas.

Lo que está sucediendo en las calles con la violencia e impunidad de las guarimbas, es tan disfuncional como cuando los pranes entran y salen de las cárceles o gozan de privilegios; o como cuando las bandas criminales ejercen control del territorio e instalan la cultura de la muerte; o como cuando los sectores económicos imponen precios arbitrarios a los productos, manipulan el paralelo condenando a todos a la escasez, el desabastecimiento y la especulación, que afectan las condiciones de vida, y que tiene consecuencias profundas, cuando se trata de medicamentos.

En tiempos de crisis y confrontación, el liderazgo de la Revolución, tiene que convertir la palabra y la acción en un elemento creíble para el pueblo y mostrar sin ambigüedades, que solo el bloque chavista y el Socialismo serán capaces de resolver nuestros asuntos y preservar la paz.

La economía sigue siendo el factor fundamental de la crisis, subyace en el fondo de la confrontación, no se habla de ella, pero los intereses antinacionales y antipopulares avanzan en la inconsistencia entre el discurso y la acción, nos agrede el imperialismo norteamericano pero algunos consideran que la Exxon-Mobil u otras trasnacionales podrán ayudarnos.

La oposición no da tregua en la violencia pero se insiste en que el sector privado, dependiente y parasitario del modelo rentista petrolero, nos llevará a una nueva fase de una economía post petrolera, que no se ha dicho, si será socialista o no.

La Constituyente será un espacio para este debate y un espacio para blindar el legado del Comandante Chávez, sin traspasar su línea roja.

En estos tiempos, definitivos para la Patria y el legado que nos dejara el Comandante Chávez, se observan con claridad las definiciones y las posturas éticas y morales en el ejercicio de la política, desde los incomprensibles fenómenos del sectarismo, grupismo, dogmatismo y arrogancia, que liquidan la posibilidad de un ejercicio pleno y coherente del quehacer político y la dirección del pueblo, pasando por la miseria humana de la larga y triste estela de traidores, desleales y oportunistas que entregan su palabra y honor a los enemigos del pueblo, en efímeros momentos de estelar audiencia, para luego pasar el resto de sus vida rumiando sus inconsistencias, hasta nuestro pueblo noble, que hace un ejercicio ético de la política, con humildad, combatividad, honestidad y firmeza, atributos que mantienen la llama sagrada, las razones supremas para la lucha, la inspiración Bolivariana en el corazón de nuestro pueblo. Con los pobres de la tierra, con los que están dispuestos a vivir o a morir por la Revolución Bolivariana, nos jugamos el resto de la vida y nuestra lealtad al Comandante Chávez ¡Venceremos!

Plebiscito y desestabilización

La convocatoria que ha hecho la oposición venezolana, con apoyo de la extrema derecha norteamericana, a la realización de un Plebiscito no solamente es ilegal, sino que es un paso más al desconocimiento de la Constitución y de las Instituciones del Estado Venezolano.

La extrema derecha venezolana juega a propiciar la disfuncionalidad del Estado, en el marco de la agresión permanente contra la Revolución Venezolana para buscar desde un golpe de Estado, una intervención extranjera o el colapso del país y la negociación que los lleve a concretar, por cualquier vía, la toma del poder.

De eso se trata para la derecha, tomar el poder y a partir de allí, arrasar con la revolución Bolivariana, sus líderes, las conquistas populares, las instituciones, saquear el petróleo, retrogradarnos nuevamente a un país tutorado y subordinado a los Estados Unidos y todo el andamiaje político de las grandes corporaciones que gobiernan el mundo.

Para alcanzar su objetivo a la extrema derecha no le importa nada, no hay ningún sentido ético de la política. No les importa destruir el país, entregarlo a las transnacionales, el daño que le infrinjan a la economía, a nuestras instituciones, no les importan los muertos, de hecho necesitan más muertos y más caos. Esa es su naturaleza. Para lograr su objetivo no necesitan argumentar nada, no hay ideas, ni propuestas, es el todo o nada, es la ambición personal, el interés económico, el saqueo, la revancha, el odio a todo lo que esté relacionado al Comandante Chávez y a la Revolución Bolivariana, el odio y el desprecio al Pueblo.

Esto, por cierto, no es nada nuevo. Se inició desde el gobierno del Comandante Chávez, desde que percibieron con claridad que el Comandante cumpliría su palabra al Pueblo y avanzaría en el programa de la Revolución Bolivariana. Desde las 43 leyes habilitantes hasta nuestros días, no ha habido tregua.

Son los mismos personajes, los mismos actores, no les ha pasado nada. Allí están envalentonados por la impunidad. Todos estos sectores han abusado de la magnanimidad de la Revolución Venezolana, de nuestra estrategia de paz, del sentido profundamente humano del Comandante Chávez, del comportamiento noble de nuestro Pueblo, de nuestros militares.

La desestabilización de la derecha y los episodios de violencia que propiciaron, necesitaban un elemento que la alimentara y mantuviese en el tiempo: el odio. Creo que ante el fenómeno de relación espiritual y amorosa que el pueblo más pobre estableció con el Comandante Chávez, frente a esa expresión poderosa de amor de un pueblo hacia su líder, la extrema derecha recurrió al odio como elemento que, trabajando en la psiquis, pudiera dar paso al fascismo.

Dado el hecho de que nuestra revolución es pacífica y el poder se obtuvo por la vía electoral, la estrategia del odio y el fascismo se pudo desplegar desde los mismos inicios de la revolución y ahora lo que vemos es la expresión de estos elementos, madurados y profundamente arraigados en la conducta y la ética de la oposición violenta.

La estrategia del odio, ha sido permanentemente sostenida y propagada por los grandes medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, quienes han tenido una gran responsabilidad en el discurso de la intolerancia y la violencia. A esto hay que sumar una estrategia bien definida del uso de las redes sociales, el abuso que se hace de ellas, y la gran capacidad operativa que tienen.

Estas campañas y mensajes de intolerancia tienen su asiento psicológico en el miedo, en el racismo y lo que el Comandante Fidel siempre advertía: los reflejos condicionados del anti comunismo que propagaron en Venezuela durante años y que están instalados en la psiquis de la extrema derecha, de las élites económicas-sociales, el desprecio hacia el pueblo humilde, al campesinado, a los habitantes de nuestros barrios y un sentido profundamente anti nacional y anti bolivariano de la derecha venezolana, una elite estrechamente vinculada a los Estados Unidos, no solo en sus propios negocios e intereses, sino, en sus valores y visión del mundo.

No pretendo dármelas de psiquiatra, pero algo está muy podrido, muy mal, en la psiquis de la oposición violenta, donde no hay ningún tipo de límite ético o moral a su accionar, donde se estimula de manera cobarde, la violencia desenfrenada y la muerte, sin asumir responsabilidad por sus actos. Es una conducta política que instiga, desde el anonimato de las redes sociales, el odio y la comisión de crímenes de todo tipo amparados en la impunidad.

Los voceros e instigadores de la violencia glorifican las guarimbas, se justifica que se queme a un ser humano, porque es sospechoso de ser chavista, se linchan jóvenes con las mismas características y se les sigue golpeando con bates y apuñaleando aunque ya la víctima está muerta, se aplaude y glorifica el uso de armas o explosivos para atentar de manera criminal contra los efectivos del orden público, se apoya que en las guarimbas se detengan y asesinen personas por el solo hecho de trabajar o haber servido al Estado.

Estamos hablando de crímenes que en ningún sitio se tolerarían y la incitación a cometerlos es un delito. Cuando alguien declara que hay que lanzar objetos desde los edificios a los manifestantes del Chavismo y sucede que algún tarado o criminal le hace caso, lo hace y mata a una señora, los dos son culpables. Cuando se instruye cómo colocar guayas asesinas para decapitar chavistas porque suelen estar en motos y algún criminal o tarado lo hace y muere un joven venezolano por el único delito de ser motorizado, los dos son culpables.

Cuando los líderes de la oposición y los medios internacionales no dicen nada de estos crímenes, son culpables y corresponsables de lo que está pasando. Tal vez a ellos no les importe nada, pero a nosotros y a nuestro pueblo sí.

Dadas las circunstancias actuales, esta extrema derecha no es merecedora de tantas consideraciones, son agentes de potencias e intereses extranjeros, de pasiones subalternas y mezquinas, de actitudes violentas y extremistas, son tan intolerantes e irresponsables que merecen una respuesta contundente del Estado Venezolano, de sus Instituciones y de todas las Fuerzas de La Revolución Bolivariana, del Pueblo.

El pasado domingo fuimos objeto de una agresión. Estaba recibiendo la visita de mi familia, un hermoso grupo familiar compuesto mayoritariamente por niños entre 7 meses y 15 años. Estábamos en las afueras de Nueva York (la jauría de la oposición como que no se ha enterado que estoy desde hace dos años y medio asignado a Nueva York como Embajador Representante Permanente de nuestro país ante las Naciones Unidas) en un restaurant familiar y popular.

Estando allí con mi grupo familiar fuimos víctimas de una agresión por parte de dos disociados: Gabriel Manzano (venezolano) y Tatiana Low Ardiles (colombiana). Este señor pretendió asaltarme tal vez con la creencia de que cualquiera de nosotros iba a salir «espantado» frente a su agresión. No nos conocen, ni en lo personal, ni en lo político. Me puse de pie para impedir la agresión y este individuo se dio cuenta inmediatamente que se había equivocado. El cobarde andaba con un niño en brazos, yo que estaba pendiente de mis niños y de su niño, le decía que era un cobarde y un irresponsable, que no se escudará en el niño, que lo pusiera a un lado y discutíamos lo que él quisiera, mientras lo sacaba del sitio.

Por supuesto, él estaba actuando para el video, que la mujer que lo acompañaba insistía, de manera histérica, en tomar para continuar la agresión en las redes. La acción decidida de mi esposa lo impidió, por lo menos de la manera que ellos pretendían, esta disociada mordió y golpeo a mi esposa, a pesar de que ella les indicaba que estaban cometiendo un delito. Quiero agradecer la actitud valiente de toda mi familia, somos personas de paz e ideas, pero no nos vamos a dejar agredir ni ofender por nadie.

De inmediato comenzó a actuar la policía de Nueva York y autoridades que trabajan en la protección del personal diplomático de todo el mundo en la ciudad. Existen los acuerdos de reciprocidad entre los países (imaginen que eso pasara a diplomáticos extranjeros en nuestro país), pero además estamos amparados por la convención de Viena. En todo caso, los agresores y otros disociados que se organizan para delinquir y andan por allí en una operación de amenazas y agresiones contra diplomáticos, niños o familiares de funcionarios del Estado Venezolano, como que creen que están en un municipio sin ley, como Chacao, para solo mencionar alguno. No, acá esa agresión tiene sus consecuencias. Ya actuó anteriormente la policía cuando un agresor intentó asaltar nuestra misión y lo repelieron nuestros diplomáticos, el día lunes siguiente ese individuo estaba detenido. Acá es un delito y nosotros vamos a actuar en el marco de la Ley, porque no puede haber impunidad.

Traigo este incidente a este artículo, no como una denuncia personal de una agresión de la que fuimos víctimas, no, yo procederé como corresponde. Quiero aprovechar para agradecer todos los mensajes privados y públicos (esos son más valiosos porque demuestran valor) que hemos recibido de solidaridad así como el comunicado emanado por nuestra Cancillería de repudio a la agresión así como exigiendo a las autoridades norteamericanas que actúen efectivamente en la protección de todo nuestro personal diplomático. Esto no es un problema personal. No, me atacan, nos atacan, nos acusan de cualquier cosa justo porque hemos estado en la primera línea del frente leales a Chávez y la Revolución, porque representamos al país ante las Naciones Unidas, porque somos dirigentes de la Revolución, porque no negociamos nuestra dignidad.

En todo caso quería mencionar algo que no es casual, ¿quiénes son los agresores? eso nos ilustra muchas cosas que suceden en el país. Resulta que ambos son empleados del Citibank, conocida institución financiera norteamericana, ambos residentes en Perú, él con un alto cargo, gerente de tesorería y responsable de la cartera de inversiones en Venezuela. Además, este individuo es hijo de un oficial retirado de la Armada Venezolana, Cesar Augusto Manzano Zabala, conocido por sus posiciones de derecha y miembro activo de una conocida organización desestabilizadora que opera en el país, el Frente Institucional Militar.

Así, cuando hablamos del fascismo, estamos hablando de gente como esta, que instigan la violencia pero están a buen resguardo, en el exterior, en instituciones extranjeras, pero instigando a que los jóvenes pongan los muertos en una guarimba desarrollando acciones temerarias como atacar una base militar, poner un explosivo o manipular un dispositivo improvisado; cuando se habla de guerra económica y de que tal o cual institución financiera se retira del país, o cierra las cuentas o no recomienda los bonos venezolanos o de PDVSA, es porque la gente que toma las decisiones o hace las recomendaciones del país, está políticamente motivada contra el gobierno, contra el Estado, apostando a una confrontación o una guerra, sin importar el costo que tengamos que pagar los venezolanos. Estas instituciones, tienen sus carteras de inversión en manos de extremistas de derecha, entonces, ¿que esperar?, ¿cómo darles un tratamiento equilibrado en nuestro país si sabemos que están políticamente motivados?

El Comandante Chávez ya no está entre nosotros, al frente de la conducción del país y de la Revolución. Chávez era Chávez. El hombre de las dificultades, para aproximarse a su estatura, debemos aproximarnos todos juntos para poder resistir y vencer en esta coyuntura de la revolución.

La diferencia entre la violencia que sufrimos durante el Gobierno del Comandante Chávez y la que sufrimos ahora sin él, es que el enemigo le asestó un duro golpe a nuestra revolución, es como haber perdido al Libertador en la batalla de Carabobo, o en Araure en plena segunda República. Esta dolorosa y difícil circunstancia nos obliga a ser más rigurosos que nunca, a trabajar con todos los compañeros, a no dejar a nadie atrás, no dejar a nadie solo, a ser un poquitín mejores, más humildes, más solidarios, más responsables. El Comandante Chávez hizo todo lo que tenía que hacer hasta que perdió la vida, se sacrificó por este pueblo y por esta revolución.

El Comandante Chávez nos dejó un importante capital político, una acumulación de fuerzas extraordinaria, el amor en el corazón del Pueblo. Que no se pierda, no se pueden cometer errores. Debemos conquistar la paz y salir de esta crisis, caminando con nuestros propios pies, caminando hacia el socialismo ¡Viva Chávez! ¡Venceremos!

Disfuncionalidad política y chantaje

El desarrollo de la crisis política nos ha llevado a un punto de disfuncionalidad que compromete principios y posiciones. Pareciera que estamos ante un cambio cualitativo en la conducción de nuestros asuntos. Los sectores de la oposición han tomado el camino del todo o nada, de la violencia, el chantaje de la guarimba.

Lo hemos dicho, una revolución pacífica es una de las maneras más difíciles de conducir un proceso de transformaciones políticas, sociales y económicas, si se trata de una revolución verdadera. Si este proceso intenta superar al Capitalismo y construir el Socialismo, entonces el esfuerzo es supremo.

El Comandante Chávez, luego del 4F, se planteó la estrategia política de conducir una Revolución pacífica en nuestro país, consciente de las dificultades que ésto acarrea por las características de la cultura política de la IV República. Fue un reto que asumió seguro como estaba de que su coherencia, integridad y liderazgo le permitiría imponerse sobre la práctica de la negociación, los acuerdos a espaldas del pueblo, la incoherencia en el discurso, que al final de cuentas se traduciría en una eterna riña política donde nada cambia en la sustancia. Había que construir nuevas instituciones y una nueva ética política, apegada a la ley y al respeto de los derechos humanos.

Hasta el advenimiento de la Revolución Bolivariana, la izquierda todavía estaba sacudida por la trágica experiencia de la Revolución Chilena, como la vía pacífica al Socialismo. La muerte del Presidente Allende en la Moneda y la secuela de muertos, desaparecidos y encarcelados que dejó la cruenta represión fascista y la dictadura de Pinochet, sepultaron esta vía como una opción por muchos años. De esta experiencia se ha hablado por mucho tiempo, los que finalmente renunciaron a una posibilidad revolucionaria señalan como una de las razones de su fracaso la actuación de grupos «extremistas» de izquierda, sobre todo la del MIR Chileno.

Resulta que, al desclasificarse muchos años después los documentos de la inteligencia norteamericana y de la Casa Blanca, se confirmó un elemento que siempre fue una presunción: el Gobierno de Nixon, había dado la orden de derrocar al Presidente Allende desde el mismo día de la victoria electoral de la Unidad Popular. Buena parte de lo que sucedió durante su gobierno tuvo que ver con la decisión y determinación del Gobierno Norteamericano. Cualquier error político se pagó muy caro.

¿Quién puede poner en duda que la misma decisión no la tomó el Gobierno Norteamericano respecto al Comandante Chávez y la Revolución Bolivariana? ¿Es que acaso cambió la naturaleza de la Política Exterior Norteamericana o de sus Gobiernos? ¿Ha cambiado su condición de país imperialista, injerencista y su visión geopolítica de que nuestra región es su patio trasero? ¿No es evidente que la Política Norteamericana convirtió el Medio Oriente en una zona de matanza y desestabilización? ¿Tendremos que esperar muchos años más a que se desclasifiquen documentos para confirmar las agresiones norteamericanas contra nuestro país? Irak, Siria, Libia están allí como un triste recordatorio de que el Imperialismo existe y actúa de manera sistemática para lograr sus objetivos estratégicos.

Tengo en la memoria nuestra última visita con el Comandante Chávez a Trípoli, a la Libia de Muamar el Gadafi. Me correspondió estar en las reuniones con el Líder Africano quien meses después sería vilmente asesinado. Confieso que al ver Trípoli quedé sorprendido, independientemente de cualquier diferencia con el tipo de Gobierno, de los avances sociales y económicos del Pueblo Libio, la inversión en infraestructura que siempre me hace reflexionar sobre el uso dado a la renta petrolera.

Aunque estábamos tres meses del inicio de la «Primavera Árabe» se sentía un alto grado de confianza del Líder Libio en la situación interna del país, había grandes carteles que reflejaban su amistad con los líderes Europeos. Conversando con el Comandante Chávez, Gadafi le confesaba que todas las reservas del país, si mal no recuerdo cerca de 280 Mil millones de dólares, estaban en bancos Europeos y que los líderes de esos países eran asiduos visitantes (allí están las fotos para la historia de la infamia política) que le pedían que depositara esos fondos en sus bancos o que les dieran más concesiones petroleras. Así lo hizo el Coronel Gadafi, además de colaborar en aspectos de seguridad, en la lucha contra el islamismo y de entregar sus armas estratégicas como parte de una «normalización» de sus relaciones con las potencias occidentales. Pareciera haber cometido un error político estratégico.

Lo asesinaron, desmembraron al país, hoy está en manos de milicias extremistas, se quedaron con el petróleo (aunque ahora solo producen 300 Mil barriles día, tienen importantes reservas de crudo liviano y gas) y se robaron las reservas depositadas en los bancos Europeos. Cuando revisábamos la situación de Libia en el Consejo de Seguridad siempre preguntaba ¿Dónde están las reservas de Libia? Era una pregunta incómoda, siempre evadían la respuesta, hasta que un día el enviado especial de la ONU para Libia dijo: «las reservas se consumieron en la guerra y el pago a las milicias». Se robaron el dinero del Pueblo Libio. No quedó nada, es el saqueo y la destrucción de un país. Ahora los líderes Europeos que participaron de ese desastre impiden por cualquier medio que los migrantes africanos, que se lanzan desesperados por miles al Mediterráneo (han muerto más de 6000 en los últimos dos años) pasen de Italia.

También recuerdo nuestro último viaje a Siria con el Comandante Chávez, conocí un país en paz, próspero, sin intolerancia religiosa, sin extremismos. Un presidente joven y popular (pude compartir la mesa con el Comandante Chávez y el Presidente Bashar al-Asad, en un restaurante abierto, familiar). Una hermosa ciudad, Damasco, con un pueblo amistoso, tolerante y muy culto.

A los meses, se desató el conflicto en las calles y de inmediato la actuación de potencias extranjeras, países vecinos y de la región, armaron, equiparon a toda clase de grupos extremistas, violentos, les dieron propaganda y dinero, crearon el Frente Al-Nusra y luego el ISIS, convirtieron ese bello país en una zona de matanza y su pueblo es víctima de la violencia irracional que ha cobrado más de 300 mil vidas en una guerra que no termina. ¿Se cometieron errores políticos?, no lo sabría decir. Lo que sí es cierto es que el Ejercito Árabe Sirio ha impedido que su país y su pueblo caigan bajo control del terrorismo extremista, ha impedido que flamee la bandera negra del ISIS en Damasco.

Desde el Consejo de Seguridad actuamos junto a Rusia y China para impedir una intervención abierta contra Siria y trabajar en una solución política al conflicto que ha desangrado y destruído a este hermano país.

Por eso es que no podemos darnos el lujo de cometer errores, estamos en un escenario internacional agresivo, cruento y cada vez hay más incertidumbre respecto al comportamiento y visión de la administración norteamericana en relación a nuestra región y en particular a nuestro país, nos están cazando.

Por eso escribo, porque tengo moral para hacerlo, lo puedo hacer sin que se me acuse de enemigo de la Revolución, sin caer en el chantaje y la acción permanente de división y fraccionamiento que la derecha y sus agentes políticos ejercen contra las fuerzas Chavistas, para mantenernos inmóviles, que perdamos nuestra capacidad crítica de alertar y actuar sobre los peligros que nos acechan.

El valor de la palabra es mucho mayor, cuando la misma está acompañada de una historia clara y transparente que mostrar. Tener una conducta coherente y honesta en lo político y lo personal. Mis posiciones dan fe de dónde vengo y quién soy, me honra la confianza que depositó en mí el Comandante Chávez, como persona y como compañero de trabajo haciendo patria por más de doce años consecutivos, los años de batalla y construcción de nuestra Revolución.

No es cualquier cosa, estoy obligado por el resto de mi vida a honrar esa lealtad y confianza que me otorgó hasta las últimas horas de su luminosa vida, la vida como Jefe de nuestra Revolución y de nuestro Pueblo. Me puso en la historia y eso lo asumo con humildad.

Para mí resulta difícil estar lejos de mi Patria, de mi querida Nueva PDVSA, de nuestros trabajadores y Pueblo. Lejos de la posibilidad de contribuir en la economía, en la resolución de los problemas concretos, en la batalla diaria. Desde acá, en la ONU, desde esta importante posición de política internacional, hemos defendido a nuestro país y nuestros principios Chavistas y Bolivarianos. Lo he hecho con honestidad y lealtad. Sí, debo confesar que he tenido que ver con tristeza y molestia como se ha pretendido horadar mi nombre y borrar mis aportes a la construcción de nuestra Revolución. Ahora, de la nada, abundan los críticos y cobardes que nos atacan, la extrema derecha que nos insultó como quiso, los del odio y el fascismo, todo con un silencio incomprensible de los que compartieron conmigo años al lado del Comandante Chávez. A veces, más que los principios, se impone el cálculo político.

Cada quien vive su propio desierto, pero en verdad les digo: no se pueden cometer errores. La oposición no puede gobernar este país. No tiene cómo, no tiene ideas, es absolutamente irresponsable, criminal, manipuladora. No podemos dejar que tengan el control de los asuntos de la Patria, porque la van a destrozar a niveles impensables, la van a entregar al saqueo de nuestros recursos, de nuestro futuro, van a barrer con los avances de nuestra revolución. Van a desatar un periodo de odio y confrontación como nunca antes lo vivimos.

Arreglaremos lo que tengamos que arreglar en el campo de la Revolución, en el Chavismo, pero este país no puede ser entregado al fascismo violento y criminal, alimentado por el odio, amparados en la impunidad, el anonimato de las redes sociales y el respaldo de los más reaccionarios y derechistas sectores políticos y económicos del extranjero, los enemigos históricos de nuestro pueblo.

La disfuncionalidad política solo le interesa a la oposición violenta, es su objetivo. La violencia es su chantaje, por hay que condenarla venga de donde venga.

Las acciones de violencia en el interior de la Asamblea Nacional deben ser investigadas, los linchamientos y golpizas en las calles, la quema de seres humanos es inaceptable, la incitación a la violencia y el golpe de Estado que hacen los voceros de la derecha, los llamados de la oposición a un Plebiscito en desconocimiento a la autoridad del Estado, es intolerable.

Por mucho menos de lo que ha hecho la oposición, Rómulo Betancourt, les levantó la inmunidad a los diputados del PCV y el MIR, encarceló e ilegalizó a esos partidos.

No puede haber disfuncionalidad política, ni del Estado. El gobierno tiene que trabajar eficazmente en resolver los problemas del pueblo, en protegerlo, en proteger el trabajo, la producción, debemos resolver el tema económico, la crisis institucional que se ha causado. El Partido debe convocar, unificar, revisar, corregir y avanzar.

Por eso también escribo sobre economía, hay tiempo para tomar decisiones. Tengo mis propias opiniones siempre las he dado donde me corresponde, tengo la experiencia al lado de Chávez, sé algunas cosas, muchas las aprendí a su lado, las trabajamos por más de doce años, como un equipo en la conducción de una economía tan particular como la nuestra.

Los sectores económicos del capitalismo son hegemónicos en áreas estratégicas como la banca, finanzas, importaciones, producción y distribución de alimentos, medicamentos, insumos. Actúan motivados políticamente, es una complicación. No nos escudemos en el precio del petróleo, bajó, es cierto, pero a nosotros nos tocó combatir también con precios entre 20-26 dólares el barril. No todo es petróleo. Los problemas con la inflación, el paralelo, la especulación, la producción de alimentos e insumos, están erosionando las condiciones materiales de vida de la población y creando una molestia que esta allí, subyacente. Como dice un viejo sabio, «lo más peligroso en política es lo que no se ve».

Tenemos un país, al que Chávez le dio una posibilidad de futuro, que está harto de la violencia, que no cree en esa oposición irresponsable. Que espera más de nosotros.

Yo no quiero que los jóvenes se vayan, que cunda la desesperanza, que cometamos errores, que devoremos a nuestros propios compañeros. Queremos, necesitamos tener siempre presente la palabra y la acción del Comandante Chávez, sus enseñanzas, el confió en nosotros, el Pueblo confía en Chávez. ¡Venceremos!

El paralelo y el helicóptero

El efecto que ha tenido el alza especulativa del dólar paralelo en nuestra economía y en nuestra revolución ha sido devastador. La desestabilización, violencia e injerencia extranjera ha buscado en lo económico su argumento. Sabemos que solo son justificaciones, porque los desestabilizadores iniciaron su accionar desde el triunfo del Comandante Chávez.

Hemos sufrido una permanente confrontación que varía en intensidad en proporción a los avances de la Revolución Bolivariana, pero también a los aciertos o errores en su conducción. La estrategia de la revolución siempre ha sido obtener las victorias políticas en base al desempeño del gobierno, a los avances políticos, económicos y sociales de nuestro pueblo, la movilización popular, siempre en el marco de nuestra Constitución y Leyes. Al observar lo sucedido en otros países, cuando un golpe de Estado fracasa, se puede valorar la actuación del Comandante Chávez, no tenemos en nuestra conciencia ningún crimen, ninguna injusticia.

Sería una tragedia para nuestro pueblo perder lo conquistado y, en el caso de volver la oligarquía y el imperialismo a someter a nuestro país, no tendremos ni paz, ni gobernabilidad, ni futuro por muchos años.

No se pueden cometer errores, sin el Comandante Chávez, no nos podemos dar el lujo de ensayar. Él no lo permitiría, los que trabajamos a su lado, sabemos lo riguroso que era en el trabajo, en el estudio, análisis, en la política, en el discurso, hasta en los gestos y mensajes, si fueron bien interpretados, o entendidos por el país, o si la idea es correcta o no. Él se sometía a la discusión y al cuestionamiento de la marcha de los asuntos del Estado, con preguntas provocadoras, cuestionadoras o reflexiones que nos hacía en cualquier momento. Cuando lo hacía, quería decir que era una idea matriz que estaba desarrollando y la estaba contrastando o pedía ayuda para desarrollarla.

Escribo esto, con el propósito de animar la discusión, la reflexión y la acción en el campo Bolivariano, para avanzar en el camino trazado por nuestro Comandante Chávez y por el Pueblo. Hay mucha confusión, debe tenerse cuidado con las descalificaciones, acusaciones y señalamientos. Es momento de escuchar, revisar, rectificar y, siempre desde el campo de la revolución, trabajar en avanzar. Tenemos una gran responsabilidad con el país. Debemos ser capaces de escuchar cualquier voz Chavista o Bolivariana que muestre opiniones diferentes, por muy incómodas que sean. Actuar al mejor estilo Chavista de hacer política, con P mayúscula.

Seguimos sacudidos por la violencia, la cuenta de muertos y heridos es trágica, la oposición sigue actuando con impunidad en sus llamados a Golpe de Estado, injerencia extranjera, intervención militar, el discurso del todo o nada, la intolerancia y el crimen político, la incitación a la violencia. Se han cometido excesos de las fuerzas del orden público en el uso de armas de fuego que deben ser sancionados severamente, tal como lo ha señalado el General en Jefe Padrino López, ningún crimen es justificable.

Ha levantado vuelo un helicóptero, en un incidente todavía confuso, se lanzan granadas y se dispara desde el aire y la oposición no se desliga de este hecho extremo e irresponsable.

La oposición nunca se desmarca de la violencia, así en las guarimbas se quemen seres humanos o se ejecuten personas vinculadas al Chavismo ellos no asumen su responsabilidad política. Incluso usar y alentar la participación de niños, es criminal.

La derecha llama a un golpe de Estado. Dirigen sus ataques y odio contra los soldados y oficiales de nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas, los insultan, amenazan y ofenden, pero por otra parte les piden abiertamente que salgan de sus cuarteles a derrocar al Gobierno Constitucional y manchar sus armas con sangre del pueblo. No entienden que nuestras Fuerzas Armadas están guiadas por la doctrina Bolivariana y Chavista. Seguro seguiremos contando con las actitudes dignas y valientes de oficiales y soldados patriotas cuando se trate de poner en su sitio a los instigadores de la violencia.

Pero mientras esta situación avanza en el tiempo, cosa que no le conviene para nada al país, la economía sigue deteriorándose. Hay que tomar decisiones para aliviar la situación económica y disminuir la conflictividad o el apoyo de algunos sectores sociales a la misma.

El tema cambiario tiene mucha influencia en el proceso inflacionario, la manipulación de precios, la especulación, el deterioro de la economía y su funcionamiento, esta debilidad nos expone al ataque de cualquier agente o sicario económico que quiera hacer ganancias fabulosas, acompañándola con la desestabilización política que provoca.

Ya en los últimos años del gobierno del Presidente Chávez, la presión sobre nuestra moneda era muy fuerte. En aquel momento el equipo económico, Ministerio Finanzas, PDVSA, trabajábamos junto al Banco Central en distintos mecanismos para defender el tipo de cambio. Evidentemente, existía mucha presión sobre nuestra moneda, porque es una manera de apropiarse de la renta.

Cuando el Presidente Chávez vuelve a La Habana para su operación después del triunfo electoral de octubre de 2012, era evidente que el tipo de cambio que teníamos en ese momento era insostenible, que probablemente habría que pensar otro esquema para impedir una devaluación de facto con el paralelo y los terribles efectos sobre la economía, la inflación y la distorsión de precios.

Falleció el Comandante y tuvimos elecciones, la oposición golpista llamó a desconocer el triunfo del Presidente Maduro y tuvimos la primera fase de la confrontación llamada «La salida» con su secuela de muertes y paralización del país. Lo único que seguía andando inexorablemente era el mercado, los agentes especuladores, bancos y sector financiero, presionando constantemente al alza del llamado dólar paralelo.

Cuando nos tocó asumir la Vicepresidencia del área económica en octubre de 2014, uno de los puntos de la agenda para aprobación del Presidente y desarrollo de una ofensiva que tenía en una primera etapa el objetivo de estabilizar los indicadores económicos del país, era una nueva política cambiaria. Restablecer la confianza de los agentes económicos internacionales, con todos los elementos que teníamos a mano: Fonden, Bandes, Fondo Chino, PDVSA, Banco Central y un precio del petróleo, que aunque daba señales de debilidad, todavía teníamos un margen de un año antes de una caída pronunciada del mismo.

La idea era mostrar un Plan coherente con nuestra actuación económica durante el Gobierno del Comandante Chávez, lo cual era una excelente referencia internacional, puesto que habíamos sorteado coyunturas como estas con éxito, sin sacrificar nuestros elementos de soberanía económica, petrolera y nuestras conquistas sociales.

En el tema cambiario, se aprobó iniciar un proceso de «convergencia» de los tipos de cambio, que tuviese racionalidad económica y la posibilidad de soportarlo en el tiempo. Establecimos como herramienta de trabajo el Presupuesto de Divisas, que se usa en PDVSA, para saber nuestros grados de libertad, quién aportaba divisas, cuánto y en qué se empleaban. Por supuesto, casi el único oferente de divisas era PDVSA, con un estimado de 43 mil millones de dólares para ese año 2014, el sector privado y las otras empresas del sector público apenas llegaban a dos mil millones de dólares.

Luego la planificación del gasto de divisas. Comenzamos a encontrarnos con esquemas de funcionamiento del país que no se sostenían. Por ejemplo, el tema del dólar viajero: ¡llegó a la cifra de 8 mil millones de dólares al año! ¿Quién dijo que el Estado debía subsidiar los viajes al exterior de sus ciudadanos y además darle un cupo para sus gastos? Luego, las remesas a otros países, los proyectos contratados en el exterior, la deuda tanto pública como privada y las importaciones que hacía el país.

Cada lunes informábamos los avances del Plan, los puntos discutidos y aprobados con el Presidente, quien es el Jefe de la Hacienda Pública. Comenzaron las críticas y las presiones, de los mismos actores que hoy llaman a la violencia y los agentes económicos que sabían que comenzábamos a tocar temas más sensibles.

Claro, una política monetaria necesita un monto de reservas apropiado, por eso se dio la instrucción de unificar todos los fondos del Estado en el exterior en la cuenta de reservas del BCV. En la Junta Directiva de PDVSA, analizamos, como siempre hacíamos, como ayudar al Estado. Es la diferencia entre una empresa Nacional del Estado Venezolano, comprometida con la revolución y cualquier otra entidad económica, pública o privada, capturada por el interés transnacional o que crea que, si al país le va mal, eso es problema de otros.

Resolvimos hacer otro esfuerzo para entregar más divisas al BCV y poder desarrollar una política cambiaria adecuada a la circunstancia y cumplir con el objetivo de la convergencia del cambio hacia la baja hasta una banda que pudiese fluctuar y que detuviera o contrarrestara los efectos en inflación y especulación financiera. Estimando un precio promedio del petróleo a 87$/barril y considerando nuestro consumo interno y compromisos internacionales, podríamos aportar al BCV solo 33 mil millones de dólares. Por ello decidimos hacer una emisión de bonos por el orden de 11 mil millones de dólares, para acercarnos a la cifra de aportes estimada en el presupuesto de divisas.

Esta emisión nos permitiría sostener en el tiempo el esquema del SICAD II, donde el BCV haría subastas de divisas a un precio que iría fluctuando a la baja en la medida que el requirente de divisas tuviese la seguridad de que se iba a mantener la oferta y no haría falta recurrir al paralelo. Por eso dijimos que íbamos a «pulverizar al paralelo», había como hacerlo. Faltó apoyo y comprensión política sobre este tema.

El paralelo, que estaba en ese momento a 93 Bolívares por dólar, bajó en base a esta política, a un cambio de 53 Bolívares por dólar. Esos números están registrados y eran un buen indicador. La otra propuesta era que la banda fluctuara entre 20-25 bolívares por dólar, el cual era el precio de indiferencia, de acuerdo a los cálculos del BCV, para que los productos no los sacaran de contrabando a Colombia. Por otra parte, PDVSA recibiría más bolívares por los dólares que entregaba al BCV, y así poder pagar a los proveedores que facturaban o hacían sus cálculos de costos y gastos al dólar paralelo.

Allí nos topamos con una discusión, que debe darse, donde algunos piensan que mantener un cambio fijo, anclado muy bajo es una medida revolucionaria. Yo pienso, y lo dije en su momento, donde me correspondía discutir esto, que al contrario, un dólar muy barato, lo convierte en la mercancía más buscada por todos los operadores económicos e incluso la población. ¿Qué importador no va a querer un dólar a 6 bolívares o a 10 bolívares si lo puede vender a miles de bolívares en el paralelo? Lo mismo pasa con los productos nacionales, son divisas en productos que intercambian al paralelo en el contrabando o en el bachaqueo.

Dejar el tipo de cambio fijo no tiene nada que ver con un precepto revolucionario, el Estado debe proteger al pueblo defendiendo la economía nacional, más en un Estado como el nuestro que es, y seguirá siendo, el administrador y dueño de PDVSA y del Petróleo.

Siempre se ha temido, y con razón, a las consecuencias políticas y sociales de las decisiones económicas, pero lamentablemente ya se ha causado un daño a la población, porque son los especuladores los que han mantenido la ofensiva en estos últimos años. El sistema de importaciones, la producción nacional, la dependencia de la divisa, la especulación financiera, la producción de petróleo, son temas donde el sistema cambiario tiene una gran influencia.

Todo esto se puede resolver, hay que sentarse, discutir y echar a andar en el camino trazado por el Comandante Chávez. Ahora está el imperativo de la paz y de mantener el poder en manos del Pueblo, la estabilidad del país. Pero hay que atajar el tema económico. El dólar paralelo esta como el helicóptero terrorista, nadie sabe cómo, por qué, llegó tan alto, ni da vueltas lanzando granadas y disparando contra nuestras instituciones. Es el momento de la unidad, del pensamiento y la acción. Siempre con Chávez, ¡Venceremos!

Chávez: Economía y política petrolera. Avanzar hacia el socialismo (IV)

Hemos hablado de la renta petrolera, lo que significa y como seguirá siendo un factor clave de nuestra economía, que en vez de desconocerla o ignorar su existencia, debemos preservarla para beneficio de nuestro pueblo. Hay que defenderla de las transnacionales y de la oligraquia parasitaria. El Petróleo es del Pueblo.

Es la distribución de la renta lo que hace una política petrolera revolucionaria o no. En nuestro caso, a diferencia de lo que hicieron todos los gobiernos anteriores en cien años de historia petrolera, la Revolución Bolivariana, el Comandante Chávez, la distribuyó a favor del Pueblo y lo hizo de una manera radical, a pesar de la oposición del propio Estado, cuyas estructuras lo impedían de todas las formas posibles.

Primero nos tocó defender el precio, luego restablecer las regalías e impuestos petroleros, es decir, acabar con el saqueo de la nefasta apertura petrolera y luego, la distribución de la renta a favor del Pueblo. Fue una batalla permanente contra los mecanismos de control que había establecido la burguesía sobre la renta, las estructuras ministeriales que no estaban diseñadas para servir al pueblo, que no tenían capacidades operativas y donde era hegemónica una visión cuarto-republicana, no tenían una visión revolucionaria de sus funciones. El Comandante tenía la urgencia de redimir al Pueblo más pobre.

La primera manera de hacer una distribución masiva de la renta petrolera fueron las Misiones Sociales de la Revolución. No es casual que las mismas iniciaran en el 2003, ya habíamos derrotado el sabotaje petrolero y teníamos control de PDVSA, había nacido la Nueva PDVSA Roja Rojita. Nos tocó dirigir la Comisión Mixta Cuba-Venezuela y a partir de allí, en base al suministro de petróleo, desarrollamos la operación de solidaridad y cooperación más importante a favor del pueblo. Fue el ingenio, determinación y la pasión del Comandante Chávez y del Comandante Fidel quienes lo hicieron posible.

Comenzó Barrio Adentro, arribaron miles de médicos y cooperantes cubanos, venían cada uno con un morral de medicinas, con la misión de internarse a los barrios y zonas populares, en las condiciones más difíciles, donde el pueblo estaba absolutamente desasistido, se moría de pobre. Luego se activó la Misión Robinson con el método “Yo sí puedo” y el objetivo de declarar a Venezuela territorio libre de analfabetismo, lo cual se logró en el año 2005; seguidamente le tocó a la Misión Ribas, tuve el honor de ser su fundador y coordinador nacional, hasta el año 2014 graduamos 880 mil bachilleres integrales, hombres y mujeres que en su juventud abandonaron los liceos por razones económicas-sociales, creamos un extraordinario equipo de trabajo de miles de facilitadores comprometidos con la Revolución; la Misión Sucre, con las Aldeas Universitarias y el objetivo de acabar con la exclusión; la Misión Identidad, dándole identificación a millones de excluidos, que ni siquiera podían ejercer sus derechos políticos, no podían votar, ¡porque no tenían documentos!; la Misión Alimentación atendiendo a los sectores más humildes del país, y así todas las misiones hasta la Gran Misión Vivienda Venezuela, donde también tuve el honor de ser el coordinador y entregar al pueblo, en 3 años de gestión, 550 mil viviendas. Todo esto fue petróleo, fue la distribución masiva de la renta petrolera a favor del pueblo, era la prioridad. Sus resultados fueron constatados por las agencias de las Naciones Unidas, nuestro país fue uno de los primeros en alcanzar las metas del milenio. El Pueblo lo sabe, fue el protagonista de su propia liberación.

La Revolución Bolivariana ponía así el centro de su acción en el ser humano. Ya se había proclamado el Socialismo como meta superior, ¡ese era el Comandante Chávez! Para eso usamos el petróleo y la renta petrolera que nos habían robado por casi 90 años. No podíamos seguir teniendo un país de excluidos, hombres y mujeres, sin salud, educación, trabajo, vivienda, dignidad. Cuando se activó la Misión Milagro, donde se operaron más de 2 millones 700 mil venezolanos que recuperaron su vista, recuerdo que el Comandante Fidel Castro nos comentaba: “qué clase de sociedad es esa donde la gente es ciega porque no tiene el dinero para una operación tan sencilla como esta”. Era un dilema ético, que por supuesto Chávez resolvió a favor del Pueblo. En un país como el nuestro, petrolero, y en una revolución, no podía actuarse de otra manera. ¡Ha sido el petróleo mejor invertido de nuestra historia!

Por supuesto que la derecha venezolana y la oligarquía que siempre se apropió de la renta se opusieron abiertamente a este uso del ingreso petrolero. Comenzaron por criticar el hecho de que la Nueva PDVSA se involucrara en el trabajo social y de allí en adelante, desconocer las Misiones y considerar que eran un derroche de dinero o, peor aún, dinero malgastado. Siempre me ha llamado la atención el absoluto desprecio de la oligarquía venezolana hacia el pueblo pobre. Hay mucho de racismo, prepotencia, desconexión con la realidad de nuestro país, con el alma nacional, nuestra historia, cultura, Pueblo. Es una oligarquía absolutamente anti-nacional y sus partidos de derecha, los que reaccionan así contra el pueblo y en general contra el Chavismo.

Además del tema social, el Comandante insistió en el desarrollo de infraestructura, empresas para fortalecer al sector estatal de la economía y proyectos para crear un sector propio de producción no petrolera, además de fortalecer nuestras capacidades en soberanía y defensa nacional.

Los países que disponen de renta petrolera se esfuerzan en el desarrollo de infraestructura, puesto que es una manera de utilizar los ingresos para el disfrute de todos. Se hicieron grandes obras de infraestructura educativa, de salud y culturales, obras estructurantes como puentes para conectar los vastos territorios del sur con el resto del país, centrales termoeléctricas, transporte público, trenes, teleféricos, metro cables, viviendas, vialidad, etc.

Si bien en las Misiones Sociales fuimos eficientes y exitosos, porque fueron programas desarrollados por estructuras y métodos revolucionarios, sobre todo con mucha participación popular, no se puede decir lo mismo del esfuerzo en el sector no petrolero de la economía. La razón fundamental es que intentamos avanzar de la mano del sector privado, de su sistema financiero, sus empresas, sus reglas, mecanismos y su habilidad para apropiarse de la renta petrolera.

Los privados han sido el brazo ejecutor de las obras de la revolución, es una contradicción. Es decir, el Estado, la administración pública, las empresas del Estado, contratan con las empresas privadas, incluso la ley obliga que sea así. Nos enfrentamos entonces a largos e intrincados procesos de contratación, cartelización de las empresas, los componentes en divisas o bolívares, los tiempos y calidad de ejecución, el compromiso con la obra y las limitadas capacidades nacionales. Llegamos al tope de las capacidades nacionales, en una lucha diaria con un sector que, con sus excepciones, que las hay, solo tienen el objetivo de obtener la mayor ganancia, retrasar los proyectos, obtener más contratos y un largo etc. de vicios y desviaciones que afectan tanto al sector público como al privado, desviaciones muchas veces derivadas de las propias complejidades y alcabalas creadas en cada proceso.

Otra complicación ha sido que el sector privado y sus agrupaciones gremiales como Fedecámaras y Fedenaga, entre otros, fueron actores políticos fundamentales y notorios en todos los eventos de desestabilización: Golpe de Estado, Paro Patronal, Plaza Altamira, Sabotaje Petrolero.

Después de muchos tropiezos, la decisión estratégica del Estado fue buscar el apoyo de grandes empresas en el extranjero, en base a los acuerdos de cooperación establecidos con otros países de mayor capacidad industrial y tecnológica: China, Rusia, Irán, Brasil, Argentina, entre otros. También imperaba la lógica del capital con la única e importante diferencia, además de sus capacidades, que no estaban políticamente motivadas contra el gobierno venezolano.

La respuesta que dimos con la mejor orientación política hacia el esfuerzo del socialismo estuvo en fortalecer capacidades productivas propias del Estado y crear capacidades productivas con el Poder Popular.

En el caso de PDVSA, a partir de la caída del precio del petróleo en el 2009, nuestra cesta estaba a 35 $/Barril, y ante las amenazas de sanciones de EEUU, iniciamos el Plan de Soberanía Tecnológica. Identificamos los segmentos más costosos y estratégicos para la industria petrolera que pudiesen desarrollarse en el país. Compramos taladros Chinos y por primera vez en cien años, ensamblamos en nuestro país taladros petroleros; constituimos la primera plataforma petrolera costa afuera en nuestra historia, está operando en el Delta, se llama 4F; reactivamos con PDVSA Industrial fábricas de tubos y construimos las tuberías de gran diámetro, tanto para los gasoductos desde Paria, como para los oleoductos que van al norte desde la Faja Petrolífera del Orinoco; establecimos fábricas de válvulas para nuestros sistemas de transporte; la primera fábrica de software para la industria petrolera; fábrica de bombillos ahorradores, aerogeneradores y paneles solares en Paraguaná; fábrica de bloques, con una inmensa capacidad en Pariaguán. Por eso incorporamos al Poder Popular a la Gran Misión Vivienda Venezuela, el 60% de las viviendas se hicieron con brigadas de construcción del pueblo, suplíamos los diseños, especificaciones técnicas, materiales y supervisión. Allí están algunos ejemplos de una gestión revolucionaria, la calidad y la eficiencia de las nuevas posibilidades de producción en socialismo.

El modelo rentista petrolero se caracteriza por la casi inexistente burguesía nacional, lo que se desarrolla es un sector terciario de la economía, importador, financiero, bancario, de servicios. Por lo que el país adolece de un robusto sector industrial, manufactura y tecnología. De allí que nuestra economía se caracteriza por un capitalismo dependiente e ineficiente. La matriz de que el sector privado es más eficiente que el púbico es falsa y nos podemos remitir a la prueba de lo que ha sido su desempeño en cien años de rentismo petrolero. Paradójicamente la empresa emblemática del sector privado es una que disfruta y abusa increíblemente de una posición de dominio, por tener el monopolio de la cadena de procesamiento agroindustrial.

Por otra parte, a partir del colapso de 1983, el privado no invierte en el país, de allí el deterioro acumulado en su propio sector, el único que invierte es el Estado Venezolano y las inversiones del sector petrolero. La burguesía venezolana tiene a buen resguardo el dinero en el exterior, ha convertido a nuestro país, prácticamente en una mina, donde hacen dinero, pero viven e invierten en el exterior. Los “milagros” económicos en países vecinos tienen mucho que ver con esta realidad.

De manera que, en términos de economía productiva no petrolera, si bien nosotros hemos cometidos errores, que pueden ser corregidos con las decisiones adecuadas, el sector privado, tiene un problema estructural, ha tenido un fracaso estruendoso, no han satisfecho nuestro mercado interno y se han dedicado a usufructuar la renta petrolera, al punto que cuando colapsa el precio del petróleo, ellos colapsan también. A cuenta de qué, el sector privado tiene que vivir de las divisas del sector público, el único que genera divisas en este país es el Estado, específicamente PDVSA con cerca del 94%. Es un tema sobre el que la población debe reflexionar y el sector privado asumir de una vez su responsabilidad en la realidad del país.

Nos falta discutir mucho más sobre economía, sobre todo en un país petrolero como el nuestro. Debemos debatir, por ejemplo, el tema cambiario, que tanto daño económico nos está haciendo, asociado estrechamente a la inflación, la especulación y el mercado paralelo, cuánto daño nos está haciendo en términos de conciencia. Convertir el dólar en una mercancía tan barata por el tipo de cambio, permite que los agentes económicos se dediquen al fraude y a la manipulación cambiaria que deterioran y atentan contra la economía y estabilidad de la Patria. Son temas que debemos discutir para resolver. Al fin de cuentas, de lo que se trata es de preservar la revolución y lo que tantas veces decía el Comandante Chávez: “la transición humanamente gratificante al Socialismo” ¡Venceremos!

Chávez: Economía y política petrolera (III), cruzando el río con Chávez

La renta petrolera es uno de los factores fundamentales de la ecuación de nuestra economía, pero como dijo un gran amigo, es lo que tenemos y hay que saber manejarlo. Nadie ha dicho que sea fácil, la ecuación del modelo rentista petrolero es más compleja, porque la renta es una incertidumbre, depende, en gran medida, de factores externos, en este caso del mercado petrolero, del precio del petróleo. Por eso hay que ser más rigurosos, estudiosos y previsivos.

El peso de la renta petrolera en nuestro país es inmenso, siempre lo ha sido, lo será por un buen tiempo. Lo primero es reconocer que existe, no por desconocerla va a dejar de existir. Tenemos que reconocernos como un país petrolero, por cierto, el país con mayores reservas de petróleo del mundo, aunque comencemos a trabajar desde hoy firmemente para superar el modelo rentista petrolero, como hay que hacerlo, pasarán muchos años de hegemonía del mismo.

Así, lo primero es reivindicar la renta petrolera. La renta es el dinero que percibimos por la venta del petróleo, es decir, el valor de un recurso natural que es de todos los venezolanos, por eso en nuestra Constitución de 1999 la actividad petrolera está reservada al Estado.

Por eso nosotros siempre hemos dicho: «El Petróleo es del Pueblo». Para los jóvenes, sobre todo los que han crecido en Revolución, esto es normal. Pero no siempre fue así. Al contrario, durante casi 90 años la renta petrolera se la llevaron del país las empresas transnacionales o se lo apropió la oligarquía, esa es la razón fundamental, por las que nuestro país, ha estado marcado por la pobreza y la desigualdad, a pesar de tener un poco más de cien años produciendo petróleo, y haber sido, hasta los años 70, el principal exportador del mundo.

En 1999 Venezuela era un país donde la pobreza alcanzaba el 30% de la población y la pobreza extrema el 10%, uno de los países más desiguales del hemisferio, con un alto grado de exclusión de los pobres, marginados de la salud, educación, vivienda, un país incapaz de producir lo que consume, un sector privado incapaz de producir para satisfacer nuestras necesidades, viviendo del Estado. Un país violento, donde el aparato represivo del Estado mantenía al pueblo sin voz, ni posibilidades de participación política, en sus barrios de miseria.

Era una cuarta república colapsada, con una clase política corrupta, al servicio de la oligarquía parasitaria, del sector bancario, financiero, importador, incapaz de poder ofrecer nada al pueblo, el «Caracazo» y tres mil muertos en las calles de Caracas fue su respuesta ante la desesperación del pueblo pobre.

Cuando el Comandante Chávez asume la Presidencia comienza a gobernar y lo que consigue es un país en ruinas y un pueblo desesperado, sumido en la pobreza, con la urgencia de vivir, de tener alguna posibilidad de cambiar su condena, su pasado, su presente, por un futuro digno, de vida. Se necesitaban todos los recursos posibles para atender esa situación de catástrofe económica y social. La cuarta república había dejado un país en ruinas, un pueblo abandonado a su suerte y el petróleo y PDVSA, entregados a las transnacionales.

Sabemos lo que vino desde el inicio de la Revolución Bolivariana, una revolución pacífica: la más enconada y violenta respuesta de las élites políticas-económicas de los EEUU y sus empresas transnacionales. La desestabilización y la injerencia extranjera han sido la respuesta violenta de la derecha a los cambios políticos, a nuestra Constitución, al empoderamiento del Pueblo y los trabajadores, a la Revolución Bolivariana, al Socialismo.

Una revolución por la vía pacifica es como pescar un tiburón blanco con un anzuelo: Golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, desestabilización permanente, paro patronal, violencia, guarimbas, crímenes políticos, paramilitarismo, guerra mediática, sanciones norteamericanas, «la salida» y todos los muertos que ha dejado esta confrontación alentada por sectores que son los mismos que gobernaron y destrozaron este país por más de cuarenta años.

La Revolución Bolivariana no ha podido gobernar en paz, la extrema derecha ha mantenido la línea de la desestabilización permanente, a pesar de haber realizado más de 18 elecciones, la oposición sencillamente se niega a aceptar sus resultados, perder el poder político y sus privilegios económicos.

A los EEUU y a los «generales del tuiter» no les importa, ellos no viven en el país, están a buen resguardo. Muchos de ellos con sus negocios intactos. Solo esperando que la revolución se debilite, cometa errores o finalmente confíe en ellos. Todavía está fresco en la memoria de todos como las concesiones que hizo Gaddafi a las transnacionales petroleras y los recibimientos que dio a los dignatarios europeos, fueron su sentencia de muerte y la de Libia.

Esta ha sido la constante en nuestra revolución: permanente desestabilización y asedio. No se ha contado con el escenario ideal, que se da en otros países, donde hay acuerdo nacional o hegemonía de un proyecto que avanza con el apoyo de todas las fuerzas, sin injerencia extranjera, esa ha sido la ventaja o fortuna que han tenido algunos otros que muestran avances significativos en su desarrollo.

A muchos jóvenes, ahora en un mundo globalizado, donde las redes sociales crean expectativas y abren posibilidades a cualquier realidad del mundo, les resulta fácil cuestionar la situación del país. Claro, las redes sociales, el tuiter tienen el problema de los caracteres, los segundos del video, no se puede dar una visión verdadera de la realidad en base a esos espacios, por cierto, muchas veces manipulados. Venezuela es un ejemplo, pero nuevamente como dice mi amigo, es lo que hay, debemos aprender a manejarnos con este factor de la propaganda que no existía hace ni siquiera diez años.

Sin embargo, les digo a nuestros jóvenes, muchos de nuestros problemas tienen que ver con toda esta historia petrolera de cien años. Todos los problemas acumulados, la adicción a la renta, lo fácil, la riqueza fácil, la corrupción, la falta de una economía basada en el trabajo, los sistemas de dependencia extranjera instalados a los largo de la economía, la exclusión del pueblo, la pobreza, el abandono del campo, la falta de industrias, la falta de inversiones privadas.

En nuestro caso ha sido una batalla, permanente y hermosa al mismo tiempo, porque es una guerra de liberación de nuestro pueblo, hay que saber darla y darla con pasión. Perdimos al Comandante en el fragor de esta batalla, fue cómo perder a Bolívar en Carabobo, por lo que se requiere de mucha rigurosidad en los actos, claridad y liderazgo, además de una fuerte dosis de humildad y revisión permanente y consulta sobre el desarrollo de la misma.

Ya vemos lo importante que es la renta petrolera, el ingreso petrolero en nuestro país como una variable indispensable en nuestra economía y nuestra calidad de vida, en el bienestar del pueblo. Me parece que todos podemos estar de acuerdo en varias cosas: la renta existe y existirá por mucho tiempo, no podemos dejar que se la lleven las transnacionales, debe ingresar y mantenerse en el país; hay que proteger el precio y el régimen fiscal petrolero, para que el monto de la renta sea justo e importante para beneficio del país; la renta es una extraordinaria palanca para el desarrollo de nuestro pueblo, para invertir en el desarrollo de las capacidades que nos permitan superar el modelo rentista petrolero y construir una sociedad basada en el trabajo: el Socialismo.

Durante el Gobierno del Presidente Chávez, estando al frente del Ministerio de Petróleo, el centro de nuestra Política Petrolera fue defender el precio del petróleo y trabajar en el seno de la OPEP para lograr un valor justo, por eso mantuvimos los niveles de producción acordados en nuestra organización, respetando los acuerdos y defendiendo el precio. Para nosotros resulta más importante, en términos de ingresos, tener un buen precio que una mayor producción de petróleo.

Pero no bastaba solo con regular la producción, tan importante como esto era tener un régimen fiscal petrolero adecuado, distinto al de la apertura, el que establece nuestra Ley Orgánica de Hidrocarburos. De nada sirve tener un barril de petróleo a 100 dólares, si el Estado solo cobra 1% de regalía (uno de cada cien barriles) y no recibe impuestos petroleros o los recibe a una tasa muy baja, por ejemplo a 34%, como eran las condiciones de las transnacionales durante la apertura petrolera.

Por eso, solo después del Golpe de Estado y la derrota del Sabotaje Petrolero, ya en ofensiva, con la Plena Soberanía Petrolera y con la Nueva PDVSA Roja Rojita, fue posible recuperar el régimen fiscal petrolero, pasando las regalías, para toda la producción, sin excepciones, de 1% al 33.33% y todos los impuestos petroleros del 34% al 50%, sin exenciones de ningún tipo. Logramos recuperar e introducir al país 496 mil millones de dólares de renta en este periodo de la Revolución.

Ese era el trabajo de nuestro equipo tanto en el Ministerio de Petróleo como en la Nueva PDVSA, lo hicimos y lo hicimos muy bien. Era lo que nuestro Pueblo, nuestro país, nuestra Revolución, necesitaba para avanzar como lo hizo. Le dimos al Estado Venezolano los recursos que le correspondían como dueño del petróleo, como representante del Pueblo.

No ha sido un trabajo nada fácil, para nada. Los que hemos estado al frente de esta batalla al lado del Comandante Chávez, sabemos de lo exigente, riguroso, honesto y trabajador que era el Presidente, lo estrictamente apegado a la Ley y a la Constitución. Ha sido un honor y una experiencia única en el mundo, trabajar estrechamente con él, bajo su comando.

Hicimos lo que hicimos muchas veces contra el mismo Estado y su burocracia en contra, a contra corriente de lo que era la lógica del capital, imperante en un sector como el petrolero, no solo en Venezuela, sino en el mundo entero, empujando y concientizando siempre a los cuadros de dirección, los trabajadores de la Nueva PDVSA, de que esa era nuestro deber con la sociedad, recuperar el máximo del ingreso petrolero, para ponerlo al servicio del Estado Venezolano, quien era el responsable de ejecutar la infinidad de programas y proyectos que aprobaba el Presidente, por solicitud de los Ministros, de nuestra política exterior, nuestros acuerdos y compromisos, los entes, Empresas, Gobernaciones, alcaldías, Poder Popular. Había que transformarlo todo, hacer una revolución, construir el socialismo con el capitalismo intacto. Había que atender las urgencias de un pueblo excluido, maltratado, que no se resigna a no tener futuro, un Pueblo que cree en la palabra de Chávez, los hijos de Bolívar, nuestra querida Patria Venezolana.

Todo esto enfrentando a las transnacionales, juicios de arbitrajes, sanciones de los EEUU contra la empresa. El sector privado que antes se llevaba la renta, presionaba, junto a las transnacionales, a través de la prensa, programas, diputados, en una matriz permanente contra nosotros en lo personal, contra nuestro honor y nuestro nombre, contra nuestra querida Nueva PDVSA, sus trabajadores, criminalizando nuestras acciones, nuestra lealtad al Comandante Chávez. Lo hicimos con pasión y lealtad, lo volveríamos a hacer, por Chávez, nuestro Pueblo, nuestra Patria.

Afortunadamente siempre contamos, conté, con la confianza política y personal del Comandante Chávez, solo su apoyo político nos permitió avanzar y acompañarlo en todas las iniciativas, en todas las tareas. Que ahora se pretenda desconocer esto y el aporte de un conjunto de cuadros revolucionarios que lo hicieron posible, es como una manera de desconocer las decisiones del Comandante Chávez, su ejemplo y la conducta que él quería modelar e imprimir en el nuevo Estado Revolucionario. No todos lo hicieron como nosotros, mucha gente tenía una especie de plan b, un cálculo egoísta, no todos tenían ni la capacidad ni el compromiso ni la honradez para hacerlo, no todos cruzaron ese río con Chávez, hubo gente, organismos, Ministerios, Empresas del Estado que se quedaron en la orilla.

Sigue la violencia de la extrema derecha, insiste el gobierno de los EEUU en amenazar e intervenir en nuestros asuntos, nuestra soberanía, siguen los problemas económicos aquejando al pueblo, avanza la Constituyente, hay mucha confusión, hay ataques, reclamos, acusaciones, defecciones. Cuidado con el salto al vacío, hay que pisar firme, Chávez siempre, el Pueblo y el Socialismo. ¡Venceremos!

Chávez: Economía y política petrolera (II) ¿Revolución a 100?

El precio del petróleo tiene una influencia determinante en la economía del país, su política y desarrollo social. Así ha sido desde que nos convertimos en una economía monoproductora y dependiente, por la instauración del modelo rentista petrolero que fue impuesto por las transnacionales desde inicios del siglo XX. Esto es importante precisarlo para entender una de sus principales consecuencias políticas: la injerencia del imperialismo norteamericano en nuestro país.

Las transnacionales petroleras se instalaron de la mano de Juan Vicente Gómez quien dio el Golpe de Estado con el apoyo militar y político norteamericano, con el compromiso para entregar el petróleo a sus empresas, así lo hizo el Dictador. A partir de allí, pasamos a ser una economía periférica de EEUU, sin posibilidad de desarrollo, puesto que la principal potencia del planeta nos tenía como su fuente de petróleo. La nuestra ha sido la historia del saqueo de nuestras riquezas.

Así, el desarrollo del país estuvo marcado por las necesidades de las transnacionales, que promovieron el abandono del campo y de otras actividades económicas no petroleras, concentrando el 80% de la población en el 20% del territorio.

Crearon un sector de manufactura dependiente de sus insumos y capitales, cuyo epicentro está asociado al mayor puerto del país, puesto que se convirtió en un mecanismo de importación de productos para nuestro mercado.

Este modelo económico ha sido brutal, EEUU se llevaba nuestro petróleo y nos vendía lo que necesitábamos. ¿Para qué producir nosotros si EEUU podía vendernos todo? Muchos jóvenes se preguntan ¿por qué no somos como los países petroleros del Golfo Pérsico?, pues entre otras cosas, sus dirigentes han liderado su propio modelo de desarrollo nacional, no lo impusieron las transnacionales.

Acá, desde el inicio de la producción petrolera se formó una oligarquía parasitaria, al servicio de las transnacionales, con políticos que cuidaban sus intereses. Este proceso de despojo, fue impuesto con permanente violencia contra nuestro pueblo e intromisión de los norteamericanos. Hemos sido esenciales en su esquema de dominación de la región, su patio trasero, elemento fundamental de su economía y seguridad estratégica.

Este tema ha sido el centro de discusión de los partidos políticos en el país desde la aparición del petróleo, particularmente en el campo revolucionario, porque su impacto es fundamental para caracterizar nuestra revolución y las posibilidades de conducir un modelo de desarrollo basado en el trabajo de la sociedad, en defensa de nuestros recursos, los del pueblo y su trabajo, en la conciencia del deber social y no basado en el robo de nuestras riquezas, egoísmo y entreguismo. Es decir ¡socialismo o barbarie!

Por eso, tenemos dos bloques opuestos en la política, que pasan por definir en primera instancia qué hacer con nuestro petróleo y la renta que genera, para qué utilizarla.

La actividad petrolera es un negocio internacional, el petróleo es el principal elemento de la economía mundial, su precio de venta constituye una renta, un ingreso que corresponde al dueño de la tierra donde se produce, en nuestro caso, al Estado y al pueblo. La cuestión petrolera está vinculada a nuestra soberanía, es un problema nacional.

La renta petrolera no guarda relación con el costo de la labor, pues el petróleo no se fabrica, se vende un recurso natural que tiene un alto valor, que se paga en divisas y, por estar en nuestro subsuelo, es del Estado.

Entonces ¿qué hacer con la renta petrolera? ¿Qué hacer con esa herencia de la Madre Tierra?

Desde el inicio de las concesiones petroleras (1914), hasta la «nacionalización» (1975) esta herencia se la llevaron las transnacionales. Fueron más de sesenta años haciendo lo que quisieron, nos robaron, solo hicieron la infraestructura que les interesaba, las ciudades que necesitaban, importaron todo lo que consumían, pusieron dictadores y luego nos dejaron con el Pacto de Punto Fijo, un modelo de país dependiente, con un pueblo empobrecido y concentrado en los barrios de las grandes ciudades o abandonado en las sabanas y campos improductivos de lo que fue un país agrícola.

Luego de la «Nacionalización Chucuta» la renta se la apropió una élite política-económica muy corrupta, una oligarquía parasitaria y un Estado al servicio de un modelo derrochador, violento, antipopular y excluyente. Con la apertura petrolera, las transnacionales volvieron por la gran provincia petrolera de Venezuela y del mundo, la Faja Petrolífera del Orinoco, a llevarse nuestro petróleo, en condiciones lesivas para el país: 1% de regalía, sin pago de impuestos petroleros y control absoluto de las trasnacionales.

En estos años, la oligarquía y sus políticos fracasaron estruendosamente en su modelo económico. La burguesía no cumplió su papel en el desarrollo y expansión de las fuerzas productivas, no invirtieron en el país, no crearon capacidades, nunca lo han hecho, bajo ningún gobierno, se han dedicado permanentemente a sacar divisas del país. Fracasó un capitalismo atrasado y dependiente, donde se impuso una maquila para el mercado interno, un sector del campo abandonado, una burguesía importadora especializada en robarse divisas de la renta petrolera y un sector financiero y bancario, especialista en especulación, manipulando nuestra moneda, para obtener, como han obtenido, jugosas fortunas, aun en la V República.

El golpe de gracia a la IV República y su modelo se lo dio la apertura petrolera. Una de las características del control transnacional es colapsar el precio del petróleo para favorecer a sus países de origen, las grandes economías del capitalismo y sus casas matrices en el exterior. «El Caracazo» y la violenta respuesta de la oligarquía, con ¡3.000 muertes solo en las calles de Caracas! fue el fin de la IV República.

Al llegar el Comandante Chávez e instaurar la V República la situación era caótica, un país colapsado, en ruinas, con millones en pobreza y pobreza extrema; las instituciones del Estado sin garantizar educación, salud, vivienda, trabajo; millones de analfabetas o sin bachillerato; la educación universitaria un lujo; el ejército desmantelado; la corrupción galopante; país con una «agricultura de puertos», la oligarquía apropiada de las decisiones económicas, un país sin peso político, desconocido para el mundo, una PDVSA en privatización, entregada la Faja Petrolífera a las transnacionales, una subordinación vergonzosa a los EEUU, esto hace solo 18 años.

La oposición violenta y sus partidos, todos ellos, gobernaron este país y lo destrozaron, acabaron con nuestra patria, la entregaron, estuvieron en el poder por más de 40 años y fue un desastre para los pobres, para el hombre y mujer humilde, ese, el excluido de siempre, al que queman las hordas fascistas.

Por eso no acepto manipulaciones de la oligarquía corrupta. No me cabe duda: el Petróleo es del Pueblo, la PDVSA Roja Rojita ha sido instrumento de liberación, para que la renta petrolera, que siempre nos robaron, sea para el pueblo, no para la oligarquía y transnacionales.

El Comandante Chávez lideró y confió, sin dudas, en la Política de Plena Soberanía Petrolera, siempre nos apoyó en la derrota del Sabotaje Petrolero, en la creación de la Nueva PDVSA, para vencer a las transnacionales, para recuperar la Faja Petrolífera del Orinoco y la renta petrolera.

Recuperamos en diez años más de 480 mil millones de dólares que antes se llevaban las transnacionales, para el Pueblo, para recuperar al país destrozado, acabar con la pobreza y pobreza extrema, crear un sistema de salud y educación pública, alfabetización, las Misiones Sociales: Ribas, Sucre, Robinson, Barrio Adentro, entre otras; Universidades, La Estancia, Gran Misión Vivienda Venezuela, Defensa Nacional, infraestructura, todo ello es renta petrolera, es lo que está en disputa.

Ha sido una batalla difícil, construir el Socialismo, con un sistema capitalista intacto se convierte en un reto.

Por eso hicimos la Gran Misión Vivienda Venezuela con el Poder Popular, la Misión Ribas, PDVSA; por eso hicimos las Misiones; por eso PDVSA asumió múltiples tareas: fábricas, industrias de acero, de tubos, plataformas, agrícolas, viviendas, universidades, colegios, todo ello además de su producción petrolera.

Es la crisis de la que hablaba el Comandante Chávez, la lucha entre lo nuevo y lo viejo que se resiste a cambiar. Solo que, en el caso del capitalismo, en lucha por apropiarse de la renta petrolera, en una revolución pacífica, como la nuestra, se trabaja en la conciencia del pueblo y de revolucionarios.

¿Es entonces esta una revolución a 100 $/Barril? No, nuestra Revolución siempre ha estado asediada. Al decir que antes se sostenía la revolución porque el precio del barril estaba a 100, solapadamente se ataca al Comandante Chávez, se evaden responsabilidades. Nuestra revolución encontró un precio a 10-11 $/Barril. Se trabajó con la OPEP en la Cumbre de Caracas del año 2000; se propuso el sistema de bandas entre 22-28 $/Barril, en ella nos quedamos unos años, sufrimos Golpe de Estado.

Asumimos el Ministerio de Petróleo el 17 de julio de 2002, vino el sabotaje petrolero, la producción cayó de 3 millones de barriles día a solo 23.000 barriles día. PDVSA perdió más de 17.000 millones de dólares, hasta que la nueva PDVSA recuperó los 3 millones de barriles día. Tomamos La Colina.

Sufrimos desestabilización y guarimbas todo el año 2003, no había dinero para pagar ni los sueldos, pero el pueblo estaba movilizado. Tan pronto recuperamos la industria y la renta petrolera comenzó a estar bajo control de Estado con la Nueva PDVSA, comenzaron las Misiones, comenzó la ofensiva de Barrio Adentro; la Robinson llegó a donde nunca había llegado el Estado; la Ribas me correspondió crearla y dirigirla; entregamos los edificios de PDVSA a la Misión Sucre: Los Chaguaramos a la Bolivariana; Chuao, a la Unefa; PDVSA Gas, La Floresta, al Instituto Universitario de Caracas; todas las sedes del CIED a la UBV. Se comenzó a crear el sistema de garantías sociales de la Revolución Bolivariana.

Luego vino la ofensiva final: Nacionalización de la Faja Petrolífera, ajuste de regalías de 1% al 33.33%, eliminación de los convenios operativos, constitución de Empresas Mixtas con control de PDVSA, restablecimiento de los impuestos petroleros de 0% a 50%, trabajo permanente en el seno de la OPEP para llevar el precio a niveles justos, precios de 100-120 $/Barril entre 2006-2008. A finales del 2008 colapsó el precio del petróleo por la crisis de los EEUU (35$/Barril en enero del 2009). El Comandante Chávez fijó una línea estratégica: no afectar los programas sociales de la revolución, diferir todo, pero no afectar al pueblo. Su proclama y discurso: ¡La revolución está garantizada con o sin petróleo!

Con un recorte de 4.5 millones de barriles, la OPEP en sesión permanente, recuperó el precio. A nosotros nos tocó recortar 364 mil barriles día y enfrentar la matriz y manipulación de la caída de la producción, es la presión transnacional, contra la OPEP y nuestra política de defensa del precio. Al final de 2009, ya estábamos cerca otra vez de los 100 $/Barril.

Pudimos impulsar la Gran Misión Vivienda Venezuela, el inicio de las inversiones en los proyectos más grandes, solo podía asumirlo la Nueva PDVSA, con la renta petrolera, con los trabajadores, de allí en adelante la misión tomó su propio ritmo, el ritmo del pueblo en revolución.

Vino la tragedia de la partida del Comandante Chávez, en medio del dolor, fuimos a elecciones, Nicolás Maduro Presidente. Se desató la violencia de la misma oligarquía y sus agentes de siempre, esta vez envalentonados porque se fue el gigante.

Se advierte de la caída del precio, la OPEP estaba siendo afectada en su unidad por el conflicto entre el Golfo, Irán y Rusia. Los muertos los ponen los sirios, yemeníes y libios, ofensiva del imperialismo en todos los frentes. El último año de cierre de mi gestión al frente del Ministerio de Petróleo y de PDVSA, el precio cerró a 96 $/Barril y la producción de petróleo en 2.890 millones de barriles día, ahora, de acuerdo a la información suministrada por la OPEP ronda los 45 $/Barril y la producción ha caído drásticamente.

Esta no es una revolución a 100$/Barril, es una revolución que tiene que aprender a lidiar con el factor petrolero, porque pasarán muchos años todavía hasta superar el modelo rentista. Hay dificultades apremiantes, violencia, problemas económicos, amenazas norteamericanas, nuestro pueblo debe defender a cualquier costo su revolución, sus espacios de participación, su renta petrolera, su Nueva PDVSA, ahora para construir otro modelo, basado en el trabajo, el Socialismo, el Legado de Chávez. ¡Venceremos!

Chávez: economía y política petrolera (I)

En medio de la confrontación política, agudizada en nuestro país con fuertes episodios de violencia y trágica cuenta sangrienta de venezolanos muertos y heridos de ambas partes, además de señales preocupantes de fascismo, intolerancia, injerencia extranjera y prevalencia de las ambiciones e intereses personales y grupales como motores de la política, me preocupa que se pretenda dejar por sentado, así, sin ninguna discusión y de manera irresponsable y ligera, que la culpa de esto es del Comandante Chávez y de su manejo de la economía y de la política petrolera.

Creo que en el campo de la revolución se comete un grave error, al no discutirse este tema, por la razón que sea, puesto que, no solo es el legado del Comandante y los principios de nuestro proceso Bolivariano, sino que omitir discusión nos priva de aprendizajes para profundizar la acción política y la toma de decisiones de cara al futuro.

Lo anterior nos convierte en presa fácil de los reduccionismos simplistas, atajos «tácticos» y al final de la restauración, a plenitud, del capitalismo rampante y atrasado que mantuvo a nuestro país, por casi cien años, como una factoría petrolera, un satélite de la economía norteamericana, sin posibilidad de elevar las condiciones de vida del pueblo y mucho menos de implantar el socialismo como sistema alternativo.

Le juré lealtad eterna al Comandante Chávez, es lo que he hecho y seguiré haciendo, no solo porque estoy de acuerdo y comprometido ideológicamente con todas nuestras acciones, sino porque estoy convencido de que fueron correctas en la batalla frontal contra el capital y la dependencia extranjera; había que asegurar la conquista de nuestra plena soberanía y dar el salto a las transformaciones políticas, económicas y sociales impostergables. Además, con el Comandante siempre actuamos apegados estrictamente a nuestra Constitución y Leyes.

Pretendo con esta columna, insistir en este tema, desclasificar documentos y mostrar al pueblo lo que sea necesario en defensa del Comandante Chávez, y acciones. No permitiré que en medio una refriega callejera y de odio, se despache el legado del Comandante, entre cálculos políticos e incomprensión de lo que hizo, por qué lo hizo y para qué lo hizo. Tengo clara conciencia de mis tareas históricas y todos los elementos y legitimidad para avanzar en este debate.

Cada quien debe asumir su rol y aportar a esta discusión, sin excluir a nadie, de manera constructiva, jamás permitir que se pretenda confundir al Pueblo sobre las motivaciones del Comandante Chávez. Él ya no está entre nosotros para avanzar como solía hacer, como un huracán, llevando la verdad al pueblo y al mundo. Lo haremos nosotros, invito al pueblo Chavista, al PSUV, a los cuadros de la revolución y los que han desempeñado o desempeñan altas responsabilidades en el gobierno bolivariano, a levantar su voz y defender con pasión y sin cálculos egoístas nuestro modelo, la obra y legado del Comandante Chávez.

Claro, de mi parte me concentraré en el tema Petrolero, abarcando tanto la Política Petrolera, que siempre debe prevalecer, como también a nuestra querida PDVSA, su gestión y transformación hasta el momento que la conduje. Hay elementos absolutamente nuevos e incomprendidos, que fueron los creados por el Comandante para distribuir masivamente la renta petrolera, así como apalancar otros sectores económicos del Estado, en su esfuerzo siempre orientado a superar el rentismo petrolero y construir el Socialismo, su base material.

De esta ofensiva de las ideas, saldremos más unidos, fortalecidos y daremos a nuestro pueblo las razones sagradas para el combate diario, sistemático, irreductible en defensa de nuestra revolución, por Chávez y la Patria toda.

De esta crisis saldremos, no tengo dudas, pero hay que salir victoriosos, no se trata de salir como sea, se trata de salir de pie, caminando firmes hacia el socialismo, sin haber cruzado «La Línea Roja», sin haber entregado nada del Legado de Chávez, ni concedido «ni un tantico así», como decía el Che, al imperialismo. Necesitamos mantener la ofensiva para preservar nuestras conquistas y objetivos estratégicos. Lo contrario, será un salto al vacío y vendrá la violencia del sistema restaurador, serán años de desestabilización.

Hay mucha confusión sobre el tema petrolero, me sorprende el discurso de los factores de oposición: unos abiertamente claman por la entrega del petróleo a las transnacionales y la privatización de PDVSA, por ello la campaña permanente y sistemática contra nuestra empresa nacional, creando la matriz de su colapso (de ello hablaremos en otro artículo), hablan como lobistas de las transnacionales. Otros muestran mucho desconocimiento del tema.

A propósito de esto, quiero aclarar una nota de El Nacional. Me encontré en el área de turistas de la ONU a un grupo de venezolanos liderados por un otrora dirigente político, tenían nuestra bandera al revés y tomaban fotos para el «tuiter». Nadie en la ONU los recibió. Les reclamé su ofensa al país y los guardias de seguridad de la ONU los sacaron del edificio, porque no se permite propaganda política en las instalaciones. Ya en la calle y como tenían la bandera de manera correcta, me aproximé y en el marco del respeto hablé con este antiguo dirigente. El Nacional ni lo menciona, nueva forma de hacer política: invisibilizar. En todo caso me preocupo su desconocimiento del tema petrolero y su defensa a la apertura, es un ejemplo de cómo anda la oposición.

Por supuesto, que ya desde la aparición de la Agenda Bolivariana, el Comandante Chávez estaba convencido de la necesidad de recuperar el manejo soberano del petróleo, nuestros recursos naturales, PDVSA y las Empresas Básicas, como elementos fundamentales para nuestro desarrollo económico. Era un enunciado estratégico, luego, ya en el Gobierno, quedaba por delante la gran tarea: ¿cómo lograrlo?

La primera acción en esa dirección estuvo dirigida a restablecer nuestro rol y liderazgo en el seno de la OPEP. Es decir, detener la política volumétrica de la apertura petrolera, de las transnacionales, y restablecer una política de defensa de precios.

Recordemos que a finales de los años 90 el precio del petróleo colapsó, tanto producto de la crisis económica de los llamados «tigres asiáticos», así como por el incumplimiento de los acuerdos de producción en el seno de la OPEP. La violación a las cuotas de producción era liderada por Venezuela, donde la vieja PDVSA marcaba la Política Petrolera.

El último Ministro de Petróleo de la Cuarta Republica proclamaba que la OPEP era un «club de pinochos». Ya Venezuela estaba decidida a abandonar la OPEP, en estricta subordinación a los intereses de los países consumidores y de sus transnacionales que ya se les había entregado la Faja del Orinoco, durante la apertura petrolera: se producía Orimulsión y «crudo sintético» fuera de las cuotas de la OPEP. Se mintió descaradamente a nuestros países hermanos y a todo el país, para vergüenza de nuestra Patria, todos los países de la OPEP sabían que se mentía y que nuestro país era gobernado por las transnacionales, perdiendo el respeto histórico que teníamos en la organización.

El Comandante Chávez, impulsó y llevó a cabo con éxito la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de los Países miembros de la OPEP, restableciendo la unidad y coordinación en el seno de la Organización. El Comandante conquistó y se ganó un puesto de liderazgo y respeto en el seno de los países productores, OPEP y no OPEP, incluyendo Rusia, al ser exitoso en detener la caída del precio y luego proponer un sistema de bandas, entre 22 y 28 $/Barril como un precio justo para el petróleo. En este periodo hay que hacer una necesaria mención a nuestro querido compañero Alí Rodríguez, quien fue el primer Ministro de Petróleo del Comandante Chávez entre 1999 y 2001, donde luego salió a Viena como Secretario General de la OPEP.

Ya, desde el principio fue notable la resistencia de la vieja PDVSA a las decisiones y subordinación al Estado Venezolano. Recordemos que ya la apertura petrolera había avanzado a profundidad en el país y su mentor y perpetrador de la entrega en PDVSA, Luis Giusti, era una especie de príncipe de las transnacionales. Realmente ese grupo político que se enquistó en la dirección de la vieja PDVSA, fue el principal impulsor del interés extranjero en el país y entregaron el petróleo, la Faja del Orinoco y PDVSA a las empresas transnacionales petroleras, como nunca antes había sucedido, ni siquiera cuando Juan Vicente Gómez.

Si alguien hiciese una correlación entre la apertura petrolera y la crisis económica de final de los años 80 y 90, se dará cuenta perfectamente que, en la medida que se desmontó el régimen fiscal petrolero y se impusieron las transnacionales, el país cayó sumido en una profunda crisis económica que empezó con el llamado «Viernes Negro» con la devaluación de nuestra moneda y culminó en el paquetazo de Carlos Andrés, «El Caracazo», con sus más de tres mil asesinados en las calles de Caracas y el colapso de la Cuarta República. Todo lo que pasa y pasará por mucho tiempo en nuestro país, en términos de economía, desarrollo social y política tiene que ver con el petróleo. Tendremos que seguir lidiando con el modelo rentista petrolero. Acá lo vamos a dejar hasta los próximos artículos. No puedo dejar de comentar otro suceso, este si muy importante y que por cierto es poco o nada reseñado por los grandes medios: nuestra victoria en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Los Estados Unidos fracaso hace tres semanas en su intento de llevar al Consejo de Seguridad de la ONU la situación interna de Venezuela, buscando una actuación en un órgano muy peligro donde ellos tienen un importante control para promover una intervención extranjera en nuestro país. Los derrotamos, ningún país lo acompaño en su aventura.

El pasado miércoles, intentaron otra maniobra. Durante la elección de las autoridades de la Asamblea General para el 72 periodo de sesiones, un evento muy importante en la ONU. Nosotros nos postulamos para ocupar la vice presidencia de la primera comisión (desarme), la cual se produjo sin novedad. También nos postulamos como Presidentes (en mi persona) de la Cuarta Comisión, responsable de las Operaciones de Paz, Descolonización y el tema de Palestina en las Naciones Unidas. Esta sí le preocupó mucho a los EEUU, tanto por los temas, como por el hecho de que ocupáramos la Presidencia. Nuestra candidatura estuvo apoyada desde el principio, se usa el término «endosada», por nuestro grupo regional de América Latina y el Caribe, el GRULAC. Pues bien, EEUU en una maniobra fuera de toda la práctica de la Asamblea, donde si a un Grupo Regional le corresponde un puesto por rotación y el grupo tienen un solo candidato, nadie cuestiona la decisión del grupo, EEUU pidió votación. De esa manera, EEUU le dice a América Latina y el Caribe y al resto de los grupos regionales: que sin importar su decisión, quiere que nos contemos. Estos no respetan a nadie, se creen los amos del Mundo.

Bien, no le tememos a las elecciones, estamos seguros del apoyo con el que contamos. Fuimos a elección como pidió EEUU (por cierto la embajadora se salió de la sala) y sacamos el 95.6 % de los votos. En buen venezolano, eso se llama ¡una paliza al imperialismo! Bien, a pesar de esta maniobra y las presiones que ejercen sobre los países, seguimos venciendo desde acá, tenemos un fuerte apoyo internacional. Los seguiremos.

Mientras la guarimba va y viene

No se puede dejar de comentar sobre la continuada violencia que se sigue presentando en las calles de los mismos sectores de algunas ciudades del país. Los que la alientan siguen esperando un «sacudón», que no se produce, para tristeza de una minoría que no atina propuesta alguna al país, ni tiene la capacidad de conducir, ni satisfacer las expectativas de sus seguidores en la oposición.

Lamentablemente, mientras se sigue incitando y promoviendo la violencia, con toda una logística que evidencia la presencia de intereses y factores nada espontáneos y con gran apoyo de recursos, los muertos los siguen poniendo los jóvenes venezolanos, en una macabra cuenta sangrienta que no cesa y se sigue exhibiendo al mundo como uno de los principales argumentos para pedir una intervención extranjera.

Se sigue tensando la confrontación política y siguen apareciendo preocupantes episodios de actuación fascista. Todos los crímenes son repudiables, condenables, pero lo que sucedió en Altamira donde un joven, por su apariencia física o su preferencia política fue objeto de un linchamiento, para luego rociar su cuerpo con gasolina y prenderle fuego de manera deliberada, no había sucedido jamás en el país. El silencio o las tímidas referencias a este tema, la ausencia de una clara condena, por parte de las organizaciones políticas de la oposición o de la iglesia católica, dejan mucho que desear, y siguen siendo factores que configuran una ética y un comportamiento que nos conduce inexorablemente a más violencia o a escenarios insospechados de persecución en una especie de «cacería» u «ojo por ojo», donde terminaremos con un país de tuertos y un profundo daño como sociedad.

La actuación de los cabecillas de la oposición tratando de dirigir grupos fuera de control es patética, la utilización de niños y la forma como se les alienta y coloca en la primera línea de la confrontación, es irresponsable y constituye un crimen a nivel internacional. Insisto, las instituciones competentes para sancionar estas actuaciones criminales, tienen que pronunciarse y proceder de manera muy firme para prevenir su escalamiento, en base a la impunidad.

No se debe tolerar la narrativa de la violencia, la instigación de actos criminales, el uso de armas de fuego, la actuación al margen de la ley, la presencia de organizaciones delictivas ganando control territorial e imponiendo el caos y desasosiego a sus habitantes, la utilización de sofisticado equipamiento, el financiamiento directo a los perpetradores de la violencia, el uso de las redes sociales para instigar a un delito o persecuciones, el linchamiento de personas, todos estos actos deben ser sancionados ejemplarmente. Debe imponerse el imperio de la ley.

No se puede, no se debe, socavar el tejido institucional del Estado Venezolano, debe prevalecer el respeto y comunicación entre los poderes del Estado, del cual el Ejecutivo, el Presidente, es el Jefe. En esto la dirigencia política debe ser muy cuidadosa. Por otra parte, nuestra Constitución establece claramente como dirimir diferencias entre poderes.

Los que juegan al caos, trabajan para desconocer las instituciones del Estado, como una manera de paralizar su funcionamiento y debilitarnos antes de una agresión. Ejemplos recientes los tenemos en el Medio Oriente: Irak, Libia, Siria. Por eso insisto en nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas como garantes de nuestra soberanía e integridad territorial. En las peores circunstancias, nuestros soldados y pueblo organizado, sabrán defender nuestras instituciones, nuestras conquistas políticas y sociales y nuestra Revolución e independencia.

En el ámbito internacional, las agresiones provienen sobre todo de la OEA y de países con gobiernos de derecha, que siguen actuando coordinados como una corriente reaccionaria y regresiva en la región, con estrechas conexiones con la extrema derecha de Florida. Sigo denunciando que, además de sus posiciones políticas retrógradas, hay una gran cantidad de intereses económicos, transnacionales petroleras, negocios y traficantes de todo tipo, que están presionando, financiando y haciendo lobby para entrar a saco roto en nuestro país y saquear nuestros recursos, el petróleo, desmembrar y privatizar PDVSA, robar nuestras posibilidades de futuro.

Acá en la ONU, Estados Unidos intentó la peligrosa maniobra, de colocar a nuestro país como tema de agenda del Consejo de Seguridad y fueron derrotados, quedaron solos en su pretensión. Probablemente lo sigan intentando, los seguiremos derrotando. Todo el país debería estar alerta que existen factores de la oposición con importante apoyo extranjero que han pactado con los sectores más extremistas y reaccionarios para agredir a nuestro país, quieren desalojar del poder al campo Bolivariano a cualquier costo.

«Mientras la Guarimba va y viene», parafraseando a nuestro querido poeta Aquiles Nazoa en su siempre recordado «Cuando el palo va y viene», mientras estamos en la dinámica de la defensa, movilización, violencia, el Chavismo siempre juega cuadro cerrado y esta es una característica muy importante de nuestro movimiento, unidad en el combate y defensa de la revolución. Es una cualidad que no tiene la oposición. A nosotros nos mantiene unido un programa, una propuesta de país, el legado, pensamiento y acción del Comandante Chávez, la posibilidad del socialismo. Así seguirá siendo, mientras esta sea el combustible de la pasión patria que moviliza a nuestro pueblo, extraviarnos en el camino, resulta entonces muy peligroso.

Un elemento vital del pensamiento Chavista o de nuestro movimiento revolucionario bajo la conducción del Comandante Chávez, ha sido la permanente revisión, crítica, reimpulso, de nuestra acción política. El mismo Comandante Chávez es un ejemplo de ello, desde el capitalismo con rostro humano, hasta el socialismo, hay un gran trecho de aprendizaje, honestidad y revisión permanente de su pensamiento político. Quienes lo vimos de cerca, quienes trabajamos con él, quienes viajábamos a su lado, todos lo escuchamos y observamos en su proceso de permanente cuestionamiento, revisión y exigencia al equipo, con respeto y rigurosidad. Escuchando, estudiando, criticando, corrigiendo, decidiendo; en un permanente ejercicio de lealtad hacia el pueblo, hacia sus compañeros de trabajo y lucha, hacia sus propias ideas.

Tenía el Comandante una fuerza y una urgencia vital de avanzar y resolver los grandes problemas estructurales del país, de la única forma en que es posible, sostenible y ético: colocando los intereses del pueblo más pobre, de las mayorías, de todo el país, por encima de cualquier consideración de orden grupal y mucho menos personal. Fue el Comandante Chávez un fiel seguidor y admirador del Libertador Simón Bolívar, del político, soldado, del ser humano, en su entrega, su honestidad y ética.

Puedo dar fe, como seguro otro grupo de Compañeros lo haría, que jamás observamos en el Comandante Chávez ningún interés mezquino, subalterno, celo o maniobra política para construir su liderazgo, su autoridad era reconocida por todos en base a su accionar, ejemplo, entrega y valor excepcional para llevar el desarrollo de nuestro proyecto político, su visión del país hasta las últimas consecuencias. El pagó con la vida su entrega a nuestro pueblo, hasta las últimas horas de su luminosa existencia.

Por todo ello nuestra responsabilidad es mucha. De los que estuvimos siempre con él, a su lado, testigos y compañeros excepcionales de una época histórica de combate cerrado, cuerpo a cuerpo, contra los intereses más poderosos del planeta que habían secuestrado y amordazado a nuestra Patria, durante más de cien años y condenado a nuestro pueblo, pueblo de libertadores, hijos de Bolívar, a un papel subalterno y subordinado a los intereses de potencias extranjeras.

Por eso nos corresponde a nosotros, alertar y propiciar una profunda discusión, en el campo de la Revolución, sobre los problemas, causas, factores o errores que nos han llevado a esta compleja situación. Y hacerlo sin temor al chantaje o al señalamiento descalificador. La discusión y fraternidad entre los cuadros de la revolución, no solo es una enseñanza y exigencia permanente del Comandante Chávez, sino que esta misma posibilidad, ausente en la dirigencia de la oposición, porque ellos se mueven por otras motivaciones o intereses, es la única fuerza motriz que nos permitirá ajustar, corregir o reorientar la acción para salir victoriosos de esta coyuntura.

Es curioso que cuando cualquiera de nosotros emite un alerta, entonces se activa la derecha y sus más variopintos voceros a dar el «tubazo»: «fulano se le volteó a zutano», «zutano es del grupo de mengano», «cuando fulano hable, cae perengano», etc. Es la actuación permanente de la derecha para dividir o socavar la dirección o los cuadros de la revolución. Cada vez que efectivamente lo logran, es una victoria para ellos y una derrota a la dirección política, por no permitir, saber manejar o respetar cualquier crítica o señalamiento. Por supuesto, todo tiene su forma, manera, instancia, momento, su actuación, su conducta y claro, la intención. Siempre debe ser constructiva, para avanzar.

Lo preocupante no es que la derecha trate de manipular o dividir al Chavismo, es parte de la batalla. Lo verdaderamente cuestionable, es cuando los ataques y descalificaciones vienen desde lo interno. El chantaje del silencio, perder nuestra irreverencia, experiencia o capacidad de análisis, resulta muy negativo hacia la posibilidad de avanzar en una situación, que comenzó como un problema económico y ahora ha trastocado en un problema político y social que afecta al pueblo y compromete nuestra posibilidad con seguir un rumbo pacifico en nuestra revolución Bolivariana. Como suelo decirle a mis compañeros luego de largas discusiones: ¡dentro del Chavismo todo, fuera del Chavismo nada!

Ejemplos de lo que estoy alertando hay varios. Del que puedo hablar con más propiedad es del sector petrolero donde, se han desmantelado equipos de trabajo, en el Ministerio y en PDVSA, dedicados en estos años de Revolución, al manejo del sector fundamental para la economía del país: el Petróleo.

Por razones que responden más a intereses de grupos que a consideraciones técnicas, políticas u operacionales, han sido desplazados liderazgos naturales y equipos humanos que han tenido una extraordinaria experiencia y aprendizaje en un área sensible para la estabilidad del país, y que han sido exitosos, en uno de los sectores donde el Comandante Chávez puso más empeño y atención.

La experiencia política adquirida en la derrota del Sabotaje Petrolero y luego en el desarrollo de la Plena Soberanía Petrolera, es única en el mundo, es muy valiosa para cualquier país que haya decidido manejar sus propios asuntos, con soberanía plena, en beneficio de su pueblo, no se puede desechar, ni perder.

La consecuencia de toda esta situación, se traduce en una despolitización y desmovilización de PDVSA, baluarte de la Revolución y de la Patria. Insisto, no tiene que ver con la asistencia a marchas, en los trabajadores hay mucha conciencia política acumulada, pero sí en mantener una movilización diaria, permanente, en apoyo al pueblo en todos los frentes de batalla. Esta situación tiene consecuencias políticas y económicas para el país, al afectar la moral de los trabajadores, lo cual se refleja en sus resultados operacionales. Son temas que debemos discutir.

No es el momento de dividir, es el de jugar cuadro cerrado en defensa de la revolución, también es el de una profunda reflexión y discusión, en las instancias correspondientes, en la forma y momento adecuados. No nos podemos dar el lujo de que nuestra Patria y nuestro Pueblo sean pasto del odio, racismo y violencia fascista de una clase corrupta y antinacional que, envalentonada por el apoyo externo, están listos para desmantelar nuestro modelo de garantías políticas, económicas y sociales, nuestra Revolución. Una clase que no ofrece más nada que un salto al vacío. Evitar que esto ocurra, es nuestra responsabilidad histórica, con Chávez y con el Pueblo. ¡Venceremos!