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EL ROL DEL PETRÓLEO EN EL FUTURO DEL PAÍS

Es necesario que todo el pueblo de Venezuela, trabajadores, sectores político-sociales y sobre todo, los jóvenes, entiendan que el petróleo tiene y tendrá necesariamente un rol fundamental en las posibilidades de recuperación y reconstrucción de nuestro maltrecho país. Pero que eso será así, sólo si este poderoso y valioso recurso natural, se mantiene bajo el control del Estado, en representación del interés colectivo de los venezolanos, como se ha establecido en todas nuestras Constituciones, desde que existimos como República, a partir del Decreto del Libertador Simón Bolívar, firmado en plena Campaña Libertadora en Quito, Ecuador, en 1829. Nadie puede renunciar al concepto de que el petróleo es del pueblo.

El petróleo es un recurso natural estratégico para la economía mundial y  los venezolanos hemos sido bendecidos con este “don de la naturaleza”, al poseer las reservas mas grandes del planeta, certificadas por nosotros en 2007, que alcanzan la fabulosa cifra de 316 mil millones de barriles de petróleo, una riqueza inconmensurable, que pertenece al pueblo de Venezuela y no a la oligarquía, ni al interés transnacional. 

Dada las características de nuestra economía, la de un país petrolero, con una vasta base de recursos, no podemos pretender, y nadie puede hacerlo, perder esta ventaja estratégica y cederla a “otros” (entiéndase bien, transnacionales y el sector privado) para que sean “ellos” los que exploten y se aprovechen de las mismas, quedando para el pueblo las “migajas” que nos deje un régimen fiscal “flexibilizado” y “competitivo” para los mismos. 

¡No!, y en ésto hay que ser enfático: la entrega del petróleo y de PDVSA, significaría un retroceso abismal en nuestras conquistas históricas y nos devolvería a la época del saqueo salvaje de Juan Vicente Gómez, cuando estábamos en manos de las transnacionales y sus agentes, privándonos de la posibilidad de utilizar el petróleo para salir del abismo y reconstruir nuestra Patria. 

La ley de hidrocarburos de 1943, la nacionalización del petróleo de 1976, la creación de PDVSA y luego, la nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco de 2007 y la Política de la Plena Soberanía Petrolera, constituyen avances incuestionables para el país, que todos debemos defender, en la conquista de su soberanía en el manejo de sus propios asuntos. 

Éstas han sido reivindicaciones de todos los venezolanos. Entregarlas, no sólo es una posición contraria a los intereses nacionales del país, sino una insensatez, una inmensa tontería, que únicamente beneficia al interés transnacional. 

La política petrolera de cualquier país productor, tiene fundamentalmente un carácter nacional, estrechamente vinculado al territorio, a la Soberanía, porque se trata de recuperar, para sus pueblos, el control y usufructo de sus recursos naturales.

Históricamente, el pensamiento político venezolano, en todo su espectro, ha reivindicado el control sobre el petróleo. La gran discusión ha sido la utilización de la renta petrolera, el modelo político-económico a desarrollar; pero nadie ha cuestionado el principio de que el petróleo pertenece al pueblo, quien es representado por el Estado.

Esta poderosa idea, esta legítima aspiración nacional, fue la que permitió el liderazgo de nuestro país en la fundación de la OPEP, por allá en 1961, así como, la llamada “revolución de la OPEP” en los años ‘70, que permitió la creación de las empresas nacionales de petróleo, que siguen siendo, hoy día, las más importantes del planeta. 

El hecho de que este gobierno haya destruido PDVSA, no significa que deba cuestionarse el rol de las empresas nacionales de petróleo; por el contrario, éstas no sólo son las más importantes del sector petrolero internacional, sino que son la herramienta fundamental para el ejercicio de la soberanía de sus respectivos países. 

Todos los países productores de petróleo del mundo, han luchado para conquistar el manejo de su recurso natural, el petróleo, y contar con una empresa nacional, propia, que permita su desarrollo y aprovechamiento en beneficio de sus pueblos. Tantos países exitosos, no pueden estar equivocados. 

La idea de entregar el petróleo y privatizar PDVSA no es nueva. Siempre ha sido una aspiración de las transnacionales e intereses privados que buscan apropiarse de nuestros recursos estratégicos, y más aún, en tiempos de crisis y debilidad extrema como los actuales, donde en buena parte de la élite política del país y del gobierno, se ha instaurado una actitud entreguista, un Cipayismo, en relación con el petróleo y la soberanía. Es una competencia en una especie de remate de las riquezas de nuestro país para mantenerse en el poder o arribar al mismo.

Pero hay que hacer un alto, a pesar del caos reinante, de las privaciones, del cansancio y del permanente show político, que distrae de los asuntos esenciales que están sucediendo. Hay que levantar la mirada estratégica y darse cuenta del grave daño que se está infringiendo al país y a nuestro futuro, pues una acción de este tipo, un retroceso de esta magnitud, solo profundizará el desastre, es una política ya fracasada e insostenible en el tiempo. 

Este modelo de “gestión privada” del petróleo, ya fue impuesto en el país a principios del siglo XX. En el período concesionario, entre 1914-1976, las transnacionales petroleras, se hacían cargo de todo el sector de petróleo y gas del país, no existía PDVSA, ni un MInisterio de Petróleo, por lo que, las operadoras internacionales saquearon como quisieron nuestros recursos petroleros, destruyeron el medio ambiente, deformaron nuestra economía, imponiendo su modelo rentista, pagaban mínimas regalías y no pagaban  impuestos, apropiándose de las riquezas de todos los venezolanos.

Luego de más de 60 años de control absoluto transnacional  del petróleo,  nuestro país estaba sumido en una profunda desigualdad económico-social, con una élite (representante o agentes de las empresas petroleras) que se enriqueció a la sombra del dictador o gobierno de turno, y una inmensa mayoría de venezolanos empobrecidos, al margen de la riqueza petrolera, que se fueron concentrando en los grandes cinturones de miseria que rodean nuestras ciudades y que son una denuncia viva de un modelo fracasado: el modelo de gestión transnacional o privado del petróleo. 

Por ello, la nacionalización y la creación de PDVSA, nuestra empresa nacional, nos permitió captar la renta petrolera y desarrollar nuestros propios recursos naturales, lo que nos colocó en una sólida posición como país productor de petróleo.

Luego, con la nefasta Apertura Petrolera de los años ‘90, las transnacionales volvieron a controlar el negocio petrolero, concentrando su presencia en la Faja Petrolífera del Orinoco, disminuyendo el rol de PDVSA y abatiendo el régimen fiscal, es decir, regalías e impuestos. El gobierno de turno sólo cobraba 1% de regalía, mientras imponía un paquetazo de ajustes económicos del FMI, que nos condujo al Caracazo y al colapso de la IV República.

Con el advenimiento del gobierno bolivariano del Presidente Chávez, con la Constitución de 1999 y nuestra Ley Orgánica de Hidrocarburos, y luego de la derrota del sabotaje petrolero de 2002-2003, y el nacimiento de la Nueva PDVSA, pasamos a la ofensiva por la conquista de la Plena Soberanía Petrolera. 

Se produjo la migración de los ilegales Convenios Operativos de la Apertura Petrolera, y se nacionalizó la Faja Petrolífera del Orinoco, donde se llegaron a acuerdos con 31 de las 33 empresas internacionales, constituyendo la figura de Empresas Mixtas, contempladas en la ley, que, si bien permitía la participación de los privados, garantizaba el control efectivo del petróleo por parte del Estado, a través de PDVSA. 

La derogación de la Apertura Petrolera, nos permitió restablecer el régimen fiscal petrolero, ajustando las tasas de regalías a 33,3% y el impuesto petrolero a 50%, lo que nos permitió captar el máximo de la renta petrolera e ingresar al país, más de 700 mil millones de dólares en ese período. 

Con la distribución popular y revolucionaria de la renta petrolera, se utilizaron ingentes recursos para saldar la deuda social acumulada desde la crisis de los años 80, a través de los incuestionablemente exitosos programas sociales llamados Misiones, bien sea, en el área de salud, educación, alimentación, vivienda, cultura y desarrollo de infraestructura social, entre otras miles de cosas maravillosas, de gran impacto humano, que se hicieron cotidianas y características de la Revolución Bolivariana. 

Las empresas internacionales de petróleo, con la excepción de la Exxon Mobil y Conocophillips, se mantuvieron en el país a través de las Empresas Mixtas, subordinadas al marco fiscal y legal vigente, respetando nuestra soberanía jurisdiccional. En nuestro gobierno, se mantuvo una posición firme en defensa de su soberanía, sin ceder un milímetro en nuestros intereses nacionales, y fuimos capaces de mantener el trabajo y la actividad creciente con nuestros socios internacionales. 

Al mismo tiempo, PDVSA como empresa nacional de petróleo, recuperó su rol de operador petrolero, siempre fortalecida y vibrante, capaz de operar todos nuestros campos y producir un promedio de 3 millones de barriles día, es decir, 1.000 millones de barriles por año, durante 12 años consecutivos, satisfaciendo el mercado interno y atendiendo la diversificación de nuestros mercados internacionales de petróleo, a la vez que, sus trabajadores, con todas sus capacidades técnicas y conocimientos, estaban igualmente desplegados en la batalla contra la pobreza y la exclusión, construyendo el nuevo país, que luego fue plasmado en el Plan de la Patria.

Nuestro modelo demostró su viabilidad y su potencia. Venezuela no sólamente recuperó todos sus índices de desarrollo humano, sino que, su poder nacional se fortaleció. Era un país importante, con un rol esencial en la OPEP, en la Región y en el escenario internacional, con un liderazgo, el del Presidente Hugo Chávez, que demostraba en los hechos que un mundo mejor es posible.  

Luego, este gobierno, de manera insensata y criminal, arremetió contra la PDVSA del Pueblo, la Roja Rojita, persiguiendo y encarcelando a sus trabajadores, provocando el colapso de sus capacidades productivas. Hoy, el país produce escasamente 897 mil barriles día de petróleo, de los cuales, sólo 300 mil corresponden a PDVSA, ayudada por los llamados contratos de servicio, muy cuestionados, desde el punto de vista operativo y legal. 

Perol por otra parte, a partir del decreto 3.368 y la sentencia 153 del Tribunal Supremo de Justicia, el control de la producción petrolera que resta en el país, ha sido cedido a los privados, en contravención a la Reserva Constitucional y a lo establecido en la Ley Orgánica de Hidrocarburos. El gobierno ha estado dispuesto a esto y a más, como lo demuestra haber aceptado el “modelo Chevron”, como modelo de producción de petróleo en el país, a la vez que han derogado, de facto, el régimen fiscal petrolero; el rol del Ministerio de Petróleo ha disminuido enormemente y PDVSA ha pasado de ser la Empresa Operadora de Petróleo, a un cascarón vacío, una “agencia” que solo administra los contratos.  

Nuevamente, el modelo de gestión privada del petróleo, bien sea en su versión de época concesionaria, de Apertura Petrolera o de política madurista, han demostrado ser un fracaso.  

Venezuela es un país petrolero, con las reservas de petróleo más grandes del planeta. Haber privado al pueblo venezolano de la renta petrolera para cederlo al interés privado, ha demostrado, antes y ahora, que solo nos conducen a la pobreza y al colapso de nuestra economía nacional. 

El petróleo es del pueblo, del pueblo venezolano, y PDVSA es nuestra operadora nacional. La gran tarea —en vez de rematar la Patria—, el gran reto, es lograr un cambio político que nos permita restablecer nuestra Plena Soberanía Petrolera y reconstruir nuestra querida PDVSA, junto a sus trabajadores, comprometidos con la patria, para convertir nuevamente al petróleo en un instrumento de liberación de nuestro pueblo. 

Hay que defender nuestra Soberanía, el petróleo y PDVSA, la PDVSA del Pueblo, porque son las únicas posibilidades de salir del abismo, de resolver la grave crisis económica y social. Los trabajadores petroleros están llamados a movilizarse para defender una política petrolera que sea verdaderamente nacional, popular y revolucionaria.

Todo esto es posible. Lo demostramos en los aciagos momentos de la derrota del sabotaje petrolero, y lo hemos demostrado durante más de 12 años de crecimiento económico y el vivir bien del pueblo, y como estamos seguros podemos demostrarlo y hacerlo otra vez, junto a los trabajadores y al pueblo, nuevamente en beneficio de todos los venezolanos.

Y LA ARMADA SE TOPÓ CON LA EXXON MOBIL …

El pasado sábado 1ero. de marzo, el buque patrullero oceánico venezolano “Guaiquerí PO-11”, se topó con la inmensa plataforma FPSO de la Exxon Mobil, que opera en aguas territoriales del Esequibo. 

La FPSO “Prosperity”, es una instalación diseñada para procesar y almacenar petróleo en las operaciones Costa Afuera, y es de dimensiones extraordinarias de 349 metros de largo por 60 metros de ancho, y es una de las 03 plataformas FPSO que están en operaciones en aguas del Territorio Esequibo (la cuarta, llamada “One Guyana”, estará arribando a Guyana en estos días). 

Aunque es público y notorio la existencia de estas operaciones en nuestras aguas en reclamación y a pesar de que lo hemos denunciado en sucesivos artículos publicados desde el 2018,  la Exxon Mobil, junto a la  China National Offshore Oil Corporation (COONC) y otras transnacionales petroleras, entre ellas, la “amiga Chevron”, han realizado desde el 2013, una intensa campaña de exploración de petróleo y gas en aguas de El Esequibo, han perforado más de 48 pozos (utilizando plataformas de grandes dimensiones) y han comenzado a producir petróleo desde el 2015. Hoy día Guayana se ha convertido en una nueva potencia petrolera que produce 616 mil barriles día de petróleo, en aguas del territorio en reclamación, evidentemente violando nuestra soberanía y el “Acuerdo de Ginebra” de 1966. 

Pero nuestra Armada Venezolana, parece que se enteró de todo ésto, cuando se tropezó con la inmensa plataforma “Prosperity” hace una semana, entrando en contacto directo con esa realidad que ha querido ocultar tanto el gobierno, como el Alto Mando, sobre la ocupación de facto de nuestro territorio. 

Inmediatamente, el mismo sábado, el presidente de Guyana, Irfaan Alí, “denunció” la incursión del buque venezolano en sus supuestas “aguas territoriales”, enviando alertas a los países del Caricom, OEA, Reino Unido y Estados Unidos, así como, a la Corte Internacional de Justicia. Subsecuentemente, la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, del Departamento de Estado Norteamericano, emitió una nota advirtiendo que “no tolerará incursiones de Venezuela en aguas territoriales de Guyana, que son reconocidas internacionalmente”. 

A todas éstas, la vicepresidente y ministra de petróleo, Delcy Rodríguez, secundada por todo el gobierno, calificó al Presidente Guyanés, de ser “el Zelensky del Caribe”, mientras que, su aparato de propaganda, sólo atinó a hacer un video de un oficial de la Armada Venezolana, quien, con atuendo de combate, juraba que estaban listos para defender la integridad de la patria, acompañado con imágenes de una ametralladora de la misma embarcación y disparando hacia el vacío.  

El hecho quedó allí y pasó a formar parte de otra campaña de propaganda, con acusaciones y amenazas repetidas en los programas de odio, una y otra vez, puro aguaje. 

El gobierno amenaza a la Exxon Mobil y Guyana, y les advierte que se elegirá un “gobernador”, del recién creado (por decreto presidencial) “estado Guayana”, que pretende ejercer nuestra soberanía en El Esequibo, desde Tumeremo, a más de 500 kilómetros de distancia del foco de operaciones Costa Afuera de la Exxon Mobil en aguas del Esequibo y que tiene, nada más y nada menos, de por medio, un extenso territorio con una intrincada selva. Mientras que, el resto de las medidas anunciadas por maduro el 06 de diciembre de 2003, entre ellas, el otorgamiento de “concesiones mineras” y “licencias petroleras” en el área del Esequibo, quedaron para el tuiter y los aplausos de los mandos militares que estaban presentes. 

Este episodio, del encuentro del pàtrullero con la plataforma de la ExxonMobil, operando en nuestras propias narices, que si no fuera trágico, pareciera un chiste, comporta  un hecho grave y definitivo, para nuestro país: en manos del gobierno de nicolás maduro y de este mando militar, encabezado por Padrino López, se ha perdido el Territorio Esequibo, y con él,  más de 11 mil millones de barriles de petróleo (descubierto por las transnacionales en el área) y el acceso a nuestra Fachada Atlántica. 

Lo que ha sucedido es insólito. Lo denuncié y advertí al propio nicolás maduro, todavía en 2013 como Ministro de Petróleo, y no hicieron nada; por el contrario, el gobierno ordenó liberar, junto a toda la data sísmica que obtuvieron, al buque explorador y de sísmica “Teknik Perdana”, contratados por Anadarko Petroleum, que habían sido retenidos por el patrullero oceánico de vigilancia “Yekuana”, en octubre de 2013.

Luego advertí,  ahora como Embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad, al propio nicolás maduro de la intensa actividad política del entonces presidente de Guyana, D. Granger, en la Asamblea General de las Naciones Unidas. No sólo, no hicieron nada, sino que, la entonces ministra de Relaciones Exteriores, Delcy Rodríguez, me informó y le hizo saber al último buen oficiante del Secretario General Antonio Guterres, el noruego Dag Neilander, que todo lo de Guyana sería tratado directamente por ella desde Caracas y que su embajador de confianza, Samuel Moncada, era el único autorizado para ello. 

Después de abandonar el gobierno, tras mi renuncia del 4 de diciembre de 2017 y desde el exilio, he hecho lo único que ha estado a mi alcance, escribir, alertando del grave peligro para la integridad territorial del país. 

Pero en lugar de escuchar, en este tema y el tema petrolero, la respuesta del gobierno ha sido atacarme y desatar la persecución política en mi contra y de mi familia. La última perla, fue la acusación hecha por el fiscal sicario de que yo era “un agente” de la Exxon Mobil (precisamente yo, que conduje la nacionalización de las empresas de la transnacional en la Faja Petrolífera del Orinoco, en 2006), por el solo hecho de denunciar que el llamado referéndum en supuesta defensa del Esequibo del 2 de diciembre de 2023, no solo era una maniobra electorera,  sino que no servía para nada, como efectivamente ha sido. 

La realidad es que, hoy día,  la patria de Bolívar, sumida en el caos del madurismo, en la peor crisis de su historia reciente, ha perdido el vasto territorio del Esequibo, sin que el gobierno haya dado siquiera una muestra seria de fuerza, ni haya desplegado actividad diplomática alguna, ni tenga una estrategia político-legal asertiva. Parafraseando a Andrés Eloy Blanco, Venezuela está perdiendo el Esequibo “sin disparar un solo tiro”

La propaganda dice que el sol de nuestra patria sale por El Esequibo. Es cierto, pero lo triste es que primero ilumina a las plataformas de la Exxon Mobil, antes que al pueblo venezolano. 

Existen innumerables ejemplos de disputas territoriales, como la del Mar de China, entre China, Vietnam y Filipinas, o en el Mediterráneo, entre Grecia y Turquía, donde el movimiento, de aunque sea un buque, incluso, de un barco pesquero, genera una respuesta tan contundente de parte del país que defiende sus aguas territoriales que, inmediatamente, se genera toda una actividad político diplomática para tratar de remediar la situación y todos los organismos multilaterales se abocan a resolverlo. 

En nuestro caso, se tendría que haber hecho muchas cosas, que aún hoy día se pueden hacer, pero el gobierno necesita una legitimidad y un apoyo popular que no tiene.  

La negligencia en el tratamiento de este asunto es de tales dimensiones, que el gobierno no supo —o no quiso— hacer valer el Acuerdo de Ginebra, una decisión histórica de las Naciones Unidas, incluyendo el Reino Unido (la entonces potencia colonial), que resulta fundamental para darle legitimidad a nuestro reclamo, que reconocen los derechos legítimos de Venezuela sobre el Territorio en disputa y establecen un mecanismo para la resolución de esta controversia. 

Este Acuerdo, que fue una victoria indudable de nuestra política exterior, allá en 1966, se dejó de lado, en una mezcla de incapacidad, conveniencias políticas y “astucias” gubernamentales, para buscar infructuosamente, el apoyo de la primera Administración de Trump, dejando hacer a la Exxon Mobil lo que le diera la gana en nuestro territorio, lo que nos ha conducido a una situación donde, de facto, Guyana violó lo establecido en el mismo y ha entregado, a diestra y siniestra, licencias para explorar y producir petróleo, no solo a la Exxon Mobil, sino a la CNOOC de China, la Amerada Hess (ahora Chevron), la Total, la Chevron, la Repsol, la Anadarko, y a toda la constelación de empresas petroleras presentes en el Territorio Esequibo, que han convertido a Guyana en una potencia petrolera al sur de nuestro hemisferio.

Pero no sólo se dejó perder el Acuerdo de Ginebra, sino también todo el apoyo político del Caribe, aquel que se ganó con Petrocaribe, bajo el gobierno del Presidente Chávez. Hoy, el Caricom, en bloque, apoya las pretensiones de Guyana, demostrando que Venezuela está aislada también en el Caribe. Ni siquiera haber entregado el gas de la patria a la Shell en Trinidad y Tobago, cosa que rechazamos, se ha transformado en un apoyo político por parte del país más importante y más influyente del Caricom. 

El aislamiento del gobierno venezolano es tal, que ni Cuba, ha dicho nada en nuestro favor o por lo menos, denunciando a las transnacionales petroleras. 

Por su parte, Brasil, genuinamente preocupado por la estabilidad de la Región, además de compartir más de 2000 kilómetros con el Territorio Esequibo, tras sus intentos de buscar una solución negociada el 15 de diciembre de 2023, en San Vicente y Granadinas, ha sido objeto de ataques y agresiones verbales, por parte de los operadores políticos del gobierno de Venezuela.   

Como si ésto fuera poco, uno de los actores claves y socio de la Exxon Mobil en la explotación de petróleo en El Esequibo, es la CNOOC de China (una empresa nacional del Estado Chino) y la “amiga” Chevron. En el primer caso, el gobierno no ha hecho valer, de ninguna forma, la relación estratégica construida por el gobierno de Hugo Chávez, con la República Popular China. Y en el segundo, la Chevron produjo a su antojo petróleo en Venezuela, sin pagar regalía ni impuesto, hasta que Trump le revocó la licencia el pasado 04 de marzo.

Con la Plataforma FPSO, “Prosperity” con la cual el patrullero de la Armada se topó el 1ero. de marzo, la producción de petróleo de la Exxon Mobil, la CNOOC y Chevron, alcanzó los 600 mil barriles día de petróleo en el 2024 en el bloque Stabroek. 

Pero, en pocos días, estará arribando al Esequibo e iniciando operaciones de producción la FPSO “One Guyana”, con lo cual la producción de Guyana alcanzará los 970 mil barriles día de petróleo este mismo año, según anunció el CEO de la Exxon Mobil, Mister Darren Woods, un volumen que, por cierto, supera la producción actual de nuestro país. 

Para 2027 (en solo dos años) la Exxon Mobil y sus socios esperan alcanzar una producción de 1,2 millón de barriles al día en El Esequibo. Estos números, no son promesas improvisadas, sino datos precisos, verificables.  

Así, desde el punto de vista geopolítico, en Suramérica, el ranking de los principales productores de petróleo, donde Venezuela campeaba cómodamente en 2013, hoy está encabezado por Brasil, luego, México, Guyana y finalmente, en empate Venezuela y Colombia, seguidos por Ecuador.  

Esto que ha sucedido, no sólo es responsabilidad directa del gobierno de maduro, sino también, y de manera muy particular, del Alto Mando Militar, encabezado, por más de 10 años, por el General en Jefe Padrino López, como Ministro de la Defensa. 

Nadie puede decir ahora “que no sabía”, que no se dieron cuenta; y menos aún en el mundo de los satélites, del GPS, de las redes sociales, de la globalización y todos los medios y fuentes informativas, que han dado detalles hasta el cansancio del desarrollo de las operaciones petroleras en el Esequibo. Pero si nada de eso existiese, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana tiene la responsabilidad Constitucional de vigilar y defender, utilizando todos los medios disponibles para ello, en nuestra soberanía territorial, pero no lo hicieron. 

Todos los gobiernos pasan y éste pasará. Se producirán cambios políticos, pero el efecto de los cambios en relación al territorio, los vinculados a la soberanía, son permanentes. Recuperar nuestros espacios, nuestros recursos y nuestro acceso a la Fachada Atlántica, requerirá, en primer orden, otra dirección política, otro gobierno; y, en segundo lugar, una acción decidida en el frente político, diplomático y legal, que permita llevar las cosas a un punto de acuerdo justo para ambas partes. 

Aquí no se trata de ninguna postura contra el pueblo de Guyana. Por el contrario, cuando estuvimos con el Presidente Chávez, se desarrolló una política de acercamiento, que lejos de ser una postura entreguista, como han señalado factores políticos del país, allanaba el camino de una solución negociada que hiciera prevalecer nuestros derechos sobre esta inmensa porción de nuestro territorio. 

Porque la verdad es que las transnacionales petroleras están saqueando los recursos naturales del Esequibo, en condiciones similares a las que operaba la Chevron en nuestro país desde diciembre de 2022, bajo los términos de la licencia de la OFAC; pero en Guyana, al  menos, pagan 1 por ciento de regalía y algo de impuestos. Por lo que estamos seguros que, al pueblo de Guayana y al de Venezuela, lo que les conviene es un acuerdo justo en la explotación de los recursos naturales en el área, que los beneficie mutuamente. Pero, en este momento, no es así. 

Este gobierno y este Alto Mando Militar, mostraron debilidad y ambivalencia desde 2013, luego del fallecimiento del Presidente Chávez, y por esa rendija se colaron las transnacionales que hoy ocupan TODO nuestro Territorio. Para tener una idea, uno solo de los Bloques de los más de 10 que ha entregado Guyana, el enorme Bloque Stabroek, de 28.600 de kilómetros cuadrados, corta la línea fronteriza delimitada con Trinidad en 1990, bloqueando el acceso a nuestra fachada Atlántica.

Es importante señalar que nosotros logramos unificar los yacimientos de gas de la Plataforma Deltana, con Trinidad y Tobago en el 2007, justamente con el objetivo de preservar nuestros recursos y que ese país reconociera, por la vía de estos acuerdos, nuestra soberanía en estas áreas marítimas.  

Todos estos, son elementos para una efectiva defensa de nuestros derechos y nuestro territorio. 

Seguirá el aquelarre del gobierno, la deriva dictatorial, los ataques, la persecución política, pero, como dijo Galileo Galilei ante la hoguera de la Inquisición, y refiriéndose al mundo, “nonostante gira” (“sin embargo, gira”). La geopolítica mundial cambia y los grandes intereses transnacionales toman sus espacios, en detrimento de la soberanía nacional y la patria se pierde sin nadie que la defienda. 

Los presos políticos califican y condenan el madurato

El trato a los presos políticos es una medida de la calidad de un gobierno. Es en los presos, los más desvalidos de una sociedad, donde se manifiesta el verdadero respeto a los derechos humanos. Su indefensión, su vulnerabilidad pone a prueba al poder. En los presos se manifiestan las características más íntimas, el alma de los gobernantes, los desamparados están expuestos al sadismo, al abuso, la arbitrariedad, la crueldad, al odio a la vida, pero también a la bondad, la consideración, el amor al prójimo.

En la Venezuela del pranato madurista, hay miles de presos políticos, o debíamos decir secuestrados, sin juicio, sin causa; también reeditaron la figura del desaparecido, y, en el mejor estilo nazista, trajeron a estas tierras el crimen genético, la condena consanguínea, los familiares de los disidentes son también martirizados. El maltrato es la norma, al punto que los presos del helicoide van a una huelga de hambre, definitivo recurso de los despojados de todo derecho. Protestan el trato inhumano. La huelga de hambre, es objeto de una brutal censura, ellos que antes sufrieron el maltrato por sus posiciones humanistas, hoy les avergüenza que se evidencie su calidad de renegados viles.

Esta huelga, los condena a la vista del mundo y de la historia. Nada justifica este sadismo con los débiles. Deja en evidencia la calidad de la cúpula gobernante y hace cómplices a los que callen.

Este trato a los secuestrados, no es un hecho aislado, el madurato, es un pranato, inhumano, que se manifiesta con fuerza en todos los ámbitos de la sociedad: La educación pública fue desmontada, la salud, privatizada en la práctica, corrió igual suerte, la economía no se salva del cataclismo. La vida sufre en manos viles. El humano está relegado, el centro de los afanes del pranato es la acumulación material, y el sadismo como expresión del poder. Esta conducta brota de los profundo de esas psiquis. Se irá agravando, no hay esperanzas de enmienda, es su naturaleza que se expresa en el poder.

La Patria gime bajo la férula del madurato. Hay que salvarla, devolverla a sus hijos, hoy errantes por el mundo, padeciendo lo inmerecido. Debemos rescatar la condición humana del venezolano, devolverle la pertenencia a una Patria, el orgullo de ser, de tener un país donde el centro sea el humano, donde se pueda vivir sin miedos insólitos, donde el futuro sea una garantía y no una incertidumbre.

Fundemos un nuevo gobierno capaz de estos logros. Evitemos, en el desasosiego del sufrimiento, optar por soluciones que son espejismo, falsos profetas que enmascaran lo mismo que hoy se padece. El madurato no cayó del cielo, es la respuesta del capitalismo al ensayo Socialista, Humanista, del Chavismo. El camino está marcado, lo transitamos con el Comandante. En aquellos días supimos el valor del humano, empoderado, unido, tras metas altruista. Nunca como entonces el venezolano voló tan alto en búsqueda de su humanidad perdida.

Si el país sigue en las garras del pranato, se profundizará el antihumanismo, se verán horrores, la represión de lo diferente, alcanzará niveles inéditos en este país, la infamia es creativa.

El nuevo gobierno, el gobierno de la esperanza, debe tener como primer punto de las primeras horas de ejercicio del poder, La Libertad de todos los presos políticos. Debemos fundar un país donde pensar diferente al gobierno ¡no sea un delito!

¡CHÁVEZ ES EL CAMINO!

CONSECUENCIAS DE LA SALIDA DE CHEVRON

Pareciera inminente que la Administración Norteamericana, revocará o modificará las Licencias de la OFAC, que permiten las operaciones petroleras de la Chevron y otras empresas internacionales en Venezuela. 

El mismo Donald Trump lo anunció el día miércoles 26 de febrero de 2025, en su cuenta en Truth Social (red social alterna a X), señalando el incumplimiento del gobierno de maduro a los acuerdos previos con la Administración de Joe Biden en materia electoral, así como, a lo pactado con Richard Grenell para la repatriación de miles de venezolanos, que el gobierno de maduro se comprometió a traer  a Venezuela a su costo. Por su parte,  el Secretario de Estado, Marcos Rubio, indicó que estaban trabajando en los términos y condiciones de las nuevas medidas ejecutivas; mientras, el día de ayer, se produjo otra de las renovaciones automáticas de la Licencia 41 a favor de Chevron, causando revuelo en el madurismo. 

Pero el gobierno está en vilo, expectante, guardando silencio, ante una situación que, como hemos dicho en anteriores artículos, se le viene encima como un tsunami.

Las reacciones y posturas ante la permanencia o no de la Chevron en el país, la imposición de nuevos condicionamientos o el retiro o no de las Licencias, generan en el mundo político venezolano, posiciones diversas. Desde el aplauso a sanciones extranjeras, hasta la incredulidad de que la Administración Trump, luego de la visita de Grenell, re-imponga sanciones al sector petrolero; incluso, la Ministra de Petróleo, salió en defensa de la Chevron. Increíble. Cosas veredes,  Sancho. Mientras tanto, el pueblo venezolano, con o sin la Chevron, sigue sumido en la pobreza. 

No deja de ser triste, ver como todo un país, está expuesto a la incertidumbre de las decisiones de una potencia extranjera. Y esto es así, básicamente, porque tal como ha dicho el Toby Valderrama en su más reciente artículo, Venezuela ha perdido la soberanía en el manejo de sus propios asuntos y ésta es una debilidad estratégica, que nos deja inermes ante la cambiante geopolítica mundial. 

Esta situación no es una sorpresa, por lo menos para nosotros, que lo hemos alertado en distintos escritos, y no desde ahora, sino hace ya bastante tiempo, desde el exilio. 

La destrucción de PDVSA, el encarcelamiento y persecución de sus trabajadores, el desmantelamiento de sus capacidades operativas y la entrega de sus áreas operacionales y actividades productivas a los grupos económicos del gobierno, ha dejado al país sin su principal instrumento de ejercicio de Soberanía, sobre el área más importante de nuestra economía: el petróleo. Como dijo muchas veces el Presidente Chávez, PDVSA la Roja Rojita era “un bastión de Soberanía”, una poderosa empresa nacional al servicio del pueblo. Pero ella no existe más, el gobierno la destruyó para dejar el petróleo en manos de la Chevron y otras empresas privadas.

Tras la derogación de la Política de Plena Soberanía Petrolera y el violento ataque en contra de PDVSA, nuestra empresa nacional pasó de ser una gran productora de petróleo a una simple administradora de contratos. El gobierno entrega, a diestra y siniestra, nuestro petróleo y nuestro gas, en su permanente empeño de mantenerse en el poder, dando manotadas de ahogado, como aquel a quien se lleva la corriente.  

Como le gustaba parafrasear a Chávez, “Dios habla con las matemáticas”; y en el sector petrolero, los números son fundamentales para entender lo que está sucediendo. 

Al cierre de 2013, según sus Estados Financieros Auditados por la KPMG, PDVSA tenía una producción promedio de petróleo de  3 millones 15 mil barriles día, 796 mil barriles día equivalentes de gas y 1,27 millones de barriles día de productos (gasolina, diesel, GLP, etc.), éstos últimos refinados en el territorio nacional. Las exportaciones promedio eran de 2,42  millones de barriles día de petróleo y se generaron ingresos por 120 mil millones de dólares, de los cuales, 20 mil millones fueron a pagos de Regalias, 7,2 mil millones Impuestos y 13 mil millones de dólares fueron otros aportes al estado, incluido al desarrollo social, con ganancias de 12 mil millones de dólares. 

PDVSA era una empresa con 231 mil millones de dólares de activos, de los cuales, 130 mil millones en propiedades, plantas y equipos, y un patrimonio de 84,5 mil millones de dólares; todo ello, al servicio del Poderío Nacional, al servicio del Pueblo. 

Ésta era la empresa cien por ciento estatal, que sostenía el bienestar del pueblo, las garantías sociales y la economía de todo el país.

Once años más tarde, la realidad es muy distinta: Venezuela sólo produce 890 mil barriles día de petróleo; de ese volumen,  Chevron genera 230 mil barriles día, mientras que, la rusa  Roszarubezhneft y CNPC de China, producen 111 mil y 105 mil barriles día, respectivamente, para un total de 446 mil barriles día, equivalentes al 50% de la producción nacional . 

Existen otras empresas europeas, medianas y pequeñas, que juntas producen 73 mil barriles día de petróleo. Mientras que, hay un conjunto de empresas mixtas entregadas por el gobierno para su operación a grupos económicos afines, que eran grandes productoras de petróleo, y hoy día en conjunto escasamente llegan a 127 mil barriles al día. 

Por su parte, PDVSA por su propio esfuerzo sólo produce cerca de 250 mil barriles día de petróleo, parte de ellos, a través de “contratos de servicios”, de dudosa legalidad, entregados a empresas con escasa capacidad. 

Esa es la realidad, el desastre, consecuencia del desmantelamiento de la Política de Plena Soberanía Petrolera que desarrollamos durante el gobierno del Presidente Chávez, y de la aniquilación de la PDVSA del pueblo. 

Por eso, hoy día, la maquinaria de propaganda del gobierno brinca de alegría cuando, automáticamente, se renueva una licencia, o el gobierno —tan dado a los discursos grandilocuentes— baja la cabeza y guarda silencio; también, cuando el presidente de la Asamblea no puede contener su cara de regocijo, ante la presencia del enviado de la Administración Norteamericana. Están desesperados y entregados   

Entendiendo lo que sucede en el sector y en el mundo. He escrito  sucesivos artículos este mismo año, donde he ahondado en los aspectos técnicos de la situación petrolera del país, como el publicado el 19 de enero, titulado “Chevron, Talón de Aquiles del madurismo”; luego, en relación con la visita de Richard Grenell y ante el alboroto del gobierno, el 2 de febrero, llamado “Poner las cosas en su sitio”, donde alertaba que aquello no significaba nada, pues Grenell fue a liberar a los norteamericanos secuestrados y hacer exigencias para llevar de vuelta a los migrantes venezolanos al país y; finalmente, el pasado 16 de febrero, hice una reflexión sobre la pérdida de soberanía en el titulado “El País Tutelado”. 

Todos son advertencias y reflexiones, como siempre, hechas desde lo más profundo del sentimiento patrio, preocupado por la extrema debilidad del gobierno que compromete estratégicamente la Soberanía de nuestro país. Porque, no sólo es el petróleo y el gas lo que se ha perdido y lo que se ha entregado: es el oro del Arco Minero, el manejo de la economía, es el Esequibo

La Exxon Mobil, anunció, el pasado 12 de febrero, que la producción de petróleo que desarrolla en conjunto con la china CNOOC y la Chevron, justamente en aguas del Esequibo, alcanzará los 970 mil barriles día de petróleo este mismo año (a la fecha produce 660 mil b/d), colocando la producción de Guyana por encima de Venezuela y muy cerca de su meta de 1,2 millones de barriles día de petróleo, señalada para 2027, convirtiéndose así, en la nueva potencia productora de petróleo; cierto que, en condiciones semicoloniales, pero cobrando una importancia geopolítica inusitada, sobre todo, usufructuando nuestro petróleo, de nuestro territorio, y ocupando el espacio estratégico de la Fachada Atlántica de nuestro país. 

En este punto, Guyana está ejerciendo una soberanía de hecho sobre el territorio en disputa, consolidando la ocupación, mientras el gobierno proclama con algarabía que elegirá un “gobernador” para Guyana, que despachará desde Tumeremo.

Qué hará o no la OFAC con su Licencia, nadie lo puede controlar, mucho menos, el gobierno. Nosotros hemos criticado y denunciado los términos y condiciones de la Licencia 41, otorgada a favor de la Chevron, puesto que éstas imponen sus condiciones por sobre la Constitución y las leyes venezolanas; allí, la Chevron no paga regalías, ni Impuestos Petroleros y tienen el control de todas las operaciones. Lo grave es que el gobierno aceptó y celebró estos términos y condiciones, lo que significa un enorme retroceso en política petrolera y soberanía nacional, es el “modelo Chevron”.

Esta Licencia no solamente es inconstitucional, sino que, no favorece en nada al pueblo venezolano; como tampoco los acuerdos hechos con la Shell, donde el gobierno envía el gas del Proyecto Mariscal Sucre, al norte de Paria, para que la transnacional lo procese y exporte desde sus instalaciones en Trinidad y Tobago; ni el desastre del Arco Minero que ha devastado nuestra selva y territorio al sur del país. 

Ninguno de estos Acuerdos o proyectos, se traducen en beneficios o mejoras de calidad de vida de los venezolanos, ni contribuyen al desarrollo nacional. Por el contrario, siguen erosionando lo que Chávez llamaba el “Poderío Nacional”, la “Soberanía”, que son la única posibilidad de hacer frente a las distintas exigencias y cambios de la economía y política internacional. 

Tal como están las cosas, el país es vulnerable a cualquier decisión que tome la OFAC. Si la Chevron es impedida de seguir llevándose el petróleo venezolano, como lo ha estado haciendo durante ya más de 2 años, la producción de petróleo del país disminuiría alrededor de  200 mil barriles de petróleo al día. Ésto se debe, fundamentalmente, a que el gobierno cedió toda la gerencia y operación de las Empresas Mixtas PetroBoscán, PetroPiar y PetroIndependencia, a la conducción de la Chevron, violando la Ley Orgánica de Hidrocarburos y dejando al país expuesto a las decisiones de terceros.

Es importante resaltar que los contratos de Empresas Mixtas originales, incluyen una cláusula donde establecíamos que si el socio minoritario, en este caso, Chevron, decidiese abandonar las operaciones, PDVSA las asumiría. Pero era nuestra poderosa PDVSA, la Roja Rojita, la que en 2013 producía, como empresa, 1 millón 885 mil barriles día de petróleo; teníamos la capacidad, la fuerza, el conocimiento y el compromiso. 

Pero los gerentes y trabajadores que son capaces de llevar a cabo esta tarea, como lo hicimos en tres meses, tras la derrota del sabotaje petrolero de 2002-2003, estamos exiliados y perseguidos o presos, tratados como delincuentes comunes, permanentemente maltratados, en los calabozos y centros de detención del gobierno. 

La situación para Venezuela se agrava, porque con la salida de Chevron, también se suspenderá el suministro de Nafta utilizado como diluyente para la producción crudos extrapesados en la Faja Petrolífera del Orinoco.

Si la licencia de la OFAC —no sabemos, nadie sabe— no sólo revoca la autorización a la Chevron para operar en el país, sino a otras empresas internacionales, como la ENI, la REPSOL y la MAUREL & PROM, con lo cual, la producción de petróleo podría caer aún más, para ubicarse entre 600 y 650 mil barriles día de petróleo. 

Si dicha Licencia revoca o impone restricciones a las exportaciones o importaciones de crudo o productos, la situación se agrava aún más, sobre todo porque durante la gestión del General Quevedo, PDVSA perdió su flota propia de buques. 

Este escenario, todo esto, era previsible, y la pregunta es: está el gobierno preparado para ésto; tiene la Ministra de Petróleo, preparado un plan de contingencia; tiene el Presidente de PDVSA, el abogado Héctor Obregón, capacidad para hacerle frente a esta situación? Sólo el tiempo lo dirá. 

Venezuela no es el único país productor que enfrenta estas situaciones. Irán y Rusia son ejemplos recientes de países petroleros sujetos a verdaderos bloqueos y un paquete de sanciones, nunca vistos. Sin embargo, Irán se mantiene produciendo más de 3,3 millones de barriles de petróleo al día y Rusia, aún en guerra y sancionada, se mantiene produciendo 9 millones de barriles de petróleo al día. 

La gran diferencia, es que a ninguno de los liderazgos de esos países, se les ocurrió la peregrina e irresponsable idea de desmantelar y destruir sus empresas petroleras, ni por razones políticas, ni para entregarlas a los grupos económicos que los sostienen en el poder. El petróleo es un asunto serio y complejo, no permite improvisaciones.

Son momentos complejos para el país. Nadie puede alegrarse de lo que sucede. Es triste cómo nuestra patria, hasta 2012, creció, se fortaleció y era respetada, con sus capacidades petroleras y productivas al máximo, hoy está sumida en la pobreza y no le importa a nadie, no tiene ninguna fuerza. 

Lo que, a esta altura, debe estar claro para todos, es que este gobierno ha fracasado estruendosamente en toda la línea y de seguir allí la patria continuará en el abismo. Nosotros reivindicamos a Chávez, sus políticas y su pensamiento y creemos que ello es la única manera de salir de esta situación de extrema debilidad, de este abismo. 

Unir a todos los venezolanos, incluir a todo el pensamiento nacional, con una dirección patriota y comprometida con el pueblo, para volver al Plan de la Patria y a la posibilidad de defender y reconstruir nuestro país.   

La espantosa confusión del madurato

El madurato, asumió el ejercicio del gobierno con la conducta del guapetón de barrio. Olvidó las enseñanzas de los próceres, ya decía Martí en carta a Máximo Gómez: «Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento». Por supuesto, como era de esperarse, el resultado fue un soberano desastre, a la vista está. Al principio perjudicó al país, éxodo, desastre económico y ético, de eso se ha hablado hasta la saciedad, era un asunto de mal gobierno. Ahora, dada la situación mundial, la estulticia nos coloca en los límites de la extinción, es un asunto de vida o muerte, existir o extinguirse.

Los imperios están en los prolegómenos de una guerra mundial, disputan espacio y ganancias. La geopolítica exige mucha inteligencia, mucho estudio para ubicarse en medio de estas tensiones. El imperio gringo está empollando a un pichón de Hitler. Trump, ya lo declaró, es el paradigma de su gobierno, volver a ser grandes otra vez. Para eso se comporta como un agresivo empresario, valga decir, como un gánster de aquellos que asolaron a Chicago, arrasa con todo, lo material y lo espiritual. Los otros imperios, europeos, chinos, los rusos, ensayan nuevas alianzas que entren en la disputa del planeta.

En esta confrontación, los países débiles, entiéndase, países con gobernantes débiles, divorciados de su pueblo, difícilmente sobrevivirán, serán masticados por la voracidad imperial. No es exageración, si vemos lo que pasa con Ucrania, tendremos un ejemplo del peligro inminente. Ucrania llevada a una guerra, por uno de los imperios, desbastada; pero “ayudada” a resistir por los otros imperios, que ahora, después de tres años, le exigen como pago, pedazos del país, la Soberanía. Si vemos los planes para Gaza, no habrá lugar para la duda. Europa se asusta, los chinos callan, Sur América tiembla.

Y maduro, sale con brío a la palestra, y como guapetón de barrio, dice:   «no me le rajo a nadie, ni me le rindo a nadie»…,   y lo dice en frío, solitario. Cuando ha debido de convocar una gran manifestación, una prueba de la fuerza del madurato, desde allí convocar a la América toda a resistir el embate de este peligroso neohitler que es trump, mandarlo a la mierda. Perdón, nos olvidamos que esa fuerza la dilapidó, que maduro, al traicionar el legado del Comandante Chávez, perdió la fuerza, solo le queda el circo, el alarde barato. Risas provoca en el pentágono, y recuerda al melancólico noriega

La situación es de grave peligro para la existencia de la Patria, de las Patrias. Los gringos vienen por el petróleo, vienen por las riquezas venezolanas, dónde quiera que se encuentren, y vienen por el ejemplo que Chávez dio. No se conforman con menos.

¿Qué hacer?

La ruta está clara: Se debe construir una jefatura que emocione a la masa, que le proporcione razones sagradas por las cuales luchar, que haga que merezca la pena los sacrificios. Hay que salir del madurato.

Se necesita un gobierno que tenga la estatura para llamar  a los gobernantes y a los pueblos de la América, del mundo a un polo antifascista, antiguerra, por la defensa de la vida, de la Soberanía de las naciones. Un polo que defienda al mundo de la voracidad imperial. La Venezuela de Chávez puede ser, está llamada a ser, el promotor de este polo de humanismo.

¡QUÉ FALTA HACE CHÁVEZ!

¡VOLVERÁ!

EL PAÍS TUTELADO

Luego de más de 11 años de madurismo en el poder, nuestro país, nuestra querida Venezuela, la Patria de Bolívar, es un país tutelado por potencias extranjeras y grupos económicos, poderes fácticos que actúan a su antojo para satisfacer sus propios intereses, en detrimento de los intereses colectivos del pueblo de Venezuela.

En manos de este gobierno y su cúpula de poder, se ha perdido uno de los legados más preciados del Presidente Chávez: La independencia, la Soberanía, la Patria. En manos de la traición y mezquinos intereses, hemos perdido, o mejor dicho, se han entregado las conquistas más importantes de los últimos cien años de vida Republicana, nos han retrogradado a la época de Juan Vicente Gómez, en términos de soberanía nacional.

No exagero. Me imagino que aquellos que defienden este desastre, los traidores y cómplices, o los que sencillamente guardan silencio enfrascados en su día a día, pensarán que no es importante, que resulta inútil discutir y reconocer que somos un país tutelado. ¡Insensatos!

Ser un país tutelado, sin soberanía, ni independencia, se refleja en todos los ámbitos de la vida nacional, afectando enormemente nuestro presente y, sobre todo, nuestras posibilidades futuras. Veamos.

El sector petrolero, fundamental para nuestra economía y posibilidades de desarrollo, está entregado al interés transnacional y a los de los grupos económicos que medran a la sombra del gobierno.

El madurismo destrozó y arrasó con PDVSA y el Ministerio de Petróleo, para derogar la política de Plena Soberanía Petrolera —en vigencia cuando estábamos en el gobierno con el Presidente Chávez—, con el objetivo de entregar el petróleo y el gas. Hemos pagado con el exilio y una feroz persecución política, a la vez que cientos de trabajadores lo han hecho con prisión y ostracismo e incluso, con la muerte, en la arremetida violenta del madurismo en contra de la PDVSA del Pueblo.

En el sector petrolero, el tutelaje se refleja en dos aspectos: por una parte, las condiciones impuestas por las transnacionales petroleras, que han logrado el control de la producción de petróleo, el manejo de las exportaciones, descuentos del 40% en el precio y exenciones de impuestos y regalías, cuyo caso más emblemáticos es el de la Chevron, con la licencia de OFAC; y por la otra, los grupos económicos vinculados al gobierno, han exigido a éste que les entregue PDVSA, una demanda que se inició a partir de 2018, con el decreto 3068, donde maduro autorizó a sus ministros a entregar el petróleo a su mejor parecer. Así, a través de los llamados “Acuerdos de Servicios Petroleros”, de Quevedo, la “reestructuración” de Tareck El Aissami o los “acuerdos de cooperación” de la actual ministra, los grupos privados se apropiaron de las áreas operacionales de PDVSA, mediante contratos inconstitucionales y que violan la Ley Orgánica de Hidrocarburos.

Pero no sólo ello, con la denominada “Ley Antibloqueo” y con la perfecta excusa de las sanciones, los operadores económicos del madurismo lograron que el gobierno les entregara las exportaciones de petróleo del país. Se han hecho fortunas saqueando los recursos de todos los venezolanos, y cuando algún escándalo emerge del secreto absoluto, se descubre, por ejemplo, que Tareck El Aissami y el alto gobierno, se llevaron, nada más y nada menos, que 22 mil millones de dólares en petróleo, cuya resultado de su venta jamás ingresó al país, entrando a la dimensión desconocida de las “criptomonedas de maduro”, tal como acaba de hacer Milei en Argentina.

El tutelaje del país llega al punto que una agencia extranjera, la OFAC (Oficina de Control de Bienes Extranjeros), dependiente del Departamento del Tesoro de EE.UU., es la que determina cómo y en qué condiciones las transnacionales se llevan nuestro petróleo. El caso de la Chevron es el más emblemático. La transnacional petrolera, produce y se lleva hasta más de 250 mil barriles día de petróleo, SIN PAGAR Regalías, ni Impuestos petroleros. Estas condiciones son violatorias de la Constitución y de la Ley Orgánica de Hidrocarburos de 2002, y el gobierno, no sólo las acepta, sino que promueve el “modelo Chevron” en otros sectores de economía, donde los “ministros”- “empresarios” se reparten el país.

Nada de esto ha resultado en términos de incremento de producción y beneficios para el pueblo venezolano, sólo se enriquecen los enchufados del “milagro” del gobierno; y por supuesto, las transnacionales que hacen Lobby en Washington para seguir teniendo la “ganga” de maduro.     

Hoy día, de nuestra industria petrolera, patrimonio de todos los venezolanos, sólo quedan ruinas. El instrumento estratégico del Estado Venezolano, para ejercer la soberanía sobre el manejo del petróleo, ha sido desmantelado y entregado a los grupos económicos que apoyan al madurismo, incluyendo a las transnacionales, que nos saquean a cambio de mantenerlo en el poder.

La producción de petróleo venezolana, sigue por debajo del tan prometido “millón de barriles día”, y por supuesto, muy inferior a  los 3 millones de barriles día que la PDVSA del pueblo, durante el gobierno de Chávez.

El Último Reporte de la OPEP (MOMR), del pasado 12 de febrero, indica que al mes de enero de 2025, de acuerdo con sus fuentes secundarias –las únicas confiables, en un país donde no se fiscaliza la producción de petróleo–, la producción se ubica en 892 mil/barriles día (2 millones 110 mil barriles día por debajo de nuestra producción de 2013). De esta menguada producción, la Chevron produjo y se llevó más de 290 mil barriles día, mientras que los chinos y los rusos, produjeron y se llevaron 200 mil barriles diarios. La tragedia de todo esto, es que PDVSA, nuestra otrora poderosa empresa nacional, sólo produce menos de 400 mil barriles al día, el cual ni siquiera es con esfuerzo propio, sino que se le adiciona la producción de todo tipo de contratos ilegales e inconstitucionales entregados por los ministros de turno a los grupos económicos de su entorno. 

El tutelaje y la entrega del país se traduce en pobreza y miseria para el pueblo, que no puede recibir ningún beneficio de la producción petrolera, porque, aunque esta se ubique tan solo 892 mil barriles día, debería generar, como mínimo, ingresos por 30 mil millones de dólares anuales. La realidad dice, que el ingreso petrolero no llega al país, el pueblo cada día está más pobre; las carencias, la destrucción en la calidad de vida del venezolano, en cuanto a salud, educación, servicios, transporte, salario y seguridad social, sigue deteriorándose hasta niveles insoportables. Han salido más de 7,5 millones de venezolanos —y seguirán saliendo—, no en busca del “sueño americano”, como cínicamente dicen los voceros del odio del madurismo, sino de una posibilidad de vida, de trabajo. No importa si los deportan como criminales y el gobierno de maduro paga por ello; nuestros muchachos siguen desesperados, buscando una oportunidad para reconstruir sus vidas. 

El país tutelado tampoco tiene moneda. Han destruido el bolívar, desapareciéndolo bajo el imperio del capitalismo puro, sustituyéndolo por el dólar estadounidense, con el cual se tasan todos los gastos cotidianos del venezolano, mientras los salarios bonificados por el gobierno y las pensiones, siguen pagándose en bolívares devaluados, billetes de monopolio.  

La mega devaluación del bolívar es indetenible, porque el gobierno deja que su valor se deslice a niveles absurdos. Hoy el salario mínimo es de 2,3 dólares, para evadir sus responsabilidades laborales con la clase trabajadora. El gobierno del “presidente obrero” ha hecho el saqueo más grande a los salarios, los ahorros y fondos de pensiones de los trabajadores.   

El país tutelado justifica la entrega del petróleo a la Chevron y a otras empresas petroleras, con el argumento de “pagar una deuda” a las transnacionales; pero, no es capaz, de pagar la deuda del Fondo de Trabajadores de PDVSA (recursos que están allí, en PDVSA, y le corresponden a los trabajadores) o pagar pensiones o un salario digno al venezolano (este último, cuando Chávez, equivalía a 450 dólares al mes).

El país tutelado ha entregado el Gas de la Patria, el gas del Proyecto Mariscal Sucre y que sostendría el desarrollo e industrialización del Estado Sucre con el CIGMA, a las transnacionales que operan en Trinidad y Tobago, a la Shell,; mientras, en el país el gas no existe, no hay, ni para atender el parque termoeléctrico, ni llenar las bombonas de uso doméstico.

El país tutelado ha entregado nuestro territorio, selvas y bosques del Arco Minero, así como tierras indígenas y parques nacionales, a la destrucción y al saqueo de empresas internacionales, grupos económicos y militares, que se llevan, para su beneficio, el oro y otros minerales preciosos y estratégicos, dejando una herida abierta en el corazón ancestral de nuestra patria. 

En el país tutelado, el pueblo se entera, por las declaraciones de Conoindustria, que el ministro-empresario, héroe del madurismo, está entregando las empresas del Estado, de forma inconstitucional y secreta al saqueo de los privados. Yo sólo quiero recordar, y tengo todos los documentos que lo demuestran, que para adquirir o crear esas empresas estatales que hoy se están rematando, se utilizaron al menos 100 mil millones de dólares de recursos del Fonden y del Fondo Chino, pagaderos con petróleo. Son empresas de todos los venezolanos. Mal puede ahora el gobierno, repartirlas entre sus allegados. Pero esto sucede, justamente por tratarse de un país tutelado.   

En el país tutelado, la Exxon Mobil, CNOOC de China y la propia Chevron, anuncian que este año la producción de petróleo en aguas del Esequibo, de nuestro Esequibo, alcanzará la cifra de 940 mil barriles día de petróleo.

En el país tutelado por la mentira y el culillo, el gobierno sólo dice que elegirá (en su farsa electoral) un gobernador para el Estado Guyana y tendrá su asiento en Tumeremo. Si esto no fuera una tragedia y una burla a nuestro país, sería un mal chiste. 

Nadie sabe qué le prometió maduro a míster Grennel, pero lo que es cierto es que el gobierno no dice ni pío, pero no en contra del maltrato a nuestros connacionales (estigmatizados como criminales), sino ante lo que sucede en el Esequibo, donde las transnacionales hacen lo que le da la gana y Guyana sigue consolidando su soberanía sobre nuestras aguas territoriales. Lo que sucede en el Esequibo es una verdadera vergüenza para nuestra Fuerza Armada Nacional  Bolivariana

La actitud del gobierno y su estrepitoso silencio, su “aguaje” permanente, contrastan enormemente con la posición de la Presidenta Claudia Sheinbaum, de México, que no sólo no deja que atropellen a su país, sino que ha tenido la serenidad y la valentía de responder a ello.  

Lo triste es que mientras todo esto sucede, miles de venezolanos siguen siendo objeto de la represión y la violencia del Estado; miles de activistas políticos de la oposición y del chavismo, familiares secuestrados, trabajadores, militares, pueblo inocente, menores de edad, ex candidatos presidenciales (como el caso del Ingeniero Enrique Márquez), son víctimas de la violación de los Derechos Humanos. El gobierno se ha convertido, abiertamente, en uno policial, al punto que ya no se sabe quién manda allí. Lo que está claro, es que es un gobierno tutelado. 

Venezuela vive en una dictadura, un Estado policial y violento que viola permanentemente la Constitución y las leyes; un gobierno tutelado que sigue entregando la patria para mantenerse en el poder. Una dirigencia política de cualquier bando, extraviada en sus propios intereses y contradicciones, en sus propios y particulares tutelajes.  

Para salir de la pobreza y de la miseria, del atraso y el tutelaje, del aislamiento, hay que construir una alternativa patriota y bolivariana, que reivindique los mejor de Chávez, lo mejor de Bolívar y los mejor del pensamiento nacional y revolucionario, para salir de este abismo de miseria material y espiritual y del tutelaje que sigue entregando la patria.

PARA PONER LAS COSAS EN SU SITIO

La situación en Venezuela está tan mal y existe tanta degradación en el ámbito político, que la visita de un alto representante del gobierno norteamericano crea ansiedad, revuelo y una conmoción entre las élites que detentan el poder que refleja una especie de amor prohibido, que se puede resumir en la cara de sumiso regocijo del grandilocuente presidente de la Asamblea Nacional, ante el encuentro de Richard Grenell con nicolás maduro. 

Sin que nadie sepa exactamente cuál es el propósito del enviado de Donald Trump, más allá del evidente resultado de la liberación de 6 rehenes norteamericanos y el compromiso del gobierno de ir a buscar en aviones venezolanos —y a su propio costo— a los miles de connacionales que serán deportados del territorio de los Estados Unidos, la maquinaria de propaganda del madurismo, rápidamente, desplegó una campaña triunfalista en torno a la misma, donde aflora un cipayismo  vergonzoso, con el objetivo de imponer una consigna: “nosotros ganamos”. 

El clímax del cipayismo, o para decirlo en palabras más nuestras, del entreguismo, se alcanza cuando se celebra que se renovó automáticamente la licencia 41 de la OFAC, que determina la manera y condiciones de como la Chevron se sigue llevando nuestro petróleo.

Por su parte, la oposición no dice ni pío, presa —como está— de sus propias contradicciones. 

Uno de los errores que se ha cometido en Venezuela, estimulado por el gobierno en su afán de desmantelar el sentido crítico del pueblo, es que se han abandonado la discusión política y la batalla de ideas, para dejarlas en manos de la maquinaria de los bots de twitter e influencers de todo tipo que, junto a los palangristas e instigadores de odio de siempre, imponen consignas que ocultan y distorsionan la realidad de lo que ocurre.

En torno a todo ésto, habría que señalar varias cosas, que pueden servir de reflexión para la conciencia política en nuestro país:

  • La legitimidad de un gobierno, no la otorga la presencia de un enviado de una potencia extranjera, sino, como lo establece  la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el voto popular, que consagra el principio de que “la soberanía reside en el pueblo”. De tal manera, la situación sigue siendo la misma: estamos ante un gobierno inconstitucional, que se ha impuesto en el poder con la violencia, luego del fraude electoral del 28 de julio de 2024. Entonces, la visita de mister Grenell, no cambia nada; este gobierno carece de legitimidad, el país está en una nueva situación desde la juramentación del gobierno el 10 de enero pasado.
  • El madurismo se regocija por la presencia de mister Grenell, adjudicándose un “triunfo”; sin embargo, hay una lectura más sencilla y distinta: la visita, es un triunfo de Trump, pues apenas su enviado pisó tierra venezolana, obtuvo lo que quería. El madurismo estaba ansioso de que “el catire” le pidiera algo. Por eso, su silencio —el de Trump— ante lo que está sucediendo en América Latina y, sobre todo, la demonización de nuestros inmigrantes venezolanos en los Estados Unidos que, todos sabemos, tuvieron que abandonar la patria en ruinas.

¿Qué habrá exigido mister Grenell a maduro?, y peor aún, ¿qué más habrá entregado maduro? Eso sólo lo sabremos, lamentablemente, con el transcurso del tiempo. Son decisiones de gobierno que afectan a todo el país y se mantienen en absoluto secreto, bajo la consigna aquella de lo que queda del PSUV, de que “aquí se hace lo que maduro diga. Pero la situación no pinta bien, porque el gobierno de maduro ha demostrado que es capaz de entregar la patria, para satisfacer sus intereses grupales. Todo queda abierto a la especulación, pero es evidente que el gobierno ha entregado PDVSA, el petróleo, el gas, El Esequibo y el Arco Minero, solo para mencionar lo más evidente.

  • La renovación automática de la licencia 41 de la OFAC, a favor de la Chevron, no se puede colocar en términos de “ganar”, para ningún venezolano. Con ella, perdemos todos. Porque como lo he explicado en varios de mis artículos, es la primera vez en nuestra historia, que una agencia extranjera, en este caso, la OFAC, impone los términos y condiciones bajo los cuales se explota nuestro petróleo en el país.  Cuando el gobierno acepta la Licencia de la OFAC, viola la Reserva Constitucional sobre el petróleo, consagrada en los artículos 302 y 303 de la Constitución, así como, todo lo establecido en la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Bajo los términos de la licencia, la Chevron tiene el control, opera y exporta el petróleo de todos los venezolanos, sin pagar regalías, ni impuestos petroleros, retrogradándonos a la época de Juan Vicente Gómez. Es verdad, que le paga impuestos al Seniat (en bolívares), pero ello es una porción ínfima, irrisoria, de lo que corresponde al país y nadie sabe, en el gobierno del secreto, a dónde van a parar esos recursos. 
  • La liberación de los rehenes norteamericanos, confirma una práctica establecida por el gobierno, que utiliza, a su antojo, el sistema de justicia y en particular, el Ministerio Público (Fiscalía General), como instrumento de sus objetivos políticos. La realidad es que existen miles de presos y secuestrados políticos en el país, a quienes se les violan permanentemente sus Derechos Humanos y que deberían recibir el mismo trato de los presos norteamericanos y ser liberados; pero como no hay Trump que los defienda, tiene que hacerlo el pueblo. Incluso, si queda algo de racionalidad política en este gobierno, todos ellos deberían ser liberados, sin que venga ninguna potencia extranjera a imponerlo. 
  • En el marco de toda esta  situación y en un intento desesperado de pasar la página, el flamante presidente del CNE, Elvis Amoroso, llama ahora a elecciones regionales y de la Asamblea Nacional para el próximo 27 de abril, lanzando alguna suela de zapato para que los alacranes mastiquen; e incluso, para aliviar tensiones en el profundo descontento en el seno del PSUV, estimulan el electoralismo y la posibilidad de acceder a una de las migajas del poder. Creen que el pueblo es pendejo.

Pero el mundo, no obstante, gira, y las situaciones geopolíticas se complican. En nuestra región, sólo se alza la voz valiente de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo; el resto, son silencios y retrocesos. 

El tribunal del CIADI ha decidido en contra de Venezuela, en el caso Conoco, luego de que el gobierno y el llamado “gobierno interino”, abandonaran la defensa de los intereses de nuestro país en el exterior, carentes de estrategia e interés patrio. El CIADI impone un monto a pagar de 7 mil millones de dólares, por cierto, la tercera parte de lo que Tareck El Aissami desfalcó en PDVSA entre 2020-2022. La Conoco se cobrará con Citgo, en lo que hemos denunciado como una tragedia anunciada por la negativa de maduro de vender estos activos en 2014, como se lo propusimos, cuando todavía estábamos a tiempo de liberar ese rehén de la apertura petrolera. 

En estos momentos ignominiosos para el país, ante el cipayismo, la ausencia de liderazgo y la destrucción del campo Bolivariano, siempre vale la pena recordar las palabras de Simón Bolívar, el Padre de la Patria, el hombre de las dificultades, en la Junta Patriótica de Caracas el 4 de julio de 1811, cuando le salía al frente a las voces de resignación y entreguismo de la naciente República: “qué nos importa que España venda a Fernando VII a los franceses, o que el emperador de los franceses lo venda a España? Si estamos decididos a ser libres, lo seremos”.  

CHEVRON, TALÓN DE AQUILES DEL MADURISMO

El madurismo, en su enorme incapacidad y bandazo a la derecha, destruyó PDVSA, el instrumento por excelencia de la soberanía económica del país, para hoy encontrarse en manos de la Chevron y otras pocas transnacionales petroleras.

Sólo a un gobierno insensato como éste, se le ocurrió la infeliz idea de destruir nuestra empresa nacional de petróleo, PDVSA, para repartirla entre los grupos económicos y de interés que los sostienen. Un error estratégico que, en un país petrolero como el nuestro, ha significado el colapso de la economía y la pérdida de nuestra soberanía. 

Debo decir que, como ex Ministro de Petróleo de Chávez, no podía, ni puedo,  guardar silencio y me deslindé temprano de lo que estaba sucediendo, desde el mismo 2014, advirtiendo al gobierno y al PSUV, en su Congreso Extraordinario del mismo año, de los graves errores que se estaban cometiendo. Después entendí que los “errores”, no eran tales, sino que se trataba del desarrollo de una  política contraria a la Política del Presidente Chávez, incluida, la Plena Soberanía Petrolera.  

A partir de 2017, luego de mi renuncia como Embajador ante la ONU y a cualquier relación con el gobierno, al percatarme —tardíamente— que su deriva autoritaria se correspondía con su bandazo a la derecha, he escrito y advertido de manera consistente, casi hasta el cansancio, sobre la entrega del petróleo y la destrucción de PDVSA. 

Debo decir que nadie escuchó, ni quisieron hacerlo; tampoco los compañeros que estuvimos juntos en PDVSA y el gobierno, pues pensaban que eran problemas de “egos”. Actitud insensata y acomodaticia de su parte, que impidió la actuación a tiempo del Chavismo como bloque político para detener el desastre, más tarde, resumida en una consigna infame del PSUV en su “congreso” de 2018: aquí se hace lo que maduro diga.   

Lamentablemente, el precio que ha pagado el país y el pueblo venezolano, ha sido enorme. Nuestra producción petrolera, que en 2013 era de 3 millones de barriles día de petróleo, sosteniendo a toda la economía nacional y a las conquistas sociales del pueblo, colapsó, en medio de la persecución y la violencia del gobierno, para ir bajando y ubicarse en 1,1 millones de barriles día de petróleo, durante la nefasta gestión del general Manuel Quevedo —para luego caer, hasta 500 mil barriles día en 2020—, tras la militarización de la industria en 2017.

Todavía permanecen en prisión, secuestrados por el gobierno, sin que a nadie le importe, más de 100 trabajadores y gerentes de PDVSA, “chivos expiatorios” del desastre del madurismo; otros, como el ingeniero Nelson Martínez, entonces Presidente de PDVSA, pagaron con su vida, luego de ser humillado y encarcelado. Mientras que, más de 30 mil trabajadores de la industria petrolera, la generación que asumió eficientemente la recuperación y conducción de PDVSA, hemos sido exiliados, perseguidos, o sencillamente, abandonaron la industria, escapando el ambiente asfixiante y fascista de persecución y encono desatada contra los “Ramiristas” que, al fin y al cabo, eran los chavistas de la empresa. 

Desde 2018, en paralelo con el Paquetazo Económico de maduro, que impuso por la violencia las peores medidas neoliberales, vino el desmantelamiento de la Política de Plena Soberanía Petrolera.

Con el Decreto 3.368 y la sentencia 155 del TSJ, autorizaban la creación de figuras inconstitucionales, contrarias a la Ley Orgánica de Hidrocarburos vigente, para entregar las actividades de producción de petróleo reservadas al Estado Venezolano, a través de PDVSA (artículo 302 de la Constitución Nacional), a empresas privadas; igualmente, cedió el control de la actividad petrolera en la Faja Petrolífera del Orinoco, a los socios minoritarios de PDVSA, derogando de facto, el Decreto Ley 5.200 de su nacionalización. 

Así, se consumó la derogatoria de la Plena Soberanía Petrolera; nadie escuchó las advertencias. Sin embargo, comenzaba a ser evidente para el pueblo venezolano, que la crisis no tenía su origen en sanciones o en “planes conspirativos”, sino que era producto del colapso de la industria petrolera y el derrocamiento de la V República

Los beneficiarios de este saqueo, civiles y militares, se convirtieron de la noche a la mañana, en los nuevos ricos, la burguesía “revolucionaria”, que sostiene al gobierno en detrimento de los intereses del pueblo.  

Era “el milagro” del madurismo, que se desvaneció tan pronto salió a la luz el desfalco de más de 25 mil millones de dólares, que durante la gestión de Tareck El Aissami (gran perseguidor) y Asdrúbal Chávez (gran cómplice y desleal), se llevaron en cargamentos petroleros, entre 2020 y 2022, cuyo dinero convertido en “criptomonedas” (como fue estimulado por el propio gobierno), jamás ingresó al país. 

No deja de ser un detalle importante mencionar, que Tareck El Aissami no actuaba por su cuenta, sino que ejecutaba la estrategia del Alto Gobierno, en el sector petrolero.  

La promulgación de la Inconstitucional “Ley AntiBloqueo” ha consagrado, con la excusa de las sanciones, el secreto en la gestión de los asuntos públicos; incluso, en temas que están definidos por la Constitución como de interés público nacional, como lo es, la materia de hidrocarburos. A su amparo, se ha revertido la Soberanía Petrolera y se han entregado campos e instalaciones de PDVSA a todo tipo de empresas, la mayoría de ellas, sin experiencia, ni capacidad, de la “burguesía revolucionaria”. 

Sin embargo, nada de ésto funcionó, ni funciona. Es entonces, cuando la Chevron Corporation viene en auxilio del madurismo. El lobby en Washington fue enorme, la promesa hecha a la transnacional resultaba el sueño de oro de cualquier empresa representante del imperialismo. 

Así, la OFAC norteamericana emite la Licencia A41, que autoriza a la Chevron, a producir y llevarse el petróleo venezolano, en unas condiciones absolutamente contrarias y violatorias de la Ley y la Constitución: la transnacional controla las operaciones, es decir, PDVSA queda al margen de la actividad; la transnacional produce y se lleva el petróleo a su propio sistema de refinación, atendiendo a sus únicos intereses (violando el monopolio sobre las exportaciones asignado al Estado) y, todo ello, sin pagar regalías, ni impuestos petroleros, ni la parte correspondiente a PDVSA, como socia mayoritaria en las empresas mixtas donde participa con CHEVRON. 

La licencia de la OFAC derogó, de facto, todo el ordenamiento jurídico vigente, y con ella, las conquistas históricas que en materia petrolera se habían alcanzado en el país, incluso las alcanzadas con la Ley de Nacionalización de 1975. Las disposiciones de la OFAC nos retrogradaban a la época entreguista de Juan Vicente Gómez de inicios del siglo XX. 

Lo increíble no era que la OFAC y la Chevron quisieran estas condiciones, sino que, el gobierno las aceptara. Por primera vez en la historia de Venezuela, un gobierno acepta abiertamente los dictámenes de un gobierno extranjero en sus asuntos internos; en particular, en el manejo del petróleo. Quedaron sepultados el ejemplo de Isaías Medina Angarita, Juan Pablo Pérez Alfonso y Hugo Chávez.

Esta aceptación de los términos de la OFAC demuestra una característica de este gobierno, y es que ante la presión política, el mismo cede, entregando todo lo que pueda de la patria, para mantenerse en el poder. Ahora, a maduro no le queda nada que entregar. 

El último Reporte de la OPEP indica que la producción de Venezuela, según fuentes secundarias (las únicas confiables, dada la falta de fiscalización en el país), se ubica en 886 mil barriles día de petróleo, aún 2 millones 114 mil barriles día por debajo de nuestra producción de 2013. 

De esta producción, 220 mil barriles corresponden a la de Chevron en las tres empresas mixtas: PetroBoscán, Petroindependencia y Petropiar, lo que representa el 25% de la del país, barriles que se lleva la empresa, sin pagar impuestos petroleros, ni regalías. Sin embargo, la transnacional sostiene al gobierno con 300 millones de dólares por concepto de otros impuestos, tal como se desprende de la declaración de impuestos de la propia empresa obtenidos por Bloomberg, donde informan el monto que las empresas mixtas Petroboscán y Petropiar pagaron al Estado 

El resto de las empresas transnacionales que operan en el país, incluyendo, la rusa Roszarubezhneft (empresa de seguridad, no energética), en Petromonagas, y la china CNPC, en Sinovensa, producen 188 mil barriles día, equivalente al 21 % de la producción nacional. 

Pero, la noticia triste y alarmante, es que PDVSA, con esfuerzo propio, incluyendo los contratos de servicios petroleros que se han otorgado inconstitucionalmente, produce sólo 346 mil barriles día de petróleo, equivalente al 39% de la producción nacional.

El resto de las Empresas Mixtas que se mantienen en el país, producen 132 mil barriles día de petróleo.

Esta situación demuestra, por una parte, el fracaso de la política petrolera del madurismo, no sólo en cuanto a los niveles de producción, sino en el rol de PDVSA, como instrumento de la soberanía nacional. PDVSA junto a las empresas de servicio, sólo produce el 39% del petróleo del país. El resto, está en manos de las transnacionales. 

Esta vulnerabilidad del país contrasta con la situación de 2013, con una producción de 3 millones de barriles día, de los cuales 1 millón 885 mil barriles día, el 63% correspondían a PDVSA por gestión propia, sin empresas de servicio, ni otro tipo de contratos; mientras que, 1 millón 130 mil barriles día, el 38% correspondían a las Empresas Mixtas, donde PDVSA tenía una participación mínima de 60%.

En las 9 Empresas Mixtas con mayor producción del país de entonces, PDVSA tenía una participación promedio del 70%, así: de acuerdo con el nivel de participación de PDVSA en las Empresas Mixtas, de ese millón 130 mil barriles día de producción, 770 mil barriles día correspondían a PDVSA. 

Es decir, que para 2013, con una producción-país de 3 millones de barriles día, 2 millones 655 mil barriles día, el 88% de la producción correspondían a PDVSA; mientras que, 360 mil barriles día, el 12% correspondían a las empresas internacionales, siempre asociadas con PDVSA en minoría.

Ésta era la fortaleza de la PDVSA del pueblo, la “Roja Rojita”, que era una empresa nacional, con todas sus capacidades técnicas, al servicio del pueblo y capaz de sostener, como lo hizo durante 12 años, a todo el país. 

Ésta fue la poderosa industria que destruyó el madurismo, para entregarla al saqueo de los suyos y a las transnacionales. 

Hoy, el país está tan débil y vulnerable, resultado de las políticas entreguistas de los últimos 10 años y la destrucción de PDVSA, que cualquier decisión de gobiernos extranjeros pone en jaque al gobierno. 
Como he mencionado en anteriores artículos, lo que se le viene encima a este gobierno, que se regodea en su aquelarre, es un tsunami. Por eso resulta impostergable volver a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la única, la de 1999, volver a la Democracia Popular, Bolivariana y al rescate de la Plena Soberanía Petrolera, para poder reconstruir la Patria.

EL AQUELARRE DEL MADURISMO

El 10 de enero pasado, como ya habíamos previsto, nicolás maduro se juramentó como Presidente de la República, en violación de la Constitución y las leyes, para dar inicio a un gobierno inconstitucional, una dictadura

Tal como el 12 de abril de 2002, cuando se juramentó Carmona Estanga, luego de consumado el Golpe de Estado, maduro hace lo mismo, después del fraude electoral del 29 de julio pasado y de imponerse por la violencia, atropellando la voluntad del pueblo y violando abiertamente la Constitución. Ambas fechas, quedarán para la historia, como días de infamia. 

Así como Carmona se juramentó en el Salón Ayacucho del Palacio de Miraflores, entre los vítores y algarabía de la más rancia oligarquía venezolana, maduro lo hizo en el Salón Elíptico de la Asamblea Nacional, con su propio aquelarre de incondicionales, aquellos que están gobernando para la oligarquía (nueva y vieja) y que han llevado al país al abismo. 

Viendo el aquelarre madurista, el montaje y sus personajes, así como los primeros anuncios de la dictadura, uno siente la misma indignación de los que fueron los hechos el 12 de abril de 2002, tras la juramentación de Carmona. Viendo a maduro rodeado de los suyos, los más conspicuos representantes de la violacion de los Derechos Humanos y de la Constitución, uno se pregunta,  ¿a cuenta de qué, éstos van a seguir destrozando el país? ¿a cuenta de qué, lo permite la Fuerza Armada Nacional Bolivariana? ¿a cuenta de qué, cuatro gatos destruyen un país y el futuro de nuestros hijos, para mantenerse en el poder?  

La juramentación de maduro fue en solitario, sin presencia internacional, sin pueblo, un acto ilegítimo, que signará en adelante todo lo que suceda en el país. No se trata de un hecho simbólico al que hacemos referencia, sino de una grave condición: éste es un gobierno inconstitucional, y en consecuencia, todos sus actos son ilegítimos de origen.   

En términos políticos, significa que se ha instaurado una dictadura, que da el tiro de gracia al proceso bolivariano (profundamente democrático y popular) que se inició en 1999, con el ascenso del Presidente Chávez al poder. Ahora, la primera acción anunciada por la dictadura, es la de modificar la Constitución de Chávez, lo cual, es “una puñalada al corazón de la patria”, como decía el mismo Comandante. 

Está claro que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, constituye, en el marco jurídico-político, un límite, un freno al madurismo. Por ello, el gobierno de maduro la ha violado sistemáticamente durante estos más de 10 largos años de destrucción del país.

Ahora, con la dictadura, el madurismo —que se siente fuerte— ha decidido derogar la Constitución, para reformar las leyes que la desarrollan y terminar de convalidar la entrega del país, comenzando con el sector petrolero, y la reserva y los preceptos constitucionales que establecen nuestra soberanía sobre nuestros recursos naturales; y, a la vez, introducir aspectos que conculcan los Derechos y Garantías Fundamentales, alcanzados con ella. Pero todo lo que hagan, será ilegítimo. 

El madurismo ha llegado a este punto, sin pueblo que lo apoye. En su asalto a la Constitución, ha dejado el camino lleno de víctimas, prisioneros, miles de jóvenes, menores de edad, cientos de secuestrados políticos, como el caso de la detención arbitraria del Ex-Candidato Enrique Marquez, quien ha asumido una posición valiente en defensa de la Constitución y en contra del fraude electoral cometido por el gobierno. 

El gobierno de maduro, en su deriva autoritaria, sólo concita un rechazo que crece todos los días, mayoritario; muestra de ello, fue la pasada campaña electoral, cuando las masivas demostraciones en su contra, contrastaban con las escuálidas que se hacían a su favor.  

Por eso, se sostiene por la violencia, por sus policías y grupos parapoliciales, así como, por una nueva casta militar (el Generalato y un Alto Mando) que ha traicionado la Doctrina que dió nacimiento a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana; una nueva casta que sostiene con sus armas un gobierno, no sólo inconstitucional, sino que ha entregado la soberanía y los sagrados intereses de la patria.

Pero el madurismo ha podido avanzar hasta este punto, luego de aniquilar al chavismo y a todo aquel que lo represente. Los que acompañamos a Chávez, durante más de 12 años en su gobierno, hemos sufrido persecución y exilio, y una feroz campaña de aniquilamiento y criminalización jamás vista. Otros, han sido víctimas de prisión, mientras que cientos de oficiales y trabajadores continúan secuestrados en los calabozos del gobierno. Entre tanto, la inmensa mayoría de dirigentes políticos, civiles y militares, que constituían el eje motor del chavismo en la calle, han sido colocados en el ostracismo o sometidos a “medidas cautelares”, que les impiden el ejercicio de sus derechos políticos. 

Pero también, hay que decirlo, el madurismo ha llegado hasta aquí por el silencio e indiferencia de antiguos dirigentes del chavismo, que bajo la excusa de una postura “táctica”, han renunciado a su responsabilidad histórica de detener este desastre. Mientras que, muchos más, prefieren ver hacia otro lado cuando se traiciona el legado de Chávez y se violan los derechos del pueblo, bajo el chantaje de que “eso es mejor, antes que la derecha llegue al poder”, sin entender que ella (la derecha) está allí desde hace tiempo. 

Un aspecto fundamental para entender esta coyuntura y lo que viene hacia adelante, es que el madurismo y el chavismo son conceptos contrarios, más bien, opuestos.  

Mientras el odio y la intolerancia —o simple miopía— de muchos no permitan apreciar este hecho, el madurismo seguirá aprovechándose de la figura de Chávez para acometer, en su nombre, todos los atropellos y tropelías posibles; mal tiempo que manipulan al pueblo pobre y a los militares, con un sentimiento que sigue allí, vivo. 

La oposición tradicional no ha entendido este aspecto fundamental, por lo cual, su discurso y las posiciones prevalecientes de grupos intolerantes, le impiden articular un mensaje que permita atraer al chavismo, empezando por el chavismo militar. Ésta es la principal razón por lo que, a pesar del enorme rechazo al gobierno de maduro, no se ha podido producir —ni se producirá— un quiebre a favor de grupos políticos que sólo prometen revancha y “cobrar”, tras una eventual victoria. 

Cuando la narrativa opositora arremete contra Chávez y el chavismo, le está haciendo un gran favor a maduro, que la utiliza para polarizar y chantajear, concitando el apoyo del chavismo militar. 

Pareciera que ciertos personajes y generales del tuiter y redes sociales de la oposición, trabajaran en coordinación con el aparato de propaganda del madurismo, cuando levantan la bandera de una intervención militar o la ilusión de que un “ranger” norteamericano vendrá a resolver nuestros problemas. Muchos de los periodistas y medios alternativos que han surgido en las redes, le hacen el mismo juego al madurismo, sin dejar espacio a una opción unitaria y nacional contra la dictadura. Estamos en la lógica del “ojo por ojo” en un país de tuertos. 

Por otra parte, los opinadores y expertos de la oposición, incluyendo operadores internacionales, no entienden el fenómeno del chavismo y su diferencia con el madurismo. No entienden que el país cambió para siempre. Es a partir de comprender el proceso y la dinámica político y social venezolana, que se debe construir una alternativa política para resolver el conflicto.  

Insisten en posturas tremendistas e inmediatistas, “ahora si”, “mañana cae”, “Urrutia entrará al país a juramentarse”, creando tremendas expectativas de difícil cumplimiento que, cuando no se producen, se transforman en frustración y resignación. Eso es justamente lo que busca el madurismo, que se instale en el sentimiento nacional, en el corazón popular, la resignación y la desesperanza, lo cual se transforma en aceptación de la fatalidad o en salidas individuales como dejar el país.

Hay que poner los pies en la tierra, abrir el campo político e incluir a todos los sectores en la lucha por la Constitución, sin sectarismos, ni aventuras e ilusiones. La lucha es junto al pueblo, a todo el pueblo, incluyendo, por supuesto, al chavismo.

Es por todo ésto, que resulta fundamental, prioritario, de una necesidad impostergable, que el chavismo, y más allá de él, el amplio campo popular y bolivariano, se reorganice en torno a las ideas de Chávez, las cuales mantienen una vigencia extraordinaria y están expuestas en la Constitución y en el Plan de la Patria.

Tal reorganización pasa, por luchar por el restablecimiento de la soberanía sobre nuestros propios asuntos, el rescate del petróleo (hoy en manos de las transnacionales) para colocarla a favor de nuestro pueblo, y poner la economía al servicio de todo el país, gobernando para las amplias mayorías que hoy están sumidas en la pobreza y la desesperación. 

Igualmente, luchar por el restablecimiento de la institucionalidad democrática y popular, de la democracia participativa y protagónica, así como, por el respeto a los derechos humanos, la libertad de todos los presos políticos, y la re-instauración de los derechos políticos de todos los sectores del país. Estos deben ser elementos básicos que unifiquen al campo bolivariano. 

Sólo así, y únicamente después de existir como opción política en la calle, el chavismo podra ir al encuentro de otras fuerzas políticas y sociales, incluyendo factores de la oposición, para construir un gran movimiento patriótico, nacional, una Junta Patriótica, con el objetivo de derrocar la dictadura e iniciar el proceso impostergable de reconstruir la patria, donde el chavismo tiene que existir y estar movilizado para luchar por los objetivos que fueron trazados en el Plan de la Patria.  

Estoy convencido, en mi condición de vida, de militante revolucionario, y con toda la experiencia y conocimiento al lado del Comandante Chávez, durante más de 12 años como Ministro, que es necesario poner a un lado los intereses particulares, los dogmas y posiciones grupales, que fracturan la unidad del pueblo.

El madurismo se siente envalentonado en su borrachera de poder, porque tienen las armas, tal como celebraban los golpistas el 12 de abril en Miraflores. Pero lo que se le viene encima al gobierno, es un tsunami devastador, tanto por una implosión interna en el país, como por la nueva situación geopolítica, que, aunados al aislamiento del que adolecemos, hace prever una ofensiva de presión extraordinaria, que provocará un deterioro extremo en la ya tambaleante situación nacional, con graves consecuencias para el futuro de la patria. 

Ante estos escenarios, que son previsibles, pero de una intensidad aún indeterminada, la patria no puede ser conducida por esta dirección entreguista, que ha demostrado ser incapaz de defender los intereses nacionales. 

Un gobierno que, para negociar su supervivencia, ha entregado el petróleo, nuestra economía, las conquistas de los trabajadores, El Esequibo, y  nuestros recursos naturales, al saqueo. Un gobierno que es ilegítimo e inconstitucional, sostenido por las armas de sus policías y del Alto Mando Militar, sin apoyo popular y ni una ética política que lo sostenga, no tiene la capacidad de hacer frente a los enormes retos que se presentan en el futuro inmediato. 

La dictadura del madurismo, parafraseando a Mao Tse-Tung, es un tigre de papel (“de tuiter”, habría que decir ahora). Pero, en todo caso, carece de legitimidad y reconocimiento popular. No tiene alma y no existe ninguna razón sagrada que lo sostenga. Ahora, en la agudización de la crisis, es el momento estelar del campo Bolivariano para construir una gran coalición nacional y cambiar el curso de los acontecimientos, ahora le toca a todo el pueblo.