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PABLO NERUDA: UN CANTO PARA BOLÍVAR

Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire
de toda nuestra extensa latitud silenciosa,
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:
tu apellido la caña levanta a la dulzura,
el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,
el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar,
la patata, el salitre, las sombras especiales,
las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,
todo lo nuestro viene de tu vida apagada,
tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,
tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.
Tu pequeño cadáver de capitán valiente
ha extendido en lo inmenso su metálica forma,
de pronto salen dedos tuyos entre la nieve
y el austral pescador saca a la luz de pronto
tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.


De qué color la rosa que junto a tu alma alcemos?
Roja será la rosa que recuerde tu paso.
Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?
Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.
Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?
Es roja la semilla de tu corazón vivo.


Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.
Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella,
y otra más, hasta el fondo del continente oscuro.
Y otra mano que tú no conociste entonces
viene también, Bolívar, a estrechar a la tuya:
de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro,
de la cárcel, del aire, de los muertos de España
llega esta mano roja que es hija de la tuya.
Capitán, combatiente, donde una boca
grita libertad, donde un oído escucha,
donde un soldado rojo rompe una frente parda,
donde un laurel de libres brota, donde una nueva
bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora,
Bolívar, capitán, se divisa tu rostro.


Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.
Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.
Los malvados atacan tu semilla de nuevo,
clavado en otra cruz está el hijo del hombre.
Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,
el laurel y la luz de tu ejército rojo
a través de la noche de América con tu mirada mira.
Tus ojos que vigilan más allá de los mares,
más allá de los pueblos oprimidos y heridos,
más allá de las negras ciudades incendiadas,
tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:
tu ejército defiende las banderas sagradas:
la Libertad sacude las campanas sangrientas,
y un sonido terrible de dolores precede
la aurora enrojecida por la sangre del hombre.
Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos.


La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,
de nuestra joven sangre venida de tu sangre
saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.
Yo conocí a Bolívar una mañana larga,
en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,
Padre, le dije, eres o no eres o quién eres?
Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:
«Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo»

SOLIDARIDAD CON LOS PRESOS POLÍTICOS VENEZOLANOS ¡EN VENEZUELA!

Es correcta la solidaridad con los presos (secuestrados) venezolanos de trump y bukele. Sin embargo, esa solidaridad no dispensa, no elude, la solidaridad con los presos políticos en Venezuela, los secuestrados del madurismo,que lo hay bastantes y sometidos a trato inhumanos. Preocuparse sólo por los presos del Salvador, o los niños secuestrados, es una hipocresía criminal. Agradecer a trump y a rubio por el canje de presos, es un contubernio cobarde.


Con esa actitud falsaria, el madurismo, todos quedan descubiertos en su impostura. No podía esperarse otra conducta de quienes traicionaron al Comandante, y pisotearon las esperanzas de todo un pueblo que construía su futuro con la mayor suma de felicidad. No podía esperarse otra conducta de quienes empujaron a los venezolanos a un éxodo millonario, y los someten a un pranato creador de miseria material y espiritual.


Además de denunciar a la camarilla dirigente, debemos, con pesar, aceptar que la respuesta de la masa, de los dirigentes honestos y no maduristas, ha sido lamentable para decir lo menos. Ni un comité de ayuda y denuncia a los presos políticos, pedidos de libertad tímidos, los encarcelados están desamparados.


Pero alarmante, es la parsimonia de amplios sectores de la población y los dirigentes que se calan todas estas canalladas de la camarilla sin protesta, dóciles van a todas las trampas que el madurato inventan, como siguiendo una zanahoria son manipulados.
Algo habrá que hacer.


Lo primero es aceptar que este madurato es un gobierno de pillos, sin el menor escrúpulo. Entonces, del madurato no podemos esperar nada legal, un comportamiento decente, humanista, sólo barbarie.


Toma vigencia el lema de la Liga: “Desechar las ilusiones y prepararse para el combate”. Y en esta preparación, lo repetimos, lo primero es que aparezca un núcleo dirigente de la lucha contra el madurato y su carnal mariacorinos. Un núcleo que dirija el retorno al camino de Chávez, traicionado por el madurismo. No es fácil, la labor de represión, de manipulación, calumnias del madurato, ha obstaculizado el propósito. Ya aparecerá, sabemos que el chavismo leal, se mueve.


Entretanto. Debemos ir organizando el descontento, la resistencia, el regreso al camino de Chávez hay muchas tareas para combatir a la barbarie. Organizarse en la acción y para la acción, que se manifieste el descontento y la voluntad de salir de la crisis. Pintar paredes, usar las redes, todo método, todo instrumento vale para hacer oír la voz pidiendo la liberación de todos los presos políticos, y pidiendo la renuncia del madurato, es un buen comienzo. Que las paredes hablen, que mil formas de propaganda florezcan. Que la resistencia a la barbarie se manifieste.

NO PODEMOS NORMALIZAR EL TERROR. Libertad para Rodrigo Cabezas

Cuando una sociedad se resigna al desastre o acepta como normal el terror, se condena a sí misma a permanecer en el abismo del miedo y la desesperanza.

Esto está sucediendo en el mundo entero. El caso mas desgarrador, es lo que sucede actualmente en la Franja de Gaza, donde Israel desarrolla un genocidio en contra de la población encerrada en Gaza, ante los ojos de todo el mundo. El ejército de Israel (IDF), con la precisión que le dan las armas de última tecnología suministrada por occidente, aniquila todos los días cientos de civiles inocentes, la mayoría de ellos, mujeres y niños.

Desde que en octubre de 2022 se inició esta fase del conflicto, que ya tiene más de 70 años, con la ocupación de Palestina por Israel, han muerto más de 56 mil palestinos, de ellos, más de 20 mil son niños, más de cien mil mutilados y heridos de guerra. Toda Gaza ha sido arrasada, como en Hiroshima o Nagasaki.

En los bombardeos de Israel no hay errores, ni “daños colaterales”. La tecnología avanzada y las sofisticadas armas de precisión con las que cuentan, les permiten identificar rostros, voces, cantidades de personas (incluyendo niños), de lugares y objetivos de los bombardeos; han aniquilado familias entereas de periodistas, políticos, dirigentes, o de palestinos contrarios a la ocupación. Los castigos colectivos, el Sippenhaft, son una norma de las fuerzas militares de Israel. 

El IDF satura con bombas y destruye todos los sectores de la Franja de Gaza, provocando miles de muertos y el desplazamiento de millones de civiles, quienes, cuando llegan a los sitios designados como “seguros”, son igualmente bombardeados, la mayoría de las veces, en carpas de refugiados donde mueren calcinados, quemados vivos.

Luego que Israel ha establecido la política de utilizar el hambre como arma de guerra, negando el acceso a los alimentos y bienes esenciales, agua y medicinas a la población de Gaza –“la prisión más grande del planeta”–, ahora el IDF y contratistas norteamericanos “distribuyen” alimentos en puntos determinados de la Franja; pero, cuando la población hambrienta y desesperada se acerca a ellos, les disparan indiscriminadamente, los matan por decenas, todos los días. Algunos pocos medios de comunicación, han publicado testimonios de soldados israelíes que aseguran que les han ordenado disparar a matar a los civiles que se aproximan a buscar alimentos. Es algo horrible.

Contra el pueblo palestino se ha volcado todo el odio de la extrema derecha y sectores políticos de Israel, que sostienen al gobierno del criminal de guerra Netayahu. Los palestinos han sido deshumanizados por los poderosos medios de propaganda del agresor, en una mezcla de racismo y odio. En Europa, se hace una diferencia espantosa entre niños y civiles Europeos o Palestinos; los segundos, no importan.

Israel comete todos los crímenes de guerra posibles en contra de los Palestinos, viola todas las leyes y convenciones internacionales, desarrolla un genocidio y limpieza étnica, que pretende desplazar totalmente o aniquilar a los palestinos. 

Después de este conflicto, los principios que sustentan al Sistema de las Naciones Unidas han quedado  hecho pedazos. Ahora “se puede todo”, siempre que tengas fuerza o el apoyo de los poderosos. Mala perspectiva para el mundo. 

Hay que decir, que el Secretario General de la ONU, António Guterres, ha sido firme en su denuncia al genocidio en Gaza y a la violación al Derecho internacional por parte de Israel, pero es una voz aislada. El Consejo de Seguridad está bloqueado por el veto norteamericano, a la vez que la Asamblea General no es capaz de hacer una condena irrefutable a Isrel por la comisión de Crímenes de Guerra y Genocidio contra el pueblo de Palestina. 

La mayoría de los países no se atreven a alzar su voz de condena, para no correr con las consecuencias o no ser acusado de “antisemitismo” –el nuevo chantaje– o, sencillamente, son indiferentes.  

Causa indignación ser testigos de un crimen masivo contra un pueblo, ver tanta crueldad y odio, sin que ningún gobierno árabe, o las monarquías del Golfo Pérsico hagan algo, ni que los gobiernos occidentales digan nada. 

En Europa, solo la voz de Pedro Sánchez, presidente de gobierno de España, ha denunciado el genocidio; mientras que el algunas ciudades se producen masivas manifestaciones en contra del Genocidio y los crímenes de guerra, en otras son fuertemente reprimidas por sus gobiernos. 

Estas voces y manifestaciones son destellos de esperanza, de que la manipulación y el miedo, los intereses económicos, la propaganda y valores de un sistema inmoral como el actual, no barrerán con las defensas del humanismo ante la barbarie.

América Latina, lamentablemente no cuenta, no se siente, no tiene capacidad de influir. Los líderes Latinoamericanos que podrían hacer o decir algo, como lo ha hecho, en particular, Lula, no tienen la fuerza para ello. Les hace falta unidad y voces como las de Fidel o Chávez. 

Otros por el contrario, no tienen ni el interés ni la moral, para hablar en contra de la violación de los Derechos Humanos o la Comisión de Crímenes de Lesa Humanidad. 

El gobierno venezolano convocó una “Conferencia (internacional) por la Paz Mundial». Nadie le hizo caso, ni siquiera les respondieron. Los presidentes del mundo adivinan otra jugada oportunista del gobierno; no pudieron entusiasmar a ninguno, ni siquiera gobiernos de la región, ni a aquellos que siempre están dispuestos a tomarse la foto en Caracas. Esto es así, porque el gobierno no tiene credibilidad, ni legitimidad, autoridad, ni moral, para hablar en defensa de los Derechos Humanos; ni siquiera tiene apoyo popular. Venezuela ya no es noticia para nadie. 

Venezuela está fracturada en sus principios fundamentales. Se ha convertido en un país donde la violación de los Derechos Humanos es una Política de Estado, donde se han desmantelado sus instituciones y se ha producido un retroceso bárbaro en las condiciones de vida del pueblo venezolano, instalándose el miedo y la desesperanza. 

En el país se ha normalizado el terror, el insulto, la amenaza, ha calado el miedo e instaurado la resignación al desastre. La represión y las detenciones arbitrarias se han convertido en un hecho cotidiano. Nadie dice nada, todos evaden siquiera mencionar los graves problemas que tenemos como sociedad; incluso, los sectores políticos ( de cualquier signo) han decidido convivir con ello, bajando la cabeza, sin alzar mucho la voz. 

Rodrigo Cabezas 

Una de las últimas detenciones arbitrarias de dirigentes políticos en el país ha sido la de Rodrigo Cabezas, economista, profesor universitario, exministro de Chávez en el área de finanzas, con el que trabajamos estrechamente en nuestro esfuerzo de sostener nuestra economía, tras los arteros ataques de la desestabilización en contra de la industria petrolera y con el que desarrollamos una amistad basada en el respeto y apoyo a las causas populares. 

A Rodrigo lo recuerdo siempre como un hombre de izquierda, chavista, uno de los liderazgos del chavismo en la región zuliana. Como Jefe de la “Cátedra Libre de Petróleo” de la Universidad del Zulia, compartimos muchas reflexiones y actividades académicas en difusión de los fundamentos y logros de la Política de Plena Soberanía Petrolera. 

El ex ministro Rodrigo Cabezas, fue detenido arbitrariamente el pasado 12 de junio por el SEBIN. Desde entonces, no se conoce de su suerte, ni de las razones de su aprehensión. Sus familiares claman por una fe de vida. Como siempre hace el madurismo, se le acusa de “conspiración”, al tiempo que se le conculcan sus Derechos Humanos y se viola el debido proceso. Ésto ya es normal en el país, lo cual es terrible.

Obviamente, los que apoyan al gobierno o los responsables de su detención arbitraria, están castigando sus posturas políticas recientes, pero ello no es un delito. Lo que se debe abrir es un debate de lo sucedido en el país, tras el fracaso del madurismo —no así del chavismo— como opción política. Castigar a un hombre por sus ideas políticas no es cualquier cosa, no se puede excusar, es fascismo.

Pero, el de Rodrigo Cabezas no es el único caso. También sigue detenido, arbitrariamente, el ex candidato presidencial y dirigente político Enrique Márquez, y se han producido las detenciones de economistas, periodistas y una última ronda de trabajadores petroleros del Centro de Refinación Paraguaná (no se sabe aún porqué). 

A ello, habría que agregar las detenciones arbitrarias en estos años de los cientos y cientos de trabajadores petroleros, dirigentes políticos y sociales, de los familiares de perseguidos políticos utilizados como rehenes y de los militares.

Se ha normalizado en el país las detenciones arbitrarias, la represión y la muerte en tortura (ayer se cumplió un año más del fallecimiento del Capitán Rafael Arévalo), las muertes en custodia, las sentencias desproporcionadas, la Judicialización de la Política.

Sin embargo, los organismos internacionales de defensa de los Derechos Humanos de la ONU, incluyendo, la Oficina del Alto Comisionado de la Defensa de los Derechos Humanos, mantienen un permanente seguimiento y denuncia a través de sus Reportes del empeoramiento de la situación en el país, el último de ellos, presentado el pasado 27 de junio.

En una maniobra tan inútil, tanto como meter preso a los economistas para que no hablen del desastre económico venezolano, ahora, el gobierno, buscará retirarse del Acuerdo de Roma y de la Corte Penal Internacional, suscritos en el año 2000 por el Presidente Chávez, quien estaba apegado, como una cuestión de principios, al respeto de los Derechos Humanos, a la dignidad del hombre. 

Es triste lo que sucede con  nuestro país. Un intento redentor y liberador, como el que encabezó el Presidente Chávez, ha sido traicionado y frustrado por el actual gobierno, que le ha dado todos los argumentos a la derecha internacional para detener los avances sociales en la región. 

Son unos insensatos. Los que detentan el poder, se creen victoriosos.     

En estas circunstancias habría que recordar las palabras del Presidente Chileno Salvador Allende y su postura digna ante el fascismo; en su última alocución al pueblo chileno desde Radio Magallanes –el 11 de septiembre de 1973– mientras era bombardeado el Palacio de La Moneda, cuando decía:  “Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen… ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
Para después agregar, premonitoriamente: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

MEDIO ORIENTE EN LLAMAS

Como era previsible, los EEUU entraron en la guerra de Medio Oriente, pero ahora de manera directa, bombardeando Irán y sus instalaciones nucleares. Esto constituye, no sólo una violación más del Derecho Internacional y de su principio fundamental de respecto a la soberanía de los países, sino una escalada peligrosa en el “Armagedón” desatado por Israel en la región.

La Administracion Norteamericana entra al conflicto en apoyo a Israel, que, de frente a un adversario verdadero como Irán, encontró una importante resistencia y retaliaciones militares —por primera vez— en su propio territorio, en una respuesta a los bombardeos efectuados en contra de la nación persa el pasado 13 de junio.

No deja de sorprender cómo un gobierno extremista, fundamentalista y definitivamente agresor, como el de Netanyahu, puede llevar al mundo al borde de la catástrofe y arrastrar a los EEUU, a una acción militar directa en contra de todo aquello que Israel considera que debe arrasar de la faz de la tierra, mientras buena parte de Europa y la comunidad internacional, guarda silencio.

El conflicto en Medio Oriente tiene raíces profundas en elementos políticos, económicos, culturales e históricos, que no se pueden abordar —no es el propósito de este artículo— en unas pocas líneas. Pero lo que queda claro, es que la ocupación de Palestina y el expansionismo de Israel, a expensas del sufrimieno del pueblo palestino, ha sido un factor determinante, raíz, en el conflicto. 

Esto ha sido y es así, no desde la aparición de Hamas (organización que fracturó el liderazgo Palestino y desplazó a la Organización para la Liberación de Palestina OLP de la Franja de Gaza), sino desde hace 77 años con el Nakba, con la expulsión del Pueblo Palestino de su propia tierra y  las sucesivas guerras y ocupaciones de territorios árabes por parte de Israel desde 1947. 

A partir de entonces, Israel ha sido un país “proxy” –término que ahora está de moda para llamar a los países o movimientos satélites– de los intereses norteamericanos, ingleses y franceses en el Medio Oriente, e instrumento de contención y posterior derrota del nacionalismo árabe, en una región, geopolíticamente sensible al extremo, debido a sus riquezas energéticas. 

Para cumplir este papel, Israel ha contado —desde siempre— con un masivo apoyo militar-económico y político de EEUU y Europa, dotándolo de una capacidad militar, tecnológica y nuclear, incluyendo más de 90 ojivas nucleares, que crean un permanente desbalance militar y tensión en la región, más aún, cuando los sectores de extrema derecha que gobiernan en Tel-Aviv, han proclamado que tienen el derecho divino, bíblico, de ocupar los territorios árabes y llevar el “Armagedón” en contra de sus vecinos árabes, que representan “el mal”, si se oponen a ello.

El extremismo y la supremacía militar de Israel, sabotearon, y pretenden hacer inviable, la única solución política al conflicto de Palestina: el Acuerdo de Oslo I y II, donde se reconoce la existencia de dos Estados (Israel-Palestina) y el retiro de Israel de los territorios ocupados. Los artífices de estos acuerdos firmados en 1993 y 1995, Yasser Arafat, Jefe de la OLP, y Yitzhak Rabin, Primer Ministro Israelí, pagaron con su vida el intento, víctimas del Mossad y de extremistas de Israel (Rabin fue asesinado en noviembre de 1995 y Arafat en noviembre de 2004). 

Desde entonces, miles y miles de palestinos han también pagado, sucesivamente, con sus vidas, la imposibilidad o negativa de llegar a una solución negociada al origen del Conflicto: la Cuestión Palestina.

Pero la intervención militar de Israel y los EEUU en Irán, colocan el conflicto en otro escenario, con otros actores, mucho más importantes que la poca o nula resistencia que puedan hacer los palestinos de Gaza frente a la superioridad militar de Israel. 

En la Franja de Gaza, Israel, con toda la impunidad de la que goza, ha cometido un Genocidio, que ha costado la vida a mas de 55 mil palestinos, la inmensa mayoría de ellos, civiles, de los cuales, 20 mil han sido niños asesinados de manera sistemática por las bombas inteligentes de Israel, mas de 120 mil heridos, toda la Franja de Gaza arrasada, como Hiroshima o Nagasaki, en una limpieza étnica que pretende expulsar al pueblo palestino de sus últimas tierras para colonizarlas. La ONU informó que el 80% de los fallecimientos infantiles ocurridos en el mundo entre 2023 y 2024, ocurrieron en Gaza.

En el Genocidio en Gaza, Israel no solo ha matado deliveradamente a miles de civiles, mujeres y niños, sino que, ha violado todas las Convenciones Internacionales existentes, ha cometido todos los crímenes de guerra posibles: mata civiles, bombardea y destruye hospitales, colegios, refugios, mezquitas, pozos de agua, niega la entrada de alimentos, asesina a discreción a los miles de palestinos, mujeres, hombres y niños que van desesperados a buscar alimentos a los pocos sitios de distribución administrados por Israel-EEUU, donde son emboscados, en una especie de juego de la muerte. Han deshumanizado a los palestinos, al extremo de que todos los días mueren decenas bajo la acción militar de Israel, como si fuese algo “normal”.

Las redes sociales muestran a los soldados de Israel celebrando, bailando, burlándose de los muertos palestinos (incluyendo niños), de la tragedia que causan, tal como hacían las tropas nazis en la Unión Soviética arrasada; cometiendo los mismos abusos que los nazis en contra de ellos, durante la II Guerra Mundial. 

Netanyahu y otros, hablan de una “superioridad moral” de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI), cuando realmente el ejército de Israel ha demostrado ser inmoral, genocida, asesino de niños. 

La propaganda y el doble rasero de los líderes y políticos occidentales, no deja de asquear e indignar: todo lo que haga Israel se justifica, a la vez que criminalizan a los palestinos. A nadie le importan estos niños, miles de criaturas, asesinadas todos los días por Israel. Pareciera que, comparado con el terrible conflicto de Ucrania (donde las proporciones de bajas civiles son muy inferiores a Gaza), una cosa son las “bajas” europeas, que generan titulares, sanciones y amenazas militares, y otra, la de los niños palestinos, que no le importan a nadie. 

Es una barbaridad lo que ocurre, un mundo cruel, donde se impone un supremacismo racial y religioso desde Israel, un genocidio que vemos todos los días por los medios de comunicación y redes sociales, y que a los gobiernos no les importa. Tristemente, las poderosas monarquías del Golfo Pérsico guardan silencio, permiten la masacre en Palestina, porque creen que, de esa manera, destruyen a Hamas y debilitan a Irán (su contendor histórico), sin entender que, en algún momento, más temprano que tarde, tener una superpotencia nuclear, expansionista y supremacista como Israel, de gendarme del Medio Oriente, también les afectará a ellos. 

Pero mas allá del cálculo político egoísta o el interés geopolítico, nadie, y menos aún el mundo árabe, pueden guardar silencio frente al genocidio en Gaza.

El gobierno de Netanyahu y los sectores extremistas que lo soportan, han visto en la impunidad con la que han actuado en Gaza, Cisjordania y Líbano, junto al silencio de Europa y el caos en Washington, la oportunidad de escalar el conflicto y “saldar” cuentas con Irán. Pero Irán, para sorpresa y shock de Israel, ha respondido y aún puede hacerlo más contundentemente. 

La excusa para la agresión a Irán ha sido el desarrollo de su programa nuclear, declarado como de uso pacífico por la nación persa. Obviamente, en la región existe aprehensión por el hecho de que Irán pueda desarrollar capacidades nucleares, así como es legítimo temer al hecho de que Israel ya las tenga. Es el tema del equilibrio militar y no proliferación nuclear y  para ello, se supone, que existen las negociaciones diplomáticas. 

Irán suscribió el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en el Medio Oriente, el cual Israel se ha negado a firmar durante todos estos años. Luego de las sanciones a Irán por su programa nuclear, de EEUU, Europa y el Consejo de Seguridad de la ONU, se llegó a un acuerdo en julio de 2015, lo que permitió levantar las sanciones en su contra, pero Israel se opuso a ello. Es por esto que ya en la primera administración de Trump, EEUU, de forma unilateral, desconoció el acuerdo firmado por la de Obama y reimpusieron las negociaciones en octubre de 2018. Luego, en esta oportunidad, en medio de los intentos de un segundo acuerdo nuclear entre EEUU e Irán, se produjo el bombardeo de Israel en contra de las instalaciones nucleares iraníes, lo que le volvió a dar una patada a la mesa de las negociaciones políticas. Evidentemente Israel, no quiere ningún acuerdo, por ello provocó la escalada militar.

EE.UU. se embarca en una guerra que puede llevar a Medio Oriente a otro conflicto de grandes proporciones (como el de Irak), con consecuencias devastadoras en toda la región. No es la primera vez que Irán enfrenta una agresión militar directa, recordemos la guerra Irak-Irán en los 80.

Irán es un país complejo, con un sentimiento nacional importante, más allá de sus diferencias, tiene conciencia de sus enemigos externos y posibilidades de desarrollo como un país petrolero, con capacidades tecnológicas y militares e importantes aliados. A pesar del embargo y sanciones en su contra, el país persa sigue siendo un gran productor de Petróleo, con una generación de 3,3 millones de barriles al día, donde su principal destino es China. 

Hasta ahora, el conflicto no se ha sentido en el sector petrolero, los precios del petróleo escalaron solo un 7% en los días iniciales del conflicto, sin embargo, con la entrada directa de EEUU en la guerra, quedan abiertas todas las opciones. 

Irán está rodeado de bases norteamericanas que están ubicadas en los países del Golfo Pérsico, por lo que pueden ser teatro de guerra. Irán domina el estrecho de Ormuz, por donde pasa el 20% del petróleo mundial, es decir, 20 millones de barriles de petróleo al día proveniente de los países del Golfo.

Está por verse cómo se desarrolla todo esto. Es lamentable lo que sucede y puede que seamos espectadores de una tragedia que siempre nos afectará. En estos conflictos, Palestina, Medio Oriente y Ucrania, las potencias y países agresores se han saltado tantos principios del Derecho Internacional que ahora el mundo es mucho más inseguro, la cuestión nuclear, la guerra atómica ya no es más una amenaza disuasiva, sino una posibilidad cierta de que ocurra, una posibilidad ofensiva, siempre poniendo al mundo al borde del abismo.

No hay una voz, una esperanza, ante tanta barbarie. El mundo está pasando momentos de oscuridad, nuestra América Latina no tiene fuerza, entre gobiernos autoritarios y miles de problemas económicos-sociales. Sin Chávez y Fidel, sin unidad latinoamericana, las voces de Lula, Petro, Boric y ahora, Scheinbaum, apenas se escuchan. Venezuela, no le importa a nadie; ni siquiera, como país petrolero. ¡Qué falta hace una alternativa al capitalismo y a la guerra!

Entrevista con César Bátiz – EL PITAZO | Rafael Ramírez: «PDVSA va a tumbar a Maduro»

El 31 de mayo, el ex ministro de petróleo y embajador ante la ONU, Rafael Ramírez, fue entrevistado por el periodista César Bátiz, para el portal comunicacional «El Pitazo», donde analizó la actual situación de Chevron en Venezuela y el desmantelamiento de las capacidades productivas de PDVSA, al tiempo que explicó cómo se determinaba el precio del petróleo venezolano y la relación económica-petrolera con China (Fondo Chino), y cómo el gobierno de Nicolas Maduro duplicó la deuda con China, desregula las leyes venezolanas y vende el petróleo venezolano con descuentos del 40%.

Igualmente, Ramírez esclareció cuáles eran las condiciones con las cuales Chevron operó en Venezuela entre octubre de 2022 y abril de 2025.

«Entre octubre de 2022 y abril de 2025, Chevron produjo y se llevó 160 millones de barriles de petróleo que, al precio del barril venezolano en esos años, presentan un valor de 10,4 mil millones de dólares. Si no lo quiere decir el gobierno de Maduro, entonces que sea la Chevron la que diga con cuánto de ese monto se ha quedado, pues no paga regalías ni impuestos petroleros al Estado Venezolano» informó el ministro de petróleo del presidente Hugo Chávez.

Ramírez explicó que China no va a suplantar la presencia de Chevron en Venezuela.

Mira la entrevista completa

¿A QUIÉN LE INTERESA UNA ELECCIÓN QUE NADA CAMBIA?

Tal como están las cosas en el país, y tras lo sucedido el 28 de julio pasado, las próximas elecciones legislativas y regionales, no solo no le interesan a nadie, sino que, realmente, no sirven para nada. 

Esto no quiere decir que se sea contrario a la vía electoral, como expresión de la voluntad del pueblo, sino que, ante la ausencia de soberanía popular, ante la ausencia de derechos políticos, conculcados por una feroz represión policial, no tiene sentido participar en unas elecciones sin condiciones mínimas, las cuales son utilizadas por el gobierno para tratar de legitimar su condición inconstitucional, producto de un fraude.

Si bien la Constitución establece que la Soberanía reside en el pueblo, que la ejerce mediante el voto, habría que añadir que la Carta Magna se refiere a ella como un concepto total: es la Democracia Participativa y Protagónica, son los Derechos Humanos, son los Derechos Políticos, son los mecanismos revocatorios, es el pueblo como poder originario, el elemento activo y protagonista de la vida política del país. 

Es tan profundo y complejo el concepto de Soberanía Popular, que el texto Constitucional contempla la revocatoria del mandato e incluso, el derecho a la rebelión, en su artículo 350.  Por cierto, si Chávez estuviera vivo, sería acusado por el fiscal sicario de “instigación al odio, traición a la patria, terorismo y asociación para delinquir”, por haber inspirado el Texto Constitucional. Así están las cosas. 

La gente no tiene interés en las elecciones. La campaña electoral es sosa, sin contenido alguno. Los candidatos se presentan como si no fueran responsables de nada de lo que sucede en el país, prometiendo pañitos de agua fría, mintiendo descaradamente. Es una campaña política que recuerda la decadencia, los años finales de la IV República. Es como esa campaña adeca, pero sin latas de zinc ni tanques de agua, porque hasta con eso acabaron.  

El país atraviesa por una terrible desmovilización popular (lo que dirían los teóricos, “un reflujo”), caracterizada por la falta de objetivos políticos y propuestas revolucionarias de cambio real; pero, además, signadas por una situación asfixiante de represión y persecución política, donde nadie puede opinar, ni decir lo que piensa, sin ser víctima de una detención arbitraria o desaparición forzada, o ser tomado como rehén. Basta recordar el caso del ex candidato Henrique Márquez (aún preso e incomunicado) y, mas recientemente, del defensor de los Derechos Humanos, Eduardo Torres, acusado —como hacen siempre— de “las tres grandes del color”: asociación para delinquir, terrorismo y conspiración-traición a la patria. 

En estas condiciones, ¿quién va a participar? El CNE sigue dirigido por Elvis Amoroso, el mismo que ejecutó el fraude masivo del 28 de julio. La Sala Electoral, es la misma que confiscó más de 10 partidos políticos.  Las autoridades judiciales, son las que, no solo han inhabilitado a miles de dirigentes políticos y sociales en todos los niveles, sino también las que se usan como instrumento de la persecución política. Mientras, la Fiscalía, perpetradora de las más graves violaciones de los Derechos Humanos, sigue emanando órdenes de captura y acusaciones, a diestra y siniestra, en contra de cualquiera que sea sospechoso de pensar. 

Entonces, ¿cómo ir a unas elecciones en un ambiente de absoluta represión, donde cualquier pendejo te puede fregar la vida, donde una orden subalterna de uno de los grupos de la cúpula en el poder, puede conculcar tus derechos y cebar su odio sobre una persona, un rehén o un dirigente político, y puede hacerlo solo porque le da la gana? En un país sin Estado de Derecho, ni condiciones mínimas de garantías políticas, con una violación masiva de la Constitución y las leyes, no se puede participar en unas elecciones regionales, que no tienen importancia y que no pueden cambiar nada. 

Son condiciones absolutamente distintas a las elecciones presidenciales, porque participar en estas últimas, desencadenó una movilización popular sin precedentes en este periodo, ante la expectativa de lograr un cambio político por la vía constitucional. 

Pero, aún corriendo el riesgo de que se produjera un fraude y se desencadenara la represión (como efectivamente sucedió), la masiva participación popular que —repetimos— no era a favor de candidato alguno (y menos, de una propuesta de derecha), se convirtió en un referéndum masivo en contra de maduro, lo cual obligó al gobierno a mostrar su verdadera cara, demostrándole que no tienen apoyo popular, que se sostienen solo por la fuerza, reduciendo al madurismo, tras El Carmonazo del 10 de enero, a su condición de gobierno inconstitucional, de una dictadura

El cuadro político del país sigue deteriorándose al extremo. El gobierno necesita, desesperadamente, algún tipo de legitimidad, y para lograrlo cuenta con sus propios “alacranes” de la oposición, los cuales hacen “campaña” y dicen lo permitido, pues aspiran que les den alguno de los puestos negociados, a cambio de lavarle la cara al gobierno. 

Pero la realidad golpea y no se puede ocultar, ni con elecciones, twitters, ni recurriendo a groseras manipulaciones sentimentales. El gobierno no tiene legitimidad ni piso económico que lo sostenga. Éste es el gobierno de la Chevron, sin la transnacional, no puede sostener la principal actividad económica del país, sencillamente, porque destruyeron a PDVSA, la PDVSA del Pueblo, nuestra empresa nacional, que desde su creación sostuvo nuestra economía.

El gobierno remata la patria. Los contratos petroleros con los cuales se entrega la principal industria del país a los privados, constituyen una vergüenza y una violación de nuestra Constitución y las leyes. La cesión de las Empresas del Estado a los sectores que aplauden al gobierno y a las transnacionales que están dispuestas a participar de la entrega del país, constituyen una flagrante violación de la Soberanía. 

Entonces, aquí volvemos al concepto enunciado más arriba en relación al tema electoral: la Soberanía reside en el pueblo y es ella un concepto integral, el cual tiene que ver con la independencia, con la economía, con el territorio, con el voto. El ejercicio del voto tiene sentido y legitimidad, si conduce a una recuperación de la Soberanía arrebatada. Es la participación del pueblo en todos los frentes de batalla política. Es la lucha por la Constitución, por el petróleo, por los Derechos Humanos, por la vigencia de las leyes, por la Democracia Revolucionaria y Popular, por el Plan de la Patria (que fue votado, mayoritariamente, por el pueblo venezolano en 2012). Es la lucha por recuperar el sentido bolivariano, la raíz doctrinal de nuestra Constitución. Es la lucha por recuperar el sentido nacional y popular de un gobierno, que debe estar al servicio del pueblo y no de las élites. 

El llamado es, en medio de la más espantosa crisis de nuestra historia republicana reciente, dejar a un lado las fantasías y la muy conveniente indiferencia, el oportunismo político e ir junto al pueblo. No luchar por las migajas, sino para dar el salto estratégico, ese que lo llevó a cruzar Los Andes, plantarse el 13 de abril, derrotar el Sabotaje Petrolero. Volver al camino de Bolívar, al camino de Chávez, al País Posible. 

Unas palabras para el Pepe Mujica

Quisiera rendir homenaje a la figura del Pepe Mujica, ex Presidente y combatiente Tupamaro, en Uruguay. Lo conocimos y trabajamos con él, junto a Chávez, dos líderes distintos pero que se complementaban y encontraban siempre en el esfuerzo transformador. Del Pepe, quisiera resaltar su extraordinaria condición humana, su humildad y honestidad revolucionaria, su estricto respeto por los Derechos Humanos y su capacidad de indignarse ante la injusticia, como puse en mi cuenta X al enterarme de su fallecimiento. Pepe vino del infierno, o mejor, sobrevivió a él, para construir el futuro. 

En medio de la tragedia en nuestro país, el Pepe, no se anduvo por las ramas, dejó muy claro que maduro no era Chávez y que en Venezuela, este gobierno había acabado con el socialismo y se convirtió en uno autoritario, en una dictadura. Estas consideraciones le valieron insultos de lo más podrido del madurismo.

Así, al rompe, sin caer en chantajes, ni medias tintas. Ese era el Pepe Mujica que conocimos.

QUE NO TE DISTRAIGAN, ¡ES EL PAQUETAZO!

Pasó el 1ero. de mayo, sin pena ni gloria. Realmente, para los trabajadores venezolanos no hay nada que celebrar. El salario mínimo de  1,5 dólares mensuales, es el más bajo del mundo y ha sufrido un proceso de bonificación, sin incidencias en prestaciones, ni en beneficios sociales, los cuales han sido arrebatados y conculcados. 

La política económica y laboral del Presidente Chávez, no existe más; pero tampoco las conquistas laborales de los  últimos 60 años, incluyendo, los de la IV República. Es decir, lo que ha sucedido ha sido un retroceso terrible en las reivindicaciones económicas y sociales del pueblo; todo ésto, en pocos años y en el marco de una constante represión y violencia en contra de los trabajadores. Las detenciones de cientos de ellos, dan fe de esto.

Para ser justos y no darle chance a los detractores de Chávez, hay que decir que, esta política anti-obrera, es única y sola responsabilidad de este gobierno, que de chavista, no tiene nada. 

Pero, esta situación, como he escrito en anteriores artículos, no es consecuencia de que un burócrata reaccionario haya firmado un instructivo en la ONAPRE, ni se debe a una guerra “multi-monetaria” provocada por las sanciones norteamericanas, las cuales siempre repudiamos (por cierto que, cuando éstas fueron levantadas entre 2022 al 2025, y las empresas petroleras operaban sin restricciones en el país, no cambió nada con respecto al salario de los trabajadores, todo siguió igual).

No señores, no nos dejemos distraer, ni engañar. No confundamos las cosas: la precaria situación de los trabajadores en Venezuela, es consecuencia del Paquete de Medidas de Choque Económico, es decir, “el Paquetazo”, puesto en marcha por el gobierno desde agosto de 2018. 

Aquellos anuncios, realizados inmediatamente después a la represión contra las protestas políticas en el país y la persecución a los trabajadores de PDVSA, significaron el giro definitivo del gobierno o “golpe de timón” hacia la restauración violenta de un capitalismo ramplón, atrasado, más dependiente y extractivista que nunca. 

En aquella alocución, maduro dijo, de manera bárbara, que el modelo de Chávez había sido un “falso positivo” del socialismo, que se entregarían las empresas del Estado, lo que incluía a PDVSA, a los privados, para que, “nos enseñaran a producir”; y anunció que se “reduciría a cero el déficit fiscal”, lo cual, ha sido una bandera permanente del neoliberalismo, porque significa reducir a cero el “gasto social” y el “costo laboral”, del Estado.  

Estos anuncios fueron seguidos de una arremetida en contra de las conquistas laborales de los trabajadores de la Administración Pública, lo cual sirvió de marcador para los privados. Se le arrebató al trabajador sus reivindicaciones históricas, para lo cual, emplearon a los militares de derecha que colocaron al frente de ministerios y empresas, siendo el más emblemático de ellos, el General de la Guardia Nacional Manuel Quevedo, quien dio el golpe de gracia a la industria petrolera. 

Cuando el gobierno se trazó como meta reducir el déficit fiscal, se refería a acabar con las Misiones (lo cual hizo) y rebajar el llamado “costo laboral”. Pero, claro, el madurismo no es tan torpe como para salir con una motosierra (como el presidente de Argentina), justamente, porque necesitaba seguir medrando en la base social del chavismo. Entonces, recurrió a la mega devaluación, porque, cuando mantienes los salarios (y con ello, las prestaciones y derechos laborales) en bolívares y luego, le metes una devaluación de 18 cifras a la moneda nacional, entonces, toda remuneración en bolívares se convierten en sal y agua, se esfuma.

Lo sucedido, fue peor que la motosierra de Javier Milei. 

Efectivamente, los salarios y las prestaciones de los trabajadores, hoy no valen nada al tipo de cambio y la devaluación e inflación permanente. Todo ello, mientras Fedecámaras y la “nueva burguesía” aplauden frenéticamente al gobierno. 

La guinda de la torta, fue cuando se anunció la dolarización de la economía y se agradeció a Dios por ello; esto, después de haber repetido que se acabaría con el “dólar criminal”. Así, toda la importación y la distribución de alimentos, la importación de insumos, partes y repuestos, se dejó en manos de los especuladores que cargaban sobre el consumidor el costo del dólar y le agregaban el factor especulativo. De esta forma, Venezuela ha pasado un período permanente de hiperinflación en bolívares y, además,  inflación en dólares. ¡El peor de todos los mundos!

Este “modelo”, ciertamente, ha fracasado de forma estrepitosa y ha conducido a Venezuela a la peor crisis de nuestra historia contemporánea.

Con aquel “Paquetazo” y todo el desarrollo  de la política económica del gobierno, se produjo el derrocamiento de la V República y fueron derogados los avances políticos, económicos y sociales conquistados durante la Revolución Bolivariana, que están enunciados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y sus leyes, las cuales,  ahora, quieren tratar como una reliquia que quieren destruir y han sido convertidas, incluyendo, la Ley Orgánica del Trabajo de Chávez, en letra muerta.

Ésto es una verdad gigantesca, inocultable, de la cual, ni el gobierno, ni sus voceros, quieren hablar. ¡Cómo sería interesante y sano para el país, dar un debate político de altura, sin ofensas, descalificaciones,  ni persecuciones, sobre lo que ha sucedido desde entonces, en el desarrollo del modelo económico restaurador de los últimos 10 años y hacia dónde nos lleva!

Pero esto no sucederá. El gobierno, que sabe que no puede defender este punto, ni ningún otro de su gestión. Por tanto, no tiene nada que decir el 1ero. de mayo, que no sea seguir anunciando bonos y bonos y bonos de bolívares devaluados; es por ello que utiliza esta fecha para exigir la devolución de la niña venezolana Maikelys Espinoza Bernal, retenida injustamente en los Estados Unidos, para desviar la atención. 

TODOS, absolutamente, estamos en contra de la retención de la niña Maikelys Espinoza Bernal. Todos estamos en contra del encarcelamiento de los venezolanos en El Salvador. Todos estamos en contra de la criminalización de nuestros compatriotas, como parte de la política interna de los Estados Unidos. 

Pero, lo que TODOS también debemos decir, es que la familia, el padre y la madre de la niña Maikelys Espinoza Bernal forman parte de los más de 7,5 millones de venezolanos que se han visto forzados a salir de la patria en los últimos años, precisamente, por culpa del paquetazo. 

Unos lo hacen en avión. Los más pobres, lo hacen a pie, unos cruzando el páramo Berlín, El Darién y otros naufragan en su tragedia. Los mismos que hoy se rasgan las vestiduras por la niña, se burlaban de ellos y los estigmatizaban, diciendo que iban tras “el sueño americano”, cuando realmente, estaban buscando cualquier posibilidad en el exterior, en cualquier país, cualquier sueño, cualquier chance de futuro, corriendo todos los riesgos, los responsables de esta tragedia hoy los usan para obtener réditos  políticos.  

El gobierno utiliza el caso de Maikelkys Espinoza Bernal, como propaganda y para ocultar el desastre de sus políticas económicas en contra de los trabajadores, justamente, el 1ero. de mayo. Resulta cínico que se manipule el dolor de una madre y su familia, y que, los responsables directos del éxodo de los venezolanos —nunca visto en la historia de nuestro país—, ahora sean quienes se aprovechen de los migrantes, convertidos, por cierto, en fichas de cambio político con los Estados Unidos. 

Por ello, este debate y esta discusión debe darse con valor en el seno del pueblo, de la manera que se pueda. Hay que superar la distracción y la manipulación de la propaganda. Los trabajadores, dirigentes políticos y sociales, que están en la calle luchando por un salario justo y por mejores condiciones laborales, deben dar el salto estratégico y político, para convertir la lucha por el salario justo (que es correcta) en una en contra del paquetazo económico y el modelo capitalista impuesto por la violencia, así como, en contra de la entrega de PDVSA y de la soberanía nacional, y sí a favor del cumplimiento de  la Constitución, las leyes y del Plan de la Patria. 

Lo que está sucediendo en el país es muy doloroso, decepcionante, desmovilizador: un pueblo en desbandada. Pero, es justamente en esta circunstancia de tanta confusión, que los dirigentes tienen un papel estelar en la sociedad, diciendo lo que deben decir, sin mentir, sin callar (a pesar de las consecuencias), orientando, con su palabra, su ejemplo y su acción.
Venezuela necesita de todos sus hijos, en especial, de aquellos que sean capaces “de temblar de indignación ante la injusticia” y “sentir en sus talones el costillar de Rocinante, para volver al camino con la adarga al brazo”.

Entrevista con EL NACIONAL | Rafael Ramírez: «PDVSA se convirtió en una agencia administradora de contratos y perdió sus capacidades operativas»

Los últimos 10 años han sido de caída libre para la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa). La fuga de trabajadores capacitados, el desvío de sus recursos, la mala administración y la imposición de sanciones internacionales sobre la industria han provocado que su producción apenas ronde el millón de barriles diarios, según los datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

En medio de este escenario, la industria petrolera venezolana se ha vuelto cada vez más dependiente de la actuación de petroleras privadas, como la estadounidense Chevron, que no sólo han contribuido a incrementar ligeramente la producción de crudo en Venezuela, sino que han desempeñado un rol determinante en la comercialización de ese petróleo.

Para Rafael Ramírez, exministro de petróleo y expresidente de Pdvsa, estas operaciones representan “el negocio del siglo” para Chevron, lo cual explica, a su juicio, el lobby que ha mantenido la compañía ante la Casa Blanca. El Nacional conversó con él para conocer sus apreciaciones.

¿Qué piensa sobre el escenario actual de la industria petrolera venezolana, desde la caída de su producción hasta las sanciones internacionales a las que está sometida?

—Uno de los tantos problemas actuales de Venezuela es la falta de información. Tras el desmantelamiento del Ministerio de Petróleo, no existe lo que se llama la producción fiscalizada. Por eso, ante la ausencia de información confiable, yo recomiendo siempre tomar las fuentes secundarias de la Opep, cuyas cifras indican que la producción de Venezuela para el mes de febrero (el último mes que se ha reportado en el informe de marzo) se ubicó en 918.000 barriles diarios de petróleo. Esto es 70% por debajo de nuestros niveles de producción del año 2013, que era de tres millones de barriles por día. Ahora tenemos un problema de un colapso de la producción que se produjo fundamentalmente a partir del año 2014, a raíz de las persecuciones contra sus trabajadores y la militarización de la industria. Buena parte de esa producción petrolera depende en gran parte de empresas extranjeras: la producción de Chevron representa 240.000 b/d; la China National Petroleum Corporation (CNPC) produce aproximadamente 100.000 b/d; otros 100.000 b/d las empresas de Rusia; y las compañías europeas (la española Repsol, la italiana ENI, y la francesa Maurel & Prom) también otros 100.000 b/d. En este momento se están pagando las consecuencias de haber intervenido y haber colapsado la producción de petróleo en el país, porque depende de las transnacionales.

La producción petrolera de Venezuela ha caída desde los tres millones de barriles diarios hace una década hasta ubicarse en poco menos de un millón de barriles diarios en febrero de este año.

¿Qué pasaría si las sanciones de Estados Unidos obligan a las petroleras occidentales a retirarse del país?

—Si cesan las operaciones de Chevron, ENI, Repsol y Maurel & Prom, eso provocaría una caída de cerca de 50% de la producción de petróleo de Venezuela. El gobierno dice, y así debería ser, que Pdvsa es capaz de asumir esta producción, pero yo no creo que sea así. Conozco bien todas las áreas y los proyectos en conjunto con Chevron (en Petroboscán, Petropiar y Petroindependencia), ENI, Repsol y Maurel & Prom necesitan una gestión gerencial, operacional y de recursos que Pdvsa por sí sola no puede garantizar en las actuales circunstancias. Pdvsa se convirtió sencillamente en una agencia administradora de contratos y perdió sus capacidades operativas.

¿Qué opina de las sanciones que recaen sobre la industria?

—Yo no estoy de acuerdo con las sanciones. Ni estoy de acuerdo con ningún tipo de cosas parecidas, y lo digo claramente. Lo que yo critico es que el gobierno no ha tenido la capacidad ni la responsabilidad de prepararse para ello. Venezuela, con una producción de 900.000 barriles, no le importa a nadie en el mercado petróleo. Y debo decirlo con tristeza, porque antes sí importábamos. Sobre todo porque el precio del petróleo, que está por debajo de 80 dólares, indica que el mercado está bien abastecido, que no hay problema de suministro. Así como Venezuela ha perdido su cuota de producción, otros países la han retomado. Entonces, a nadie le importa lo que esté pasando en Venezuela salvo a Chevron, que está haciendo el negocio del siglo. Cuando la propaganda dice que en Venezuela nadie nos impone condiciones, no es verdad. El gobierno venezolano aceptó las condiciones propuestas por la OFAC en el 2022, que prohíben a las petroleras privadas pagar regalías e impuestos petroleros, y estableciendo un escenario donde es el privado el que operan y es el privado el que impone.

La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha impuesto sanciones sobre la industria petrolera venezolana, pero también ha facilitado licencias para Chevron y otras petroleras para que continúen operando en Venezuela.

—A la caída de la producción y las sanciones se suma ahora la amenaza de aranceles

—Eso es como una especie de tenaza que se está aplicando sobre la producción de petróleo en el país. Normalmente, lo que hace el país sancionado es que redirecciona los flujos. Pero en este caso, lo que está diciendo la administración norteamericana es que también impondrá aranceles a los países que compren petróleo venezolano, y eso impide o desestimula que los países tomen el petróleo que deje la Chevron o que deje Europa. Un ejemplo de ello es la india Reliance, que dos días después de las amenazas de los aranceles, dijo que no levantaría más crudos venezolanos. Las sanciones siempre son una situación difícil, pero es peor en el caso de Venezuela por el grado de debilidad de su industria petrolera. Países como Rusia, que también están sujetos a sanciones, siguen produciendo 10.000.000 de barriles diarios y no han visto su producción caer de la misma manera. También Irán, que produce 3.800.000 b/d. Son países que pueden hacer frente a las sanciones porque han mantenido su capacidad operativa general.

¿Qué piensa que ocurrió para que esa capacidad técnica de Pdvsa disminuyera tanto?

—A partir de 2014, con el nuevo gobierno, comenzó una persecución interna. Yo tuve que salir exiliado del país. Muchos gerentes fueron puestos presos, acusados de toda una cantidad de cosas. Algunos murieron en prisión, como el caso Nelson Martínez (exmiministro de petróleo y expresidente de Pdvsa en 2017). Se produjo una razzia contra los directivos y los gerentes y trabajadores. Más de 150 trabajadores presos. El gobierno ahorita está diciendo que necesitan aumentar la producción, pero tienen en prisión a los muchachos que producían 3.000.000 barriles al día. En la Faja Petrolífera producíamos 1.300.000 b/d al 2013, pero su gerente general, Pedro León, sigue preso. Y ahorita la Faja se producen 500.000 b/d. Entonces, ha tenido juntas directivas encabezadas por gente que no sabe del negocio, que no conoce de petróleo. Y, adicionalmente, el gobierno desvió los recursos de la industria petrolera desde el mismo año 2014 para pagar deuda o para otros propósitos, dejando a Pdvsa sin recursos para sus operaciones.

Hubo una época no muy lejana en la que Pdvsa contaba con sus propios taladros y buques petroleros, pero ahora la situación es distinta: la estatal contrata a empresas, a veces con escasa o inexistente experiencia en el sector, que fletan buques para que comercialicen el petróleo venezolano

—Lo que ha pasado con el tema de los buques es que esta administración de Pdvsa privatizó la actividad del trade. El Estado, por la Constitución y la ley, debería tener el monopolio de la industria petrolera, de toda la cadena de producción, procesamiento y exportación. Con las privatizaciones (a partir de 2018), Pdvsa decidió deshacerse de las actividades de trade. Eso le abrió un espacio a una cantidad de compañías, intermediarios, gente conectada políticamente, militares, que tomó entonces las operaciones de comercialización del petróleo de Venezuela y lo hacen como pueden. Y esa especie de red poco transparente de comercialización provocó, por ejemplo, el desastre que se perdieran 22.000 millones de dólares en petróleo entre 2021 y 2022.

Ramírez considera que diseñar un plan de producción transparente es fundamental para recuperar Pdvsa.

Está claro que Pdvsa debe recuperar y aumentar la producción. Ahora bien, en medio de este contexto de sanciones y sin recursos, ¿cómo cree usted que eso se pueda conseguir?

—Hay que tener cuidado porque hay una matriz que dice que como Pdvsa no tiene recursos entonces hay que privatizarla. Y no es así. Venezuela tiene el principal recurso que cualquier empresa quisiera: las reservas. A pesar de todo lo que ha sucedido, podríamos recomponer con una estrategia acertada la producción de petróleo en Venezuela. El problema es que el gobierno no tiene ningún plan ni una estrategia estructurada. Pero también necesitas gente que pueda llevar adelante ese plan. Yo no conozco al señor (Héctor Obregón) que está al frente de Pdvsa, pero es un abogado que no tiene experiencia en la industria petrolera. La ministra (Delcy Rodríguez) tampoco tiene experiencia en la industria petrolera. Entonces, para tú hablar con los contratistas, hacer una gestión técnica, hacer una gestión de política petrolera, necesitas un cuadro técnico-político con capacidades propias, y todo eso lo han desperdigado. Por eso es que yo digo que el problema de Pdvsa es un problema político de quien está tomando las decisiones, que han sido equivocadas.

El caso Pdvsa-Cripto expuso que la estatal dejó de percibir al menos 20.000 millones de dólares, según los datos de sus cuentas por cobrar. También reveló que se contrataron a intermediarios que no pagaron por los cargamentos de petróleo. ¿Cómo se cobraba antes? ¿Cómo era el proceso?

—El sistema de cobro de petróleo establecido en nuestras leyes garantiza muchas auditorías que hoy no se cumplen. El petróleo que producía Pdvsa o los privados llegaba a los terminales y luego el Ministerio de Petróleo evaluaba su volumen. Ese cargamento de petróleo salía a clientes que ya tenían contratos a largo plazo con Pdvsa. Ese petróleo salía a esos clientes, ingresaba a las cuentas de Pdvsa y en 48 horas ese dinero pasaba a las cuentas del Banco Central. Luego, el BCV, con todos esos dólares, le daba al cambio oficial lo que le correspondía a Pdvsa e ingresaba al fisco nacional, a través del Ministerio de Finanzas, todos los recursos provenientes de la venta de petróleo. Entonces, se hacía un cheque semanal de cuánto ingresaba al país y eso se informaba al presidente Chávez. Si ahí faltaba un dólar, si ahí había problemas de cobranza, inmediatamente se convocaba a reunión. Había una alerta temprana. Antes no había manera de que ese dinero se perdiera, porque además nosotros mostrábamos nuestros informes auditados por la KPMG, que cada final de año iban auditando todas las operaciones de Pdvsa. Esos informes se publicaban y la gente los podía leer. La última vez que Pdvsa publicó informes auditados fue en el 2016. Pero si tú tratas de ver cuál es la gestión actual de Pdvsa no lo consigues. Todo eso es la excusa de las sanciones, pero es utilizado como una tapadera para ocultar operaciones que no están bien, que no son correctas.

¿Quién audita a Pdvsa ahora mismo?

—Nadie. No hay ninguna empresa que la audite, y mucho menos internacional

—¿Cuánto le cuesta a Pdvsa extraer su petróleo y hacer que le sea rentable toda la operación, tomando en cuenta que se ven obligados a vender con descuentos debido a las sanciones internacionales?

—Lo primero a entender aquí es que ningún vendedor de petróleo tiene por qué dar descuentos. Eso es una práctica perniciosa para el país. En esos descuentos está la comisión de todos los que están intermediando en la venta de petróleo, que van de entre 30% y 38% del precio. Antes, el costo técnico de producir en la Faja Petrolífera eran entre dos y cuatro dólares por barril. Y eso, tras el proceso de mejoramiento, llegaba a 12 dólares por barril. Nuestros crudos más costosos rondaban 20 dólares por barril. Pero eso era antes. Ahora no sabemos cuánto está el costo de producción porque no lo reportan. Yo dudo de que ese flujo esté entrando al país.

Tras su paso por Pdvsa y el Ministerio de Petróleo, Nicolás Maduro nombró a Ramírez como representante de Venezuela ante las Naciones Unidas.

Se supo que la propuesta de poner aranceles de 25% a los países que compren petróleo venezolano la hizo Chevron en una reunión en la Casa Blanca con Donald Trump, según reportó el Wall Street Journal. Pareciera que la estrategia de la administración Trump es restringir la comercialización de petróleo venezolano por parte de otros países mientras garantiza una mayor porción para Chevron y Estados Unidos.

—No creo que los aranceles de Estados Unidos hayan sido una estrategia de Trump para hacerse con el petróleo venezolano. Esto es un negocio para Chevron y por eso es posible que hayan pedido extender el período para cesar sus operaciones en el país (hasta el 27 de mayo de este año). También es posible que Chevron tenga sus inventarios llenos de crudo Boscán (que lo extrae su empresa mixta Petroboscán) y hayan pedido la prórroga para sacar ese petróleo de su inventario. En todo caso, estas decisiones son terribles para Venezuela porque te limitan la producción de petróleo y sus tasas (de venta). Pocos países van a querer meterse en problemas con los Estados Unidos, a menos que el volumen de petróleo venezolano fuera tanto que no pudieran prescindir de él. Pero si se trata de unos miles de barriles, como es ahora, prescinden.

—Resumamos en puntos clave: ¿cuáles serían los aspectos más fundamentales que, a su juicio, debería tomar Pdvsa para aumentar su producción?

—Primero que todo, cambiar las autoridades del Ministerio de Petróleo y retomar la política petrolera que está en nuestras leyes y nuestra Constitución. Eso es muy importante. Hay que recuperar la fiscalización y la institucionalidad; es decir, que sepamos cuánto se produce en el país, en cuánto se vende nuestro petróleo. Que se sepa todo. Segundo, tienes que tener al frente de Pdvsa a gente capacitada para el negocio petrolero. No puedes tener abogados, militares, amigos. Luego, como tercer paso, hay que restablecer las capacidades operativas. Hay que presentar un plan al país. Y entonces, a partir de allí, convocar a todo el país para cumplir un plan. Otro tema es que con unas nuevas autoridades habría más credibilidad. Necesitas a gente con credibilidad y gente con capacidad para poder hacer acuerdos con otros países. Es una situación muy compleja que requiere a la mejor gente al frente de Pdvsa, el Ministerio de Petróleo y, por supuesto, al frente del gobierno nacional.

Nota original en El Nacional

Entrevista con Luz Mely Reyes – EFECTO COCUYO | Rafael Ramírez: «El gobierno debilitó su Poderío Nacional. Hoy no nos podemos hacer cargo de la producción de petróleo en el país»

El 07 de abril, el ex ministro de petróleo y embajador ante la ONU, Rafael Ramírez, fue entrevistado por la periodista Luz Mely Reyes para el portal Efecto Cocuyo, donde se abordó la incapacidad del gobierno de Nicolás Maduro para enfrentar las decisiones del gobierno de Donald Trump (EE.UU.) en contra del petróleo venezolano, así como la situación de Venezuela luego de las elecciones, su postura ante las elecciones regionales y su realidad actual, luego de más de 7 años de persecución política por parte del gobierno madurista.

«Desde el 2018 se han estado entregando al sector privado las operaciones petroleras y las capacidades productivas de PDVSA fueron afectadas en un 70%, pasando de producir 3 millones de barriles día en 2013 (nuestra cuota en la OPEP) ha 918 mil barriles día (febrero 2025), debilitando su capacidades operacionales a partir de 2017, luego de la militarización de la industria (Manuel Quevedo), las detenciones masivas de sus trabajadores y la repartición política de PDVSA» explica Ramírez, dejando claro que estas decisiones políticas han dejado como consecuencia que PDVSA «no pueda hacerse cargo de las áreas donde operan Chervon, ENI o Repsol, a las cuales el gobierno norteamericano les quitó las autorizaciones para operar en Venezuela«.

Recordó cómo fue la gestión petrolera durante el gobierno de Hugo Chávez, donde Venezuela exportaba 1,5 millones de barriles día a EE.UU., recibía renta e impuestos petroleros, tenía buenas relaciones con Guyana, se respetaban las delimitaciones del territorio Esequibo y la fachada Atlántica venezolana, se tenía una relación de iguales con China.

Sobre la situación de Venezuela tras las elecciones, opinó que la dirigencia opositora venezolana no supo leer lo que dijo el pueblo en las urnas y desperdiciaron su caudal político. «Ellos le hacen el juego a Maduro«, afirmó quien también fue presidente de PDVSA. En cuanto a las elecciones, su visión es que no hay condiciones para participar en ella, «no es necesariamente cierto, que toda la organización del pueblo pasa por lo electoral; la dirigencia tiene que estar en la calle y construir una idea en base a objetivos comunes, y el primero debe ser el rescate de la Constitución«, reflexionó Ramírez.

PODER NACIONAL Y SOBERANÍA

Estos dos conceptos, relacionados intrínsecamente entre sí, son fundamentales para crecer como país y como pueblo, así como, para manejarse en los complejos escenarios de la geopolítica internacional y hacer frente a sus desafíos.

El Poder Nacional, más allá de su acepción jurídica, es la suma de todas nuestras posibilidades, materiales y espirituales. Es la independencia, el Poder del Estado y sus Instituciones; es el Poder Político y Popular; el Poder de la Economía, el Petrolero, el Militar, la Educación, la Ciencia, el Conocimiento; la Fortaleza Moral y Cohesión de una Nación.

Nosotros, durante el gobierno del Presidente Chávez, trabajamos para fortalecer el Poder Nacional, siguiendo la máxima del Libertador Simón Bolívar: “para poder, hay que existir”. Nos concentramos en crear una nueva institucionalidad, un nuevo marco de actuación y guía, contemplado en la Constitución, el libro de todos, que nos tocó defender junto al Pueblo, pasando por el Golpe de Estado, el sabotaje a la industria petrolera y la desestabilización política-económica. 

Sucesivamente, luego de alcanzar la victoria política, nos enfocamos en la batalla por conquistar la Plena Soberanía Petrolera, eje fundamental de la economía. Tomamos el control y manejo de nuestro recurso natural más importante: el petróleo; fortalecimos nuestra empresa nacional, PDVSA —la PDVSA del pueblo—, para desarrollar de manera independiente y propia, nuestras vastas reservas de hidrocarburos. El ingreso de la renta petrolera la pusimos al servicio del Pueblo, con las Misiones y programas sociales, para pagar  la deuda social acumulada y sacarlo de la pobreza y la exclusión, reforzando, la educación y el conocimiento, movilizándolo y cohesionándolo en torno a objetivos nacionales, se trataba de empoderar al pueblo para fortalecer el Poder Nacional. 

Por su parte, el liderazgo del Presidente Chávez, sus propuestas políticas y transformadoras, sacudieron a la América Latina. Lo que sucedía en Venezuela, entonces se convirtió en una esperanza en la larga noche de la globalización, en una referencia para los países del tercer mundo, su mensaje estremeció y retumbó más allá de estos confines, para abarcar el Caribe, Centroamérica, África. Venezuela tenía algo que decir en política internacional, en petróleo, en la OPEP, en la ONU, en la UNASUR y la CELAC; existíamos en el ámbito de la política internacional. 

Luego de la recuperación de la industria petrolera, con el despliegue de la Plena Soberanía Petrolera y los sucesivos ajustes fiscales, la economía nacional crecía de manera permanente, mientras se transformaba, poco a poco, hacia un nuevo modelo: el socialismo; a la vez, nuestro pueblo conquistaba espacios en el ámbito político, social y educativo, construyendo su “vivir bien”, cumpliendo con su deber social, trabajando en función del interés colectivo. 

En el ámbito de la política interna, había plena libertad y garantías, todos los sectores se expresaban, había una intensa discusión política, algunas veces más enconada que otras, pero se hacía un ejercicio pleno de la política con “P” mayúscula. Existía un debate nacional, con modelos en pugna, pero el gobierno estaba sujeto siempre a la voluntad popular. El país avanzaba, con tropiezos y pugnacidad pero siempre, en el marco constitucional. 

La conquista y el fortalecimiento del Poder Nacional, desestimulaba cualquier tipo de agresión contra nuestro país. Venezuela se respetaba. La Administración de George W. Bush siempre fue hostil al país, pero estaba contenida por el Poder Nacional acumulado y, sobre todo —entre otras cosas— porque en Venezuela producíamos 3 millones de barriles de petróleo al día, lo que nos mantenía entre los principales países exportadores de petróleo del mundo.

La Exxon Mobil, que siempre aspiró tomar control de la Faja Petrolífera del Orinoco y del Esequibo, territorio hasta el cual se extienden nuestras formaciones de hidrocarburos (roca madre La Luna-Querecual), estaba igualmente contenida. La teníamos a raya, por nuestra vigilancia y presencia permanente en el territorio y, porque tal como se hizo en el año 2000, no permitíamos que Guyana avanzara un milímetro en sus pretensiones de otorgar licencias petroleras en el área en disputa. 

Las transnacionales petroleras que tenían presencia en el país (más de 33), se ajustaron a nuestro marco legal y fiscal, mientras PDVSA —la PDVSA del Pueblo— tenía la capacidad financiera, técnica y gerencial, de operar nuestros campos y liderar el desarrollo de nuestras reservas de petróleo y gas. Era el Poder Petrolero en su máxima expresión, garantizando el ejercicio pleno de nuestra Soberanía.

Cuando se levantó una amenaza real, cierta, de agresión militar desde Colombia, con el gobierno de Álvaro Uribe —siempre hostil hacia la Revolución Bolivariana—, fortalecimos nuestro Poder Militar, un Poder disuasivo, dotando a nuestra Fuerza Armada de los medios y de la alta tecnología para defender nuestro territorio. 

El concepto de Soberanía era, así, una acepción integral: la Soberanía Política, Petrolera, Económica y Territorial. Venezuela pasaba de ser un país periférico de la economía norteamericana, a uno independiente de cualquier Poder hegemónico, con un Proyecto de Desarrollo Nacional, plasmado en el Plan de la Patria.  

Venezuela contaba, entonces, con la legitimidad internacional otorgada por el apoyo popular y el apego a la Constitución, ocupando un espacio en la arena de la geopolítica mundial y con un protagonismo indudable, en su ámbito político, petrolero y social. A eso, es a lo que se refería Chávez cuando decía  “tenemos patria”.

Lo que resulta increíble de todo ésto, es cómo aceleradamente, luego de la muerte del Presidente Chávez, estas conquistas fueron dilapidadas por los actuales gobernantes. Ver cómo el Poder Nacional ha sido fracturado y diluído, cómo se ha entregado nuestra Soberanía, al punto, que hoy cualquiera patea a Venezuela, desde las transnacionales, hasta un carcelero centroamericano.  

Cuando se arremetió en contra de PDVSA, nos persiguieron, nos exiliaron y encarcelaron a sus trabajadores. Militarizaron la empresa. Estaban degollando la gallina de los huevos de oro, nuestra industria petrolera, factor fundamental de nuestro Poder Nacional, entregándola al saqueo de los nuevos grupos de poder. 

Hoy, PDVSA es un cascarón vacío, una simple administradora de contratos, la cual no produce, ni siquiera, 300 mil barriles diarios de petróleo, donde nuestra menguada producción de 900 mil barriles al día, está en manos de las transnacionales. El gobierno y sus ministros se rasgan las vestiduras en defensa de la Chevron, mientras tiene en prisión o fuera de la empresa, a cientos de brillantes gerentes, técnicos y trabajadores, que la recuperaron después del Sabotaje Petrolero y que mantuvieron nuestros niveles de producción en 3 millones de barriles día, entre 2003-2013. 

A PDVSA la desmantelaron, entregando sus buques, taladros, equipos, llegando a vender sus partes como chatarra, mientras cedieron las áreas operacionales —de PDVSA— a los privados. Hoy el país ha perdido cualquier relevancia en el ámbito petrolero internacional, es un fantasma en la OPEP. 

La economía fue entregada al sector especulativo y financiero, se dolarizó y las empresas del Estado fueron desmanteladas y entregadas a los nuevos “emprendedores” o, sencillamente, se dejaron perder.  Nosotros invertimos miles de millones de dólares en empresas y proyectos para construir un nuevo modelo económico nacional, y todo eso fue dilapidado. Hoy el gobierno no es capaz de contener la inflación, porque no produce nada. Es incapaz de mantener un tipo de cambio, porque no le interesa, porque con bolívares devaluados pagan los salarios, porque el salario mínimo es de apenas 2 dólares mensuales. ¡El paraíso de Milei! 

El gobierno no tiene nada que mostrar, sólo cárceles y policías. Todo es un caos: la electricidad, los servicios públicos, el petróleo. Ya no pueden seguir echándole la culpa a Chávez, porque ellos tienen 12 años en el poder. 

Han destruido el Poder Nacional y cedido la Soberanía. Venezuela es un país de extracción, en un permanente remate,  donde se llevan el oro, destrozando nuestros ríos y selvas, saquean nuestro petróleo, el gas se lo entregan a las transnacionales en Trinidad y Tobago, la empresas del Estado cedidas a las élites económicas, la economía fuera de control, entre el infierno y el purgatorio. 

Nuestro pueblo escapa, por millones. Son maltratados, vejados, tratados como criminales, y a nadie le importa. El gobierno los usa para sus negociaciones. Son piezas de canje político. 

Todo lo que está pasando en el país es muy grave, no hay manera de que este gobierno haga frente al tsunami que se le viene encima. La inminente salida de Chevron y de otras transnacionales reviste un carácter de gravedad, no porque las necesitemos, sino porque PDVSA no está en capacidad, en este momento, con su dirección, de hacer frente a esta contingencia, pues no se trata de un problema técnico, sino político, pues el problema está en Miraflores

La imposición de aranceles a las ventas de nuestro petróleo, tendrá un efecto devastador, porque Venezuela abandonó sus mercados y su capacidad productiva, e incluso, su flota de buques. El comercio petrolero venezolano PDVSA lo cedió  a los “enchufados” del gobierno, una tribu de oportunistas sin experiencia, sin probidad y sin capacidad. Los aranceles son parte de los mecanismos proteccionistas del capitalismo internacional y los países que son afectados,  donde se entra en una guerra comercial, como han hecho China, Canadá y México, porque tienen cómo responder. No hemos visto a ninguno de los líderes de esas naciones pegando gritos o vociferando, y mucho menos, cediendo ante las condiciones impuestas, sino respondiendo con hechos concretos, porque tienen Poder Nacional. 

Lo que sucede en El Esequibo, lo hemos dicho hasta el cansancio, lo hemos advertido. Es muy grave, pues se ha configurado, por culpa del gobierno, una mezcla de incapacidad e irresponsabilidad políticas,  un despojo de nuestro territorio y nuestros recursos petroleros y gasíferos. 

Desde 2013 cuando Guyana emitió las primeras licencias a la ExxonMobil y la CNOC de China, el gobierno dejó hacer, dejó pasar, no impidieron que la Exxon perforara más de 40 pozos en el área buscando petrolero, no impidieron que la Exxon Mobil instalara tres plataformas gigantes de extracción en las propias narices de nuestra Fuerza Armada por lo que hoy Guyana produce 620 mil barriles de petróleo al día y ocupa de facto El Esequibo.

La respuesta del gobierno fue un plebiscito inútil, nombrar una autoridad para el nuevo “Estado Guayana”  ubicada Tumeremo, a más de 350 kilómetros del sitio de los acontecimientos, así como mostrar, de vez en cuando, algún oficial con un caso en un barco y en fín, puro aguaje. Mientras, la Exxon Mobil y la CNOOC —por cierto, junto a la Chevron—, siguen produciendo petróleo en El Esequibo y Guyana avanza con un poderosos equipo legal en el juicio ante la Corte Internacional de Justicia, mientras que, el Presidente de Guyana, se toma la foto con el Secretario de Estado Norteamericano, quien declara a favor de sus pretensiones, igual como hicieron los países del CARICOM. El resto de los países de la región, incluso los históricamente más cercanos a Venezuela, guardan un silencio prudente. 

Una de las razones fundamentales por las cuales Venezuela está aislada del mundo y, en particular, de la región, es la falta de legitimidad del gobierno  ante unos resultados electorales, cuestionados por “tirios y troyanos”, y un inocultable rechazo popular. Un país destruido y un pueblo en estampida. El gobierno no está en capacidad de obtener apoyo internacional. Nadie se va a “tomar esa foto”, ni acompañar sus acciones y amenazas. 

El tono, siempre agresivo y vulgar, de las respuestas del gobierno a una situación tan grave, así como los insultos y amenazas, no solo quedan en el aire y banalizan una situación tan compleja (como si estuviesen en una pelea callejera), sino que, a nivel internacional, no concita la simpatía ni el apoyo de nadie; al contrario, provoca rechazo y alejamiento, convirtiendo a Venezuela en un país paria. 

Estamos ante un escenario donde la economía nacional, a pesar de la propaganda del gobierno en las redes sociales, puede terminar de colapsar; y donde nuestro país está en vías de perder importantes elementos de su Soberanía Nacional, incluyendo el Esequibo y nuestro acceso a la Fachada Atlántica; todo ello, ante la insensatez y el estruendoso fracaso de quienes se hicieron con el poder.

Hay que lograr un cambio político. No se trata de salir de un abismo para caer en otro. Tampoco de canjear Soberanía por poder y, menos aún, pasar de un tutelaje a otro. Buena parte  del liderazgo político del país ha demostrado no estar a la altura de la situación, de las exigencias de esta tragedia, sus intereses grupales y mezquinos, lo impiden.

Nos corresponde a todos asumir conscientemente nuestro deber: a los trabajadores, a los civiles, a los militares, a los patriotas. Detener esta barbaridad, luchar  por salir del abismo, recuperar nuestros derechos, nuestro Poder Nacional y Soberanía. Sólo entonces, volveremos a tener Patria.